La decisión de Edgar - Parte 2

Con 16 años la maldición que tengo entre las piernas no para de crecer, mide mas de 24 cm en reposo. He intentado muchas veces tener una erección, pero me cuesta mucho, la última vez que lo conseguí la polla me sobrepasaba el pecho, es un monstruo que crece a un ritmo descomunal ¿y de grosor?, hace tiempo que mi mano no la abarca completamente.

Desde que soy consciente de lo que me cuesta tener una erección y llegar al orgasmo (desde mi primer intento, solo he conseguido llegar al orgasmo una vez y no lo he vuelto a intentar) me he vuelto más introvertido, ya no voy presumiendo, en los vestuarios intento pasar desapercibido aunque siempre hay el gracioso que me busca para exhibirme o para insultarme, ya me estoy acostumbrando a que me llamen “el hombre elefante”, “friki”, “deforme”, a los primeros les sigo la gracia confiando que pase pronto y me olviden rápidamente, a los otros, bueno digamos que cada vez me afecta más. Odio tener una polla tan descomunal, intento llevar ropa ancha, que de alguna manera disimule mi enorme bulto. Siento envidia de mis amigos y sus pollas normales, incuso de los que la tienen pequeñas, ahora sé que estoy mal hecho y que lo que tengo entre las piernas solo sirve para molestar. Con 18 años ya había dado el estirón, pero mi 1,75 mt no disimulaba la maldición que ya llegaba casi a los 30 cms en reposo. Andar es una molestia, intento ocultarla lo mejor posible, pero es muy incomodo y ya no digo sentarse.

Con 20 años y en la universidad cada vez soy mas introvertido, fue por esa época cuando se corrió la voz de que aún era virgen y empezaron a acosarme, las burlas y humillaciones se sucedían una tras otra. Al principio solo eran insultos, poco a poco fueron a las manos, utilizaban mi polla como diana y siendo tan grande era difícil fallar. En la ducha, esperaba que todo el mundo saliese para ir a ducharme solo, con tranquilidad.

Un día varios compañeros de la universidad esperaron ocultos a que me desnudara, cuando acabé de desvestirme salieron de dónde estaban ocultos. Uno de ellos me agarró por detrás inmovilizándome la parte superior, los otros 2 me sujetaron las piernas forzándome a abrirlas y dejando mi polla expuesta a lo que quisieran hacerme, intentaba zafarme, pero ellos eras más y mas fuertes. Mi frustración me hizo llorar y suplicarles que me soltaran, pero no. El artífice de la brutal broma sacó un móvil y empezó a grabarme mientras los otros me sujetaban.

- Señores, les presento al hombre elefante. La persona con la tranca más grande del mundo y que no le sirve para nada.

- Por favor, dejadme en paz -les suplicaba entre lágrimas.

Uno de ellos mientras me sujetaba la pierna, me agarró la polla y empezó a manosearla. Esta se puso morcilla y aun creció más. Todos se pusieron a reír, la polla me sobrepasaba la rodilla. Era un monstruo y no paraba.

- Va por ustedes señores, patada de kickoff.

Entonces el que grababa se acercó rápidamente y me asestó una fuerte patada en la polla que rebotó en todas direcciones. Grité de dolor, intentaba zafarme pero era imposible, seguían grabando aún incluso cuando no paraba de gritar y llorar. Solo oía risas y burlas, me agarraron otra vez la polla.

- Oye, se la meneamos, ¿crees que se le pondrá dura?

- Lo dudo mucho, no creo que su cuerpo pueda vivir desviando tanta sangre a la polla.

Entre todos me tumbaron en el suelo y empezaron a darme patadas en la polla, yo me hice un ovillo protegiéndome el resto del cuerpo, pero dejando expuesta la polla, me lo merecía, era mi maldición. Cuando se cansaron de mí, de reír e insultarme me dejaron tumbado en el suelo y salieron corriendo. Tenía la polla muy dolorida, la habían golpeado y pisado. Me levanté como pude, me miré la polla y la tenia llena de moratones, deseé que alguno de mis agresores hubiera sacado un cuchillo o una navaja y me la hubiera cortado allí mismo. Hubiera sido feliz.

El video de mi agresión circulo rápido como la pólvora, todo el mundo lo había visto, algunos lo aprovechaban para humillarme y darme algún que otro golpe, me veían una presa fácil y sumisa. Otros mostraban indiferencia y preferían meterse en sus propios asuntos. Otros, los menos, se acercaban dándome consejos para que los denunciase. Yo pasaba, no entendía porque mi cuerpo me odiaba, que había hecho yo para merecer esa maldición.

Cada vez fantaseaba mas con que alguno de mis agresores me secuestraba, me ataba y con cualquier objeto punzante me arrancase la polla de mi cuerpo, no importa lo que doliera, de alguna manera quería que me la arrancaran. La odiaba, es un peso muerto que no sirve ni para mear. Desesperado y sin saber qué hacer me puse a buscar en internet, hasta que lo vi.

Era un ser de luz, una persona que mostraba orgulloso su cuerpo desnudo, y no había nada. Lo primero que pensé es que era un chico trans, pero no, pasaba su mano por su entrepierna totalmente depilada y era como un muñeco Ken. Tenía un cuerpo bien formado, daba saltos, andaba, corría totalmente desnudo por su piso y no había nada que le impidiera moverse con total libertad. Pero lo que más envidiaba era sin duda su cara de felicidad, su sonrisa de oreja a oreja. Yo quería ser como él, quería esa felicidad, quería saber como lo había conseguido. Empecé a buscar, no tenía mucha información, poco a poco encontré más videos de él, en todos era feliz y orgulloso de su cuerpo. Yo no lo quería, lo necesitaba, necesitaba esa felicidad. Tras muchas búsquedas y muchas decepciones llegué a un foro, allí encontré gente como yo, gente que odiaba sus genitales, algunos solo su polla otros sus huevos y algunos como yo, todo. Estaba convencido, quería ser Edgar el Nullo.