El vecino "facha" (Final)

Perdonad que haya tardado un poco más en publicar esta última parte de mi encuentro con el vecino que, por lo que os contaré al final, creo que no habrá sido el último.

Os recuerdo que estaba atado encima de la mesa, culo en pompa. El spanking, la humillación de que este chico, Hugo, estuviera de espectador, y la gran cantidad de aguardiente habían desarmado toda resistencia en mi. Deseaba nada más que ser follado salvajemente por este hombre... pero él tenía otros planes.

Él comprobó el plug en mi culo y la tira del tanga. Le pidió a Hugo un látigo de estos que tiene tiras de cuero y empezó a azotarme con él desde la espalda hasta los muslos moviéndolo en círculos. La verdad que nunca había probado este tipo de látigo y la sensación era fantástica. Un dolor moderado, algo mayor encima de las zonas ya azotadas, acompañado de un cosquilleo muy excitante. El estaba dando vueltas alrededor de la mesa, hasta que se paró delante de mi cara concentrando los azotes de nuevo en mis nalgas y dejándome vista directa a su bulto, que él se masajeaba cada vez con más intensidad con la mano libre. Creo que ya mencioné lo feliz y cachondo me pone que un hombre superior se excite mientras me humille y me infrinja dolor. De modo que empecé instintivamente a mover mi cadera en círculos ofreciéndome más a sus azotes, pero también sintiendo más el plug y rozando mi paquete en el tanga contra el cojín.

-Mira la cerda, cómo se lo está pasando de bien. Cómo mueve el culo. Eres una puta en celo. Pensé que eras un chupapollas más, pero tú eres una puta sumisa de mierda. Menos mal que hay hombres como yo que sabemos poner a chusma como tú en su lugar...

No dejé de mover mi culo cada vez más rápido y asentir, diciéndole "Sí, sí, sí". Porque además era cierto. Yo era esta puta inferior y me encanta que me lo dijera una y otra vez.

Se paró un momento para coger otro trago de aguardiente. Me levantó la cabeza y apuntó con la botella a mi boca pero casi todo derramó sobre mi cara. Me cogió del pelo y me apretó la cara fuertemente contra su bulto. ¡Por dios! Qué olor se escondía bajo la lycra de su pantalón deportivo. Aunque en ese momento no me estaba azotando, seguí moviendo mis caderas contra la almohada.

-Eso es lo que quieres, maricón. Eso es lo que queréis todas.- dijo mientras restregaba su paquete contra mi cara. -Pero eso no lo vas a tener. Aquí decido yo y yo soy un hombre de verdad.

Se apartó y me escupió a la cara antes de retomar el látigo con más fuerza aún. Cada vez más rápido e intenso, al mismo tiempo que se machacaba su polla bajo la lycra, hasta que finalmente la sacó. Casi de forma inmediata y con unos grandes espasmos y gritos, descargó unos cuantos chorros de semen caliente sobre mi cara, no sin dejar de darme los últimos azotes brutales. Al sentir su leche bajar por mi cara y el impacto de los últimos golpes directamente sobre el plug, pero sobre todo por ver como este pedazo de hombre acababa de tener un orgasmo espectacular humillándome, comencé a sentir ese cosquilleo que ya no se puede para y contrayendo mis nalgas con el plug, me empecé a correrme dentro de mi tanga. Intenté pararlo para no ofenderle y no manchar el cojín pero no puedo, chorro tras chorro salió de mi pollita hasta que caí agotado.

El vecino se metió su polla sin limpiarla (como me hubiese gustado encargarme de ello) dentro de su malla y le ordenó a Hugo desatarme.

-No te olvides quitarle la cosa esta del coño, que esta es capaz de llevárselo puesto sin darse cuenta.

Hice un gesto de querer quitarme el semen de la cara, pero el vecino me gritó.

-Eso ya te lo quitas en casa.

Cogió mi ropa y la tiró al jardín- señalando la puerta. Sólo con el tanga puesto salí al frío.

-¿Y no dices nada?- me regañó.

-Gracias, Señor. Encantado de conocerle.

La puerta se cerró con un golpe. Y me quedé con el tanga goteando, la cara llena de semen y el culo tan rojo y dolorido que me costaba volver a entrar en el pantalón ajustado. Miré el móvil y vi que mi amigo me había mandado un whatsapp hace unos minutos. "Vienes, o qué? Para recordar viejos tiempos" adornado con una foto de sus pies encima de la mesa de salón y un par de botellas de cerveza. Me imaginaba que con "recordar viejos tiempos" se refería a cuándo estudiabamos para el bachillerato y, aunque es hetero, me dejaba chuparle la polla de vez en cuando, el siempre sentado con las piernas abiertas en el sofa, con la botella de cerveza en la mano y yo arodillado delante de él hasta que se corriera en mi boca. No tenía yo cuerpo para eso ahora, además me acababa de correr y eso suele bajar mi líbido durante un tiempito. Pero también era verdad que me había quedado con ganas de chupar un polla y el día siguiente se acabó mi visita en casa de mi madre. Cómo siempre en estas ocasiones mi afán de servir se impone. Además no me tendría que desnudar ni nada. No quería que viera mi culo maltrado ni el tanga lefado.

"Voy", le contesté. El vecino tenía razón con todo lo que había dicho sobre mi.

Un par de semanas después, hablando con mi madre por teléfono me dice:

-¿Sabes quien te manda recuerdos? El vecino. Si, el "facha", jaja. Dice que eres un encanto y que le has caído fenomenal y que, en cuanto sepa cuando vuelves, he de avisarle. Además dijo no sé qué cosa, de que necesitaba que la ayudabas con unos trabajos en casa, que tú ya sabes... ¿De qué se trata?

-Ni idea!- le dije.

Creo que tendré que visitar mi madre más a menudo.

Por favor dejadme vuestros comentarios. ¿Me merezco el tratamiento del vecino? ¿A qué creeís que se refiere con unos trabajos en casa?