Contenido 18+

18+ significa contenido Adulto. La vista del contenido en esta comunidad podría no ser adecuada en algunas situaciones.

Las publicaciones de esta página pueden contener imágenes, referencias o historias explícitas.

Entrenado como Esclavo por su Padre 3

Escrito por: Switchpoblano

La noche de la entrega del esclavo la cena termina y Guillermo Mendoza se pone de pie; Vergara y su hijo Saulo hacen lo mismo, los tres hombres conversan mientras caminan hacia la sala de la residencia.

Stefano recoge los platos y limpia las migajas del mantel - ¡ven 710!- escucha que lo llama su padre y el esclavo deja de inmediato lo que está haciendo y camina a toda prisa a la sala.

-Sírvenos whiskey- le ordena Mendoza al esclavo que diligentemente camina hacia el sitio en donde está la licorera y sirve tres vasos, los coloca sobre una charola plateada y camina hacia dónde los hombres de traje están sentados, se arrodilla sosteniendo los brazos extendidos en una incómoda posición.

Saulo lo estudia de arriba a abajo sin darle mucha importancia, Stefano siente su mirada y se siente hundido, ese joven de 18 años pronto será su dueño “le tendré que cambiar los pañales” se dice mientras mantiene los brazos extendidos.

Guillermo a propósito lo hace esperar en esa posición - cumpliste tu palabra- le dice Vergara a Mendoza- realmente lo entrenaste bien

Stefano aprendió el protocolo por la mala, su padre tenía que cumplir con sus responsabilidades de senador. Le ordenó a la servidumbre que abandonaran la casa por dos meses, avisándoles que les pagaría ese tiempo sin que trabajaran.

Antes de ir al senado le dejó una lista de quehaceres a Stefano. Cuando volvió le ordenó arrodillarse.

-Lame el piso- le ordenó, Stefano levantó la mirada suplicante, aún le faltaban muchas humillaciones para aprender a obedecer sin quejarse.

-Hazlo, si está limpio no tienes porqué sentir asco- Guillermo conocía a Stefano mejor que él mismo, sabía que en aquella parte en donde le ordenaba lamer Stefano difícilmente había pasado la escoba.

Stefano lamió el piso hasta que su padre le dijo que parara- sígueme a cuatro patas- le ordenó y Stefano obedeció.

-Ahi hay polvo, lame- le ordenó señalándole la esquina en un cuarto, luego me hizo lamer un mueble entero que había olvidado sacudir… cuarto por cuarto Stefano lamió los sitios a donde no había dedicado suficiente atención.

-No ha estado mal para ser la primera vez- le dijo cuando terminó de revisar el último cuarto, se veía satisfecho- creo que vas a ser un buen esclavo después de todo

-¿Puedo irme a dormir papá?- le preguntó Stefano- estoy cansado.

Guillermo levantó de los brazos a Stefano y le dió un abrazo muy cariñoso -no puedes llamarme papá, ya perdiste ese derecho- le dijo algo apesadumbrado.

Stefano asintió dejándose abrazar, la sensación de estar desnudo en los brazos de su padre que vestía un elegante traje lo hizo sentir particularmente mimado y querido.

-Nadie nos escucha- le dijo Stefano buscando cariño, Guillermo lo apretó más fuerte

-Ya no puedes hacer las cosas para que te vean o te escuchen- le dijo Guillermo- tengo solo estos meses para asegurarme que serás un buen esclavo y que no terminaran vendiéndote a una fábrica o a un campo de trabajos forzados, mira, compré esto - le dijo caminando hacia la entrada en donde dejó recargada junto a la puerta una fusta

-¿Me vas a pegar con ella?- le preguntó Stefano algo indignado

-Si- respondió su padre mirándola

-¿Porqué?- le preguntó Stefano mirándola también

-Porque a los esclavos se les tiene que enseñar a tenerle miedo a la fusta y al mismo tiempo para que te acostumbres a sentirla- no había terminado su frase cuando un azote de la fusta cayó en el muslo del chico -¿cómo se dice?

-Gracias Amo- respondió Stefano poniendo las manos atrás para no sobarse, Guillermo le dió un segundo golpe con la fusta en el mismo muslo- Gracias Amo-

Con fusta en mano Mendoza le indicó a Stefano las posiciones que por protocolo debía asumir cuando estuviera en presencia de sus amos.

