Manel - La Tortura - 1

Este relato es un apéndice de la história Manel, en los comentarios me poníais que os quedasteis con las ganas de leer como torturaba a Manel. Bueno, aquí lo tenéis, huelga decir que no es para todos los públicos, abstenerse los más pudientes y sensibles.

——————

Estuve como unos 15 minutos relatándole la variedad de torturas que le aplicaría, mientras Manel me miraba con odio.

- Y te garantizo que yo no cometeré el mismo error que tú, este fin de semana es para nosotros y te aseguro que solo uno de los dos llegará al lunes con vida.

Manel negó que eso le pudiera pasar a él, que era imposible, siguió con amenazas e improperios, intentó negociar, me daba todo lo que tenía, intentó manipularme contándome lo desafortunado que había sido en la vida y la mala suerte que siempre había tenido, pero nunca llegó a la quita etapa del duelo, la aceptación, no llegó a aceptar que ese fin de semana sería su último y que sufriría como me hizo sufrir a mi.

Le volví a enseñar la porra, se calló de inmediato.

- Mientras voy preparando el material te voy a contar una historia y por favor no me interrumpas o utilizaré a mi amiguita la porra.

Me puse a preparar en una bandeja plateada diferentes utensilios.

- Todo empieza un par de días tras nuestro “romántico” encuentro, como te puedes imaginar no creía que volvería a despertarme, pero allí estaba, rodeado de mi familia, todos con caras tristes y yo sin saber que hacía allí tumbado. Mi madre llorando, mi padre consolándola y yo el centro de atención y de golpe lo recordé todo, dolor, miedo, impotencia, desesperación, vamos toda una colección de sentimientos muy chungos que me llegaron de golpe y entonces pasó algo muy curioso, sentí a la humanidad como un enemigo, no se como explicarlo sin que parezca un loco, pero oía gente fuera de la habitación y realmente creía que estaban conspirando para atacarme, veía a la gente andar por el pasillo que me miraba y lo que pensaba es que estaban tramando algo para hacerme daño. Cuando entraron el médico acompañado de unas enfermeras y una psicóloga y pidió a mi familia que saliera de la habitación, solo pensaba que esas personas estaban allí para hacerme daño, ahí fue donde me dio el primer ataque, ni te imaginas la que se lió…

Ya tenía todo colocado y ordenado en una bandeja, todo un conjunto de utensilios, todos plateados como si fuera una colección de joyas que había que admirar y cuidar.

- … solo conseguí calmarme cuando entraron mis padres, con ellos presentes me pude calmar, fue entonces cuando me explicaron todo lo que me habías hecho. Sabes que gracias a ti con 15 años tuve un recto nuevo, si, tuvieron que reconstruirlo, digamos que donde antes tenía el recto ahora solo tenía jirones, literalmente me lo destrozaste, me pase varias semanas en silla de ruedas y con un tubo metido por el culo para poder cagar.

Agarré los alicates de castración y Manel se puso nervioso, me lo pensé mejor y lo dejé sobre la bandeja, se relajó un poco.

- Pero dejemos de hablar un rato de mi, antes te hice un par de preguntas que aún no me has contestado, dime ¿porque nunca me preguntaste mi nombre?

- No soy maric… homosexual y en mi imaginación te puse un nombre de mujer, saber tu nombre te habría vuelto menos… …femenina.

- Y tu mujer, ¿era virgen?.

Manel empezó a llorar.

- De verdad que lo siento mucho, por favor no se lo diré a nadie…

Le puse la porra en los huevos y ya os podéis imaginar, mandíbula forzada, espasmos.

- Limítate a responder mis preguntas, por favor.

Tras unos segundos se recompuso y me contestó.

- No.

- Supongo que con ella fue mucho mas sencillo que conmigo.

- Le sorprendió el tamaño, al principio le dolía un poco pero se acostumbró pronto.

Me puse entre sus piernas y agarré su polla, aun con mis 38 primaveras no podía abarcar con mi mano toda su polla.

- ¿que haces?

- Tranquilo y disfruta, necesito que esté dura.

Empecé a hacerla una buena mamada, veía como Manel intentaba controlar la erección, pero yo ya no era el niño de 15 años del que abusó, ya estaba acostumbrado a meterme buenas pollas en la boca y esta vez mi mandíbula abarcaba más, no tardó en ponerse dura, seguía y controlaba que no se corriera, pero tampoco quería que una vez parase se desinflara enseguida. Manel no decía nada, pero en el fondo lo estaba disfrutando.

Mientras se la mamaba y aprovechando que Manel tenía los ojos cerrados agarré los alicates de castración, ya tenían la goma puesta hice mucha fuerza para tensar la goma lo máximo posible e intenté ponérsela. Manel se dio cuenta en seguida y empezó a gritarme y a moverse con mucha intensidad, era imposible colocársela en esa situación.

Agarré la porra y automáticamente se cayó.

- Bien, tu decides, o me dejas que te ponga la gomita o te pego tantas descargas en los huevos que te dejo inconsciente.

Empezaron a caer lágrimas por su cara, pero me dijo - OK, me cayo y me quedaré quieto -

La polla aún seguía bastante dura, con lo que volví con los alicates y con mucho esfuerzo le introduje la goma hasta la base de la polla, cabe decir que hacer pasar los huevos costó una barbaridad, pero con esfuerzo y algún que otro grito de sufrimiento por parte de Manel lo conseguí, otras 3 gomas más corrieron la misma suerte. La polla de Manel estaba super hinchada, el se quejaba, sentía como la presión de la goma no dejaba circular la sangre que se agolpaba en su polla. Deje un centímetro de espacio entre las 2 primeras gomas que las puse lo más cercano al pubis, y las otras 2 gomas que las puse más cercanas al tronco y los huevos, ese centímetro que había dejado serviría de guía para cortarle la polla. Sería mi trofeo. Poco a poco se amorataba, le bajé el prepucio y si en estado normal su glande a duras penas salía por el prepucio ahora era imposible, estaba muy hinchado y super rojo. Me daba la sensación de que si lo pinchaba con una aguja explotaría.

Una vez acabada esa parte del plan, me acerque a su cabeza, estaba sudando y no paraba de llorar, aunque no decía nada.

- No llores mi niña, esto no acabará pronto, pero al menos yo lo voy a disfrutar.

Agarré el trapo que le quite al principio de la sesión y le dije.

- Abre la boca.

- Por favor te lo suplico, haré lo que quieras, pero por favor no lo hagas, era un puto crio y no sabía que hacía. Avisa a la policía, que me metan en la cárcel…

Mientras hablaba le metí rápidamente el trapo en la boca y mientras con la mano izquierda le tapaba la boca para que no lo escupiera, con la derecha agarraba un precinto que ya tenía preparado, una vez puesto en la boca por más que gritara no molestaría a nadie.

- Bien, ahora que estás bien amordazado vamos a ver si tus pulmones dan para que oigamos tus gritos.

Fui hacia la bandeja donde tomé un poco de lubricante y se lo apliqué a la porra eléctrica, Manel me veía e intentaba hablarme inútilmente. Me puse entre sus pies y me preparé para introducirle la porra por el ano, Manel intentaba gritar y moverse con todas sus fuerzas todo lo que pudo, pero no tuve contemplación, se la introduje de una sola estocada, no era muy gruesa, seguro que cagaba zurullos más grandes pero eso no impidió que gritara de dolor y por los gritos que daba parecía que le había dolido bastante.

- Venga, que tampoco era tan grande, y ahora a la de tres, uuuuuuno, doooooos, y … tres.