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El graduado. Parte 2- El proyecto de la roca.

Escrito por: Canis_addictus

(Esta historia no es real. No busca representar los valores actuales, antiguos o futuros de la comunidad BDSM o Leather. Es un proyecto de escritura fantasiosa).

......

Bostezó como un cachorro al despertar. Se sentía aturdido y le dolía la cabeza. Rodó un momento; intentó estirarse para desperezarse. Fue en ese momento que se dio cuenta: ya no estaba en la cajuela del auto. ¿En qué momento se había dormido?

...

Cuando el frío le había indicado que la noche había caído de nuevo, el miedo lo invadió. El ser humano no soporta mucho tiempo sin agua, y eso lo sabía cualquiera. Tal vez su padre y hermano debían estar furiosos; pero dudaba que fuesen capaces de matarlo de esa forma: algo malo debía haberle pasado a este último. Había pasado varias horas intentando liberarse de las ataduras y la cinta. Analizó la posibilidad de que Vidal estuviera en la casa roncando. Se revolvió todo lo que las restricciones le permitieron y creyó haber logrado golpear uno de los costados en un vano intento de llamar la atención de alguien. Tenía hambre, sed y no había dormido desde...ya no podía calcular algo como eso.

….

Una luz repentina lo cegó por un momento. Fue al intentar cubrirse los ojos que cayó en cuenta de que sus manos seguían atadas a la espalda. No, no era ataduras; eran más bien como unas esposas, ya que podía mover las muñecas y tenía cierta movilidad. Eran pesadas...gruesas. Demasiado para asimilarlo. Su boca seguía seca; su estómago rugió. Además, estaba completamente desnudo.

-Vaya. Así que Blancanieves despertó sola al sentir a su príncipe cerca.

Benny reaccionó y se sentó como pudo, e instintivamente giró su cabeza hacia el origen de la voz.

-La mirada abajo pendejo. Nadie te ha dicho que puedes mirarme.

-¿Donde estoy? Tengo hambre, sed. ¿Donde está mi hermano? ¿Qué sucedió? ¿Quién es usted?Ayúdeme por favor. -Soltó Benny con voz temblorosa.

-Abajo esa mirada pendejo. - Repitió el hombre poniendo su bota sobre los hombros de Benny aplastándolo contra el piso. -De verdad que eres estúpido. Cuando yo de una orden, tu obedeces; a no ser que te de permiso de hablar, y todo lo que puedes decir es “Sí Señor” o “No señor”. ¿Te queda claro?

-Señor, por favor. No se que sucedió, pero mi familia es pobre. No tenemos más que el auto, y la casa donde vivimos es de mi tía. No podrá sacar dinero conmigo. Se lo ruego…

Lo último fue más resoplido. La punta con casco de una bota se encajó en su estómago dejándolo sin aire.