-Saca el pecho- le dijo golpeándole en el pezon derecho con la fusta cuando le ordenó asumir una postura de atención- levanta las nalgas- añadió golpeándole en ellas - las manos deben estar detrás… tus manos sujetando tus antebrazos arriba de los glúteos ¡saca más los glúteos esclavo!- Stefano hizo un gesto de dolor cuando sintió el fuetazo en sus muslos duros y juveniles, debajo de las nalgas- para más las nalgas es la última vez que te lo digo y abre mas las piernas - Stefano finalmente consiguió la posición que Guillermo esperaba

-Ponte en cuclillas, manos en la cabeza- Stefano bajó de inmediato y puso sus manos en la cabeza- esa es una posición de castigo- le dijo golpeándole repetidas veces en las nalgas, Stefano se meneó un poco-¡no te muevas!- el esclavo, atlético y acostumbrado al ejercicio hizo su mayor esfuerzo por mantener el torso erguido y mantener el equilibrio en cuclillas, sus piernas temblaban un poco- ¡no te muevas!- le insistió.

Por dos horas Stefano asumió diferentes posiciones, aprendió a estar de pie y en atención cuando estaba sirviendo, a arrodillarse y extender los brazos para ofrecer algo con la cabeza agachada, a empinarse y abrirse el culo para la inspección.

Mendoza lo azotó hasta que Stefano asumió la posición perfecta- esta será la última noche que duermas en una cama, disfrútala- le adviertió Stefano después de taparlo como cuando era un niño y apagar la luz del cuarto al salir.

Aquella era una orden que no le costó trabajo cumplir al esclavo.

Al día siguiente Mendoza le permitió darse un baño caliente en el baño de visitas y luego le entregó una toalla para que se secara en su presencia.

-Ponte de rodillas- le ordenó sentándose en el WC

Con mucha paciencia Stefano pasó su mano por la cabeza, axilas, pecho y entre pierna de su hijo- necesitamos volver a rasurarte- le dice

-Papá ¿no tienes que ir hoy al senado?- preguntó Stefano

-Ya te dije que no soy tu papá- le respondió Guillermo encendiendo una máquina de rasurar- y hoy he avisado que no voy a estar disponible- añade pasando la maquina repetidas veces por la cabeza de Stefano antes de hacer lo mismo con sus brazos, axilas, piernas y glúteos

-De pie- le ordenó Mendoza y una vez que estuvo parado le revisó el Príncipe Alberto- va bien, hay que cuidar que no se infecte- le dijo pasándole un algodón con una solución refrescante por el glande.

Luego le untó crema en los huevos y en la parte superior de la verga y con un rastrillo le dio mantenimiento a su rasurado.

Aquella fue una curiosa escena de padre e hijo, Mendoza con sumo cuidado y hasta ternura rasurando los huevos de su hijo hasta que quedaron completamente tersos

-¿Sabes porqué a los esclavos no se les permite tener pelo?- le preguntó supervisando su trabajo minuciosamente y sobándole un poco la verga

-Por los piojos- respondió Stefano con mucha seguridad

-En esta casa no hay piojos- le advirtió Mendoza y en la de Vergara… bueno, esperemos que no- dijo riendo- se les rasura para quitarles todo rasgo de personalidad. Tú no eres un individuo, perdiste todo derecho, eres menos que una persona… y desde luego ya no eres un hombre

-¿Tu piensas que no soy un hombre?- le preguntó Stefano algo incómodo mientras Mendoza le pasaba la mano por las nalgas para supervisar que estuvieran lisas y sin pelos

-Legalmente no lo eres- le respondió

-Pero tú y yo sabemos que si lo soy- respondió Stefano, Mendoza lo giró y le sujetó los huevos con fuerza

-Tú y yo sabemos que soy un hombre de leyes- le dijo- y aquí manda la ley. Así que no, ya no eres un hombre- Stefano apretó las piernas ante la sensación de presión en sus genitales

Mendoza apretó más fuerte, Stefano lanzó un quejido - dilo “no soy un hombre soy una propiedad- Stefano movía las piernas con ansiedad- papá por favor- suplicó

-No soy tu padre- dijo aumentando la presión, Stefano aulló y movía las piernas ansioso-Amo perdón Amo, perdón

-¡Dilo!- le ordenó Mendoza aumentando la presión

-¡No soy un hombre soy una propiedad!- gritó Stefano, Mendoza le soltó los huevos de inmediato

-¿Qué te enseñé a hacer después de un castigo?- le pregunta Mendoza, Stefano se arrodilla y le besa la mano - Gracias por enseñarme lo que soy, Amo- exclama

-Buen chico- dijo Guillermo abriendo el agua fría en la regadera, luego agarrando a Stefano del brazo lo metió debajo del chorro de agua para que se enjuagara.

Mendoza no le entregó una toalla esta vez, le dió una playera negra y un pantalón de mezclilla- vístete- le ordenó y Stefano se puso la ropa sobre el cuerpo aún mojado.

A pesar de estar rapado, el rostro de Stefano seguía siendo maravillosamente atractivo, sus ojos azules resaltaban de una forma espectacular. Su cuerpo también, desprovisto de pelo se veía bien formado, estético, hermoso.

