Con la cara colorada por las cachetadas y la mandíbula adolorida por el esfuerzo miré la lista de cosas que Andrés quería que fuera a comprar a la tienda
-Enseguida las traigo- le dije caminando a mi cuarto
-¿A dónde vas esclavo?- me preguntó en un tono muy serio
-Voy a vestirme para comprar esto- le respondí.
-¿Me pediste permiso para vestirte?- me preguntó y me quedé plasmado, no podía ser así ¿tendría que pedirle permiso para vestirme?… ¿tendría que pedirle permiso para todo? He sido un hombre autónomo desde mis 18 años cómo iba ahora a mis 47 años a pedir permiso para hacer las cosas a un muchacho de 21 años. Andrés estudió mi mirada, es un chico joven pero muy astuto - te voy a ayudar- me dijo -ponte de rodillas con la vista al piso.
Obedecí, nuevamente lo escuché deambular por mi casa, me sentía molesto no podía pedirle permiso para todo, sería un infierno…
-¡Ven esclavo!- me llamó desde adentro de mi cuarto, obedecí, estaba parado junto al tocador- pon las manos sobre ese mueble- me dijo señalándome el tocador, quedé de frente al enorme espejo y me vi la cara… tenía el ceño fruncido y las mejillas aún coloradas por las cachetadas
-Esto es porque no has aprendido que si eres mi esclavo tienes que llamarme “Amo”- me dijo mostrándome una pastilla de jabón que me empujó a la boca forzándome a abrirla. Mordí el jabón con la mitad dentro de mi boca.
Luego se colocó detrás de mi- y esto es para ayudarte a recordar que un esclavo tiene que pedir permiso para todo- me dijo chasqueando uno de mis cinturones gruesos, lo miré a través del espejo, desnudo con su verga bien parada, sosteniendo el cinturón mientras miraba mis nalgas.
Su verga bien parada me hizo rabiar “el cabrón se está excitando con la idea de castigarme” pensé resistiéndome a la sola idea de recibir un castigo a mi edad de manos de un chico más joven.
-Para bien las nalgas, esclavo- no sé porqué pues estaba furioso, pero lo obedecí
No había recibido una nalgada desde que tenía 12 años… y jamás me habían bajado el pantalón para dármelas… así desnudo, aquel castigo hacia que me explotara la cabeza “me está castigando por no pedir permiso para ir a cambiárme” me repetía una y otras vez mientras esperaba el primer golpe… aquel azote finalmente llegó, me ardió terriblemente, me dio en ambas nalgas
Sentí ganas de girarme y arrebatarle al chico el cinturón pero… no pude… me quedé ahí quieto, esperando las otras nalgadas, me dió un segundo golpe, el jabón me ardía en la lengua y para no tragarlo salivaba, sacaba saliva como un animal
Me dió la tercera nalgada- para bien las nalgas- no tenía control sobre mi cuerpo, así que tuvo que repetirme la orden - para bien las putas nalgas- lo hice, no podía entender que lo hiciera pero lo hice, y el Amo me soltó una cuarta nalgada con bastante fuerza.
Grité, ya estaba al borde, al límite de la humillación o eso pensaba, Andrés tenía más confianza en mi y sabía que podía llevarme más lejos… por algo él era el Amo… me dió un cinturonazo mas, cada uno mas duro que el otro, brinqué y me retorcí, soltaba saliva y sentía el jabón en mi boca
Una nalgada mas, y luego otra y otra, y otra… ya no había coraje, ahora había dolor, mis gritos comenzaron a ser súplicas, rogaba que dejara de castigarme me dió dos mas y me preguntaba porqué me dejaba hacer eso, si solo tenía que girarme e imponerme
-Para las nalgas- me resistí un instante y luego volví a empujar la pelvis hacia atras, mientras lo hacía levanté la vista, vi la imagen de un adulto humillado: con una pastilla de jabón en la boca, parando las nalgas mientras detrás de él, un Hombre con menor edad pero mayor autoridad le infingía un castigo… aquella imagen me aterró y me encantó.