-No voy a repetir de nuevo pendejo. ¡¡¡Cállate!!!- Soltó el Hombre. El cuerpo de Benny yacía crispado; un escupitajo cayó sobre él: Soltó otro “por favor” casi inaudible. La patada ahora fue en su entrepierna y solo pudo soltar un chillido antes de comenzar a retorcerse. El Hombre solo suspiró. Esto iba ser más difícil de lo que esperaba, pensó mientras se alejaba hacia una pared. Un malacate estaba empotrado allí; el hombre sujetó la manivela y comenzó a recoger el cable metálico que controlaba. Benny todavía rodaba por el piso cuando el cable sujeto a los grilletes de sus muñecas comenzó a tirar de él. El hombre redujo el ritmo con que giraba el apartado: los brazos de Benny se fueron elevando con lentitud. Cuando estos estaban ya verticales y comenzaron a elevar su torso, Benny se quejó y entendió que debía levantarse; el primer intento fue fallido, ya que se tropezó con la cadena de los grilletes que sujetaban sus tobilos; después se puso de pié tan rápido que se mareó y hubiese desplomado al piso de nuevo sino porque ya estaba lo suficientemente elevado como para solo caer de rodillas y castigarse los hombros. El craquetéo continuaba y el chico intentó ponerse de pie de nuevo, ahora mas lentamente. Descubrió entonces que ya no pudo erguirse del todo. La rueda continuó girando y ahora Benny comenzó a inclinar su cuerpo hacia adelante para no sentir que sus hombros se dislocaban. La manivela siguió girando y pronto tuvo que elevar sus talones y sostenerse con las puntas de los dedos. Fue dejado así unos minutos: Apretaba sus parpados, labios y cuello como si eso le ayudara a reunir fuerzas. Pronto sus tendones fallaron y comenzó a tener que dar pasitos rápidos; pero era extremadamente doloroso. Emitía pequeños “ah” entrecortados y pronto sus ojos se abrieron como platos y comenzó a boquear como pez fuera del agua. El Hombre se acercó, lo tomó por un mechón de pelo y le alzó el rostro; Benny abrió la boca tanto que parecía que su mandíbula se iba a zafar; el Hombre carraspeó un poco y le soltó un gargajo en el hocico con gran puntería; supuso que era suficiente y volvió hacia la manivela.

Dos personajes observaban la escena por detrás de un vidrio. Uno de ellos soltó- Esto es patético. Mira como grazna ese pendejo. “Ay. No. Auxilio. Papá. Ayuda. Ay. Ay. Ay”. Incluso para gritar es ridículo. Hasta para dar un alarido se necesita hombría.

-¿Sí? Yo creo que es simpático.- Respondió el otro. - De cualquier forma, ninguno de los dos lo eligió. ¿No crees?

-No creo que pueda seguir viendo esto. Es vergonzoso.

El segundo personaje movió la cabeza. Tomo un micrófono para decir. - Roca: ponle una mordaza y déjalo solo dos minutos más. Después haces el cambio.

Roca asintió. Se trataba de un hombre alto; bastante musculoso y con barriga. Llevaba puesto un pantalón de camuflaje en color gris, dentro de unas botas tácticas. Un sueter de punto se adhería a su torso ancho, y marcaba sus gruesos brazos. Llevaba las mangas recogidas hasta los hombros: sus antebrazos eran peludos. Sus manos estaban enguantadas. Llevaba una capucha táctica que solo mostraba sus ojos y su boca; debajo de ella estaba el receptor y audífono que le permitía escuchar el micrófono. Asintió y tomó de una mesa una pelota de goma. y un rollo de cinta. Se acercó a Benny, que se retorcía mientras su cuerpo balanceaba y solo lograba torturarse más él solo. Sujetó su cabeza con un brazo para que dejara de oscilar y realizó la maniobra con rapidez. Al final, la mitad inferior de la cabeza de Benny estaba envuelta en cinta y un par de tiras cruzaban en arco pasando por encima de ella. El hombre soltó el cuerpo y este continuó retorciéndose y pataleando en el aire.

-Mira esos hombros y brazos. Son fuertes. Podría estarse allí una par de horas y no se descoyuntaría.

-Si, después de recitar el santoral entero y seguir de payaso. Mira, ya lo están bajando.

…..

Benny gimoteaba a pesar de la mordaza. Roca tuvo que soltarle tres patadas más antes de que entendiera lo que tenía que hacer. Le habían liberado la cadena de los brazos del cable y ahora intentaba pasar la cadena que unía los grilletes hacia el frente. Pasarla por las nalgas le fue difícil, pero por alguna razón, no había pensado en sacar los pies uno por uno y solo se balanceaba con la cadena atorada tras las rodillas. Al final optó por volver a enganchar la cadena y activar el mecanismo. Por unos segundos, Benny abrazó sus piernas con fuerza mientras colgaba como un capullo (nunca mejor dicho); hasta que por fin aflojó los brazos. Sus pantorrillas y pies escaparon pronto del bucle y su cuerpo dio una voltereta. El Hombre no emitió ningún sonido, pero por alguna razón se pudieron escuchar unas carcajadas, tremendas, pero apenas audibles: aunque quizá solo había sido la imaginación del chico.

