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Entrenado como Esclavo por su Padre 6

Escrito por: Switchpoblano

Vergara desabrochó la cadena que hacía que la verga de Stefano se metiera entre sus piernas haciéndolo parecer un eunuco.

Su verga larga y flácida con el reluciente príncipe Alberto en la punta quedó mirando hacia abajo entre sus piernas.

-Revisa si tiene los dos huevos- le dijo Vergara a su hijo. Saulo lo miró con asco

-Es como un perro Saulo, no seas ridiculo- le dijo Vergara, Saulo le levantó la verga con dos dedos y miró los huevos rasurados y tersos de su nuevo esclavo - si, están ahí los dos.

-Revisa si aprieta su culo- le ordenó Vergara a su hijo extendiéndole unos guantes de látex y una pequeña botella de lubricante.

-Empínate- le ordenó Saulo y Stefano se giró agachándose y agarrandose ambas nalgas con la mano. Saulo le untó lubricante en el ano antes de meterle el dedo más largo de su mano. Sujetándole una pierna se lo metió hasta el fondo a toda prisa, la pierna de Stefano era dura como la de un hombre, pero tan tersa como la de una chica, Saulo sintió un estremecimiento al sentirla, cuando Stefano sintió el dedo de Saulo en él apretó ligeramente el culo y Saulo sintió el apretón- Si, aprieta bien.

-Bueno, ya sabes que prefiero que lo uses a que embaraces a alguna de tus noviecitas- le dijo Vergara y Saulo se sintió ligeramente avergonzado de que su padre dijera eso delante de Guillermo y de su nuevo esclavo.

-Aqui tengo los papeles listos- le dijo Guillermo tendiéndole unos papeles a Vergara que a su vez se los entregó a Saulo- fírmalos hijo.

Stefano sintió un estremecimiento, había albergado hasta ese día la esperanza de que su padre encontrara alguna manera de no entregarlo a sus dueños, pero en el fondo sabía que Guillermo era un hombre de palabra… y que todo lo que le había hecho era porque sabía que tarde o temprano estaría lejos de él.

Aquella sensación de desolación que lo invadió la había sentido antes… durante la tercera semana de su entrenamiento:

Stefano nunca le dijo a Guillermo que se masturbaba diario cuando se quedaba solo, pero Guillermo conocía a los esclavos y más a su hijo.

Un día sin avisarle y sin decirle nada simplemente le puso una castidad suficientemente grande para que su miembro estuviera cómodo. El Príncipe Alberto dificultaba aún más la posibilidad de escapar de ella.

Recuerda que tu cuerpo y todos sus fluidos le pertenecen a otra persona, le dijo en una ocasión, tú no tienes ningún derecho a disponer de tu leche y es obvio que un esclavo no merece tener placer.

La jaula cambió la actitud de Stefano, lo hizo más sumiso, más abnegado y Guillermo notó que se entregaba con mas devoción cuando le entrenaba el culo o cuándo le hacía mamar la verga de los cargadores.

Guillermo le dejó claro que jamás lo usaría sexualmente, y que por eso llamaba a los cargadores, para que lo ayudaran a entrenarlo.

Un día Guillermo le ató las muñecas a los tobillos con el culo al aire y la cabeza en el piso.

-Hoy no voy a estar presente- les dijo a los tres- no quiero ver lo que sucederá esta tarde. Solo recuerden que si maltratan la propiedad los que terminarán como esclavos van a ser ustedes- les advirtió a Hugo y a Nelson.

-Papá ¡¿a dónde vas?!… papá- lloró Stefano cuando escuchó que su padre caminaba hacia la puerta y cerraba la puerta… se sintió abandonado… pero no tuvo mucho tiempo para lamentarse, Hugo y Nelson después de tantas mamadas y tantas humillaciones verdaderamente se habían “encariñado” con aquel esclavo que les sacaba el semen con la boca todos los días.

Uno a cada lado, desnudos comenzaron a acariciarle la espalda, Stefano comenzó a gemir como si suplicara- por favor no me hagan nada, por favor- Nelson se sentó con las piernas abiertas delante de él y jalándolo de la barbilla condujo su boca hasta su verga para callarlo.

