Contenido 18+

18+ significa contenido Adulto. La vista del contenido en esta comunidad podría no ser adecuada en algunas situaciones.

Las publicaciones de esta página pueden contener imágenes, referencias o historias explícitas.

SEXO ANIMAL

Escrito por: superrapado

Sexo animal

El semental de pelo rojizo olisquea a la yegua,blanca y moteada en negro hacia los cuartos traseros. El falo le cuelga aflorando el más básico de los instintos. Gotea de la punta plana con forma de trompeta un agua densa: semen equino.

-¿Hace cuánto que no lo veías? -le pregunta un hombre de campo en la madurez a un joven de rostro firme, pelo rapado y anatomía robusta de lanzador de peso.

-Ni me acuerdo. Pero este no es el mismo semental.

-No, hombre,no. El otro ya no servía. Este es joven, como tú.

El hombre de campo sonríe dándole un cómplice codazo al joven.

El semental se alza sobre las traseras y monta a la hembra. El falo erecto del animal busca la vulva de la yegua. Pero esta se aparta.

-Parece que no quiere.

-Es que es primeriza -dice el hombre rascándose en la entrepierna- ¡Qué tonta, no sabe aún lo que es bueno!

-Al final habrá que sujetarla.

-Vamos a esperar. Igual se anima.

El hombre de campo se encara con el joven.

-¿Y dónde tienes que ir?

-A una academia que tienen en el Cabo de Calahonda.

-Pero eso está...

-Muy lejos, Teo. Por eso he venido, para despedirme de mi tío porque ya no lo veo en meses. Bueno, ni a mi tío, ni a ti ni a nadie.

-Pero cuando aprobaste yo pensaba que ya eras policía.

-Apruebas y después te instruyen. Y tienes que volver a aprobar; si no, a la puta calle.

-¿Y lo del lanzamiento de peso?¿Seguirás con ello?Porque te sienta bien ese deporte. Estás hecho un toro -dice el hombre de campo cogiendo uno de los fuertes brazos del joven.

-La federación me ha prometido que harán lo posible porque siga entrenando. Pero son sólo palabras. No espero nada.

El semental hace un nuevo acercamiento a la hembra, la olfatea. Vuelve a tener el falo dispuesto.

-¡Mira que tengo la escena vista! -dice el hombre de campo- Pero siempre me la pone tiesa.

-¿Y qué haces después?

-No me queda más remedio que hacer lo que tú aquella vez ¿Te acuerdas? Menudo pajote te estabas atizando ahí detrás -dice señalando un indeterminado lugar fuera del recinto donde se encuentran.

-¡Hay que ver,Teo, me lo vas a estar recordando toda la vida! -se queja divertido el joven.

-¡Cómo para olvidarlo! No te habrá crecido más el pito ¿no?

El joven se echa a reír con ganas.

-Tienes que hacer muy felices a las chicas.

El joven se pone serio de repente. Acaricia con una mano uno de los palos de la cerca donde están confinados los equinos.

-A las chicas les doy miedo.

-No me jodas.

-Lo que oyes.

-Eso es porque sólo has dao con idiotas.

-No sé. Pero es así. Me mato a pajas y se acabó.

El hombre maduro se acerca al joven aspirante a policía.

-Ya encontrarás a alguien. Siempre se encuentra a alguien.

-¿Y si no lo encuentro?

-¡Eh,Juanín, mírame! Nada de pensar así¿entendido? -y añade bromeando:¡Mira que le cuento a tu tío que te la machacabas detrás del picadero!

El joven sonríe agradecido por los ánimos.

En ese instante el caballo hace un nuevo intento por montar a la hembra, pero ésta vuelve a esquivarlo a punto de efectuarse la penetración.

-Habrá que poner remedio -dice el trabajador del campo- Esta yegua se parece a las amigas esas que te quieres follar, que en cuanto ven lo que le cuelga al macho, se espantan.

-Oye, que a mí no me cuelga un pijo como a este animal.

-Ven, ayúdame: tú coge a la hembra y sujétala.

El joven se cuela dentro de la empalizada y toma a la yegua por la crin y después por el bocado del que no la han liberado.