Un par de minutos después, Benny estaba de nuevo de pie, ahora con los brazos extendidos sobre su cabeza. Cuando la rueda dejó de crujir; de nuevo se encontraba apoyado en la punta de sus pies; su cabeza colgaba hacia abajo. De nuevo una mano enguatada lo obligó a alzar la cabeza; escucho el rugido previo e intentó cerrar el hocico; pero la otra mano le sujetó el maxilar apretándolo de forma dolorosa y la mandíbula se abrió casi por reflejo. Otro viscoso y salino bocado cayó en su garganta. No fue hasta ese momento que se preguntó por que no lo había escupido él también...antes; pero para entonces ya se lo había tragado. La mano de la barbilla no se había retirado y ahora notó los ojos de su captor clavándose en los suyos.

-¿Sabes lo que es esto?- Dijo el Hombre; levantando algo que llevaba en un bolsillo. Benny cerró los ojos un momento; pero cuando los abrió, el Hombre sostenía un botellín de agua. El Hombre lo soltó, abrió el envase. Los ojos de Benny brillaron: de pronto recordó que llevaba mucho tiempo sin beber agua. En ese momento se preguntó como podía estar vivo. El hombre solo consumió la mitad antes de decirle. - ¿Quieres un poco verdad? - Benny asintió con movimientos frenéticos y el hombre levanto el brazo para vaciarle en resto sobre la cabeza. Más lágrimas brotaron de sus ojos. La carcajada esta vez si vino de el Hombre que tenía enfrente.

-Te voy a ofrecer un trato animal. Te voy a poner un reto, y si lo cumples, te daré agua. No necesitas contestar; se que estás muriendo por algo de este líquido.

El hombre dio la vuelta y Benny no pudo evitar suspirar. No comprendía lo que estaba pasando pero...agua: haría lo que fuera por un trago de agua. ¿Reto? ¿Qué tan difícil puede ser?

El Hombre regresó con un trozo de lo que parecía ser manguera de goma. Era gruesa como un palo de escoba, negra y como entre medio y un metro de largo. Debía ser de buena calidad, pues el Hombre la sostenía con una mano y golpeaba suavemente la otra: la goma apenas se doblaba. Sin previo aviso, el Hombre hizo un arco en el aire y soltó un fuerte azote sobre el abdomen de Benny. La pelota ahogó lo que hubiese sido un alarido que tal vez hubiese satisfecho al espectador invisible. Benny quedó colgado un momento mientras el hombre rió un poco y se alejó de nuevo. Regresó con un par de botes de aceite metálicos. Las colocó al lado de los pies del cautivo, a cierta distancia.

-Muy bien animal; este es el reto. Vas a subir tus pies a estos botes y vas a tener que aguantar diez minutos en esa posición. Si lo logras, tendrás tu agua: ¿Entendido?

Benny no esperó la instrucción y comenzó a estirar sus patas intentando en vano alcanzar los cilindros. El Hombre se alejó y aflojó el cable hasta que el cautivo pudo bajar las manos a la altura de sus orejas.

-Bien; ahora creo que podrás hacerlo. Podrás hacer todos los intentos que quieras, hasta que te rindas y dejes de intentarlo, o hasta que hartes; lo que pase primero. Esta es la única vez que te voy a ayudar. Si te caes, el tiempo se reinicia y tendrás que encontrar la forma de volver a subir. Si no puedes, peor para ti. Ahora sube.

