Nicol

A las 11 en punto llegó Nicol con su camión, empezaba mi ruta con él.

Nicol es un camionero de unos 50 años, es Moldavo pero ha vivido unos años aquí y habla español, algo de barriga, barba de dos días y peludo. Había estado ayer descargando material en la empresa y estuvimos conversando mientras esperaba para la descarga. De la conversación salió este viaje improvisado, yo empezaba unas mini vacaciones de 10 días y él me propuso que lo acompañara en su ruta hasta Moldavia, ida y vuelta que serían unos 8 días si no hay contratiempos. No sé si lo dijo como cumplido esperando una negativa pero acepté la invitación. De no tener planes, a un viaje por media Europa sin coste alguno y conociendo lugares que quizás nunca podría visitar.

Nicol iba relajado y cómodo con unos shorts que le marcaban un buen paquete, lo que hizo que mi mirada se clavara en su entrepierna, una camiseta imperio por donde se fugaban todos sus pelos y la cabina con la calefacción a todo gas, que el contraste de temperatura casi me tira para atrás. Me indicó que colocara mi pequeño equipaje detrás y que me pusiera cómodo, quitándome la ropa de abrigo ya que a él le gusta estar confortable mientras conduce. No había opción, o me quitaba toda la ropa o aquella calor me asfixiaba, así que me saque la ropa de abrigo pero a la hora de viaje ya estaba solo en calzoncillos por la confianza e insistencia de Nicol.

A las 4 horas de viaje hicimos una pequeña parada para echar una meada y comernos unos bocatas y fruta que había traido, un primer trayecto tranquilo y ameno en la conversación, continuando ruta hasta Italia, donde pararíamos a dormir.

Donde hicimos parada estaba lleno de camiones en ruta, muchos se conocían, un buen sitio donde comer bien y unos baños donde poder asearse. También observé que algunos aprovechaban para hacer cruising, o en el baño o se subían a algún camión a descargar su testosterona. Nicol preparó las camas del camión, la de abajo aún es cómoda pero la de arriba en la que me iba a acostar, ya no tanto. Él se despelotó y yo hice los mismo para acostarnos, nuestras pollas estaban morcillonas y con ganas de fiesta, lo percibimos los dos y no hubo nada más que hablar, nos liamos. Nos las comimos, nos morreamos y me folló soltando toda su leche sobre mi espalda, quedando los dos dormidos bien prietos en esa pequeña cama. Ya cuando empezaba a amanecer, su polla y sus dedos me despertaron y de nuevo estuvo cabalgando sobre mi, aunque esta vez se corrió dentro de mi. Fuimos a desayunar y asearnos antes de continuar nuestro viaje.

Su rostro había cambiado, se le veía sonriente y dispuesto a disfrutar sexualmente de este viaje, me tenía donde él quería. De una bolsa sacó unas bragas y un plug que me hizo colocar, y mientras me hacía acariciar sus huevos, hacerle una paja mientras conducía, o también le acercaba mi culo y jugaba con mi plug, así fueron 8 horas más de viaje, con alguna parada a mear y a comer. Estábamos en Eslovenia, cerca de la frontera con Hungría, donde tenía intención de pasar noche. Llegamos a nuestro destino, y tan pronto estacionó y paró el camión, mi puerta se abrió de golpe por un señor que al mismo tiempo gritaba y reía, era Iván, un amigo suyo también camionero y que quedo tan cortado como yo cuando me vió ahí dentro mientras me estaba vistiendo para salir. Nos presentó y fuimos los tres a cenar y asearnos. Nicol, que ya estaba preparado para lo que surgiera, me dió una bolsa que contenía una pera para limpieza anal y me indicó una cabina más discreta donde poderme limpiarme bien sin estar expuesto a los demás camioneros, era el baño para minusválidos. Como mi aseo era más profundo y aproveché para rasurarme un poco los pelos que sobresalían de las bragas, Iván entró para ver si estaba bien y que me pedía para cenar, aprovechó el momento para alguna insinuación sexual resfregándose su entrepierna y darme un cachete al culo. En la mesa Iván se sentó a mi lado y no desaprovechó cualquier momento para meterme mano colocándola sobre mi pierna rozando mi polla o cogiendo mi mano y colocarla sobre la suya, vamos, que sus intenciones no tenían duda, pero las de Nicol tampoco, ya que le dió las llaves del camión a Iván para llevarme y follarme sin que yo aceptase o no, era su esclavo.

Iván era mucho más joven y no sé si era más rudo o más torpe pero no tenía mucha experiencia con hombres, no sabía mamar una polla, ni dilatar un culo, no sabía que hacer ni como actuar pero sí iba muy caliente. Yo le iba indicando y colocándolo y él sólo sabía meterla a golpes con la mamada o al follarme, no paraba de gemir, babear y algún cachete en mi culo, pero iba muy salido, tanto que se corrió muy rápido, casi con solo rozarle su polla con mis labios pero al segundo ya estaba otra vez empalmado y con ganas de darme más caña. Follamos como salvajes, sudando y sin parar de gritar, él porque estaba muy salido y yo por dolor, tenía mi culo insensible sin notarla dentro pero no parábamos de cabalgar, mis pezones rojos de tanto retorcerlos y seguro que me había arrancado pelo de los tirones que me daba. El espectáculo era tal que observé que no estábamos solos, vi a gente que subía los escalones de la cabina y nos observaba tras el cristal, alguno mostrándome su polla erecta pidiendo entrar y otro que no pudo contenerse y se hizo una paja porque había una corrida escurríendose en el parabrisas. Cuando finalmente Iván se corrió de nuevo dentro de mi, quedamos los dos exhaustos uno sobre el otro, notando el olor a sexo y sudor que desprendíamos, su polla se iba ablandando dentro de mi y cuando salió de la cueva, bajé hasta ella y se la limpié con mi boca, sus ojos quedaron en blanco por la mezcla de placer y dolor que sentía al mamarle su polla flácida pero muy sensible y el capullo enrojecido, nunca había experimentado esta sensación.

Regresamos al bar a buscar a Nicol, aunque antes pasamos a ducharnos de nuevo, que al entrar en el vestuario los otros nos reconocieron y las insinuaciones fueron claras, con ganas de fiesta, meneándosela y llegando a correrse sobre mis pies mientras me duchaba, aunque no pasó de ahí el tema. Iván me regaló un perfume terrible, de puta barata, pero se lo agradecí, nos despedimos y entré con Nicol al camión para descansar y retomar la ruta por la mañana, dormimos de nuevo bien apretados en pelotas, aunque no hubo sexo hasta al amanecer cuando volvió a meterme su dedo en mi culo y me hizo hacerle una mamada hasta correrse en mi boca, luego me morreó y me limpió con su lengua los restos de su semen que quedaban en mis labios, me pidió una comida de ojete antes de subirse los shorts y continuar el viaje. Ya la próxima parada sería en Moldavia, su tierra.