Me tomó de la mano y me halo al interior del local. Se entra a través de un bar con unas 4 mesas pequeñas contra una pared frente a la barra y se camina entre ésta y las mesas que estaban todas llenas con hombres mayores, varios de ellos con barba, algunos sin camisa, otros con los botones de éstas desabrochados dejando ver sus pechos en su mayoría peludos, varios de ellos canosos y tal como Hugo lo había imaginado algunos de ellos se voltearon a mirarme cuando entramos; en las mesas había conversaciones animadas dejando escuchar fuertes carcajadas muy masculinas. Sus edades estaban entre los 50 y los 70 años con excepción de dos jóvenes tal vez incluso menores que yo.

Hugo de repente me agarró con su mano derecha el pelo de la parte de atrás de mi cabeza y me dijo al oído: - sabes que siempre puedes decidir irte, pero si vas a caminar conmigo al lado de estos señores hasta llegar al otro lado del pasillo vas a hacerlo reflexionando muy seriamente en lo que estás haciendo- dijo mientras su mano izquierda en mi abdomen me empujaba hacia atrás, hacia él, para sentir su bulto durísimo apretarse en mis glúteos. Su mano en mi cabeza la haló haciéndome mirar al frente para ver cómo ahora éramos el centro de atención de los presentes que miraban divertidos, se reían, hablaban entre ellos, alcancé a escuchar uno riendo al comentar mi cara de extrañeza y susto y otro haciendo notar mi bulto casi a reventar y mi pantalón con una mancha húmeda que delataba el altísimo nivel de excitación en el que me encontraba.

-Te estás dejando humillar en frente de un montón de hombres porque sientes que hay algo dentro de ti que es más fuerte que tu, que te empuja a continuar aquí y a desear seguir siendo humillado. Pero hay algo en lo que estás equivocado, eso que sientes en tu interior no es algo aparte a ti, no es algo distinto a ti, es lo que eres realmente y has intentado ocultar toda tu vida; eres tú reclamando tu verdadero espacio en este mundo, vas a caminar conmigo sintiendo cómo estos hombres te miran, te desean, cómo te quieren usar, y vas a reconocer que eres tú el que los pone así, que es tu culpa, que perciben tu necesidad de servirles, porque vas a descubrir esa necesidad, te pueden oler lo perra- dijo alargando con agresiva lentitud la palabra y remarcando las erres y continuó - y eso es tu culpa, es tu culpa porque no te opondrás a llegar al otro lado del pasillo mientras analizas en tu cabeza lo que te he dicho- terminó diciendo al tiempo que con un movimiento coordinado de su bulto en mis glúteos y su mano en mi cabeza empujándome hacia adelante, me hizo dar un torpe paso al frente que me debió hacer ver enclenque y sin equilibrio para luego rápidamente agarrarme de nuevo de la cabeza haciéndome enderezar mi cuerpo y mirar al frente otra vez, al tiempo que escuché y vi a varios hombres reirse de la situación, es decir, básicamente reírse de mi mientras les veía sus caras y em...