Me dió tres nalgadas mas, dando un tiempo entre una y otra, tiempo en que mi mente volaba y me hacía preguntas… cuatro nalgadas mas y comencé a comprender que era el esclavo y que tenía que pedirle permiso a mi Amo para todo… para absolutamente todo - ya casi termina esclavo, resiste- comencé a gemir, a lloriquear. Una mas… luego otra… - viene la mejor- me dijo riendo y me soltó una mas dura que todas las demás.
-¿Qué aprendiste animal?- me dijo parado junto a mi mientras yo babeaba y miraba al piso avergonzado no por el castigo sino por mi falta; me quitó el jabón de la boca para que hablara
-Aprendí que debo pedirle permiso para todo Amo, perdóneme por no haberlo hecho antes- le dije roto, quebrado por el castigo, sometido a él por la fuerza.
Caí de rodillas… por puro instinto- perdón Amo, perdón- supliqué - Gracias por educarme
-Ve a lavarte la boca esclavo y cuando vuelvas vas a vestirte con la ropa que está sobre la cama. Al volver del baño encontré una camisa vieja, la más vieja de mi closet y unos pantalones de vestir. No había ropa interior así que no usé ninguna.
Fui al supermercado vistiendo la ropa que mi Amo eligió para mi, y aunque mi atuendo era extraño pero nada extraordinario me sentía terriblemente humillado.
Cuando volví con las compras (entre ellas un collar de perro, una cadena y un plato) Andrés me esperaba en la recámara de mi hijo.
-Sube esclavo- me gritó desde la recámara y obedecí; me arrodillé delante de la cama siguiendo sus órdenes.
Sobre el colchón, estaban acomodados dildos y plugs de diferente tamaño - Mira, quiero enseñarte mi colección de juguetes- miré los seis dildos y los dos plugs con cierto nerviosismo.
Estaban acomodados del más grande al más chico, junto al último estaba un bote grande de lubricante - tenemos esta semana para pasar del primer dildo al ultimo, así que tendré que entrenarte más de una vez al día- me dijo acariciando mi cabeza como si acariciara a un perro.
Jamás me había metido ni un supositorio en el culo, crecí con la idea de que meterse objetos en el ano era de maricas… así que en mi mente inmediatamente se dibujó una imagen: mi Amo va a convertirme en una marica… en “su” marica.
-Sube a la cama y párate de nalgas- me ordenó
-Amo…- comencé a decirle, el chico se giró a verme a la cara, se agachó y me acarició nuevamente la cabeza
-Yo sé cachorro, tienes miedo, es natural, estoy a punto de convertir tu ano en una vagina- me hablaba como a un niño pequeño y aquello me excitaba, me sentía tan vulnerable y tan sometido- pero confía en mi… yo soy tu Amo y soy el dueño de tu cuerpo… yo sé lo que quiero obtener de él y lo voy a conseguir sin lastimarte
Subí a la cama, me puse en cuatro, Andrés me empujó la cabeza hacia el colchón para hacerme parar las nalgas… sus dedos comenzaron a jugar en mi culo… “me está volviendo una marica… me está volviendo una marica” me taladraba la idea en mi mente y luego sus palabras “voy a convertir tu culo en una vagina”… sentía sus dedos detrás de mi y me imaginaba que poco a poco me iban quitando lo poco de hombre que me quedaba.
Cuando me entró el primer dedo, sentí una sensación indescriptible- quieta perra- me dijo nalgueándome mientras me desvirgaba- Eso quieta… aguanta… te estoy abriendo la vagina… respira- su voz me controlaba, me sometía y me hacia obedecerlo.
Comenzó a meter y a sacar el dedo, había una palabra en inglés que se repetía en mi cabeza “emasculation”… no encontraba el significado en español pero era… era como quitarme lo hombre cada vez que su dedo joven me entraba y salía por el ano.
