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De camino a casa (Un dedo hacia arriba)

Escrito por: en_maletero

-Podemos hacer dos cosas-dijo Héctor-: te desato, subes a casa y nos comemos estas hamburguesas, o no te desato, te subo a casa en estas condiciones y me como las dos hamburquesas mientras miras? Si quieres lo primero, levanta un dedo índice, si quieres lo segundo, levanta los dos.

Lucas se quedó pensando. Tenía mucha confianza en Héctor, sabía que no le pasaría nada malo, pero a la vez se sentía sobrepasado por la experiencia. Necesitaba hablar con él. ¿Estaba sintiendo la misma excitación que él? ¿Sería un error parar el juego en ese momento?

Héctor estaba expectante. Por un lado quería seguir con el juego, para él esta nueva experiencia de dominación le abría la mente y sus ganas de experimentar. Por otro, jamás había jugado a todo esto. ¿Y si Lucas no estaba a gusto? Desde que lo había encerrado no le había hecho ni la más mínima revisión. Esperó a que decidiera.

Tras unos segundos, Lucas decidió levantar un dedo. Héctor se acercó a su amigo y le quitó la mordaza.

-Lucas, ¿estás bien?

-Sí, sí, estoy bien. Un poco sorprendido por todo… pero bien. ¿Desde cuándo eres tan malote?-le dijo sonriendo.

Héctor echó una carcajada. No esperaba ese comentario.

-Bueno, me ha gustado la idea, ¿a tí no?

Lucas tenía cierto miedo a contestar. El juego se había desarrollado tan bien que romper la magia era un riesgo demasiado grande.

-Bueno, ¿a tí te ha gustado?

-A mí…-empezó a contestar Héctor cuando se escuchó la puerta del garage. Héctor cerró el portón de repente y se apoyó en el coche. Lucas quedó en la oscuridad del maletero y totalmente callado. Una vecina bajaba con su hijo. .

-Hola, buenas noches Meri.

-Buenas noches Héctor. ¿Vuelves a casa?

-Efectivamente-dijo mientras cerraba con llave el coche, estando Lucas dentro.

-Ah, yo voy a dejar a Sergio con su padre-. Meri miró si su hijo había subido al coche. -Si quieres luego tomamos una cerveza-dijo guiñando el ojo a Héctor.

Lucas acertaba a escuchar poco desde el maletero cerrado con llave. Estaba aun atado. ¿Y si Héctor le dejaba ahí mientras se liaba con su vecina?

-Em, pues, mira-contestó Héctor-, mañana me levanto temprano, voy a hacer deporte de buena mañana y quiero dormir.

-Siempre que te digo me das calabazas, jajaja-rió Meri-. Un día podrías darme el lujo de tomar algo juntos.

-Sí, un poco más adelante, que tengo cabos sueltos que atar.

Meri le despidió con un gesto de deseo. Héctor caminó hacia la puerta del garaje para ir a casa. Lucas, por su parte, escuchaba el sonido de un coche disiparse, mientras que unos pasos se alejaban del coche y una puerta sonó a lo lejos. Y se hizo el silencio. ¿Se había olvidado de él? Al final tendría que pasar la noche ahí. Como mínimo intentaría desatar las cuerdas con la boca y miraría de escribir al móvil de Héctor. Empezó a mordisquear las cuerdas. Oyó de nuevo la puerta, algún vecino bajaría a por su coche. Aunque lo intentaba, no era capaz de deshacer ni un solo nudo.

Héctor esperó a que el coche de Meri marchara y la persiana del garaje se cerrara. Cuando no se oyó nada, volvió a su coche. Esta vez sigilosamente, para hacer creer a Lucas que se había olvidado de él. Al llegar al portón esperó un poco, y acercó el oído a la puerta. No se oía nada. Esperaba que Lucas estuviese bien. Finalmente, abrió el maletero.

Lucas se asustó. No le había oído llegar.

-¿Qué haces, tienes complejo de hámster? Deja de roer las cuerdas.

Héctor, en un momento, deshizo el nudo que ataba sus esposas al maletero, y lo mismo hizo con la cuerda que ataba sus pies al mismo. Desató los tobillos y, al llegar a las esposas, dudó en quitárselas.

-Si quieres te las dejo-le dijo sonriendo.

Lucas no entendía si se burlaba de él o estaba gozando la dominación que le estaba ejerciendo sobre él.

-Te las quito, que te veo un poco acojonado.

Una vez retiró las esposas, le hizo salir del coche con sus fuertes brazos. Después, se dispuso a poner todos sus artilugios en una mochila. Lucas lo veía lleno de seguridad, más que resuelto en su manera de atar, desatar y recoger todo el material. Parecía un auténtico experto.

-Ah, Lucas, coge las hamburguesas, ¿te apetece que nos las comamos?

-¿Comernos el qué?- soltó Lucas, a lo que Héctor se rió-. Ah, sí, ya las cojo.

Tras cogerlo todo y cerrar el coche, se fueron del parking y cogieron el ascensor. Era estrecho, y Lucas, aun sin estar atado, sentía la dominación de Héctor.

-Estás muy callado, Lucas-le hizo notar.

-Ah, no sé.

-¿Te lo has pasado bien?

-Sí, sí, me ha gustado mucho. ¿A ti también?

Héctor sonrió.

Llegaron a casa de Héctor. En la misma cocina abrieron los paquetes de hamburguesas.

-¿Nos las comemos?-dijo Héctor riéndose de Lucas.

-Vaya, te ha gustado la frase, ¿eh?

-¿Has ido cómodo en el maletero?

-Sí, he ido bien. Me he dado un golpe en la cabeza, no sé por dónde estuviste conduciendo. Ah, y en un momento escuche bastante ruido. ¿Dónde me llevaste?

-A comprar la cena, te la estás comiendo.

Lucas quedó pasmado, y ambos echaron a reir.

-Oye, Héctor, ¿a tí te ha gustado? Me refiero, ¿te ha gustado tenerme ahí atado y encerrado?

Héctor miró hacia un lado y pensó un poco.

-A ver, sí, me ha gustado. No se lo había hecho antes a nadie. No sé si lo he hecho bien… Pero tenerte así sin que nadie sepa que te tengo atado me ha parecido genial.

-Lo has hecho muy bien-le dijo Lucas-, a mí me ha gustado mucho. Tenía la confianza y seguridad de que estaría en buenas manos, y que no dejarías que me pasara nada malo.

Héctor se acercó a Lucas, le puso la mano en la cabeza y le despeinó.

-Puedes confiar en mí-dijo Héctor justo antes de pasar su otra mano por su cuello-. Quiero seguir dominándote.

Lucas tuvo una erección difícil de esconder. Empezó a moverse para intentar disimular, pero Héctor se dio cuenta.

-¿Qué pasa ahí abajo?-dijo mientras pasaba la mano sobre el paquete de Lucas-. Parece que te gusta la idea.

Lucas estaba extasiado por la situación. A Héctor le gustaba dominar, y parecía que también quería dar un paso más. Lucas decidió entregarse

-Sí, me gusta, quiero que me vuelvas a dominar, a atar, lo que tu quieras.

A Héctor le volvió esa erección que tuvo al atar a Lucas por primera vez. Estaba eufórico, y quería comprobar hasta dónde podía llegar esa sensación. Una sonrisa de esbozaba en su cara.

-Esta noche te vas a portar bien, Lucas. A las buenas o a las malas.

De camino a casa (Un dedo hacia arriba)

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