FIN DE SEMANA/SESIÓN DURA 1

FIN DE SEMANA-SESIÓN DURA (Real)

Después de firmar nuestro contrato era necesario llegar a este punto de entrega y uso, los dos lo sabíamos y deseábamos. y así llegó.

Mi Sr. me había ordenado buscar una casa rural para el fin de semana a las afueras de cualquier pueblo, donde fuese. Solitaria y alejada de todo.

Así lo hice. Encontré el sitio perfecto para nuestras aberraciones, totalmente aislado, totalmente creado para nosotros. Le entregué las llaves. Él llegaría antes que yo, preparando el terreno y mi perdición.

Quería disfrutar de dos días sin interrupciones durante los cuales pudiese usar a su siervo a placer. Con servicio doméstico incluido. Tenerme plenamente dispuesto a servirle en todo lo que le apeteciese.

Me había dejado claro como tenía que ir vestido durante el viaje. Obedecerle es mi prioridad aún a sabiendas de las consecuencias que eso traería para mí. Sus intenciones estaban más que claras.

Vendrás con tu camisa y gorra de cuero, suspensorio, el arnés y chaleco, ponte tu jaula de castidad y trae puestas las muñequeras y tobilleras. Quiero someterte antes de entrar en la casa; trae puesto tambien el collar y a mano la correa.

El viaje de casi una hora me mantuvo en celo todo el trayecto, muy cerdo y necesitado de llegar cuanto antes para postrarme ante mi dueño. Sentía el collar en mi cuello rozándome, me veía dentro de mi coche totalmente preparado, sentía mi vicio brotar de mi interior. Saliendo de mi ciudad en cada parada de semáforo me sentía observado y eso me ponía plenamente asqueroso, curioseaban mi indumentaria, el cuero les atraía. Ganas de gritarles a todos hacia donde iba y para qué.

Largo trecho por andar, desesperado por llegar cuanto antes, mi coche parecía más desesperado que yo, los kilómetros volaban, había que agotarlos todos, no dejar ni un metro entre mi Sr y yo.

Cuando llegué, mi AMO estaba en la entrada de la casa completamente vestido en cuero, la fusta golpeaba su pierna derecha, inquieta y amenazante. Mi mundo se vino abajo. Aparqué el coche y al instante mi necesidad se adelantó a mis deseos como queriendo llegar antes que yo. Me vi sin saber cómo a sus pies, besando sus botas y entregándole la correa y la llave de mi jaula, yo ya estaba jadeando como un perro. todo esto podía con mi voluntad.

Mi polla explotaba dentro de su cárcel, esperando una libertad que tardaría en llegar.

Mi AMO ni se inmutó, me dejó lamer sus pies y agradecerle este momento a cada lamida de mi lengua. Yo estaba en plena ebullición sabiendo que los dos siguientes días serían muy diferentes a todas las anteriores sesiones.

Cogió mi correa y la engancho a mi collar. Acarició mi rapada cabeza y con un simple ¨vamos perro¨ se dirigió hacia la entrada de la casa.

La puerta abierta dejaba ver el interior ya preparado para lo que fuese necesario. Desde mi posición a cuatro patas pude adivinar parte del decorado.

De las vigas de madera vi colgado el sling. Hacía tiempo que esperábamos el momento oportuno para su estreno. Al fin había llegado el día y estábamos seguros de que le sacaríamos buen uso, nuestros morbos ya lo estaban exigiendo.

Al acercarse a la puerta de la casa mi Amo se detuvo, había colgado dos cuerdas preparadas para su primer castigo a su perro. Me ordenó dejar mi culo al aire y quitarme la camisa y el chaleco

¨Cabeza al suelo perro, a la altura de mis pies¨

Mientras, él ataba mis manos a mi espalda y sacaba de su bolsillo un antifaz que puso sobre mis ojos.

¨Quieto ahí perro¨ Me hizo mantenerme en esa posición mientras él entraba para seguramente salir con algún utensilio de tortura. Le sentí rozarme al salir y al momento la pala de madera se posó sobre mi trasero sodomizándolo una y otra vez. Avisándome con seguridad de todo lo que vendría después.

Le sentí coger mi correa y me hizo levantarme tirando con fuerza de mi collar. ¨De pie perro¨

Desató mis manos cruzadas a mi espalda y ató mis muñequeras de las cuerdas que colgaban a la entrada. Acarició mi cuerpo con su azote de siete látigos. Lo hizo muy suavemente para ponerme en preaviso.

El silencio se adueñó de mí (largo momento de tensión) espera de ansiedad temor y deseo. Hasta sentir en mi piel la fuerza de su mano, el azote golpeó una y otra vez durante buen tiempo. Mi AMO estaba disfrutando del momento y su siervo se sentía en plenitud por ello, feliz de saberle libre.

En la soledad del sitio rodeados de naturaleza cada golpe de látigo resonaba con eco, silencioso y a la vez con estruendo, rompiendo la quietud de nuestro entorno, todo parecía estar pendiente de lo que sucedía a la puerta de la casa; viendo la depravación de dos hombres entregados a sus miserias.

Sentir como si cada ser viviente se sintiese una parte de ese momento, encontrándonos observados por mil ojos, invitándonos a seguir perdidos en nuestro mundo. Ya la medicinas y el ppr estaban jugando con nosotros hacía rato, la sesión se calentaba y solo acababa de empezar.

Siguiendo con sus juegos mi AMO ató mis pies en mis tobilleras, yo cegado le sentía respirar agitado, se lo que eso significa, su excitación le lleva a extremos y es lo que a mi me lleva a sentirme su esclavo por completo. Atado de las cuatro patas mi mente se anula sabiéndome totalmente suyo. Ya está todo como debía estar.

El silencio se truncó, mi espalda saboreó de lleno el golpe de su látigo. Su mano subía y bajaba una y otra vez, el dolor me hacía doblegarme, pero atado como estaba era imposible, una y otra vez lo sentía en mi cuerpo convertido en placer y mi placer doliente suplicando en silencio su clemencia.

Contradicciones masoquistas de un siervo entregado a su dueño.

Y eso sin haber pasado de la puerta, era el inicio de un fin de semana para no olvidar.