Benny obedeció de inmediato; tenía demasiada sed. No le costó mucho subir ya que los botes eran pesados (debían estar llenos de arena o cemento). Sus piernas quedaban abiertas casi todo lo que le permitía la cadena entre ellas y podía apoyar perfectamente los pies, aunque la posición le causaba cierta tensión incomoda en las verijas. La rueda volvió a crujir y poco a poco sus pies perdieron contacto con la tapa de los botes mientras sus brazos se estiraban. Poco después, intentaba no agitarse y luchaba por mantener por lo menos los dedos sobre la tapa. Cuando la rueda se detuvo, le faltaban escasos centímetros para que sus dedos llegaran al borde de la superficie.

-Muy bien. Corre tiempo, pendejo. Dijo el hombre mientras cruzaba los brazos. Benny intento hacer acopio de fuerza, pero un movimiento sutil, quizá un reflejo, tiró de uno de sus pies haciendo que los dos se resbalaran y quedó suspendido de los brazos. El dolor era intenso y comenzó de nuevo a retorcerse. El Hombre se quedó quieto y esperó.

Debieron pasar casi los diez minutos, que hubieran bastado para concluir la prueba, cuando por fin, Benny volvió a conseguir la posición. El ejercicio le había castigado los brazos pese a que en repetidas ocasiones los había doblado para elevar su cuerpo. Ya lo sospechaban desde antes, pero en ese momento les quedó a todos clara la razón por la cual había sido elegido en primer lugar. Benny miró suplicante a Roca y este asintió. Benny intentó concentrarse, cerró los ojos y permaneció dispuesto a no mover un músculo en los próximos diez minutos. Todo iba bien, y el hombre se alejó unos pasos. Se acercó a Benny blandiendo el azote de caucho: de pronto le descargó un fuerte azote en la espalda. La mordaza de Benny vibró y él quedó colgando de nuevo.

-Lástima. Eso, es la señal que te voy a dar cada vez que logres aguantar un minuto. Aguanta diez de esos sin caer y listo. Es todo. -Soltó Roca mientras el pobre Benny intentaba de nuevo subir a los botes. Estaba punto de lograrlo cuando una bota se apoyó en el centro de la cadena y la llevó al piso, haciendo que sus pies se acercaran. Benny gimió.

-No es tan sencillo pendejo. A partir de este momento tendrás que pagar un precio por cada oportunidad.

El azote silbó y de nuevo impactó contra el abdomen de Benny. Era una sensación quemante que pareció hacerse más intensa después de que el instrumento se separó de su piel. El Hombre de nuevo esperó; se tomo su tiempo antes de soltar otro; unos segundos, quizá un minuto. Después soltó un tercero. La parte superior del rostro de Benny estaba roja, casi del color de una cereza. Sus párpados se apretaban y más lágrimas escapaban de su rostro. La mordaza ahogaba sus gritos. Después del décimo, Roca dejó de pisar la cadena y el cuerpo de Benny quedó balanceándose, colgado como un trapo.

-Ya está bien basura.- Soltó la Roca unos minutos después. - Por mi te puedes quedar allí tendido como ropa hasta que te termines de secar. Pero te aviso que del agua; no la esperes de mi; y dudo que alguien más venga por aquí en algún tiempo. ¿Qué dices; te rindes?

Benny reaccionó: El abdomen le dolía lo indecible; pero recordó el agua e volvió a intentar trepar a los botes con desesperación. Esta vez no le costó tanto, ya que descubrió que al lograr apoyar uno de sus pies, la propia cadena le servía como guía para solo estirar y subir el otro. “Esto me será útil para la próxima vez que… No seas estúpido Benjamín”

-Muy bien. Arranca el tiempo de nuevo…

….

En su segundo intento, Benny volvió a caer al primer azote. Al segundo logró aguantar tres. Algunos intentos fallidos más y los azotes de pago tuvieron que comenzar a ser en las nalgas. Siguieron más, y otros más.

….

