Y de repente un dia de la nada, me llegó una notificación de whatsapp donde me habían agregado a un grupo. Estaba trabajando en la oficina de la tienda. Vi el nombre y decía “comando pantera” y vi que Armando me había agregado.
La foto del grupo era de una placa de policía. Entonces empecé a ver la lista de integrantes y reconocí a muchos de los polícias que fueron al cumpleaños y también a los “Segundos” que como yo estuvimos de mesereando para el Comandante y todos los polis del grupo de Armando.
Me asusté porque no sabía qué estaba pasando, para qué era ese grupo y por qué Armando me agregó.
Me dio mucha cosa porque era mi número personal y mi foto de perfil.
Le quise enviar un mensaje a Armando para preguntarle de que se trataba pero en eso un tal “Cabo Espino” publicó un mensaje:
Cabo espino:
A ver segundos una foto y presentense a todo el grupo digan de Quién Son segundos, la foto donde se vea la cara y cuerpo en bolas putitos
Empecé a temblar, ¿y ahora? ¿qué quiere Armando que haga? ¿ya será público que Armando me coje? ¿toda esta gente lo tiene que saber? Obvio pensé en salirme pero también me daba miedo que Armando se enojará conmigo. Vi como algunos números empezaron a responder:
Migggue:
Hola señor soy Miguel y soy segundo del Comandante Pérez tengo 23
Y venía con la foto de un chico delgado clarito de piel de pelo corto parado en 4 patas de frente mirando a la camara sobre una cama.
Juliiito:
buenos días señores soy Julio tengo 30 y soy segundo del Comandante Palmeras
Su foto era en 4 enseñando el culo y mirando a la camara hacia atras era un chavo moreno claro pelo negro y sin vellos
Otro más:
Soy Leo tengo 24 y soy también segundo del comandante Pérez
Y en su foto estaba de pie frente a un espejo desnudo, un chavo de complexión media con tatuajes y algo de vellos.
A todos ellos los vi en la fiesta del cumpleaños del Comandante. Casi no hablamos pero junto a ellos estuve sirviendo tragos y cervezas. Conforme aparecían fotos, los policías del grupo empezaron a comentar debajo de cada una. Y haciendo bromas de cada uno.
“Cada vez se los agarran más jotitos”
“Esas nalgas ya están corridas jajajajaXD”
“Ya bañe a sus segundos comandante pérez”
“Ese putito se los trago bien rico, gracias de nuevo comandante por el préstamo”
“Cuando guste comandante, le encantan los mecos a este wey”
Se hacían bromas entre sí pero así se llevaban. Empezaron a compartir stickers de genitales y memes. Como cualquier grupo de amigos.
Yo estaba temblando, no sé si la idea me excitaba o me daba terror, quería desaparecer y ya olvidarme de ese tema. Archivar el grupo y hasta ahí. Hasta un primo que pasó por el pasillo me vio clavado en el celular y me preguntó si todo estaba bien. “Si primo todo relax, ando haciendo cuentas…” Desactivé las notificaciones y cerré mi celular.
Tratando de relajarme o pensar qué hacer. Cómo chingaos me metí en esto, empecé a decirme.
Me hice pendejo un rato pero luego tuve que volver a abrir el grupo. Entonces ví que le hablaban a Armando:
Comandante López, no hemos visto a su segundo
Y en otro mensaje Armando me envío un privado: Presentate chingada madre
Uff, empecé a sudar y sentí miedo. Ahora sí más que la excitación era sudar frío. Ya la cosa con Armando era algo que me costaba mucho trabajo entender y darle un lugar en vida me conflictuaba un chingo pero ya empezar a ser más público con otros policías locos ya era un exceso.
Pero aun así me daba más miedo lo que Armando me podría hacer si me negaba. Ya eran varios meses de permitirle muchas humillaciones privadas. Y aunque no podía dejar la adrenalina que me hacía sentir, los nervios todavía me ganaban.
Envíe al grupo una foto que ya le había enviado a Armando, una selfie donde aparezco acostado en la cama boca arriba, me había rasurado casi todo el cuerpo excepto las piernas, pero aparecía con el pelo suelto y algunos vellos púbicos.
Tenía la verga parada y en la foto me mordía el labio.
Hola buenas tardes soy roberto y soy segundo del comandante López.
Empezaron los mensajes
“JAJAJAJA qué es ese capullito”
“Tiene más greñas que verga”
“Jajaja a López le gustan las pasitas”
“¿Cuánto te mide esa madre wey? - preguntó un policía
“11 cm” contesté
“JAJAJAJAJAJA”
Las burlas siguieron un poco más. Armando no dijo nada. En mi interior sentí que crucé una línea y mi vergüenza, calentura o lo que sea que tenía con Armando dejó de ser privado para ser publica.