-Sujétala fuerte, que tú puedes.

-Descuida.

-Y ahora átala a los palos. Que no pueda huir.

-Hecho.

El hombre maduro reclama al semental y éste se le acerca. Le hace caricias en el lomo. Lo conduce hasta la yegua. El animal se excita en cuanto olfatea el sexo de la esquiva hembra.

-Eso es, huélela.

El hombre maduro baja su mano hasta el sexo del semental. Le acaricia los testículos. El falo del animal sale otra vez de su refugio.

El joven observa cómo manosea el hombre al semental.

-Venga, Trotón, que tú puedes con ella -anima el maduro a la bestia.

El caballo se alza sobre los cuartos traseros y monta a la hembra. Esta quiere escabullirse pero no puede. El macho se afianza en su dominio. El falo aumenta prodigiosamente de longitud choca contra la yegua que inquieta no facilita las cosas.

Entonces interviene el hombre que, sin ningún reparo, toma el falo del caballo con las manos y le ayuda a dar en la diana. La hembra gime. El semental empuja dentro su impresionante cipote y la embiste con ganas.

-Eso es, fóllala, que aprenda la muy tonta lo que es bueno.

Durante unos largos minutos, el macho se complace con la yegua. El hombre maduro y el joven observan la escena.

-A veces, mientras se trajina a la yegua que le han traído, me acerco y le sobo los huevos. Y creo que le gusta -dice el campesino.

El joven ni le escucha, de tan atento como se encuentra a las evoluciones del coito entre las bestias.

Finalmente el semental se descarga, y es tal la abundancia seminal que chorrea por la vulva como de un recipiente colmado.

Satisfecho su apetito, el caballo desciende de la hembra y su falo cuelga goteando.

El hombre y el joven lo miran fascinados.

-Eso sí que es una polla -dice el maduro.

-Joder, no tenía que haber venido.

-¿Qué te ocurre?

El joven señala la entrepierna de sus pantalones vaqueros. Una gruesa excitación se dibuja en ella.

-No has cambiado ¿eh?

Entonces, tras mirar hacia los lados como si se asegurase de que nadie les ve ni escucha, dice el campesino:

-A mí también me pasa.

Y se toca en la entrepierna haciendo ostensible la erección bajo la tela.

-Por lo menos no estoy solo -dice Juanín divertido con la situación.

-¿Tienes ganas de meterla en caliente?

El aspirante a policía mira al hombre de campo todavía divertido. Pero se encuentra con una mirada que no bromea.

-¿Cómo has dicho?

-Que si te quieres aliviar.

Los dos se miran. La tensión crece. Las gargantas tragan saliva.

-No sé si te estoy comprendiendo.

En la frente del hombre maduro cristalizan gotas de sudor.

-Que si quieres follar sin que se te quejen ni se asusten por lo que llevas entre las piernas.

Pasan unos segundos eternos. El semental se acerca otra vez a la yegua. Ésta, todavía sujeta a la cerca, se halla a su entera disposición.

-No hay cosa que más desee -se pronuncia el joven con le expectación en la mirada.

El hombre de campo echa a andar. Al poco, el joven le sigue. Los caballos observan cómo se alejan.

El maduro se mete detrás de unas altas pacas de forraje que forman en su centro un recinto aislado de miradas.

El aspirante a policía le sigue a unos metros. Cuando ya falta poco para alcanzar el punto aislado, sus pasos se tornan más prudentes. Parece que se hubiese introducido en el laberinto del Minotauro.

Cuando llega hasta donde le espera el amigo de su tío y de la familia, lo encuentra con la camisa de faena desabrochada y acariciándose la pelambrera del pecho. Se le acerca pisando restos de forraje que se han soltado de las pacas y que alfombran el suelo. Un moscardón le zumba en los oídos para alejarse al instante.

Se planta frente al hombre maduro. Se miran serios.

El hombre lleva su callosa mano de trabajador agrícola hasta la entrepierna del joven. Le atrapa el excitado miembro que palpita bajo el pantalón. Gotas de baba le asoman por la comisura de los labios.

