Pocos días después de las mudanzas, Fernán coincide con Antonio en el aparcamiento, las plazas de sus coches eran contiguas.
• Fernán: “Hola vecino, ¿qué tal?”
• Antonio (extendiéndole la mano): “Bien ¿y tú? A propósito, me llamo Antonio”
• Fernán (correspondiendo a la mano tendida): “Y yo Fernán, encantado”
• Antonio: “¿Sabes una cosa? tu cara me resulta familiar, no sé de dónde, pero estoy casi seguro que te he visto antes”
• Fernán: “Sí, a mí también me pasa lo mismo y… creo que ya sé de dónde”
• Antonio: “Pues refréscame la memoria tío”
• Fernán: “Fue hace unos meses en una sauna”
• Antonio: “¿Del polideportivo?”
• Fernán: “No, la otra, el otro tipo de sauna”
• Antonio (sonriendo): “Ah sí, la sauna gay”
• Fernán: “Sí macho, nos dimos cuenta de que a los dos nos gustaba lo mismo, pero después terminamos en una cabina compartiendo el mismo chico”
• Antonio: “Sí, recuerdo que te lo estabas follando con la puerta abierta y entré para que me la mamara… en las saunas prefiero no meterla porque pienso que allí hay una buena probabilidad de coger algo”
• Fernán: “Opino lo mismo, pero no sé si te acuerdas, me lo estaba follando con condón”
• Antonio: “En fin, que me alegra tenerte como vecino, aunque como dijiste a los dos nos guste lo mismo y no haya folleteo, me gusta tener un vecino con quien compartir gustos sin tapujos, por lo menos podemos ser colegas y tomarnos unas cañas de vez en cuando”
• Fernán: “Pues si quieres nos vemos a la tarde/noche y nos tomamos unas en el bar de la esquina, te invito”
• Antonio: “Encantado tío, te paso mi número de móvil, dame un toque cuando estés de vuelta del curro”
Y así lo hicieron, Fernán recibió un WhatsApp de Antonio diciendo que salía ya del trabajo y se fue directo a esperarlo al bar. Antonio ni pasó por casa, entró y se sentó a la mesa con él. Estuvieron hablando mucho, partían de la confianza que da el haberse conocido en aquella sauna haciendo lo que estaban haciendo. Era una conversación sin tapujos, sin necesidad de ocultar nada. Hablaron de sus ex, de sus divorcios, de lo bien que se sentían ahora sin tener que soportarlas.
• Antonio: “De cierta manera te envidio tío”
• Fernán: “¿Por?”
• Antonio: “Tú sí has podido romper totalmente con tu ex mujer, pero como te contaba yo tengo un hijo y aunque ya es muy mayorcito, 23 años, por lo menos de vez en cuanto tengo que seguir tratando con ella… eso no quiere decir que me arrepienta de haberlo tenido, quiero mucho a mi hijo, en realidad es lo mejor que me pasó en el matrimonio”
• Fernán: “Bueno la vida es como es, tómalo por la parte buena… oye ¿no quieres otra cerveza?”
• Antonio: “Sí, sí, la verdad es que estoy muy a gusto contigo, pero mejor nos las to...