Llegaron a la celda de aislamiento y en cuanto Bruno cerró la puerta así lo hicieron. Bruno se sacó la polla por la bragueta y El Roca, desnudo, se puso de rodillas en el suelo a mamar como si no hubiera un mañana, al parecer lo ocurrido en las duchas, el haberse limpiado el culo por dentro por primera vez y delante de un tío lo había hecho sentirse muy humillado, sometido y más entregado. A cada rato Bruno le sacaba la polla de la boca y le daba varias bofetadas, lo hacía volver a mamar y otra vez más bofetadas.
- Bruno: “Mamas muy bien… quién lo diría, que además de ser capaz de controlar toda esa legión de presos tú solito sabes mamar tan bien, una virtud más que tienes, ¿no crees?... y además aguantas muy bien las hostias”
- El Roca: “Argh argh”
La imagen era perfecta, el cuerpazo de El Roca, totalmente desnudo y de rodillas en el suelo y Bruno con su uniforme impoluto y con el tremendo pollón que se gastaba saliendo por la bragueta. Esa imagen parecía de un vídeo porno.
- Bruno: “Perra quítame la ropa”
- El Roca (empezando a hacerlo): “Primera vez que desnudo a un hombre”
- Bruno: “Pues ya ves, otra cosa más que vas aprender… tú déjame que te voy a hacer un maricón tan completo que ni te vas a reconocer”
- El Roca: “No tengo ya ni la menor duda”
- Bruno (ya desnudo): “A cuatro patas sobre la cama, que te voy a dar una comida de culo que te voy a volver loca, pero primero toma”
Y le empezó a azotar, primero con la mano, luego con una zapatilla de El Roca y después con la fusta, era tanto que parecía que no terminaría nunca. El Roca aguantaba sin quejarse, el trabajar tanto su cuerpo en el gimnasio le había hecho resistente al dolor, uno de sus tatuajes decía “no pain, no gain”.
Bruno empezó a comerle el culo, sabía cómo hacerlo, El Roca gemía, separaba más las piernas, se abría instintivamente para facilitarle el acceso a su macho. Después de un buen rato, Bruno se moja los dedos y le mete uno, luego dos, tres, le presionaba dentro, le masajeaba la próstata, era un experto, sabía oír la reacción y buscar el punto exacto.
- El Roca: “¡Ay macho, qué coño me haces, no sé si tengo ganas de mear, de correrme, no sé”
- Bruno: “¿Te gusta maricón?”
- El Roca: “Mucho, es que se me va la cabeza, sigue, no pares por favor, ¡cojones que gusto!”
- Bruno: “Ahora vamos a un 69, levántate, me acuesto yo boca arriba, y tú a 4 patas sobre mí con ese culazo perfecto tuyo en mi boca y tu boca en mi polla”
El Roca estaba disfrutando a tope, le encantaba como Bruno le comía el culo y para compensarle, además de que le gustaba mucho esa polla, trataba de mamar lo mejor que podía. Estaba tan, pero tan a gusto, que se había olvidado de su propia polla. Era mucho lo que estaba sintiendo por el culo, sobre todo cuando a cada rato Bruno le volvía a meter los dedos.
- El Roca: “Macho, eres un experto, te juro que jamás había sentido así por el culo, la polla de mi primo me gustó pero esto es otra cosa”
- Bruno: “Te dije que sabía cómo tratar a los maricones”
- El Roca: “Me ha quedado muy claro”
- Bruno: “Ponte de pie, ahí contra la pared, que te la voy clavar”
- La Roca (apoyando las manos contra la pared e instintivamente empinando el culo): “¿Así?”
- Bruno: “No veas lo puta que te ves, y el tremendo culazo que ofreces, se te está yendo toda esa hombría de que presumes al carajo”
- El Roca: “Eso es con los otros, contigo mi hombría sobra, eres claramente más macho que yo, y ya te lo dije… quiero ser TU maricón”
- Bruno (sujetándolo por la cintura): “Toma polla”
- El Roca: “¡Cojones me la has metido de a una!”
- Bruno: “¿Te dolió puta?”
- El Roca: “Sí pero no tanto como esperaba, hasta me he asombrado… porque tú… ¿qué quieres que te diga?... tienes una polla enorme, macho, un señor pollón”
- Bruno: “Eso es por lo cachonda que estás y por el agua, la lavativa, seguro que ya saliste de las duchas con el ojete relajado, y por supuesto, la comida de culo y el trabajo anal que te acabo de hacer"
- El Roca: “No sé hasta dónde me vas a llevar”
- Bruno: “Hasta donde me salga de los cojones, conmigo no hay medias tintas… ahora a mamar otra vez, al suelo y de rodillas delante de tu macho”
- El Roca (mirándola antes de metérsela en la boca): “¡Qué polla tienes cabrón! Nada que ver con la mía”
- Bruno: “Tú lo que tienes que tener es ese culo… ¡tienes tremendo culo, maricón!”
- El Roca (ya mamando, Bruno le empuja por la nuca hacia sí): “Argh argh”
- Bruno: “Tienes que aprender a tragártela entera, aguantar que te llegue al fondo de la garganta, tú eres un hombretón acostumbrado a resistir, a soportar sin quejarte… así, así, cojones ¡qué gusto!”
- El Roca (cuando Bruno se la saca de la boca y soltando una saliva muy espesa): “¡Qué pedazo de tranca!”
- Bruno: “Ya quiero correrme, me acuesto en la cama boca arriba, hoy me vas a cabalgar la polla hasta sacarme la leche”
- El Roca (se le sienta encima y se la mete de golpe): “¡Uff, cómo me llena esta polla macho!”
- Bruno: “Es que naciste con un culo para esto, por eso tu primo no se pudo contener”
- El Roca: “Ahora incluso se lo agradezco, pero a ti más, me has llevado a otro nivel”
- Bruno: “Te estoy llevando, tengo más planes para ti… bueno muévete, sube y baja que tengo los cojones que si no me sacas la leche revientan ”
- El Roca: “¿Así macho? ¿Así te gusta?”
- Bruno: “Sí cojones no pares, sigue así, sácame la leche… ay que me corro cojones, no pares… ¡qué me corro!”
- El Roca: “Sí, dámela, dame tu leche otra vez, como ayer, lléname el culo”
- Bruno: “¡Me corrooo!”
- El Roca (se pajea y con sólo un par de movimientos se corre un par de segundos después que Bruno): “Yo también voy, ay macho y que gusto hacerlo con esa tranca en el culo llenándomelo de leche… ay me corro, me corro”
El sexo entre los dos se convirtió en muy habitual. Ambos buscaban la manera de estar solos, casi siempre en la celda de castigo, pero otras veces se atrevieron en la enfermería, de noche cuando no estaba el enfermero. El Roca era la puta de Bruno o su maricón como a este le gustaba decirle. Esto hizo que El Roca estuviera más relajado y aunque seguía teniendo total preponderancia con los otros reclusos, ya no se les imponía por gusto, no les molestaba si no era molestado. Su compañero de celda lo que pensó es que ya se había adaptado más a su situación en la cárcel y en cierto sentido tenía razón. Lo que sí no entendía era por qué seguía haciendo cosas que estaba claro que iban a ser represaliadas pero se lo explicaba porque creía que se había creado un tipo de reto o inquina personal entre él y Bruno.
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