Sentí enrojecer todo mi cuerpo, pero al mismo tiempo con la adrenalina de siempre, esa cosa entre calentura, de querer más, ver hasta dónde puede uno llegar para hacer las cosas mas y mas calientes. No sé. Aun así sentí que era un buen momento para empezar a huir de este mundo de Armando y estos policías. Ya era demasiado peligroso, sentía.
De repente el que aparecía como Cabo Espino publicó otro mensaje:
“ok este grupo no es para estar chingando maricones. Aquí nos pondremos de acuerdo de las próximas fiestas. Les vamos diciendo qué procede,a menos que el comandante quiera aquí les pediremos cosas. Pero nada de esta chingando con memes o mamadas. “
La mayoría contestó de enterados y ya nadie más escribió en el grupo en todo el día. Luego borraron todos los mensajes.
Le mandé un mensaje a Armando pero no me respondió. Entonces recorde que ya me había dicho algo de una fiesta o fiestas, en las que yo suponía que estaría de mesero, así como en el cumpleaños del comandante.
Me tranquilizó que los polis aunque jariosos eran discretos.
Empecé a ver los números del whats, en total éramos 10 de los cuales 5 eran polis y 5 segundos.
Ese día era viernes, casi siempre Armando me mandaba mensajes los viernes en la tarde noche cuando yo ya estaba de salida del trabajo o los sábados en la mañana y rara vez en la noche.
Como a las 7 me envió un whats:
* Mañana paso por ti como a las 8 am. Vamos a una playa cercana. Necesito que me ayudes a llevar unas cosas. Yo te invito el desayuno. Inmediatamente le contesté que sí. “lleva tu traje de baño”.
Prepararme para ir a ver a Armando incluía una serie de preparativos psicológicos y físicos que él me dejó bien claro con el paso de nuestros encuentros. Primero ayunas y estómago vacío por obvias razones.
Luego recortarme un poco los vellos de las piernas que no estuvieran tan peludos y también en mi vello pubico y vellos.
Me rasuraba y recortaba igual vellos de pecho, axilas y ombligo. No sé qué hubiera hecho si Armando me dice depílate todo con cera o algo así.
Eso sí no podía hacerlo por miedo a que mis primos se dieran cuenta si un día vamos a la playa o a la piscina.
Los preparativos psicológicos era como entrar en un sueño donde era yo pero era un yo obediente que le gustaba ser utilizado. Porque a esas alturas había que aceptar que me encantaba que Armando me tratara rudo, aunque eso sí, todavía me dolía cuando me la metía fuerte o le gustaba que le hiciera garganta profunda.
Aun así, pese a como me sentía, mi verguita se paraba dura y se excitaba con todo lo que armando me hacía. Como metía sus dedos en mi culo viendo que estuviera bien lubricado antes de clavármela como en tres fases, primero la cabeza, tronco medio y hasta el fondo.
Lo que siempre me hacía gritar un chingo y a veces me tenía que tapar la boca cuando no podía hacer demasiado ruido.
Pero ahora íbamos a la playa y eso no había pasado. Íbamos a estar en un viaje en carretera por una media hora o más tiempo y no íbamos a estar cogiendo todo el rato o todo el rato tendría su verga en la boca.
Eso me daba un poco más de nervio, tener que platicar con Armando en el camino. Como siempre casi no pude dormir esa noche.
En la estación de bus del siempre se paró en un carro rojo sentra que no le conocía. Me subí, me dio la mano saludando como siempre en público y empezó a tomar la salida hacia la carretera.
Me empezó a contar que el día anterior habían jugado fútbol los del equipo de la policía y que habían empatado con los del poder judicial. Yo quería preguntarle por el asunto del grupo. Cuando ya estábamos en camino dijo:
Ahí en la guantera está tu desayuno, de una vez… -
Abrí y había un sobre transparente de ziploc pequeño con dos pastillas transparentes…
¿Qué es eso?
Pa que te pongas en lo que terminas las cosas que necesito que hagas y luego nos vamos a la playa un rato.
Armando siempre me daba muchas drogas porque pensaba que así me ponía más caliente pero también era como que quería que me pusiera así pensando que así tal vez recordaba menos o él se sentía menos culpable o algo así.
Pero como que me drogaba para poner una barrera donde se valía entonces que el me cogiera así.
De cualquier forma como soy bien sumiso me trague una pastilla.
-Las dos. Ponte bien.
