Había días que no lo veía, y me centraba en mi objetivo. Bajar de peso, el azúcar, fortalecer músculos y reactivar mi actividad. Mi vida sedentaria hacia que pasara días enteros en la cama y solo levantarme para mear y comer, y a veces me llevaba la comida a la cama, que con un troza de queso, unos picos y uva comía tan ricamente sin dejar de ver series y pelis, o revolotear por internet.
No tenia razones para hacer nada. Ir al súper, fregar el suelo, poner una lavadora… nada era urgente y se podía procrastinar. Así que la piscina me sirve de escusa para salir de casa. El ejercicio me ha ayudado a diminuir en tres agujeros el cinturón. El azúcar sigue igual, me sigo levantando tres veces a mear por las noches. Pero reactivar la actividad no llega ni a la de tres. Termino la piscina, me voy a la cafetería del Mercado y entre el móvil y los capítulos del Kindel que eso si he conseguido obligarme a cumplir se llena la mañana, me paso por un súper y llego a casa a hora del telediario. Termino de comer con los deportes. Y me tumbo en la cama.
Lo que si he ganado es volver al cupo semanal de pajas. Entre fantasear con mi niño, y los videos de xHamster de fist, tíos colgados de los huevos, ahorcados corriéndose al vuelo, y azotados a látigo largo de ganado atados a postes o arboles en el bosque, que envidia el manejo, los silbidos al tensarse, el ruido al golpear, tengo que aprender a usarlo, otro objetivo.
Entre la piscina y mi casa hay acceso a cinco playas, y una nudista. Donde hace años pegue unos cuantos polvazos a turistas que se escapaban de sus mujeres para pasearse y de paso… Es una playa de las que se inunda cuando crece la marea, así que antes de ir me miro la aplicación a ver en que fase de marea se encuentra, y con esas, me encuentro que a veces ni siquiera tengo opción de ir en semana y media hasta que el ciclo de marea se adecúa a mi horario. Hace poco empece a preocuparme por eso, y ahora se que cada día avanza entre 20-30 minutos el horario de la marea, lo de la altura ya no me preocupa tanto si se inunda, se inunda.
Había días que mi tesoro llegaba cuando yo salia o al revés, y ahora saluda mirando a los ojos, aunque en seguida la separa, pero me sigue acechando, a lo mejor pensando que le puede caer otra hostia.
Últimamente llega cuando ya estoy en la piscina, así que el primer tramo lo hago tranquilo y a mi ritmo. Cuando llega él se me desbarata el ritmo, la respiración y todo. Pero me divierte tanto ver sus observaciones furtivas y su falsa indiferencia que vale la pena perder el ritmo. Sobretodo cuando voy detrás. Todo su cuerpo en suspension, con su slip negro, y sus proporciones griegas. Tengo que aminorar mi ritmo porque es lento, no es que yo sea un profesional, pero ya me hago 2000m a la hora, y estoy satisfecho. Ademas hace cosas raras, de espaldas nada tipo mariposa, algo que no existe, pero es tan tierno verlo hacer lo imposible.
Desde que voy a la piscina me he comprado dos bañadores. Más que nada para escapar del negro estándar, que para la playa queda muy masculino, pero en la piscina es monotema. Uno a cuadros tipo escoces de AussieBum, con el letrero en el culo, que se vea bien cuando salgo de la piscina por la escalerilla. Otro de Turbo, en azul amarillo y blanco, con letrero también en el culo, más dos que tenia ya abandonados al fondo de un cajón, uno naranja y otro morado. Que diferencia de calidad y confort en cada marca, me quedo con el morado speedo, el mas cómodo, que pena que la cintura ya haya perdido elasticidad y por la mitad trasera consistencia en la tela, empieza a trasparentar.