Estuvo metiendo y sacando su dedo por un largo rato, finalmente lo vi tomar junto a mi el primer dildo, un dildo mas bien pequeño…
-¿Listo?- me dijo- es hora de convertirte en mi perra - sus palabras me taladraron la mente programándome… el dildo me abrió el ano y se fue metiendo lentamente, gemí… gemí de placer, gemí como la perra que mi Amo quería que fuera y luego, cuando empezó a meter y a sacar el dildo en mi nueva “vagina” descubrí un placer que durante muchos años había existido ahí, oculto, esperando al Hombre que me lo mostrara…
Desde entonces, en su celular programaba cada cuatro horas mi “entrenamiento vaginal”, como cualquier otro perro mi verga se ponía dura de sólo escuchar la alarma y me acomodaba en cuatro patas delante de él con la cabeza abajo y el culo levantado.
No fue fácil ir tragando por el coño cada vez dildos mas grandes, a veces con rudeza, a veces con suavidad Andrés conseguía que mi nueva vagina los tragara completos- Eso perra, buena perra- me decía y yo me sentía satisfecho con sus palabras, porque poco a poco ser ma “buena perra” de mi Amo es lo que mas anhelaba.
Esta noche recién bañado por mi Amo camino a cuatro patas hacia la cocina, el Amo Andrés trae mi plato de perro y lo llena con las sobras frías de su cena.
-¿Quieres comer perrito?- me pregunta y yo sé qué tengo que hacer, arrodillado con los brazos doblados y las manos hacia atrás meneo el culo como un perro que suplica sacando la lengua… suplico la comida que compré con mi dinero, en mi cocina, como un perro… no podría caer más bajo.
Andrés siempre disfruta de verme en esa posición, rogando, nunca hago tres comidas, siempre me raciona la comida lo suficiente para que, como ahora, mi suplica sea legítima, realmente deseo que me dé de comer porque estoy hambriento.
Andrés toma el plato con la comida adentro y escupe tres veces en él, lo revuelve con sus dedos para que se mezcle bien con la comida- te lo ganaste, come- el ejercicio que he hecho y el hambre que he acumulado me hace devorar la comida a pesar de lo incómodo que es masticar en cuatro patas. Andrés se sienta a mirarme…
Cuando termino de comer, con la cara y el pecho manchados me hace señas para que avance a cuatro patas delante de él.
Nos detenemos delante de un enorme espejo viejo, una reliquia de la familia que tengo colgando en la sala.
-Míranos- me ordena. En el espejo que queda ligeramente arriba de los dos se puede ver el cuerpo entero de mi Amo y el mío, en cuatro patas.
-Me encanta tenerte así- me dice quitándose la ropa, poco a poco queda descubierto su torso delgado, su abdomen plano, sus pectorales ligeramente salidos y delineados, su rostro apuesto y varonil.
-Tener controlado y sometido a un sumiso que es mayor que yo…que me dobla la edad- me miro ahí arrodillado, debajo de él, con la cara sucia, el culo abierto, mis huevos rasurados
-Verte sobajado y humillado- continúa diciéndome- tenerte a mis pies, esperando mis órdenes para complacerme, sin honor, sin dignidad
Lo contemplo hablar a través del espejo, se ve tan superior a mi - míranos, yo soy además mucho más guapo, soy mucho más inteligente que una puta arrastrada como vos- continúo mirándolo y asumiendo que tiene toda la razón - levántate- me ordena y obedezco
-Mira tu cuerpo, manchado como una cerda… mira mi verga… compáralo con lo que tienes entre las piernas… yo soy un Hombre guapo, tu eres un cerdo… soy mejor que tú en todo- me quedo callado, comprendiendo y reconociendo cada una de sus palabras
-Lame mis pies- me ordena y caigo de rodillas, lamo sus pies agradecido porque un Hombre tan grandioso como él le permita ser su perra a un inferior como yo.
De Vacaciones con Andrés 4
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