La Fabrica 2

El camarero me acompaño a unas escaleras y tras un pasillo de varias puertas me indicó una pared de cristal por la que se deslizaba agua como una pequeña catarata y en la que en su centro había una puerta de cristal que a nuestra llegada se corrió, era el vestuario masculino, me comentó que el vestuario femenino estaba en otra ala del edificio.

Una vez abierta entró conmigo y me dijo: el amo necesita cualquier cosa de mí o algún servicio especial de la casa?

A su vez salió tras un mostrador un chico joven en pantalón corto y camiseta de tirantes que me ofreció un albornoz o toallas, condones y unas chanclas, y me enseñó los vestuarios, al fondo se vislumbraba un gimnasio con gente haciendo ejercicio y un médico uniformado daba vueltas.

Se me acercó el doctor y me ofreció un reconocimiento médico o masajes relajantes cortesía de la casa

Le dije que otro día quizas, que solo quería pasar un buen rato, cuando hizo un ademán de alto y sacó un folleto de servicios que me metió en una bolsa de deporte que sacó de una balda llena de bolsas iguales, la bolsa tenía todo lo que necesitaba me la dio y vi que solo contenía el folleto y un teléfono inteligente dorado.

Ya me empezaba a impacientar con tanto pesado y les dije que entendía que si necesita algo, que para eso estaba el teléfono, era un farol.

No tenía ni idea de dónde estaba metiéndome, pero veía al fondo unas duchas enormes llenas de chicos y no tan chicos duchándose.

Cogí la bolsa y me fijé ponía mi número de habitación, y en el teléfono lo mismo, no pude más, estaba impaciente por ir a cazar, miraría y atraparía una victima para mi.

Dejé la bolsa en un banco y se me acercó un chico delgado y rapado, totalmente desnudo que me tendió un albornoz y calzado de piscina.

Me fijé en sus atributos, estaba circuncidado tight and higt ( tirante y alto) y su circuncisión parecía muy reciente.

Mi pene se puso erecto, los penes no engañan pensé, siempre dicen la verdad, cuando nos ponemos cachondos.

Señor puede hacer lo que desee conmigo, me dijo el joven, comprendí que era un esclavo para mí satisfacción libidinosa, estaba marcado, en su pubis estaba tatuado "slave"

Estaba ya totalmente desinhibido, no se la razón, supongo que la bebida o el ambiente.

Le ordene ayudame a desnudarme y solté "vamos a fornicar".

Me resultó difícil de creer que yo pudiese decir eso tan redicho y tan explosivo.

Me fue desabrochando los botones de la camisa, me bajo los pantalones, y me senté, se arrodillo y como no llevaba ropa interior mi grueso pene se empalmo aún más, me quito los calcetines y me lamió mis sudores pies.

No pude reprimirme y le di un porrazo Aquí se hace lo que yo diga!: Mientras chupa esclavo mamón!

(Continuará)