Cuando salgo de la piscina ya tengo una rutina. Me ducho, con jabón en pastilla, hace años abandone lo de las botellas. Y por mi TOC me obsesione con el champú solido y me lo fabrico cuando necesito. Tardo menos de media hora en pesar los ingredientes, y la pastilla de cien gramos me dura tres o cuatro meses. Mi aportación al reciclaje y a la huella de carbono.
Me seco y me meto en el baño de discapacitados ( perdón, ahora se denominan Personas con Movilidad Reducida, o PMR) pero sin cerrar la puerta, para que me vean el culo y lo que quieran ver quien quiera mirar. Porque como no me puedo agachar por mi artrosis de cadera, necesito las barras de seguridad para apoyarme y ponerme los gayumbos usando solo los pies. Mano izquierda cojo el gayumbo por la goma, mano derecha apoyado en la barra, con los dedos del pie derecho pillo el elástico, con el izquierdo cazo la parte de la huevera, el derecho lo pongo en la misma huevera para que no se mueva, el izquierdo lo meto por la pernera izquierda pero con el talón lo mantengo en el suelo con el derecho meto la pernera derecha y ya me lo puedo subir.
Luego los pantalones y la camiseta de tirantes. Desodorante, colonia y me voy al espejo. Hay uno solo para todo el vestuario, tamaño cuarto de baño, pero por lo menos me permite apoyarme en el lavamanos para usarlo. Crema facial y balsamo para la barba.
Hace unos días cuando me estaba poniendo los gayumbos llegó mi chiquitín de la piscina. Buf, cada día me pone mas verlo solo con el bañador slip, esa espalda, ese culazo, esa carita...madre mía que empalme. Me ralenticé para que me viera bien en bolas, mientras aparentaba que no lo había visto llegar, terminé cuando se fue a la ducha.
Coincide que apoyado en el lavamanos cara al espejo, estoy justo enfrente de la puerta de la ducha donde siempre se pone el angelito. Y ahí estoy cuando se abre la puerta de su cabina. Pensando que iba a salir con la toalla enrollada a la cintura, pero veo de reojo un amago de asomarse y enseguida se vuelve a esconder. Veo movimientos de estar secándose. Su toalla es de las normales, tamaño casero, con cenefa cursi, color sin poder definir. Pero entre movimientos y desplazamientos se me pone a la vista.
Madre mía, madre mía, madre mía...Diosss. Menos mal que en ese momento está frotándose la cabeza y la toalla le tapa el rostro como un burka, que si no se hubiera descojonado en mi cara con mi gesto de sorpresa y asombro. Tiene unos huevos gorditos, pero no muy colgones, a lo mejor es por estar recién duchado y una pollina picuda. Tan grande y gorda como mi dedo gordo de la mano, debo decir que tengo manos grandes, o eso me dicen cuando fisteo. La tiene picuda, no colgona, parece un infante con la polla erecta, pero más peluda, mucho más peluda. Si no supiera donde están los huevos y que forma tienen diría que parece un coño o una barba genital, hace tanto que no veo una así que estuve por hacerle una foto. Que maravilla. Que hermosura. Que morbo.
Me pilla mirándole la picuda,y se pone a frotarse la entrepierna, con disimulo para tapársela. No me lo pienso, ,me planto delante, cojo un extremo de la toalla y tiro de ella. Quiero que se quede en bolas completo. Quiero quedarme con esa imagen para el resto de mi vida, pero el se aferra a la toalla.
Parece asustado, o preocupado, seguramente las dos cosas a la vez, pero no dice nada, a lo mejor se imagina que le va a caer otra ostia. Tiro más fuerte, pero el no suelta. Juego con ventaja, llevo puestas las crocs profesionales, con suela de goma antideslizante, y el unas chanclas del chino que se deslizan sobre el suelo mojado. Sin proponérmelo estoy dentro de la cabina para PMR, con la espalda pegada a la pared, no puedo tirar más, así empiezo a ganar palmo a palmo de la toalla hasta que alcanzo una de sus muñecas.
