Me retiene la cabeza con la verga adentro un par de segundos haciendo tener dos arqueadas, luego me la saca de golpe y me permite tomar aire, sujetándome la nuca para que no me vaya de espaldas.

-Jala aire- me ordena y apenas me da tiempo de obedecer, me la vuelve a meter hasta el fondo- relaja la garganta para que no te den arcadas- me dice- tranquilo, no pasa nada putito, es la verga de tu Amo y ese es su lugar.

Repite la acción un par de veces, la última me la deja suficiente tiempo y yo sintiendo que no va a sacarla me relajo suficiente para sentirla dentro de mi.

Es una verga tan grande, tan gruesa, tan perfecta… cuando me suelta y me quito del aparato despacio me giro a mirar al Amo; no he tenido oportunidad de disfrutar de su desnudez, pero ahora es el momento.

Es mucho mas apuesto de cómo lo imaginaba: las piernas bien gruesas, duras,, peludas, morenas, de muslos enormes, sus huevos bien grandes y colgando, su verga tiesa, larga, gruesa, escurre una mezcla de mi saliva con precum, brilla como el manjar más exquisito… arriba un abdomen bien trabajado, con los músculos perfectamente definidos, la cintura sin carnés, sus pechos prominentes, tiene una buena mata de pelos que sale del centro de sus pectorales y se le esparcen por todo el pecho, ligeramente más gruesos que los pelos de sus brazos que son gruesos y tienen unos bíceps asombrosos, unos hombros muy atractivos… y su rostro es perfecto, sin barba, de nariz grande, recta, ojos negros y cabellos largos, rizados, oscuros… he pasado todos estos meses deseando verlo… y ahora tengo que reconocer que he tenido más de lo que había anhelado… mucho más… tengo mi verga parada chorreando precum, no importa cuanto me humille y cuanto me pegue, de hecho, entre mas lo hace más me siento atraído hacia este hombre… mi Amo.

Me deja reponerme en el piso unos minutos mientras va a la recepción del gimnasio, regresa con una silla y más cuerda - siéntate aquí, esclavo- me ordena, lo obedezco, me arden un poco las nalgas, pero el ardor me excita, la tengo más dura que nunca, siento que exploto por los huevos y la verga, me sujeta firmemente el torso al respaldo de la silla, pasando la cuerda varias veces por arriba y debajo de mis pectorales.

Ocasionalmente me arranca algunos pelos del pecho y de arriba de la verga y me los mete en la boca, se toma su tiempo para dejarme bien sujeto a la silla, me amarra las piernas y la pelvis, de manera que no puedo mover mas que la cabeza - trágate los pelos que tienes en la boca- me ordena después de arrancarme unos de un huevo.

Trato de pasarlos pero no puedo -abre la boca- me ordena- la abro y me jala de la nariz para que suba la cabeza con la boca abierta. De su boca escurren varias gotas grandes y generosas de saliva, con eso consigo pasar los pelos que se han hecho una bola en mi lengua.

-Yo sé lo que has estado deseando todo este...