Pasó el tiempo y Benny comenzó a perder la noción de quien era y en donde estaba. De pronto cumplir el objetivo se convirtió en lo único que tenía en mente. Volvió a subir de nuevo: 1, 2, 3, 4, 5, 6, nooo!. Otra vez. Gritos contenidos, dolor. Otra vez. 1, 2, 3, argh. Otra vez.

Detrás del cristal, los espectadoras disfrutaban de la puesta en escena.

La verdad es que el propio Benny era muy estúpido para darse cuenta de que en lo ocurrido con Alfredo, este no había hecho ninguna obra de caridad. Cierto es que el chico tenía esa gracia de los jóvenes de familias importantes; pero lo cierto es que Benny…

El padre de los chicos había sido muy duro con ellos. Benny asistía a entrenamiento deportivo después de la escuela casi desde que tenía memoria; y había comenzado a trabajar en el Gimnasio casi desde los 13 años. Le habían inyectado hormonas para que no se detuviera su crecimiento, como se temía en un puberto, y como resultado; el trozo de carne que se hallaba expuesto en ese cuarto era un ejemplar único.

Sus cabellos eran ásperos y generalmente tenían el aspecto del pasto seco; pero ahora, mojados por el sudor que le escurría, habían adquirido un tono dorado casi blanquecino. Su mandíbula era ancha; con ese aspecto simiesco de los gamberros del sur de los Estados Unidos. Su cuerpo; tenso y castigado, recibía la dura luz de los leds del techo y los reflejos del sudor marcaban ahora sus músculos, duros y enormes para un chico de su edad. Empapado de sus propios fluidos, brillaba como si se hubiese convertido en una estatua viviente de algún raro metal rosáceo. Una estatua de un dios de los antiguos agricultores paganos; un dios encadenado y torturado.

-Puedo ver que el espectáculo no solo te divierte. Incluso te has excitado.

Vuelve a repetir eso y yo… - Respondió agresivo el que antes se había burlado de Benny. Pero el sujeto señalo con la mirada el bulto que el miembro erecto levantaba sobre sus vaqueros.

-Vamos, con calma .-Respondió el otro. -Tenemos espectáculo para rato.

….

Realmente el espectáculo duró bastante. Tras recibir el décimo azote minutero, Benny se dejó colgar de golpe. Le dolían los brazos, las piernas...pensándolo bien, hubiese sido difícil decir qué parte del cuerpo no le dolía. Al final terminó recibiendo más azotes de los que pudiera contar y su vientre, pecho, nalgas y espalda se encontraban llenos de gruesas rayas que comenzaban a tomar un tono marrón rojizo. Había dejado un charco en el suelo: parte miados, parte sudor y…

-Pedazo de enfermo.- Soltó Roca.- Te corriste como cinco veces. ¿Estás disfrutando esto verdad?

Benny cerró los ojos; “qué diga lo que quiera” pensó. “solo...”

Roca se alejó; fue a la mesa y trajo una cubeta llena de líquido, la cual lanzó contra Benny dejándolo escurriendo.

-Muy bien; trato cumplido. Allí tienes tu agua. - El Alarido de Benny se hubiese escuchado a tres cuadras si no hubiese estado amordazado.

-¿Qué de veras no le van a dar agua? Se va a morir- Dijo el antiguo crítico de Benny. - A este momento ya debe haber sudado su última…

-No seas tonto. Cuando empezó esto estaba excelentemente hidratado. Le pusimos dos litros de solución salina mientras estaba sedado. El suero causa una sed intensa: eso y creer que no ha bebido en dos días es lo que lo tiene desesperado. Terror psicológico amigo. Ahora síguete jalando la verga, que esto va a mejorar.

Roca se había alejado de nuevo y volvió arrastrando un pequeño carro que colocó cerca del cuerpo de Benny.