-¿Quieres? -le pregunta sin cesar de amasar el calibre del oculto cipote.

El joven se limita a levantar una mano y pasarla por la densa pelambrera del pecho del amigo de su tío. Le toma un pezón,lo pinza.

-Sigue, Juanín. Sin miedo.

El joven agarra también el otro pezón. Los aplasta con sus dedos gruesos.

El maduro tuerce el gesto por la intensa sensación pero no se queja.

Sin que disminuya la presión sobre su carne, abre los pantalones del joven y hurga en ellos hasta que saca la potente verga. Es un verdadero cipote que pese a levantar el asombro también suscita prevención por sus dimensiones. Y está mojado como si su propietario hubiera eyaculado hace unos minutos.

-Es la mejor polla que he visto en mi vida. Y no creo que vea otra igual.

Pone las rodillas en tierra, abre la boca y engulle lo que buenamente puede del excesivo miembro.

Tratando de ingerirlo, le baja algo más los pantalones al joven y consigue acceso a los muslos y las nalgas del muchacho, todo ello bien surtido y duro como granito.

-Venga, fóllame la boca -le dice tirando de los buenos cojones que acompañan a la robusta tranca.

El joven se muestra cauto al principio. Pero la boca del hombre maduro es un horno donde se cuece el placer y acaba por tomarlo de la cabeza y empujando hasta más allá de lo razonable.

El maduro tiene que abandonar la mamada porque se ahoga. Respira hondo con el rostro congestionado.

-Qué bien me sabe -dice- Venga, otra vez.

-¿Seguro?

-Seguro.

El aspirante acorrala al amigo de su tío contra las pacas de forraje. Este lo mira entre asombrado y excitado por esa actitud de macho dominante.

La verga entra otra vez hasta lo más hondo de su garganta. Insiste, se hace fuerte, atraviesa la glotis, se queda allí, resbala hacia adentro pese a los gestos de asfixia.

Al joven le gusta, lo disfruta, se demora en el punto donde cualquier movimiento de la garganta le acaricia el glande, lo calienta, le sume en un gusto que deseaba desde hacía mucho.

A punto de correrse la saca.

El maduro queda exhausto y tosiendo. Parece un rescatado de aguas traidoras con los pulmones anegados.

El joven no se separa de él. Juguetea con su polla sobre la cara del congestionado amigo de su tío.

-Cómetela otra vez -le dice.

-Espera que me recupere.

Pero el joven no espera. Le clava de nuevo toda la longitud. Y se queda bien al fondo, que quiere que sea el calor que envuelve a su glande lo que haga la labor. Y espera sujetando a su presa , inmovilizándole, llevándola otra vez a la asfixia.

Sí, el calor le llena, le sacude hasta los mismísimo huevos, le recorre incluso por dentro del culo... Y estalla, se corre con todas las ganas y llena la boca del amigo de su tío, del amigo de la familia, del hombre que ha conocido de toda la vida. Sí, que se trague su abundante lefa, que se la chupe hasta la muerte si es necesario.

El hombre batalla por no perder la conciencia, se le escapa la lefa vertida por la comisura de los labios y hasta por las fosas de la nariz.

Por fin el aspirante a policía se la saca y el aire le retorna a los pulmones entre toses y arcadas.

Queda el campesino desmadejado en el suelo con el muchacho en pie a su lado.

-Casi me matas -dice al cabo de un rato pero con una sonrisa de oreja a oreja.

-Me daba mucho gusto, Teo.

Una urraca despistada que se ha colado en el establo se posa en el borde más alto de las pacas, los mira, lanza un graznido y sale volando.

El hombre mira el sexo del joven que aún continúa medio erecto.

-¿Qué, no se te baja?

-No -contesta éste muy serio- Es lo que me pasa, que cuando empiezo tardo en apaciguarme. Tendré que hacerme una paja.

-Ni hablar -protesta el maduro- Yo seré el encargado de que se quede tranquila.

El joven mira al hombre.

-¿Y a qué esperas? -dice en un tono vicioso.

