Mi Amo me pidió que le escribiera un relato. La verdad es que me cuesta escribir, no me sale natural, pero a veces se me ocurre algo, espero que este sea el momento, así aprovecho para escribirle el relato que me pidió y de paso, si quiere, una fantasía que pueda realizar y que le guste.
Habíamos quedado en el sitio de costumbre, en el bosque de noche. A mi Amo le gusta sobre todo azotar, y además, es muy diestro en el manejo del látigo, de cualquier tipo de látigo. A mi me gusta agradar al Amo, como es normal por mi parte sumisa, aunque los azotes es algo que nunca me han gustado mucho, puesto que es lo que más le gusta al Amo, hay que dárselo.
Hacía tiempo que no quedábamos y estaba desentrenado, pero todo sea por complacer al amo. Cuando llegó Amo, yo ya estaba esperándole como es natural, con la mirada baja y esperando sus órdenes.
Me ordenó quitarme la ropa y quedarme desnudo, estábamos ya a mediados de marzo, así que hacía frio, pero me quité la ropa sin decir palabra y la metí en una bolsa de basura que llevaba para estos casos. Le entregué mi látigo, no es como el suyo, el mio está hecho de bricolage con una cubierta de rueda y cortado en finas tiras, queda como un látigo de colas, es doloroso, pero deja menos marcas, y es que yo tengo un problema con las marcas, al estar casado, no puedo volver a casa con marcas visibles o con demasiadas masrcas en sitios más escondidos.
Nos adentramos un poco en el bosque, lo suficiente para estar lejos de cualquier mirada indiscreta, además era casi de noche ya, así que había suficiente privacidad. LLegado al sitio adecuado, el Amo me ató las manos a dos árboles cercanos y ahí quedé, atado en cruz, a oscuras, con frío, y con nervios esperando lo que fuera a ocurrir.
El Amo cogió el látigo y comenzó a azotarme con fuerza por la espalda y por el culo, medía muy bien los latigazos, tanto la fuerza (bastante) como la cadencia, rápido, pero no tanto como para que no sientiera bien los efectos de cada latigazo.
Yo no tengo mucho aguante con los latigazos, pero poco podía hacer en esa situación, más que sufrir cada latigazo y esperar el siguiente. Perdí el sentido del tiempo y el número de latigazos, todo mi cuerpo temblaba por el castigo cuando el Amo paró, yo seguía temblando, mi espalda y mi culo ardían. Pasado un momento, se colocó de nuevo detrás de mi, pero esta vez azotaba de abajo a arriba, con fuerza, entre las piernas, mi pene y mis huevos eran el objetivo, a la vez que la parte interna del culo. Cada golpe se sentía como alfileres en mis partes, por suerte, el Amo, siempre severo pero sabiendo lo que hacía, los golpes no eran tan fuertes como en la espalda, pero supo encontrar la fuerza justa para que cada golpe en mis partes fuera un fuerte castigo.
Después de un rato azotando de esa manera, paró y se colocó delante de mi, y comenzó a azotar de nuevo de la unas veces de abajo a arriba entre mis piernas, y otras de arriba a abajo sobre mi pene. El castigo era muy fuerte, y yo poco podía hacer más que sufrirlo, todo mi cuerpo ardía y temblaba por el dolor.
Frente a mi, comenzó a azotarme el pene con el mango del látigo que yo había construído, que era de goma ancho. Me azotó el pene repetidamente con la misma habilidad con la que suele azotar, con la fuerza justa, y con la cadencia exacta, que te permite sentir todo el dolor del azote, pero no recuperarte para el próximo azote. Continuó así varios minutos hasta que le supliqué que parara porque ya no podía más, entonces siguió un rato más y por fin paró.
El Amo paró un rato, dejando que poco a poco fuera recuperándome de esa temblorera involuntaria que no podía controlar. Cuando estaba un poco recuperado, me cogió de los huevos y empezó a jugar con ellos, estirándolos y apretándolos, viendo como yo me retorcía de dolor. Cuando se cansó de jugar así, se puso frente a mi y me dió una patada en la entrepierna, en los huevos, haciendome doblar de dolor, por suerte para mi (y porque él controlaba), la patada no fué muy fuerte, pero el sitio es doloroso. Continuó dando patadas en mis huevos hasta que incapaz ya de soportar más, caí de rodillas, suspendido con los brazos en cruz, de no haber estado atado, hubiera rodado en el suelo.
En ese momento, el Amo se sacó el pene y empezó a follarme la boca, mientras yo aún estaba sufriendo el dolor en mis huevos. De repente sacó su pene y lo colocó frente a mi cara, corriéndose en ella y dejándome la cara completamente manchada de su semen.
A continuación, cogió un candado con temporizador que tenía yo, me soltó una muñeca y luego me puso la cadena con el candado en 20 minutos. Me puso unas pinzas en los pezones, conectadas a una unidad eletro Tens, y la encendío, poco a poco y con cuidado fue subiendo la intensidad hasta que me vio retorcerme de dolor, y ahí la dejó en el suelo, colgando de mis pinzas, fuera de mi alcance.
Bueno, dijo, yo me voy ya, te dejo "disfrutando" tu solo, dentro de 20 minutos se abrirá el candado y podrás soltarte, entonces ya podrás vestirte e irte. ¡Que lo pases bien!
Y se marchó, dejándome solo retorciéndome antes las descargas en mis pezones, de rodillas, brazos atados en cruz, desnudo, de noche y con la cara llena de su semen.
Las descargas mordían como agujas al rojo, nada podía hacer hasta esperar que pasaran los 20 minutos que se me hicieron eternos. El silencio y la oscuridad eran imponentes, solo rotos por mis quejidos. Se me hizo eterno ese tiempo, sin poder hacer nada y sufriendo constante e implacablemente las descargas en mis pezones. Tras lo que me pareció una agonía eterna, oí un pitido y el candado hizo "clic" y se abrió. Solté torpemente es mano, pues ya estaba entumecido de la postura y el dolor, y cogí la unidad tens y la apagué, me quité las pinzas, solté la otra muñeca y caí exhausto al suelo. No se cuanto tiempo estuve en el suelo, pero transcurrió un buen rato, hasta que poco a poco recuperé mis fuerzas.
Recogí las cosas, me vestí y fui a buscar el coche para irme. En ese momento me llegó un mensaje del Amo, diciéndome que buena siesta me había echado. Resulta (posteriormente me lo confirmó), que el Amo no se fué, simplemente se retiró fuera de mi vista, pero se quedó vigilándome por si acaso pasaba algo. Es lo que tiene un Amo severo, pero responsable, siempre pendiente de su propiedad.
Un castigo severo
Xtudr, el chat esencial para los fetichistas gays, te conecta con miles de chicos en tu área que comparten tus gustos. Disfruta de la comunicación instantánea enviando y recibiendo mensajes.
Explora una forma rápida, sencilla y divertida de conocer gente nueva en la red de encuentros para chicos líder como smesclavo.
Con Xtudr, puedes:
- Crear un perfil con fotos y preferencias.
- Ver perfiles y fotos de otros usuarios.
- Enviar y recibir mensajes sin restricciones.
- Utilizar filtros de búsqueda para encontrar tu pareja perfecta.
- Enviar y recibir Taps a tus favoritos.
Regístrate en la aplicación fetichista y BDSM más popular y comienza tu aventura hoy mismo.
https://www.xtudr.com/es/relatos/ver_relatos_basic/40809-un-castigo-severo