Voy en tren (la Renfe) al trabajo porque en Barcelona centro es imposible aparcar y el tren sale más barato (y la mayoría de veces no pago, dado que los horarios en que lo uso no hay revisores)

La Renfe me ha dado grandes alegrías, sobretodo los baños de la estación de Plaza Catalunya de Barcelona. Mi última experiencia religiosa renfísticamente hablando fue la semana pasada, en el tren de las 23’35h, el penúltimo de la noche…

Me senté en el último vagón, como de costumbre, ya que es el que me deja enfrente de la escalera mecánica de mi parada. A estas horas suele estar semi-vacío el tren, sólo había 3 personas en el vagón, una chica que se baja siempre en Mollet del Vallès y dos africanos que se bajan en mi parada. En la estación de Sant Andreu se subió un chico de rasgos árabes, de no más de 18 o 19 años, delgadito pero con forma, marcadito. Yo estaba tumbado con los pies en el asiento de enfrente, leyendo "Mi Casa", una revista de decoración.

El chico se sentó delante de mí, justo en el asiento contiguo al de mis pies, así que "por respeto" bajé los pies, más que por respeto… fue por incomodidad, pensé "joder el puto moro… si no hay nadie en el jodido vagón y se tiene que sentar aquí…"

El tren, inexplicablemente se para en Sant Andreu durante diez minutos cada noche, con mis amigos siempre decimos que fijo que el conductor tiene a una zorra que se la come siempre a esa hora, sino no se explica.

Se le veía muy cansado "seguro que trabaja 12 horas en una obra…" pensé. No paraba de dar cabezadas, antes de llegar a la siguiente parada ya se había quedado dormido "¿cómo se puede haber dormido en tan sólo una parada?"

Llevaba una chaqueta de piel y unos tejanos G-star, casi todos los marroquís llevan G-star… o son falsos o no lo entiendo, porque son bastante caros, se le marcaba un paquete enorme, mi mente de pasivo mamón empezó a maquinar… a imaginarle bajándose la bragueta y ofreciéndome su rabo, me calenté.

"qué abultado tiene el paquete, estará soñando con alguna guarra" imaginé

Pensé que igual se le pasaba la parada, y estuve a punto de despertarle, pero me daba cosa de que me contestara borde o algo, cuando llegamos a Granollers se despertó sobresaltado.

¿Dónde estamos? - me preguntó alarmado y poniéndose en pie, mirando por la ventana

En Granollers - le dije

Mierda, mierda, mierda... - se sentó dejándose caer y se llevó las manos a la cabeza

¿Te has pasado la parada? - le pregunté, aunque era obvio que sí

Sí, tenía que bajarme en La Llagosta, ¿puedo dar la vuelta amigo? – qué manía tienen los moros de llamarte amigo a la primera de cambio…

No… ya no hay más trenes de vuelta. – me sentí algo mal al decírselo, ya que si me pasara a mí…

"no lo hagas… te vas a llevar un corte… va a pen...