Estos son varios relatos cortos y escritos rápido sobre cosas que suceden en verano. Gracias a todos lo que dais me gusta, me habláis por privado y comentáis.
Vuestros comentarios son siempre constructivos.
¿Alguien me hace pro?
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Llevaba tiempo dando vueltas a que me gustaría que me follara un tío con la polla más grande que las que había catado. La más grande que había probado era de unos 18cm y fina por lo que no costó mucho que entrara a pesar de que tengo el culo cerrado. Quería entrar en el club de los 20 cm. Aprovechando que era un día de verano aburrido de esos que queda poca gente en la ciudad me puse a buscar en la aplicación.
Hablé con varios que decían ser pollones pero a la hora de la verdad eran normales o poco más. Al final encontré a uno que tenía una polla de unos 22 y otro que a juzgar por las fotos la tenía de 19 o 20. Descarté al de 22 porque era un capullo y seguí hablando con el otro. Al final coincidimos y quedamos en su casa.
Me dijo que llevara condones xxl y lubricante así que paré en el super de camino. La cajera me miró con una sonrisa al ver lo que llevaba y me felicitó. Creía que eran para mí. Yo pensaba que mi ligue estaba siendo un fantasma con la talla pero le seguí el rollo y de paso me reí un poco con la cajera que era muy maja.
Al llegar me invitó a una birra y nos echamos unas risas. Al terminar la cerveza cambió el tono, me ordenó desnudarme y sacó un plug de un buen tamaño. Ni pequeño ni grande. Estaba en el límite de lo que me cabía. Lo lubricó y me ordenó sentarme sobre él. Me costó pero logré que entrara sentándome poco a poco. Tenía el culo al límite de su capacidad. Cuando terminé pasamos a su habitación. La tenía montada como un picadero. Espejos, luces, imágenes eróticas, una cama enorme e incluso un cojín especial en el suelo para las mamadas. Me pareció una buena idea. El sitio tenía su punto. Él se desnudó y me puse de rodillas en el cojín para empezar. Quería verla en primer plano. Era como en las fotos. Larga, proporcionada, con algunas venas y no muy dura. Eso facilitaría la penetración. O al menos eso creía hasta que me metí el capullo en la boca, jugué con la lengua y aquello empezó a crecer. No paré pero debió notar el cambio en mi mirada porque me dijo que estuviera tranquilo que me iba a trabajar bien. Noté como se descapullaba y crecía en mi boca. Jugué con la lengua sobre su glande que cada vez se hinchaba más. Aproveché para meterla hasta el fondo y dejarla ya llena de babas. Antes de que empezara a hincharse tal vez podría haberme metido un buen trozo pero cuando creció se puso bien dura y recta y ensanchó aún más. Era el pollón más grande que había visto en mi vida y lo tenía en mi boca. Visto desde mi perspectiva parecía que no se acababa nunca incluso teniendo su capullo en la garganta. Lo saqué para poder observarlo mientras la meneaba con la mano y tomaba aire. Lo contemplaba mientras lo lamía de extremo a extremo disfrutando de casa centímetro y cada vena. Era enorme. Estaba claro que no me iba a poder hacerle garganta profunda y no me veía capaz de tragarla por el culo pero eso ya lo veríamos luego. Él me miraba desde arriba con sonrisa de superioridad. La del que sabe lo que tiene entre las piernas.
Estuve unos minutos atragantándome con su polla. Le gustaba verme sufrir y provocarme arcadas. Yo mismo me las provocaba también, había ido en busca de un pollón y tenía uno en la boca, debía estar a la altura. Le cogía del culo y empujaba intentando meter lo máximo posible pero no creo que lograra meter más de un tercio. Las babas me caían por el pecho hasta la polla que ya se me había puesto dura. Cuando se cansó de que llevara yo el ritmo me cogió de la cabeza y me folló la boca con fuerza y velocidad. Aunque quería meterla hasta el estómago no era posible. Su polla era muy dura y no flexionaba lo suficiente por lo que me estaba destrozando el fondo de la boca. Con cada embestida notaba como el capullo se arrastraba por mi lengua, tocaba la campanilla y se estrellaba con el fondo de mi boca provocando una arcada que apretaba aún más su pollón. Mientras él llevaba el ritmo usando mi cabeza yo le masajeaba las pelotas y le pajeaba el trozo de polla que no me entraba. No aguanté mucho y tuve que hacerle parar porque iba a taladrarne la boca. Antes de sacarla la dejó unos segundos clavada a fondo y la sacó poco a poco entre un hilo de babas espesas y casi tan largas como su polla. Las recogió y me las restregó por la cara mientras me llevaba a la cama.
Me coloqué a cuatro patas en el borde con el culo en pompa y al decirle que eso no iba a entrar me tranquilizó diciendo que me iba a trabajar el culo para abrirlo. Sacó el plug y sin dar tiempo a que se cerrara el ano me metió tres dedos y comenzó a jugar. Los metía y sacaba y los abría poco a poco. Nunca había estado tan dilatado ni excitado. Noté cómo entre sus dedos se colaba un buen chorro de lubricante directo a mis entrañas. Era lo más cerca que había estado nunca del fisting. Con la otra mano se colocó el condón de forma muy habilidosa. Le quedaba prieto como la piel a una morcilla. Antes de que me diera cuenta había sacado los dedos y metido los primeros centímetros de aquel pollón. Era más grueso que el plug y ya notaba algo de molestia. Sin decir nada comenzó a apretar poco a poco a ritmo constante. Sentía cómo me llenaba el culo. Era una sensación fascinante. Me estaba destrozando el culo pero podía tolerarlo, quería sentirme relleno. Estaba tan abierto que no podía ni apretar el ojete. Tardó como un minuto en clavarla entera pero cuando sus huevos tocaron a los míos casi me corro. Sentía algo que no había experimentado nunca. Es una sensación que hay que probar.
Comenzó a sacarla poco a poco y se notaba el efecto del lubricante. A pesar del tamaño deslizaba con facilidad. Parecía que no tenía fin. Noté cómo salía de mi. Cambió la polla por sus dedos durante un momento para dilatarme un poco más y volvió sacarlos y meter la polla. Esta vez lo hizo sin parar de una embestida. No tardó ni veinte segundos. Al tocar fondo la volvió a sacar del todo. Esta vez observó como se me quedaba el culo abierto y dejó caer un lapo dentro de mi intestino. Después de eso la clavó de golpe y comenzó a bombear sin parar s buen ritmo durante lo que me pareció una hora. El cabrón tenía aguante. Para cuando terminó de follarme yo me había corrido sin manos y mi ano estaba disfrutando de lo lindo.
Me agarró del pelo y me tiró al suelo sobre el cojín. Se quitó el condón y me folló la boca hasta que se corrió en mi cara. Me quedé ahí de rodillas unos momentos intentando cerrar el culo. Lo sentía vacío sin el pollón en mi interior y se resistía a cerrarse. La sensación de estar lefado sin poder cerrar del todo el ojete aún palpitante era increíble.
Después de esa vez tuvimos más encuentros esporádicos aunque mi culo sufrió en todos.
Historias de verano - Mi primer pollón
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