Stefano mamó con energía, como le había enseñado su padre y ya se sabía qué cosas excitaban a Nelson así que comenzó a usar lengua y labios para excitarlo esperando que se viniera pronto.

Hugo le untó lubricante en el culo, Stefano adivinaba que lo que su padre no quería ver era a los dos cargadores penetrándolo… se llenó de temor, intentó forcejear pero Nelson le soltó una cachetada para enfocarlo- por favor no- musitó Stefano con la boca llena… y es que una cosa era recibir un dildo de plástico en el culo y otra muy diferente ser la perra de un hombre…

-Tranquilo amiguito- le dijo Hugo al oído, pegándo sus pectorales duros de cargador a su espalda- no somos tus enemigos, esto que vamos a hacer es por tu bien.

Stefano gimió de ansiedad, no importaba cuánto le dijeran que aquello era para entrenarlo… no quería dar ese paso pero hacía mucho tiempo que no hacía las cosas que quería sino las que le ordenaban.

La punta de la verga de Hugo rosando su ano fue como el anuncio de lo que se vendría después, Stefano cerró los ojos de desesperación, tratando de ignorar lo que estaba a punto de pasarle… ¿cómo el, Stefano Mendoza iba ser penetrado como… como una puta? No podía mover sus manos, ni sus pies, y tenía la boca llena con la verga de Nelson… estaba completamente a merced de Hugo

La verga de Hugo le abrió el culo, y se fue metiendo despacio, muy despacio, aquella lentitud hizo que aumentara la agonía y la ansiedad de Stefano que veía lo poco que le quedaba de hombre desvanecerse ante sus ojos en cámara lenga… dejó de mamar la verga de Nelson, y Nelson no se lo recriminó, le acarició la espalda- tranquilo chico, le dijo, relájate…

Stefano se quebró ante aquel trato dulce y comenzó a llorar- por favor no lo hagan- les suplicó

Nelson rió un poco- si no te lo hacemos a ti, tu papá nos lo va a hacer a nosotros- le advirtió. Stefano miró en silencio cómo aunque su padre no estuviera presente, su poder y autoridad estaban ahí, delante de él, sometiéndolo y hundiéndolo más en la vida del esclavo sexual.

La verga de Hugo llegó hasta el fondo. Stefano no podía evitar sentir placer al recibir aquel grueso tronco de Hombre en sus entrañas…

Hugo comenzó a embestir suavemente a Stefano sujetándose de su cintura. No había dolor, el entrenamiento que había recibido había sido eficaz… pero tampoco había un vacío de sensaciones, al contrario, Stefano sentía un enorme e indescriptible placer que se aminoraba por lo incómodo de su posición y las ataduras que sujetaban sus muñecas a sus tobillos…

Una mezcla de placer y humillación se apoderó de él, lo paralizó por completo… Stefano se convirtió en una especie de objeto inanimado al que le entraba y salía la verga del cargador… Stefano luchaba por no sentir, no quería disfrutarlo, no quería sentir placer… sentía incluso ganas de suplicar que lo azotaran… de pronto… comenzó a gemir como… como una puta

Nelson se levantó y se paró detrás de Hugo, después de penetrarlo por un rato Hugo se hizo a un lado y Nelson se adueñó del nuevo coño de Stefano… Nelson fue más rudo, lo embistió con más fuerza… Stefano no podía creerlo… o no quería hacerlo… entre más rudo lo cogian sentía más y más…

Cuando Nelson salió de él y le hizo mamarle la verga Stefano reaccionó “estoy mamando la verga que acaba de cogerme” se dijo “estoy mamando mi propio culo”.

Nelson y Hugo intercambiaron lugares varías veces… de pronto sucedió algo que Stefano no esperaba: su verga había estado dura todo este tiempo y sin que supiera cómo y porqué sintió un fuerte estremecimiento y comenzó a chorrear semen.

