Mi hijo, Javi, insistió que quería una boda en la playa. Mi esposa hizo todo lo posible para hacerlo desistir pero Javi es obstinado. A mi me quedaba claro que la que quería una boda en la playa era su prometida, Elsa, una mujer dominante que hace de mi hijo lo que quiere.

Siempre me ha gustado Elsa para Javi, además de bonita y exitosa es una mujer que sabe controlar a mi hijo y las mujeres así logran que sus maridos se abstengan de hacer tonterías.

Mi esposa me controló muchos años, nunca de forma sexual, vamos no es de las mujeres que azoten a sus maridos o los hagan usar dispositivos de castidad; su dominio era en el día a día, lo que ella decía se tenía que hacer en la casa… mis amigos me hacían burla, y a mi honestamente me excitaba que se burlaran, siempre me he sabido muy sumiso y un poco masoquista.

Mi esposa Rosa hoy día es otra, la pasión se nos ha apagado en los últimos años, los dos tenemos 49 años.

Desde que las cosas se enfriaron con ella dejé salir este espíritu masoquista que por muchos años me persiguió, ocasionalmente he buscado hombres en las redes sociales que me azoten, me den nalgadas, me hagan lamerles los pies… ya saben, esos juegos sexuales que mitigan las ansias de ser sometido, torturado o humillado.

Es la primera noche en el hotel donde será la boda. Hemos llegado en familia dos días antes de la fiesta y la familia de Elsa también está ya instalada en el hotel. Llegamos desde muy temprano para aprovechar el tiempo y pasamos un largo rato en la alberca tomando el sol y relajándonos.

La familia de Elsa se pasó también el día en la alberca: su padre se llama Simeon, un hombre muy alto, barbado, apuesto, muy fornido, tiene cincuenta años; trabajó mucho tiempo como guardaespaldas de después de políticos y hace poco consiguió un puesto de diputado; está casado en segundas nupcias con una mujer diez años menor que él; tiene un hijo de su primer matrimonio, llamado Demetrio, un hombre igual de alto y gallardo que su padre, con treinta años.

Con la madre de Elsa tuvo tres hijos, Elsa es la mayor.

Rosa, mi esposa, usa pastillas para dormir y se queda como un tronco. A mi me cuesta trabajo conciliar el sueño, a veces me hago hasta dos chaquetas en el baño antes de quedarme dormido. Pero esta noche estoy en un hotel, en la playa, así que después de una hora de intentar dormir decido bajar al bar del lobby a beber una copa… que en realidad se vuelven dos.

Animado por el alcohol decido abrir mi aplicación de citas, mi perfil es muy especifico respecto a lo que busco “hombre varonil y sumiso busca macho dominante”… no pongo fotos de cara, como hombre casado necesito conservar cierto anonimato. Pero si muestro bastantes fotos de mi cuerpo: siempre he hecho deporte, así que conservo un cuerpo fornido, mis músculos aún se ven marcados y mi piel firme; no tengo el abdo...