Mi nombre es Jorge y os voy a contar mi historia, creía que era hetero y feliz....
Aquel curso cumplí 21 años, estaba estudiando ciencias de la actividad física, en la capital. Era mi tercer curso y ese año dejé el colegio mayor para irme a un piso compartido. Aunque varios compañeros se ofrecieron para compartir piso con ellos, tenía claro que necesitaba ver caras nuevas, conocer otra gente,.... Visité varios pisos y me gustó un piso pequeño de 2 habitaciones con cocina, sala de estar y un baño. Los dueños era una pareja de unos 30 años que necesitaban dinero. Cuando me dijeron que tendríamos que convivir los 3, me pareció un poco claustrofóbico, porque el piso no tenía mas de 50m². Se llaman Sonia y Diego. Empezamos a charlar y Sonia empezó a liarse un peta mientras Diego sacaba del frigo una litrona y 3 vasos. Pasamos la tarde bebiendo, fumando riendo y contándonos nuestras vidas. Mi primera y única pregunta fue si podía subir a chicas, les expliqué que tenía novia y que aunque llevábamos casi 2 años juntos, de vez en cuando, me acostaba con otras chicas. Mi novia estudiaba a 800 km de donde yo lo hacía y como mucho nos veíamos cada 3 meses. Tenía necesidades que ella no podía cubrir. Entre risas me dijeron que siempre que no hiciera más ruido que ellos follando no les importaba.
Al día siguiente empecé a llevar mis cosas, ropa, libros y un viejo ordenador.
La vida con Sonia y Diego era muy divertida. Sonia trabajaba en tienda de ropa y Diego era pintor. Como mis clases eran por la tarde, tenía toda la mañana el piso para mi sólo. Volvíamos a casa los 3 casi a la misma hora, y cada uno teníamos una tarea asignada. El primero en llegar liaba un par de porros el siguiente ponía algo para cenar y el último ponía las cervezas.
Con ese ritmo de vida, estaba siempre sin un euro y Diego me dijo que conocía a los dueños de un bar, que estaban buscando un chaval joven, guapete y con buen cuerpo para trabajar como camarero. Me presentó al dueño, llegamos a un acuerdo y en pocos días empecé a trabajar. Lo malo es que el bar estaba lejos de casa. Iván que era como se llamaba el dueño, se comprometió a llevarme a casa en su moto casi todos los días.
La mayoría de la clientela del bar eran chavales de mi edad y casi todos los días bebíamos chupitos que nos invitaban o invitábamos a los clientes.
El 14 de enero, fue un día de bastante trabajo y tanto Iván como yo bebimos bastante, cerramos y como todos los días nos montamos en la moto para ir a casa.
Pero ese día no llegamos, Iván se saltó un semáforo y un taxi nos embistió.
El golpe fue bestial, volé varios metros y tuve la mala suerte de caer en el carril del sentido contrario y un coche no pudo evitar pasar sus ruedas por encima de mis rodillas. Iván tuvo peor suerte, su casco no amortiguó el golpe y falleció en el acto.
En unos segundos mi vida se desmoronó. El accidente me destrozó las rodillas y aunque iba a poder hacer vida casi normal, debía de olvidarme de hacer deporte.
Me tuve que someter a muchísimas operaciones, antes de poder empezar a hacer rehabilitación. Fueron 5 meses de operaciones, curas, y sobretodo de dolor.
Al sexto mes empecé con la rehabilitación. Esto me animó mucho.
El chico al que encomendaron mi rehabilitación, se llama Pedro. Tiene 36 años. Estaba con el de lunes a viernes 5 horas, así que nos contábamos nuestras vidas. Pedro además de dedicarse a la fisioterapia, es modelo tanto de pasarela como fotográfico. Cuando me contó esto empecé a fijarme en su cuerpo. Medía 1,84 cm y su cuerpo parecía estar bien fibrado, sus manos eran grandes y fuertes al igual que sus brazos.
Yo estaba deprimido, los planes que tenía para mi vida se habían roto y tenía que empezar a buscar un plan B.
Pedro estaba cansado de oir mis lamentos todos los días. Mi vida era muy aburrida, no pasaba nada, y para colmo mi chica me dejó. Así que un día me invitó a acompañarle a una sesión fotográfica que tenía. Acepté.
Las fotos eran para un anuncio de pantalones vaqueros. Cuando llegamos, el fotógrafo le explicó lo que quería que hiciera y le indicó en las fotos tenía que estar desnudo de cintura para arriba. Pedro se desnudó casi del todo para ponerse los primeros pantalones. Tiene un cuerpazo espectacular, no envidiaba nada a los mejores cuerpos que había visto en los gym o en las clases.
Su torso era muy potente, pectorales marcados con bastante pelo y abdominales prominentes. La espalda era ancha y formada y también tenía algo de pelo.
Cuando le vió el fotógrafo le dijo que para esas fotos era imprescindible estar perfectamente depilado. Le dió una espuma y una cuchilla para que se depilara.
Fue entonces cuando Pedro me pidió ayuda. Me pidió que le ayudara a depilarse y que después le pusiera bien de crema.
No me importó ayudarle, lo habíamos hecho muchas veces en los vestuarios entre compañeros. Extendí un poco de jabón sobre su espalda y le quité todo el pelo, después le poniéndole crema, noté cómo mi polla empezaba a ponerse morcillona. No le di mayor importancia y empecé a ponerle jabón en el pecho.
No se que me estaba pasando, pero me estaba excitando. Para hacer rehabilitación llevaba pantalón de chándal y si mi polla seguía creciendo sería imposible disimular. Pasaba la cuchilla por su pecho despacio, haciendo maniobras por sus pezones que estaban erectos. Pasé al abdomen y repetí la jugada. Recorté el pelo de sus axilas, quité con una toalla el jabón que le quedaba y empecé a ponerle la crema. Me había dejado llevar por el momento y mi pantalón tenía forma de tienda de campaña.
Pedro se dio cuenta y sonreía, porque sabía que yo estaba en otro mundo y que no me estaba dando cuenta de nada. De pronto Pedro me agarró la polla y riendo me dijo:
- vaya herramienta tienes chaval!!!!
Me puse rojo de la vergüenza, y por la incredulidad. Me había puesto a mil con un hombre...
Sin soltar mi polla, me dijo, que no me avergonzara que era algo natural y que a él le pasaba casi todos los días en el trabajo.
- Jorge tu no te das cuenta, pero hoy mismo me ha pasado a mi cuando estaba soltándote el cuadriceps, uno tiene el capullo sensible, hace calor, la ropa es muy fina y el roce hace todo lo demás.
Continuará
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