Contuvo sus gemidos para no llamar la atención de Hugo y de Nelson pero los dos se dieron cuenta y comenzaron a reír a carcajadas - muy bien perra, ya aprendiste a mojarte- le dijo Nelson dándole ánimos mientras no paraba de cogérselo.

Le desamarraron las muñecas, Nelson y Hugo se acostaron en la cama- súbete en la que quieras- le dijo Nelson.

Stefano se montó en la de él- ahora muévete y dame placer- le dijo Nelson y Stefano obedeció mirando de frente el pecho duro y prominente del cargador, moreno y lleno de pelos, subía y bajaba por primera vez con un solo propósito: darle placer.

Se dió cuenta que miraba a Nelson con complicidad y sumisión, con devoción, ya no podía verlo como un cargador ahora era un Alfa al que servía y de paso… sentía y sentía mucho placer

Nelson gimió y se retorció haciendo saber a Stefano que hacía bien su trabajo- ahora mi compañero- le ordenó Nelson y Stefano como un fiel perrito se empaló en la verga de Hugo…

Subía y bajaba viendo a los ojos a los dos hombres a los que su padre lo había entregado… Nelson se levantó y le dio un ligero empujón a Stefano para que se replegara.

Ambos hombres se acostaron en sentidos opuestos, uno entre las piernas del otro y pusieron sus vergas juntas - es muy pronto, está muy apretado todavía le dijo Hugo a Nelson.

-Si va a poder- le respondió Nelson- ¿verdad putita? ¿Verdad que te caben las dos vergas?

Stefano no lo pensó dos veces, estaba empezando a actuar por mero condicionamiento, a obedecer sin buscar pretextos. Se puso en cuclillas encima de las dos vergas, les untó lubricante, se puso lubricante en el culo y luego se fue empalando lentamente en ellas.

Hugo aplaudió sorprendido al ver el culo de Stefano bien abierto comiéndose los dos falos - ahhhh ahhhh- lloró un poco el esclavo mirando a Nelson a los ojos que le respondió con una sonrisa y una mirada se aprobación

-Vamos chico, no me decepciones- dijo Nelson mirándolo a la cara con rostro animado. Stefano continuó bajando y bajando hasta que quedó bien empalado en los dos falos.

Ahora quédate quieto- le dijo Nelson- sólo voy a moverme yo.

Aunque Stefano ya se había venido, aquella sensación nueva le produjo un tremendo placer. Nelson movía su verga rosando la de Hugo… los tres hombres comenzaron a gemir más y más y más hasta que Hugo lanzó un gemido… su leche salió disparada llenando las entrañas del esclavo… Nelson aumentó ligeramente la velocidad de sus movimientos y pronto un fuerte estremecimiento lo llenó por completo arrojando su leche en Stefano… los dos hombres tirados se quedaron en silencio.

Stefano preñado y nuevamente excitado sentía que su verga explotaba adentro de la jaula… se dió cuenta que Nelson y Hugo como buenos Alfas habían ya sacado toda su energía, sintió la frustración del esclavo que desea más pero solo recibe lo que le dan… tomó la iniciativa de bajar de ellos y se metió ambas vergas en la boca

Apenas le alcanzó la mandíbula para meterse las puntas: las lamió y las limpio, como un perrito fiel, luego se metió una y después la otra… ya era un esclavo devoto, una puta entregada y caliente.

Stefano se levantó despacio, se colocó de rodillas sobre la cama y le besó los pies a Hugo dándole las gracias por cogerlo, luego hizo lo mismo con Nelson mientras de su culo brotaba lentamente la mezcla de esperma de los cargadores

Aquella escena se repitió cada tercer día, pero la segunda vez que lo hicieron ya no fue necesario amarrar a Stefano, el solo se acomodaba y se dejaba preñar como una perrita fiel.

Aunque los esclavos son propiedad privada y nadie exige cuentas de ellos, había mucha suspicacia en la política nacional al saberse que Stefano aún no era entregado a su Propietario.

Hubo quien con toda mala intención comenzó un proceso para quitarle al hijo de Vergara su propiedad y subastarlo nuevamente.