Con un tirón seco le atraigo, y abrazo por la cintura entrelazando los dedos. Hago que nuestros cuerpos se queden solo separados por la toalla. Los puños empujando contra mi pecho, y su cara apartándose todo lo que puede de la mía, yo solo puedo sonreír
- ¿Que quieres? - dice por fin.
- A ti. - sin dejar de sonreír.
- Estoy casado, me gustan las mujeres. - empujando.
- A mi me gustas tu.
Suelto una mano y se la pongo en medio del culo. Con el dedo corazón incursionando. Hace un suspiro hacia adentro mientras cierra los ojos. ¿Le ha gustado?
- Déjame, suelta. - Resistiéndose. Removiéndose para soltarse.
- Tendrás que gritar. - Sin dejar de mirarle a los ojos, sin dejar de sonreír.
Profundizo en sus nalgas y vuelve a suspirar hacia adentro y vuelve a cerrar los ojos. Los puños dejan de hacer tanta presión y siento un escalofrió en su espalda que me llega como una honda expansiva.
- Suéltame. - Dice casi susurrando.
- Puess… grita. - Le respondo en el mismo tono. Pausando las silabas.
- Lo haré si no me sueltas inmediatamente - su respiración se hace más rápida y fuerte.
- Pues venga, ¿A que esperas?
Le planto un piquito mientras profundizo en sus nalgas y llego al agujerito. Su pecho en un vaivén chocando contra el mio. Le como la boca y se deja llevar. Termino por follarlo contra la pared de la ducha.
Me asegura que nunca lo han follado, que nunca ha estado con un hombre, pero su ano se dilata sin problemas. No se si será por haber practicado con desodorantes rol.lon, o porque está excitado y le gusta, o es que es de esfinter ancho. Algunas veces me han contado de primeras veces que no fueron dolorosas, más bien lo contrario. No me interesa indagar en este tema ahora.
Le tengo que tapar la boca con fuerza. Empieza a gritar y gemir como una actriz porno. Tampoco se si es por ver demasiado porno, porque es así como se comporta su mujer cuando follan, o es que siente tanto placer que no se puede controlar. Tampoco me interesa indagar en esto, pero me recordó a un cochino en la matanza. Tenerle amordazado a la fuerza me pone más cachondo y mas burrote.
De repente siento como flaquea y se resbala lentamente, se va yendo al suelo, como si se hubiera desmayado. Lo dejo sentado, de piernas abiertas y brazos caídos. Mirando con ojos de cachorrillo indefenso, y babilla brotando de la picuda, resbalando por los velludos huevos, haciendo un charquito entre sus piernas. No salpica, pero no deja de brotar. Espeso y consistente. Como la lava de un volcán. Espectacular.
Me masturbo apoyado en la pared, a un palmo de su cara hasta que me corro. Yo si que salpico con el movimiento mecánico. Cara, pecho, piernas, no hay parte de su cuerpo donde no caiga alguna gotita. Casi sin darme cuenta y sin pretenderlo recién eyaculado, con la gota colgona de un palmo que no se decide a caer y medio morcillona empiezo a mear. Sin moverme yo, sin apartarse el. Directamente a la cabeza le chorrea por todo el cuerpo. La boca entreabierta y resoplando, hace que la orina se esparza ampliamente. Termino y seguimos quietos como estatuas. La meada se va desaguando sin prisa. La misma que parecemos tener nosotros. Me sacudo bien. Salgo de la cabina, termino de vestirme y me voy. ¿Que podía decirle?¿Que podía decirme? Ya se lo diré a la próxima si es necesario.
Llevo varios días sin verlo. O sin coincidir con el, no sé.
Hoy Mientras nadaba a mitad de piscina me he puesto palote. He visto un cuerpo adelantándome con bañador verde en la calle de al lado que está tremendo. Velludo hasta en la espalda.
Buff.
La Piscina - Conclusion
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