Guillermo le colocó una pesada cadena en el cuello y la cerró con un candado muy grande, el peso del candado era considerable. Luego sujetó a la cadena una correa de metal y lo llevó afuera de la casa.

En la puerta esperaba un enorme trailer, Stefano reconoció sus autos y motocicletas detrás del trailer. Cinco hombres estaban recargados en la caja fumando, en cuanto vieron salir a Guillermo se incorporaron y tiraron el cigarro al piso

-Ya está aquí todo Licenciado- dijo uno de los hombres, un moreno fornido de unos treinta años que vestía una camiseta sin mangas y dejaba ver una prominente musculatura

-Estos hombres trajeron las cosas del que era tu departamento esclavo, dale las gracias- le dijo sujetándole con fuerza la correa

-Gracias- respondió escuetamente Stefano mirando al piso

-Hazlo bien, como los esclavos- le dijo Guillermo en un tono severo soltando la correa, Stefano se quedó quieto sin saber que hacer

-Besa sus pies- le ordenó el senador, Stefano de mala gana se puso de rodillas y besó los pies del hombre fornido que comandaba al equipo- Gracias- le dijo después de besarle ambos pies

-A ver esclavo, los esclavos deben tratar a los Hombres Libres con respeto, se dice “Gracias Señor” repite tu agradecimiento, míralo a los ojos para darle las gracias y luego le besas los pies.

-Licenciado no es necesario- empezó a decir el fornido

-Cállate, tiene que aprender- respondió Mendoza en un tono muy autoritario, el hombre se quedó callado.

-Gracias Señor- dijo Stefano de rodillas mirando a los ojos negros y grandes del apuesto hombre fornido, luego besó sus sucias botas con desdén. Avanzó unos centímetros de rodillas para mirar al segundo hombre- Gracias Señor- dijo mirándolo también antes de agacharse a besar sus botas… hizo lo mismo con los otros tres.

-Bueno, como les prometí, pueden llevarse la moto o el auto que quieran- les dijo Mendoza. Aquellas palabras fueron tal vez las que más torturaron a Stefano de toda aquella jornada, miró con horror a los trabajadores subirse a sus motos e irse con ellas.

-¡Nelson!- llamó Mendoza al fornido - tu quédate a ayudarnos ¿puedes?

-Si licenciado, de hecho tengo que regresar el trailer- respondió servicial el fornido.

-Quítate la playera- le ordenó Mendoza a Stefano que al no ser aún un esclavo bien entrenado tardó unos segundos en obedecer y dirigió a su padre una mirada de sorpresa- vacía el trailer y pon todas las cosas en el patio, mañana vamos a venderlas- le ordenó.

Nelson subió al trailer y uno a uno fue entregándole los objetos a Stefano para que los llevara al patio, Mendoza entró a la casa y regresó con la fusta en las manos

- Me duele hacer esto- le dijo a su hijo- pero de esta manera no solo vas a aprender a ser un buen esclavo, también vas a valorar todo lo que por estúpido perdiste- dándole un azote en la espalda comenzó a presionarlo para que hiciera todo mas rápido

Arreándolo como el esclavo que era Guillermo supervisó que Stefano cargara con todo lo que había en la caja del trailer: “Chaz… chaz” el sonido de la vara contra la piel bien cuidada y tersa de la espalda fornida de Stefano parecía que retumbaba en el espacio abierto, se hizo de noche y Stefano apretaba los dientes y corría por todo el jardín cargando las cosas y acomodándolas para la venta huyendo de los azotes de la fusta de Guillermo.

Mientras iba y venía con los objetos recibiendo múltiples azotes de su ahora Amo miró con horror que en una esquina del jardín su padre había mandado instalar un cepo.

“Chaz” resonó la vara en su espalda - ¡Ahhhhh! Piedad por favor, Piedad Amo- suplicó en algún momento Stefano que estaba tan cansado que empezaba a sentir calambres- ¡desnúdate!- le ordenó Mendoza, Stefano entre sollozos se quitó el pantalón, así desnudo Mendoza comenzó a golpearlo en las nalgas y los muslos con la fusta ya que su espalda estaba visiblemente maltrecha.

Stefano se movía con ansiedad y angustia cada vez que recibía una vara, lloraba agudo, gritaba, suplicaba- por favor, por favor ya no me pegue- Nelson miraba la escena entre nervioso y divertido, mirar a un junior ser tratado de esa manera le daba cierto placer

Cuando terminó el castigo Nelson le ayudó a bajar los muebles grandes… cuatro horas después el jardín estaba lleno de los objetos que alguna vez fueron de Stefano.