Guillermo Mendoza esperaba ese tipo de ataques y consiguió que Vergara diera su autorización para que un reportero de los más “críticos” al partido de Mendoza acudiera a su casa a supervisar el entrenamiento de Stefano.

-Te dijo Uriel que el esclavo está en mi casa solo mientras el hijo de Vergara cumple la mayoría de edad- le dijo Mendoza sentado en su casa mientras Stefano le mamaba la verga al reportero como una cortesía y para demostrar su entrenamiento.

Mendoza le había mostrado previamente el colchón viejo en el que dormía

-Senador ¿porqué no encargó el entrenamiento del esclavo a alguien más?- le preguntó Uriel sin poder pensar demasiado tras comprobar que Stefano había adquirido buenas habilidades con su boca

-Vergara en persona me encargó esa tarea- dijo Mendoza- ya sabe cómo son de crueles los de su partido. Yo lo tomé como una oportunidad de hacer duelo por el hijo que ya no tengo y como puede constatar lo he entrenado en mi casa con toda la dureza que necesita.

-Gírate- le ordenó Uriel al esclavo empujándolo hacia atrás mientras sacaba unos guantes de goma de una mochila

El esclavo obedeció adoptando una posición perfecta de entrega poniéndose de pie y empinándose con las manos en las nalgas para abrirse.

-Aquí tengo lubricante- dijo Mendoza ofreciéndole un bote, Uriel negó con la cabeza- supongo que si lo tiene entrenado podré meterle el dedo sin lubricante- dijo Uriel

-Solo recuerde que si daña la propiedad tendrá que pagarla y no es una propiedad barata- le advirtió Mendoza.

Uriel se puso de pie y le colocó el dedo índice en los labios a Stefano, Stefano sin soltar sus nalgas abrió la boca y lamió el dedo de Uriel.

-Es poco usual que un padre entrene a su hijo como esclavo- dijo Uriel

-Es poco usual que un senador cumpla la ley como la estoy cumpliendo- respondió Mendoza con habilidad de político.

Uriel sacó su dedo de la boca de Stefano y parado junto a él se lo metió en el ano. El culo bien entrenado de Stefano tragó hasta el último centímetro del delgado dedo del reportero sin mucho esfuerzo

-Estoy sorprendido- dijo Uriel meneando un poco el dedo, Stefano se quedó quieto apretando los dientes y mirando al piso- usted es cruel pero al mismo tiempo un hombre de palabra- exclamó el reportero

-¿Quiere hacer alguna otra prueba?- preguntó Mendoza

-Supongo que tiene un látigo- dijo Uriel, Mendoza avanzó unos pasos y recogió el látigo que usaba para disciplinar a Stefano.

-Pon tus manos contra el sillón- le ordenó Uriel al esclavo que de inmediato adoptó la posición, con las manos en el respaldo y la espalda derecha.

Uriel blandió el látigo esperando alguna reacción de miedo por parte de Stefano, el esclavo agradeció cada azote que me había dado su padre… estaba preparado para esa prueba.

-Como puede ver, he conservado la piel del esclavo sin marcas por orden de Vergara- le hizo saber Mendoza

Uriel le soltó un ligero azote en la espalda- pero si lo disciplina- dijo Uriel en tono de pregunta

-¿Recibiría así los azotes si no lo estuviera entrenando?- un segundo azote más duro que el anterior cayó en la espalda de Stefano que apenas hizo un ligero movimiento.

Uriel quería comprobar que Mendoza decía la verdad y le soltó un tercer azote. Stefano no se movió.

-Bien. He visto todo lo que tenía que ver- dijo Uriel, Stefano se arrodillo delante de Uriel -Gracias por venir a examinarme Señor- le dijo mirándolo a los ojos antes de besar sus pies.

Al día siguiente Uriel escribió un largo artículo dando fé de que en casa de Mendoza se cumplía la ley al pie de la letra y que Stefano era, en efecto, entrenado como un extraordinario esclavo.

Entrenado como Esclavo por su Padre 6

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