-Animal. Ya veo que la broma no te cayó nada bien, y entiendo que a este momento debes estar muerto de cansancio; pero no te preocupes, tengo algo que te va reanimar. - Y dicho esto; tomó los cables con caimanes que estaban sujetos a la fuente de poder y los hizo entrechocar sacando chispas. Benny, que pensaba creía estar a punto de desmayarse, abrió los ojos como platos. Volvió a levantar su cuerpo como si intentara trepar al cable que lo suspendía y permaneció allí unos segundos antes de caer de nuevo.

-Antes de que lo vuelvas a hacer… -Dijo Roca mientras pisaba de nuevo la cadena de los grilletes -déjame asegurar esta cadena al piso.- Había una pequeña argolla y bastó un candado para hacerlo. Cuando todo estuvo listo. Roca volvió a tomar los electrodos, los volvió a entrechocar y sonrió antes de empujarlos contra el costado de Benny. La luz parpadeó y la mezcla de agua y la sal del sudor de Benny condujo la corriente haciendo que este se agitara. Roca estuvo conforme con la reacción y contó hasta diez antes de volver a hacerlo.

….

No repitió ningún punto dos veces. Primero fueron los costados, en tres sitios cada uno. Luego los pectorales; luego el abdomen. Los brazos y las piernas tuvieron que se con menos corriente, ya que el espasmo asimétrico podría dañar las ya castigadas coyunturas del cuerpo cautivo según su experiencia. Las nalgas, por otro lado…

Cada contacto soltaba una pequeña chispa y lograba tensar hasta su última fibra muscular. Oh, si su padre, que siempre menospreciaba su trabajo en el gimnasio, lo hubiese visto en ese momento. Benny seguía consciente, pero ya no movía su cuerpo y su mente se había vaciado. Los electrodos lo tocaban y el cable vibraba como una cuerda de guitarra. Ya no era dolor: no se podría describir esa situación. Era sufrimiento: Total, avasallador, infinito. La mirada de Benny ya estaba perdida. De haberlo soltado en ese instante, hubiese caído como un costal de papas al piso. Roca agradeció su máscara en ese momento; este hombre había soportado hasta ese momento sin desmayarse: no hubiese podido ocultar la admiración en su rostro de no haber estado cubierto. Aún así, quedaba el remate. Se escuchó un zumbido tanto del aparato como del cable. La mordaza de cinta fue incapaz de retenerlo más y las sujeciones laterales se reventaron. La boca se abrió tan grande como era, liberando la bola de goma junto a un alarido que casi le revienta los tímpanos a Roca. Era un lamento ronco y penetrante a la vez; la voz de una bestia exhalando su ultimo aliento. Dejó caer los electrodos y el cuerpo convulsionante volvió a colgar como un fardo. Su respiración, ahora con la boca abierta, era profunda...bufaba; bufaba como un toro. Sin embargo, ese era el único movimiento de su cuerpo. Sus ojos estaban abiertos; vítreos, parecían los de un desquiciado. “Maldita sea.” Masculló Roca de forma casi audible”; Aguantó las descargas en las bolas y sigue despierto.

Roca permaneció sentado un rato. Le tomó tiempo reorganizar sus ideas: el trabajo no había terminado aún. Solo era la primera de muchas sesiones. Comprendió entonces que este sería tal vez el proyecto más duro al que se enfrentaría. Al final se puso de pié y cogió la maleta que había tomado del estante. Se acercó al malacate y lo soltó de lleno; ¿para qué andar con cuidado ya? El cuerpo de Benny se desplomó, tal como se esperaba, y sus brazos pudieron por fin descansar desde hacía...ya no existía el tiempo entonces.

Roca se acercó al cuerpo tirado. Sacó un collar de acero. Era grande, como para el cuello de Benny, pero ajustaría bien. Lo colocó en su sitio y procedió a cerrarlo con un candado. Sacó luego algo que era como una cadena para pasear perros; pero mucho mas gruesa. Sujetó un extremo a una armella empotrada en el collar y enrolló el otro en su brazo.

-Arriba animal. Ponte en cuatro y sígueme.