-Ya tranquilo- le dijo Mendoza abrazándolo con cuidado para no tocar las partes de su piel que estaban ya muy maltrechas- lo haz hecho bien- le dijo sobando su cabeza rapada- ven aquí Nelson- le ordenó Guillermo, el trailero fornido obedeció- siéntate en esa silla y quítate los zapatos- le ordenó al cargador

Stefano sintió un tremendo asco al percibir el olor tan penetrante de los pies del cargador que, vistiendo sus botas, había cargado objetos todo el día -Nelson merece un agradecimiento especial ¿no lo crees esclavo?

Stefano se quedó quieto quiso suplicar con la mirada a su padre pero el miedo a recibir un solo azote más lo hizo desistir, se puso de rodillas y besó los pies olorosos y calientes del cargador después de mirarlo a los ojos y darle las gracias

Guillermo sonrió- no esclavo, quiero que le lamas los pies… con agradecimiento.

Por la mente de Stefano pasaron muchas cosas, haciendo un esfuerzo por no vomitar pasó su lengua tímidamente por los pies de Nelson.

Nelson al principio sentía más vergüenza que Stefano que, desnudo, estaba arrodillado delante de él con su boca en sus pies… pero la calidez de su lengua poco a poco fue haciendo que se sintiera cómodo y a gusto.

Stefano pasaba su lengua con cuidado - hazlo como hombre, ¿no querías ser hombre?- le preguntó Mendoza y Stefano entonces comenzó a lamer con más intensidad y decisión, aquella frase fue como una patada en los huevos que lo hizo reaccionar. Nelson recibió la mejor lamida de pies de su vida… Stefano continuó mejorando sus lamidas, poco a poco se fue acostumbrando al olor de Nelson, lamió y besó, limpió, veneró los pies del cargador como un auténtico esclavo.

-Métete sus dedos en la boca- le ordenó Guillermo blandiendo la fusta, Stefano se dió cuenta de que su padre tenía razón, ahora le tenía miedo a la fusta y haría lo que fuera por evitar otro azote: se metió los dedos del pie de Nelson en la boca y los lamió con sumisión… los ojos del esclavo y el cargador se encontraron, la sonrisa de diversión de Nelson le provocó una humillación terrible.

Al día siguiente Stefano exhibido en el cepo aún conserva el olor de los pies dd Nelson en su boca… está desnudo y expuesto, sometido y humillado. La venta no solo ha atraído a compradores que por unos cuantos pesos se llevan cosas muy costosas, también hay muchos curiosos que se acercan y se toman selfies junto al cepo. Stefano posa para esas fotos levantando la cara, su rostro de desdén soberbio ha desaparecido, se siente un esclavo resignado a perder sus cosas, su vida y su dignidad.

Con la cabeza y las manos sometidas permanece de pie empinado hacia el frente en una muy incómoda posición, igual que aquel día cuando lo subastaron.

Stefano observa el enorme jardín de la casa en la que vivió con su padre hasta los 18 años llena con sus objetos de valor.

Su ropa amontonada sobre una mesa que el mismo puso bajo la supervisión de su padre a quien desde el día anterior tuvo prohibido llamar padre.

Sus dos autos de lujo, sus siete motocicletas, los muebles de su departamento, televisores, consolas, relojes; con nostalgia se da cuenta de que no tiene nada, no es nada, es ahora un esclavo, un objeto mas de todos los que están puestos en venta en el jardín.

-Mira es él- escucha que un muchacho le dice a un grupo de hombres de su edad

-¿En verdad te lo compró tu papá?- dijo un muchacho regordete que le pica las costillas como para comprobar que es de carne y hueso.

Aquel chico es Saulo, aquella es la primera vez que el esclavo y el futuro Amo se encontraron.

-¿Porqué les ponen esos piercings en la nariz?- preguntó a Saulo otro de sus amigos.

-No sé, supongo que para que los saques a pasear con una correa- respondió Saulo sonriendo - tómenme una foto con él.

Los amigos y Saulo se acomodaron alrededor de Stefano, Saulo se acomodó muy cerca de la cabeza de Stefano, olía a loción cara, a jabón, a cremas… a esa vida que Stefano jamás volvería a tener…

Entrenado como Esclavo por su Padre 3

Xtudr, el chat esencial para los fetichistas gays, te conecta con miles de chicos en tu área que comparten tus gustos. Disfruta de la comunicación instantánea enviando y recibiendo mensajes.

Explora una forma rápida, sencilla y divertida de conocer gente nueva en la red de encuentros para chicos líder como Switchpoblano.

Con Xtudr, puedes:

- Crear un perfil con fotos y preferencias.

- Ver perfiles y fotos de otros usuarios.

- Enviar y recibir mensajes sin restricciones.

- Utilizar filtros de búsqueda para encontrar tu pareja perfecta.

- Enviar y recibir Taps a tus favoritos.

Regístrate en la aplicación fetichista y BDSM más popular y comienza tu aventura hoy mismo.

https://www.xtudr.com/es/relatos/ver_relatos_basic/40786-entrenado-como-esclavo-por-su-padre-3