TRANSFORMACIÓN III - Logro

Llegaron aparcaron en el sótano y subieron. Era una casa de dos plantas, originalmente había sido de una sola planta pero Héctor le había añadido una segunda planta con una habitación, un baño y una terraza, que había concebido para cuando tuviera visitas.

• Héctor (al cerrar la puerta tras de sí): “Totalmente en pelotas aquí mismo maricón”

• Bernardo (encantado de lo autoritaria que había sonado esa frase y quitándose toda la ropa enseguida): “Macho, ¿y tú no te vas a despelotar?, estoy loco por esa tranca enorme”

• Héctor: “Tú tendrás que desnudarme si quieres polla, me siento en esa butaca y tú empiezas por quitarme los zapatos”

A Bernardo esa forma en que le estaba tratando ese hombre le estaba gustando. Para él estaba claro que con semejante pollón era mucho más macho que él. Estaba bien que le mandara, le ordenara y él estaba dispuesto a complacerle en todo con tal de tener esa polla. Se pone de rodillas y empieza por quitarle los zapatos, los calcetines y luego la camiseta, los pantalones y por último los calzoncillos. La polla se le disparó como un resorte al bajárselos.

• Bernardo: “Macho, ¿eres consciente de lo que tienes?”

• Héctor: “Sí, sé que tengo muy buena polla, pero a veces eso les tira para atrás, pero chupa anda, traga polla”

• Bernardo (chupa y traga todo lo que puede, intentando metérsela toda sin lograrlo): “Ay cojones, es que es descomunal”

• Héctor (cogiéndole por la nuca y acercándole hacia sí): “A ver, yo te voy a ayudar… traga coño”

• Bernardo (atragantado y chorreando saliva): “AAgh”

• Héctor: “¡Así me gusta cojones! ¿no querías polla grande?”

• Bernardo: “Sí, sí y sí… y quiero ésta”

• Héctor: “Verás cuando te la clave por el culo, pero ahora vamos para la habitación, tú delante que quiero ir viéndote el culo”

• Bernardo (al recibir una nalgada): “Ay”

• Héctor (al llegar): “Mira, tenemos tiempo, vamos primero al baño”

• Bernardo: “Pero nos acabamos de duchar en las duchas de la sauna”

• Héctor: “Al baño, que te quiero enseñar a hacerte una cosa que por la edad no creo que sepas… vamos, métete en la bañera”

Héctor se inclinó hacía la bañera, cogió la ducha teléfono y le quitó la regadera, abrió el grifo y comprobó hasta lograr una temperatura tibia del agua.

• Héctor: “Te voy a lavar el culo por dentro, se llama lavativa, aprende cómo hacerla porque te la puedes hacer tú solo, lo primero es comprobar que la temperatura del agua esté bien, ni fría ni muy caliente, porque te quemaría, ponemos la punta de la manguera en el mismo ojete y te llenas lo que aguantes, luego cierras el culo y vas para la taza y ahí lo sueltas todo, repetimos la operación y otra vez sueltas. Después de unas tres veces ya puedes soltar el agua en la bañera, ya no hará falta que lo hagas en el wáter. Lo haces las veces que sean hasta que veas que el agua sale limpia”

• Bernardo (soltando por segunda vez): “Creo que ya sé, déjame hacerlo yo mismo”

• Héctor (viendo que el agua salía limpia): “Ahora siéntate otra vez y puja para que no quede nada de agua por dentro”

Bernardo se sentía humillado, jamás había cagado delante de alguien que no fuera su madre y cuando era niño, pero ver como Héctor se mantuvo con la polla durísima durante todo el proceso y el saber que le estaba preparando el culo para follárselo le daba morbo. Tardaron poco más de 10 minutos, Héctor le dio una toalla, se secó y enseguida se fueron los dos para la habitación. Héctor iba delante y al llegar se acostó boca arriba en la cama. Bernardo se quedó con la boca abierta al ver a semejante macho con la polla totalmente vertical, empalmadísima, apuntando al techo.

• Héctor: “Ven, que te voy a comer el culo, ponte a cuatro patas sobre mí pero con el culo en mi boca”

• Bernardo: “¿Comerme el culo?”

• Héctor: “Sí colócate como te dije, ya verás”

• Bernardo (ya sintiendo su lengua recorriendo toda la raja y después insistiendo en el ojete): “¡Cojones, esto qué es!”

• Héctor: “Aún no es nada”

Ahora Bernardo siente que Héctor le mete primero uno y luego dos dedos, rebuscando, y finalmente encontrando el punto que buscaba, que le volvía loco, un cosquillear por dentro que no había sentido nunca.

• Bernardo: “Ay cojones… sigue por favor sigue, no pares”

• Héctor (nota que sin decirle nada el chico le chupa la polla mientras le trabajaba el culo): “Así nene, chúpamela maricón”

• Bernardo (sacándose un momento la polla de la boca): “Me tienes loco, lo que tengo ganas es que ya me la claves aunque me destroces el culo con esto”

• Héctor (levantándose): “Vamos sí, que creo que ya es hora de reventarte ese culo con mi polla… ¿no querías pollón?... pues lo vas a tener… ponte a cuatro patas en el borde de la cama”

• Bernardo: “¿Así?”

• Héctor (poniéndole la punta de la polla en el ojete): “Sí, perfecto, voy poco a poco”

• Bernardo (empujando de a una, casi violentamente, el culo para atrás): “¡Ayyy, cojones, qué tranca coño!”

• Héctor: “¿Qué has hecho?... claro que te ha dolido, culpa tuya”

• Bernardo: “Sí macho, lo he hecho a postas, quería sentir ese puntazo de dolor”

• Héctor (parando la follada): “¿Estás loco?”

• Bernardo: “Desde siempre me han gustado las pollas grandes, cuando más grandes mejor y sabía que tenían que doler, y luego con el primer macho que me desvirgó sentí ese dolor y me gustó… pero sigue macho dame polla, dame duro, quiero sentir que quieres destrozarme”

• Héctor: “Tú te lo has buscado maricón”

• Bernardo: “Ay, ay… así cojones… es que es enorme, descomunal tu polla, siento el culo lleno a tope, luego cuando me la sacas, siento el vacio y me entran unas ganas tremendas de que me lo llenes otra vez, que me la vuelvas a meter hasta los cojones”

• Héctor (follándolo bestialmente a todo ritmo): “Toma polla, toma”

• Bernardo: “¡Uff, cojones!... me estás partiendo en dos”

• Héctor: “Vamos a cambiar de posición… ponte boca arriba, levanta las piernas”

• Bernardo (tratando de ponerse): “¿Cómo?”

• Héctor (le coge las piernas y le pone los pies en sus hombros): “Toma otra vez”

• Bernardo: “Macho me estás destrozando pero me gusta cojones, rómpeme el culo”

• Héctor: “Te voy a preñar así maricón, te voy a llenar el culo con la leche que va a salir de esta polla que tanto te gusta”

• Bernardo: “Sí dámela toda, ya me has destrozado el culo, ahora llénamelo de tu leche”

• Héctor: “Me corro, me coooorro”

• Bernardo (acariciándose algo su polla): “Lo siento cojones, siento tus trallazos… me corro yo también, ¡qué gusto!”