Que me follen

Llevaba tiempo con la fantasía de ser follado por, al menos, diez tios en un día. No me preguntéis porque. A veces las fantasías se van formando poco a poco y un buen día te dices: es justo eso lo que necesito.

Pues bien, ese día ya había llegado.

Se me ocurrió hacer un casting. Un casting de pollas (y hombres, claro, aunque en realidad me interesaba más la polla que lo acompañaba) Así que puse un anuncio en la aplicación: Para orgía en casa se buscan mínimo 10 tios maduros activos que me follen hasta correrse. Interesados, enviad foto.

Siete días. Con siete días fue suficiente para conocerlos a todos por mensaje o por web cam, ver sus pollas y cuerpazos y quedar para el domingo a las cuatro de la tarde en mi casa. Hablé con 17 y vinieron 14.

Los recibí en arnés y jockstrap, al menos a los cinco primeros. Luego el jock me lo quité porqué no soporto que me follen y mi polla no pueda estar a su placer, dura cuando quiera, blanda cuando ya no aguante más, y así sucesivamente. Al fin y al cabo, no la uso más que para eso, para que esté a su aire.

Yo les había dicho que trajeran cosas tipo juguetes, dildos, arneses, látigos... lo que quisieran.

Empecé mamándosela a todos, como tiene que ser. Les advertí que ellos podían hacer lo que quisieran, solo faltaría, pero que al menos una vez, tenían que follarme todos.

Y cumplieron. Vaya si cumplieron.

El primero que me la metió, aprovechó que yo estaba de rodillas mamándosela a uno, y el muy cabrón entró a saco.

Grité. Ya os lo podéis imaginar. E incluso le insulté. Pero claro, tenía una polla en la boca y no se me entendió mucho.

El segundo fue al que se la estaba mamando. En cuanto el primero la sacó, me di la vuelta y aproveché que ese la tenía húmeda y me la clavé toda. Era más pequeña que la primera y entró fácil. Cuando decidió sacarla, empezó a darme cachetes en el culo. Y luego se unió otro con el látigo. Me puso muy cachondo.

Los 4 siguientes aprovecharon mi postura y se fueron turnando para metérmela, entre cachete y cachete. Me encanta notar el tamaño de las pollas sin verlas antes, me hago una idea de como son solo con notarlas dentro de mí mientras me follan.

Luego hubo uno, el número 7, que tenía una barriga bastante prominente, peluda, preciosa, y su polla iba a juego con él: gorda, tirando a enorme. Le costó metérmela porqué la barriga chocaba con mi culo. Así que se lo puse fácil. Me di la vuelta, me tumbé en el sofá, subí las piernas, y entonces sí, entró perfecta.

El cabrón se corrió dentro de mí. Sin avisar. Bueno sí, jadeó tanto que no puedo evitarlo y se corrió.

El 8 entró como el 7, en la misma postura. Y el 9 también. Ambos deberían tener unos 45 o 50 años, pecho también peludo, uno con barba y el otro sin. Se miraban mientras me follaban, creo que se gustaban. Cuando terminaron, se besaron y empezaron a tocarse. Pero para ese entonces yo ya me había incorporado y, aprovechando que el número 10 estaba tumbado en el sofá boca arriba, me clavé su rabo y empecé a cabalgar.

Los que me conocen, saben que cabalgar es lo mío. Puedo estar horas cabalgando. Me gusta tanto que es casi la única postura donde mi polla se pone más dura que cuando era adolescente. Mientras que las anteriores 9 folladas, mi rabo estaba semi flexible, bailando al son del ritmo follátil, ahora la tenía más tiesa que una barra de metal. Y es que la polla del número 10 era larga y con un capullo ancho que me daba un placer increible cuando rozaba mi próstata.

Creo que expulsé semen. Un poco. No fue una corrida como tal, pero sí que cayó un poco de mi leche en el pecho del número 10, que un tio aprovechó para lamerlo.

A partir de ahí, los otros 4 fueron un regalo. Yo ya había cumplido mi objetivo, así que a los 4 siguientes les dije que se esperaran cinco minutos, que necesitaba tomar algo antes de continuar.

El 11 me folló en la cocina, mientras tomábamos una cerveza. Se sentó en el taburete que tengo en la barra de la cocina y como quien no quiere, mi culo se fue acercando lentamente a su rabo hasta que estaba dentro. También se corrió, pero avisó. Me dijo que parara y yo no pude hacerlo. Me disculpé.

El 12, el 13 y el 14 me dijeron que me estirara en la mesa del salón, piernas arriba, que sus pollas llegaban justo a esa medida.

Se corrieron los 3, pero en mi pecho (la sacaron justo antes), y uno en la boca (le dio tiempo a llegar de mi culo a mi boca).

Cuando se fueron todos, contentos y satisfechos, me metí en la ducha, me metí un dildo, me hice una paja y me corrí.

Fue un domingo perfecto