El joven permanece de pie. Espera que se le complazca. Las venas de sus brazos están hinchadas, los músculos de sus piernas se perfilan tensos. Toda su anatomía de lanzador de peso quiere una satisfacción.

Teo se levanta. Hay un velado reto entre ambos machos.

-Si llego a saber esto aquella vez que te vi cascándotela...

-¿Qué?

-Que te hubiera cogido por banda...

-¿Y?

-Que te hubiera metido una mamada...

-¿Mejor que la que me acabas de meter?

El hombre le vuelve a agarrar la polla.

-¿Cómo quieres que te la menee?

-Que me dé gusto.

-¡Qué cabrón! -se ríe.

El maduro se levanta, tiene los pantalones con una mancha de humedad en un lado de la bragueta.

-¿Te has meado? -pregunta el lanzador de peso.

-Eso no es orina -le aclara el campesino.

El joven le desabrocha el pantalón, se lo baja. Los calzoncillos están también manchados. Los aparta. El sexo semierguido del hombre, rodeado de un vello espeso, está pringado de una gelatinosa sustancia que despide olor a lejía.

-Te has corrido mientras me la chupabas.

-¿Te parece mal?

-Me la pone más tiesa.

-Es verdad, se te ha puesto más tiesa. Y a mí también se me está volviendo a poner.

El hombre ya no se conforma con el sexo del joven y ha metido una mano bajo la camiseta de éste para acariciarle sus duros pectorales.

Alza la prenda y se arroja a comerle la piel.

El joven cierra los ojos y se deja hacer por la boca del campesino.

Acaba por quitarse la camiseta para facilitarle la labor. Sus espaldas son potencia pura, sus brazos carne hecha fuerza.

-Cabrón, cómo me gustas -se le escapa el hombre maduro.

El joven ha llevado una mano hasta el pringoso sexo del campesino, ha sobrepasado su entrepierna y con los dedos untados en el todavía fresco esperma, indaga en el culo del amigo de su tío.

-¿Qué buscas? -le dice éste sin oponer resistencia- ¿Quieres darme por culo? ¿Eso buscas?

El lanzador de peso y futuro policía, le da la vuelta, le tira los pantalones hasta el suelo y se junta contra su espalda.

-Me has traído aquí con la promesa de meterla en caliente.

La polla busca la entrada del trasero.

-Móntame como si fueras el gañán -le pide el hombre de campo.

Pero el joven no necesita instrucciones: toma al campesino por los sobacos y le pone las manos sobre la nuca doblándola.

Su cipote se cuela entre las nalgas del maduro, parece no dar con el ojete. Insiste, presiona, le obliga a que se abra más de piernas. Al fin da con el orificio y empuja.

El maduro lanza un grito de dolor.

-Vamos, Teo, no me digas que tú también vas a salir huyendo como las chicas, que se escapan en cuanto me la ven.

El campesino no puede contestar.

El joven aspirante aumenta la presión y el culo del sufrido amigo de su tío se abre poco a poco.

-Venga, un poco más. Que me corro enseguida. Un poco más.

La resistencia del maduro se queda sin energía, el esfínter cede y el cipote del lanzador de peso se cuela casi por completo en las entrañas del hombre.

-Sí, eso, ahí.

-¡Joder, cabrón, qué pollazo me has metido! ¡Vámos, dame fuerte, dame duro!

Con toda la potencia de un joven de su constitución, el aspirante a policía acusa recibo de la solicitud que le han hecho y se tira al maduro con ganas.

-Reviéntame, Juanín.

Las enculadas son de una fiereza animal, dignas de las del semental que acompaña a la yegua. El choque de las carnes resuena. De la garganta del maduro salen aullido con cada tenaz penetración.

-¡Qué gustazo me das! -dice el joven.

-Y tú a mi. Arréame fuerte.

El muchacho se agarra a él como una lapa, le levanta un muslo, entra todavía más adentro.

-Esto es lo que necesito -musita- esto es lo que me hace falta, un culo así.

-Todo tuyo, zagal.

El campesino se siente perdido en el placer que le da encontrarse poseído de esa manera. Recibe los embates con gemidos,los disfruta y los sufre. Su polla, que no es pequeña, está de nuevo crecida; sus huevos sueltos se balancean con cada envestida.

