Gonzalo estaba nervioso. Iba a ingresar como nuevo alumno en un centro educativo con fama de ser muy estricto y sabía que eso de la disciplina le iba a costar. A sus 19 años le costaba obedecer, ya era mayor de edad, pero si quería entrar en la universidad después de haber sido bastante mal estudiante en los últimos años, esta era su única posibilidad. Le atraía, eso sí, la idea de poder entrar en el equpo deportivo del centro, que tenía buena fama y competía incluso internacionalmente a buen nivel. Gonzalo era deportista, tenia un cuerpo fibradete y trataba de cuidarse en general, aunque es cierto que le faltaba supervisión médica en general, siempre huía de los exámenes físicos de comienzo de temporada. Esta vez no le quedaba más remedio. Para ingresar en el centro debía previamente acudir a una revisión a la que le habían citado, y le habían advertido que si le recetaban algún tratamiento era obligatorio seguirlo estrictamente, o desde luego se podía ir olvidando del equipo seguro, y de sus estudios ya se vería. Así que acudió, confiado en que no habría problema. Cuando llegó, el director físico del equipo le indicó que él se encargaría personalmente de la revisión. Era un señor ya maduro, de cincuentaytantos años, rellenito aunque atractivo, con bonitos ojos verdes y una pequeña barba ya canosa. A Gonzalo le atraían los hombres así, pero mejor no dar señales demasiado claras por si acaso… El director le indicó que se quedara en ropa interior y que ante todo rellenaría la ficha con su historial. Gonzalo obedeció y contestó a todas las preguntas, que fueron bastantes, sobre su historial médico, hábitos, etc. Mintió un poco al decir que nunca tomaba drogas, pero le pareció prudente no confesar que consumía pastillas casi todos los findes cuando salía, ni que muchas veces bebía más de la cuenta… El director, acto seguido, le examinó garganta, oidos, le miró el blanco de los ojos, le auscultó y le tomó la tensión. Le hizo tumbarse y le palpó la zona del abdomen…apéndice, hígado, etc. -Me has mentido, Gonzalo. Tu bebes y consumes drogas con cierta frecuencia -bueno…sí, es cierto…pero poco. ¿Cómo lo sabe? -Por tus ojos y tu hígado, entre otras cosas. Eso se tiene que acabar, así no puedes practicar deporte de competicion y tampoco te ayudará a estudiar. Te recetaré un tratamiento que deberás cumplir al pie de la letra. Primero diez dias seguidos y luego al menos un par de veces por semana durante unos meses. -vale, me tomaré las pastillas que me mande -No van a ser pastillas. Serán inyecciones y te las pondré yo mismo, así sabré que no te saltas ninguna. Ahora mismo voy a ponerte un par, date la vuelta y prepara el culete -¿inyecciones? ¿Culete? Gonzalo puso cara de terror…solo le habian pinchado una vez por unas anginas y recordaba que le había dolido muchísimo y hasta había llorado. Le daba vergüenza decir que le daban miedo, y si volvía a llorar no iba a sa...