Después de la tremenda follada, se quedaron hablando un buen rato, Alan tenía tiempo, faltaba bastante para que llegara su mujer del trabajo. Alan le contó prácticamente como fue toda su vida, como su compi del instituto entró en una universidad en otra ciudad y que luego él dejó todo tipo de relaciones sexuales con hombres. Trató de recomponerse y llevar una vida “normal”, encontró a María y que la verdad le fue bastante bien, por supuesto un sexo que no tenía nada que ver con lo que acababa de ocurrir, pero se había sentido bien y creía que ella también. Pero le insistió mucho que ahora, después de lo que había sentido en esta tremenda follada, se daba cuenta de que había perdido mucho tiempo, que fueron muchos años desperdiciados, que tendría que recuperar ese tiempo perdido.
Ferrán también le contó su historia, como se había casado, fracasado en su matrimonio y como había llegado a la conclusión de que a él no le interesaban las mujeres, que realmente le gustaban los chicos, mejor chicos más jóvenes y siempre pasivos y con buen culo. Le confesó que era casi una obsesión como le gustaban los culos.
• Alan (sonriendo ligeramente): “Más o menos una obsesión como la mía, lo único que la tuya es por los culos de otros y la mía es por mi culo, vérmelo bien y que guste”
• Ferrán: “Lo que no puedo entender, no es que te casaras, sino que estuvieras tantos años sin nada, muchos casados se buscan quien les dé de vez en cuanto”
• Alan: “Ni yo mismo lo sé, lo que sí sé que he perdido mucho tiempo, tendré que recuperarlo”
• Ferrán: “Cuando dices y repites eso de recuperar el tiempo… ¿incluyes probar varios machos?”
• Alan: “Sí, ¿por qué no?, lo que no quiero cualquiera, desconocidos y eso, de momento como que no”
• Ferrán: “Pues te puedo ayudar en eso”
• Alan: “¿Sí? ¿amigos tuyos?”
• Ferrán (sonriendo): “¿Qué me dirías si te digo que los conoces?”
• Alan (más que sorprendido): “¡¿Qué?!, ¿qué me dices?”
Ferrán le contó como logró un buen grado de sinceridad, confianza e intimidad con sus otros dos vecinos, que con Antonio había coincidido antes en una sauna, como en cuanto se reconocieron se hicieron muy amigos y como luego se les agregó Gonzalo. Le aclaró que los otros eran como él, activos al 100%, que habían hablado y a todos les gustaban los culos como a él mismo.
• Ferrán: “Además nos reunimos una o dos veces a la semana a tomar cervezas… si quieres podrías acompañarnos”
• Alan (sorprendido y luego con una sonrisa pícara): “Quieres ofrecerme a tus amiguetes”
• Ferrán: “Tómalo como quieras, nadie te va a obligar, te tomas unas birras con nosotros y luego…”
• Alan: “No, no me lo tomo a mal… si seguramente seré yo quien me ofrezca, ya los he visto y me gustan… desde que llegué y los observé, a ti y a ellos, l...