Benny no se movía, así que Roca soltó otra sarta de azotes a su cuerpo magullado. Al final, pareció reaccionar. Se movía de forma lenta...desesperante...parsimoniosa. Al final se puso de pie: Parecía un tigre por su seriedad, tamaño y rayas.

-Vamos bestia. Sígueme.

Benny movio su mano y empezó a andar. Roca lo llevó hasta donde estaba la silla y se sentó. Abrió un poco sus piernas y condujo a Benny hasta que lo tuvo frente a su cuerpo. Le iba a ordenar “Sentado”, pero lo pensó mejor y dijo- “Ahora trata de juntar tus talones dejando abiertas tus rodillas y vas a apoyar tus nalgas en ellas; tus manos deben seguir en el piso en todo momento. - Benny obedeció la orden y Roca aclaró. - Muy bien; esta es la posición que tendrás que asumir cada que te diga “Sentado”.

Roca soltó la cadena, que permaneció enrollada a su brazo. Sacó entonces su verga, que llevaba peleando contra la tela hacía mucho rato. Tenía una tranca enorme; gruesa y venosa que palpitaba de forma visible producto de la excitación continua. La agitó un poco, pero ya tenía una erección considerable. Notó que Benny la miraba: después de todo aún reaccionaba.

-Muy bien puto. Ahora escucha; vas a abrir tu hocico y te vas a tragar esta tranca. Más te vale cubrir esos dientes con tus labios porque si no, no sales vivo de aquí. ¿Entiendes?- Benny no respondió, pero abrió su boca. Roca tomo de nuevo a Benny del cabello y lo condujo hacia su miembro. La sensación del trozo dentro de su boca hizo reaccionar a Benny, el cual comenzó a sorber y a acariciarlo con su lengua. Roca tomo aire y cerró los ojos. Era una mamada torpe; sin ritmo; pero se sentía muy bien. Sin darse cuenta comenzó a mover su pelvis intentando coordinar su movimiento con el de Benny. Rayos; iba a tener que enseñarle a hacerlo de la forma correcta; esto iba a tardar, pero...¿Para que apresurarse?

-Vamos perro, traga...traga...te lo ganaste campeón. Sigue así puto.- Suspiraba Roca. Había tomado un par de botellines de la mesa y dejaba caer el agua sobre su miembro. El puto no reaccionaba, pero tragaba el líquido mientras continuaba lamiendo el miembro de su torturador. El agua no estaba fría, pero retardó un poco la venida del torturador. Al final, Roca terminó agarrando al cautivo de las orejas y le embistió la garganta hasta que sintió sus bolas contraerse, su verga palpitar y estalló llenando de leche el hocico de Benny.

-Pues bien. Es una de las mejores corridas que he tenido en mi vida. Y veo que no es diferente para ti.

El joven estaba sonrojado. Cuando el hombre le entregó los billetes ni siquiera hizo el intento de contarlos; solo se los guardó en la bolsa.

-No te apenes chico. Ese semental que nos trajiste haría excitarse al macho más bragado. Me impresiona que hayas aguantado todo esto sin vomitar, desmayarte o salir huyendo. Tienes talento para este negocio.

-Cierre ya la boca. Espero no volver a este lugar jamás y espero no volver a verlos nunca- Respondió.

-Ese es tu problema muchacho. Ahora solo espero que la historia que le vas a contar a tu padre sea buena. No queremos tener problemas. Ya sabes; si alguien se entera, lo que has visto que le hicimos a tu hermanito será un paseo por la playa comparado con lo que haremos contigo. ¿Entiendes?

El chico apretó la mandíbula para contener lo que quería gritar. Dio la vuelta y se dirigió hacia la puerta. Estaba cruzando la puerta cuando escuchó: - Buena suerte Caín...o no; creo que es Vidal: ¿No?

El graduado. Parte 2- El proyecto de la roca.

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