Tomé la otra y pensé en cómo me iba a caer si tenía el estómago vacío y en ayunas.
-Oye Armando, te quería preguntar…qué onda con ese grupo de whats, qué plan con eso…jeje. - Se quedó bien un rato el camino.
-Es para las fiestas que te platiqué. Ahí nos vamos a poner de acuerdo antes. No es para que la cagues o subas tus videos mariconeando.
-ok…jeje. ¿Y qué tal se ponen esas fiestas?
-Relax, al comandante le gusta tomar sus whiskys y hay que estar ahí. Ya vas a ver.
Era la primera vez que sentía un poco de confianza como para preguntarle algo o hacer plática con Armando. Era muy directo con sus órdenes y medio seco. De repente quería que le platicara del trabajo o algo pero no estoy seguro si me escuchaba.
-Oye y ¿dónde conocieron los comandantes a sus segundos…?- Le pregunté. Y él primero como que pensó algo y luego se río.
jajaja, pues donde igual yo te conocí… vieron un wey que es buen segundo y se lo agarran así como te agarré tú. jajaja
-Pero…¿cómo sabías que me iba a ir contigo y hacer esas cosas en tu carro ese día en la fiesta?
-Por qué se huele cabrón. Que te gusta la verga y quieres una verga. Quieres un cabrón que te diga qué hacer porque tu no sabes nada qué verga hacer. Te quedas callado como pendejo. Eres un segundo echo y derecho, a ti lo que te gusta es hacer lo que yo te diga y tienes suerte que soy bien chido contigo.
Entonces, ¿tú sabes quién podría ser… gay?
No se trata de ser maricon, pendejo…se trata que tenemos un pinche trabajo donde en cualquier momento un pandillero nos deja ir un fierro o nos mata con un golpe de tubo. Donde tenemos que madrear gente que se pone pendeja y loca. Qué verga. Esa pinche adrenalina te hace querer coger todo el pinche tiempo y las viejas no aguantan ese ritmo. Por eso a veces necesitas un machito como tu que le guste empinarse y ser vieja un rato y hacer lo que diga ... .- No supe qué responder…
-Ok… creo que entiendo…
-Qué vas a entender si eres un putito fresita…- dijo sonriendo y no molesto y me agarro la boca metiendo un momento un dedo en mi lengua.
Su humor era raro. Llegamos hasta una estación de policía que estaba en el puerto a donde fuimos. Le abrieron una puerta de metal en la parte de atrás y entramos como a la parte posterior de la estación. Puso el auto en reversa junto a una puerta y se metió a lo que parecía una bodega.
A los 10 minutos salió con un diablito y 5 costales de algo que parecía congelado. Eran mariscos.
Yo ya estaba sintiendo los efectos de la droga. Empecé a sentirme muy sensible al aire, al tacto y estaba medio mareado e hiperactivo.
Me pidió subir los costales a la cajuela mientras él hablaba con otros polis. Los traté de acomodar y al rato él apareció y nos fuimos.
Agarró camino hacia donde hay unas casas como a dos cuadras de la playa y nos bajamos en una casa blanca grande pero vacía. En la sala de la casa había unas neveras.
-Acomoda los mariscos en esas neveras, luego sales aquí a la carretera por un 12 de tecates. — Y me dejó el dinero. Mientras él se fue a otra parte de la casa.
Mientras iba solo sentía oleadas de calor y la brisa se sentía muy intensamente sentí que me quería tirar al suelo y fundirme con la arena. Veía colores entre las plantas. Apenas y regrese.
Vi que Armando estaba sin playera y con una bermuda.
-Ponme bloqueador…- ordenó y me pasó la botella
Yo le pasé el bloqueador por su espalda, por sus cicatrices en su piel morena y dura. Me incliné para ponerle en las piernas. Luego se volteó. Y le puse en le pecho en la barriga y en los brazos.
-¿Qué trajiste? - Me preguntó
-Una tanga, medias negras de encaje y una falda
-¿La de colegiala?
-No, la negra que parece se sirvienta
-Cámbiate frente de mí.
Me paré a unos metros de él y me empecé a quitar la ropa. Deje caer mis bermudas, mi playera y mis boxers. De mi mochila saqué la ropa y empecé a ponerme primero la tanga la falta y luego las medias.
-Deberías tener un bikini
-Jejej lo agrego a la lista
-Ya se te paró…- me dijo. Y sí ya la tenía paradita…
-¿Ya te pusiste caliente putita?
-Sí Armando.
-Suéltate el pelo y ven a chupar
Me puse de rodillas y le bajé el short. Agarre la verga morena que ya conocía y empecé a humedecerla con la lengua.