Lleva una mano hasta la entrada de su perforado trasero.

-Me la has metido toda, cabronazo.

Echa la cabeza hacia atrás y se topa con los labios del joven que jadea cargado de un voluptuoso placer que no esperaba encontrar.

-Hostia,Teo, que gusto que me da tu culo -le repite de nuevo.

Le lame el cuello, le muerde en los hombros, le toma el pecho con sus entrenadas manos, le chupa las carnes dejando marcas de un rojo casi violáceo.

Lo tiene contra las pacas, con el olor del forraje unido al del sudor de ambos. Se lo trinca sin medida. No, no le hace el amor, no es un sentimiento de culebrón bobo lo que les mueve, es el más puro instinto, es el animal quien ha tomado las riendas.

La mete tan adentro como puede. Es un empuje de joven hombre que quiere sentir en un solo coito lo que no ha sentido en mucho tiempo.

El orgasmo le estalla como una mina pisada en un descuido. Pero pese a ello se resiste a dejar de follarse al amigo de su tío.

El campesino tiene la boca clavada en el forraje. Sus ropas cuelgan de su cuerpo extenuado. La fuerza y brutalidad del joven le ha sobrepasado.

Se oye, lejano, el relincho del semental, quizás porque otra vez vuelve a montar a la yegua.

-¿Crees que encontraré a una mujer que aguante esto? -pregunta el joven.

-No lo sé -responde el campesino con dificultad.

-Tienes suerte de que me vaya a la academia. Si no, no te dejaría en paz.

El hombre maduro cierra los ojos y los puños.

-¿Qué te pasa?¿No te has corrido?¿Quieres cascártela mientras te follo?

-¡Ya me he corrido, joder! -dice con rabia.

-Entonces ¿qué pasa?

-Que me jode todo el tiempo que te he tenido tan a mano sin tentarte. Y ahora ya es tarde.

El joven se separa de él poco a poco y le extrae su cipote que aún no ha disminuido en su hinchazón. Del culo del campesino escapa un hilo de esperma.

-Anda, ve a lavarte en la fuente -dice el maduro- Tienes la polla manchada de mierda.

El joven se aleja para seguir las instrucciones del amigo de su tío.

Al cabo de unos minutos, el joven y el hombre vuelven a estar donde los caballos, en el mismo lugar donde iniciaron la conversación.

-¿Se te ha pasado el berrinche? -pregunta Juanín.

-Todo se pasa en este mundo.

Y tras unos segundos, añade sonriente:

-Me he corrido dos veces. Ya no me acuerdo si alguna vez me sucedió algo así.

-Yo volvería a la carga.

Se miran.

-Soy peor que el semental.

El campesino le da una suave colleja.

-¿Cuándo tienes que marcharte para la academia?

-En una semana. Y estoy cavilando si pasarla aquí.

-¿Qué te hace falta para decidirte?

-Que me digas que te la voy a poder meter todos los días.

-En eso, la cosa será como tú la quieras.

-Ya ves que no me voy a andar con tonterías, que te follaré a lo bestia.

El campesino mira al gañán que otra vez tienta a la yegua.

-Lo dicho: tú mandas.

-Vale, me quedo.

El semental se ha vuelto a alzar sobre sus remos traseros y vuelve a la carga contra las ancas de la hembra, quien, ya resignada, se prepara a una nueva embestida del caliente animal.

SEXO ANIMAL

Xtudr is the ultimate gay fetish chat. Easily find thousands of guys in your city who share your same interests and enjoy sending and receiving live messages.

The No. 1 dating network for men offers you a quick, easy, and fun experience with which you can meet a lot of new people like superrapado.

With Xtudr you can:

- Create a profile with your photos and add your preferences.

- View the profiles and photos of other users.

- Send and receive messages without limits.

- Use the search filters to find your soulmate.

- Send and receive Taps to those who like you the most.

Sign up for the most popular fetish and BDSM app and start your adventure.

https://www.xtudr.com/en/relatos/ver_relatos_basic/27732-sexo-animal