**Dominio y Sumisión: Una danza de poder**

**Dominio y Sumisión: Una danza de poder**

El penthouse se extendía luminoso y lujosamente amueblado ante ellos, con grandes ventanales que ofrecían vistas a la ciudad iluminada bajo la noche estrellada. La suave iluminación interna creaba un ambiente íntimo, cargado de una tensión anticipatoria. Sobre una mesa cercana, velas emitían un resplandor tenue, y una música suave pero con cuerpo llenaba el espacio, entrelazando perfectamente con el tono de la noche.

Marcos estaba de pie, una figura imponente y madura, su cuerpo exhibía la marcada musculatura de un hombre que cuidaba tanto su mente como su cuerpo. Su torso desnudo revelaba una serie de tatuajes intrincados que jugaban sobre su piel bronceada, y su expresión era de alguien acostumbrado a ser obedecido. Su cabello, ahora ligeramente salpicado de canas, le daba un aire distinguido que contrastaba poderosamente con la juventud de Jaime.

Jaime, un espectáculo de juventud vibrante, desplegaba un cuerpo esculpido, resultado de incontables horas en el gimnasio. Su piel suave y depilada resaltaba la definición precisa de cada músculo. Portaba una cadena de metal pesado en el cuello, cerrada con un candado, un claro símbolo de su sumisión. Vestía un pequeño bañador azul que delineaba provocativamente su forma viril.

Marcos, con un gesto de su mano, señaló el centro del espacio abierto frente a él. “Baila para mí. Quítate el bañador. Quiero verlo todo,” su voz resonaba con un mando que no admitía desobediencia. Jaime, movido por las palabras de su amo, comenzó a bailar al ritmo de la música de fondo, sus movimientos eran sensuales y medidos, cada giro y flexión diseñados para exhibir su forma física perfecta. Con movimientos provocativos y ojos cargados de deseo, poco a poco deslizó el bañador por sus piernas tonificadas, dejándolo caer al suelo, y se quedó completamente desnudo ante Marcos, su cuerpo expuesto y listo para los deseos de su Amo. Su miembro, una impresionante mezcla de longitud y grosor, robusto y perfectamente formado, se erguía con orgullo entre sus muslos bien definidos.

Marcos, apreciando el espectáculo, finalmente hizo un gesto a Jaime para que se aproximara. “Ahora, arrodíllate y comienza,” ordenó, señalando su entrepierna. Jaime, obedeció sin vacilar, la excitación y sumisión palpables en cada uno de sus movimientos. Se arrodilló entre las piernas musculosas de Marcos y se dedicó con fervor a la tarea que le había sido asignada, tratando de acoger en su boca la intimidante longitud y grosor de la polla que lo desafiaba. A medida que su Amo lo guiaba firmemente por el cabello, Jaime trabajaba para superar las arcadas y las lágrimas que brotaban involuntariamente, su rostro brillando con las huellas de su esfuerzo y sumisión.

Después de un tiempo gozando por esta intensa sumisión oral, Marcos, sintiendo la necesidad de explorar otro tipo de placer, retiró su miembro y se volteó, exponiendo sus nalgas firmes y robustas. “Ahora, prepárame,” ordenó con una voz ronca pero decidida. Jaime, obediente, se movió hacia la nueva tarea con igual dedicación. Comenzó a lamer y besar las nalgas de Marcos, cada movimiento lleno de reverencia y deseo de servir, ensalzando su sumisión con cada beso y lamida.

La lengua de Jaime fue penetrando el culo de Marcos provocando gemidos de placer.

Cuando llegó el momento, Marcos comandó a Jaime para que lo penetrara. Jaime alineó su excitado miembro con la entrada de Marcos. Al penetrar, Jaime sintió un rigor en la firmeza de su polla, y su miembro fue consumido gradualmente por la calidez y la tensión del culo de Marcos.

Marcos, sintiendo la robusta longitud de la polla de Jaime avanzar, experimentó una combinación profunda de placer y dominio revertido. El calor, la presión perfecta, y el movimiento controlado de Jaime evocaban un torbellino de sensaciones. Cada penetración profundizaba el placer, mientras Marcos dirigía con sus manos y voz el ritmo y profundidad, manteniendo así su rol dominante incluso en su entrega. El sudor perlaba la cara de Jaime, mientras sentía el culo de su Amo cerrarse alrededor de su polla. Tenía orden de no llegar al clímax, con lo cual debía concentrarse más en dar placer que pensar en lo que pudiera recibir.

Todo culminó cuando Marcos, decidiendo tomar de nuevo el control, indicó a Jaime que volviera a su posición anterior. Retomando la posición inicial, Marcos invitó a Jaime a terminar lo que había empezado. Jaime, sumiso y ansioso por cumplir, se hincó nuevamente y recibió a Marcos en su boca. Con la cara aún brillante por el esfuerzo previo, Jaime se dedicó a su tarea con un renovado vigor, cada movimiento dictado por la voluntad de su dominante. El clímax de Marcos no tardó en llegar, una explosión de placer que Jaime recibió con gratitud, tragando con devoción cada rastro, cumpliendo así hasta la última orden de su dominante en una perfecta expresión de sumisión y servidumbre.

Jaime miró a su Amo pidiendo poder correrse el también. Marcos lo miró con desprecio, le dió unas cuantas bofetadas y le ordenó que se tirara al suelo. Le pisoteó lo huevos hasta que a Jaime le saltaron las lágrimas, sin quejarse ya que tenía prohibido hablar. De una pequeña caja que se encontraba encima de una mesa, cogió una jaula de castidad metálica, colocó con esfuerzo la verga semierguida de Jaime dentro de ella y la cerró.

Marcos miró con seriedad a su esclavo tirado en el suelo y le dijo:- Tu solo existes para mi placer.

Con la ayuda de la nueva IA de Xtruder.