Escupí un poco en la cabecita y la moje casi toda sintiendo como crecía.
-Mírame… - Me ordenó y lo miré… -¿Te gusta esa verga verdad?
-Sí…- dije intentando sonar coqueto mientras se la jalaba mientras lo miraba a los ojos.
-¿Por qué eres así de putito?
-Porque así me pones
-¿Quieres que te preñe? ¿Que te deje el culo lleno?
-Sí Armando…
-Pídemelo. No mires a otro lado. A mi cara.
-Quiero que me llenes el culo de tu leche…
-¿Por qué la quieres?
-Por que soy tu hembra y necesito tu semen. Cuando me preñas me siento tuyo…
-Chúpale, déjala bien babosa…
Yo estaba en otro lugar bien drogado, cada chupada a su verga me daba un sinfín de sensaciones, cosquillas que me llegaban desde la lengua hasta el culito que me palpitaba deseando verga.
Sentí que su pito me sabía a piña, a frambuesa, como si fuese una paleta la chupe saboree sintiendo los sabores frutales.
Oía como Armando gemía lo que significaba que lo estaba haciendo bien. Me sentí satisfecho de oír como me disfrutaba mi boca por dentro. Traté de metermela más a la garganta.
En ese estado sentía como que podía aguantar más la respiración que podría estar con su verga atravesada en la garganta por minutos, horas o días.
Luego respiraba y me reía porque pensaba que su verga era mágica y tenía sabores. Y me encantaba como se sentían sus huevos en mi lengua.
-Párale…te los quiero dejar dentro.- Me dijo y me levanto. Me llevó hasta la nevera donde me puso empinado. Luego acercó un banquito para que pusiera un pie y quedarán mis caderas justo a la altura de sus nalgas.
Sentí que estaba girando en un mundo de colores y caramelos.
No podía parar de sonreír como pendejo y sentía muy rico las manos de Armando presionando mi espalda contra la nevera, acomodándome para que su verga pueda entrar entre mis nalgas.
Sentí como Armando alcanzó una cerveza, la abrió y me la vació con el pico de la botella apuntando a mi culo, como si quisiera rellenarlo, sentí como la botella entró un poco entre mi ano, y luego como el líquido frio se me metía. Todo al cien porque estaba drogadisimo.
Luego Armando empezó a introducir su verga como le gustaba, primero que entre la cabeza, luego un jalón hasta la mitad y luego toda hasta dentro.
Las lágrimas se me caían como loco y estaba babeando, no sé si gimiendo o llorando. Sentía dentro mi una cosa que me llenaba de calor, de frio, de dolor, de mucho placer.
-Ay Armando, Ay Armando… - Gemía ya creo que como una perra en celo. Yo sentía la respiración de él hacerse más fuerte. Luego sentí como me agarro del cabello y me lo hizo hacia atrás. Me agarro con una mano el pelo y el otro me estaba pegando con la palma durísimo, plaz, plaz, plaz se oía.
Cuando se vino fue como un chispazo al interior que me prendiera, su venida calientita me llenaba todas las tripas, sentí uno, dos, hasta tres disparos de su semen. La droga me hacía sentir todo.
-Sácala toda Armando, dame toda tu leche por favor, embarazame hazme tu perra.
Armando dio un grito de alivio: aaaaaaaaaah, aaaaah y se vino con un sonido como de oso roncando.
Yo también me había venido pero estaba tan drogado que ni lo sentí en ese momento. Armando se separó de mí y todo adolorido por la pose me incorporé y vi las gotas de semen chorrear hacia abajo de la nevera. Era mi venida. Me sentía entumecido pero insensible por la droga. Armando se fue al baño, se puso de nuevo su short y agarró una chela.
-Ponte tu short de baño y nos metemos al mar ... .deja mis mecos dentro de ti jajaja. - Dijo y se fue.
Cuando salí Armando estaba nadando. Me pidió que le alcanzara una cerveza y me meti al agua hasta donde estaba. Tomó su botella y brindo con la mía.
-Qué rico me hiciste venir putito, lo hiciste muy bien. Verga me siento bien relajado.
Yo sabía lo que se sentía cuando te vienes y te sientes relax. Yo estaba bien drogado todavía viendo el sol y viendo a Armando que me veía.
Yo quería que me abrazara pero obvio no lo iba a hacer. Pero me sentí muy bien y dentro de mí sentí muy rico que logré mi trabajo de hacer feliz a mi macho y satisfacerlo.
Eso me hacía feliz.
Sumiso de Policía 6
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