EL ROCA IV – Termina su condena. Final

Se acercaba el momento del cumplimiento de la condena de El Roca. Un buen día estaban los dos en la celda de aislamiento después de haber follado como perros salvajes.

- El Roca: “Bruno, me queda ya muy poco de la condena”

- Bruno: “Sí, ¿tres meses no?”

- El Roca: “Sí, pero no quiero irme, quiero que me ayudes a ver si hay forma de que me extiendan la condena”

- Bruno: “¿Además de maricón ahora te has vuelto gilipollas o qué? ¿eres tonto, estás loco?”

- El Roca: “Me quiero quedar, es sólo eso”

- Bruno: “Mira, quítate eso de la cabeza que no te lo voy a permitir, es que no te entiendo, no sé qué te pasa Roca”

- El Roca: “Lo que me pasa es que me he enviciado contigo macho y no quiero irme”

- Bruno (sonriendo): “Te ha dado fuerte”

- El Roca: “El que ha sabido darme fuerte y me ha puesto así eres tú, macho”

- Bruno: “A ver Carlos…” era de las poquísimas veces que le llamaba así “hay otras variantes, no tan locas como quererte quedar aquí”

- El Roca: “¿Qué quieres decir?”

- Bruno: “Que nos podemos ver fuera”

- El Roca: “Pero…”

- Bruno: “Mira, no estás casado ni yo tampoco… yo tengo mi piso y creo que tú no tienes nada, estabas alquilado y tendrás que buscar otro, además tendrás que buscar un trabajo… y mira en eso te puedo ayudar, tengo contactos a quienes te puedo recomendar, y te aseguro que se fiarán de mí, un funcionario de prisiones que recomienda… el asunto es que puedes buscar un piso en alquiler cerca de donde vivo y no a tantos kilómetros donde vivías antes, el trabajo te aseguro que también será cerca… entonces nada, un día te hago la visita y otro me haces la visita tú a mí… con el tipo que tienes ningún vecino, nadie, sospechará nada… y te seguiré dando por ese culazo tuyo que también me tiene enviciado a mí”

- El Roca: “Macho ese culo es tuyo ya y lo seguirá siendo, para que me pegues, me lo folles, me lo revientes, para que hagas con él lo que te salga de los cojones… y me encanta lo que me has dicho… aunque lo veo un poco novelesco, como demasiado fácil… pero si quieres conseguirme trabajo eso es ideal para mí, te aseguro que no te haré quedar mal, me contendré, me controlaré… y si quieres me acompañas a ver pisos de alquiler, no necesito nada grande, valdría un estudio o un apartamento, lo único que tiene que tener es una buena cama para que me des bien, para que me des polla hasta hartarte y sobre todo para que mi macho esté cómodo… yo los primeros días me los pasaré lejos de ti en casa de una tía pero cuanto más rápido me vaya de allí mejor…”

- Bruno: “No va a haber problemas, además te voy a dar algún dinero para que puedas vivir antes de tu primera nómina”

- El Roca: “Eso no tienes que hacerlo, no hay por qué”

- Bruno: “Tómalo como el pago a una puta que me da un tremendo culazo, un culazo como no hay otro”

- El Roca (sonriendo): “Entonces tendrás que aprovechar bien la mercancía que pagas con tu dinero”

- Bruno: “Sabes que lo haré”

- El Roca: “Bueno en realidad no lo sabía, tenía dudas de lo que sucedería una vez fuera, pero me has tranquilizado…“

- Bruno: “Y lo de tratarte como una puta… supongo que lo tengas claro, nunca te he tratado como otra cosa, bueno sí, como un maricón también… una puta, un maricón, una perra… desde aquel primer día, nunca te he respetado”

- El Roca: “Ni tienes que hacerlo ni quiero que lo hagas, soy yo quien te tiene que respetar a ti, no al revés”

- Bruno: “Y te seguiré pegando, fuera lo mismo que como aquí… bueno quizás más, si logramos un sitio donde estemos realmente solos y seguros, no aquí en medio de todo, con el riesgo de que alguien se dé cuenta o que toquen a la puerta de esta celda”

- El Roca: “Pues si aquí es como es, no sé hasta dónde me vas a llevar fuera con todas esas condiciones favorables”

- Bruno: “Hasta donde aguantes Roca, no soy tonto sé darme cuenta de hasta donde aguanta un puto maricón masoca como tú”

- El Roca: “Es increíble como tú me dices eso y me gusta… me gusta y me excita… sé que me acabas de dar la leche en el culo pero… ¿no quieres que me ponga a mamártela hasta que me la vuelvas a dar?… pocas veces me la das en la boca, te gusta más preñarme y me gusta su sabor”

- Bruno: “¡Es que con ese culazo que tienes! pero sí, dale, mama… pero ya sabes si te pones a mamar te pegaré otra vez”

- El Roca: “Me puedes pegar siempre, cada vez que te salga de los cojones, además es que realmente siento que mi cuerpo lo necesita, necesito que me pegues, no puedo estar mucho tiempo sin que lo hagas, me relaja macho, me relaja, te lo aseguro”

- Bruno (dándole tremenda bofetada): “¡Pues toma!”

- El Roca: “Macho es que me pegas y se me multiplican las ganas de mamártela”

- Bruno: “Trágatela puta, que así morcillona te será más fácil, chúpamela y pónmela dura”

El Roca ya era un experto en mamar, ponía su lengua por debajo de la polla y la movía, le daba el máximo placer a su macho, a quien lo había entendido y había sacado fuera todo lo que tenía por dentro. Bruno era su hombre, se lo había ganado a pulso, se lo merecía todo, le había enseñado a sentir como estaba programado a sentir, a hostias y por el culo, como un puto maricón.

Salió El Roca de la cárcel y todo salió como había planeado Bruno. Tenían sesiones frecuentes, en casa de uno o en casa del otro. El Roca se follaba a chicas pero ellas no podían llenar esa parte que sí le llenaba él. Además no se buscaba líos, evitaba los problemas y cumplía en el trabajo religiosamente. Bruno le sacaba toda ansiedad, la rabia, todo eso que antes acumulaba, con él todo salía afuera, lo descargaba. Por su parte a Bruno cada vez le gustaba más pegarle, doblegarle, usarle. Pegarle con semejante cuerpazo nunca dejó de gustarle, al revés, cada vez disfrutaba más haciéndolo. Follaban sobre todo cuando los dos tenían días libres, pero a El Roca le gustaba, que de vez en cuando, Bruno fuera directo del trabajo a su casa, recibirlo totalmente en pelotas, descalzo y empezar a follar con Bruno de completo uniforme y que lo primero que hiciera fuera pegarle, bofetadas, azotes, fustazos, paletazos, vara.

Como habían pronosticado, ahora, en estas condiciones, las hostias habían aumentado y El Roca no parecía tener umbral para el dolor, Bruno lo hacía con toda libertad, le pegaba, le usaba y hacía con él lo que le salía de sus cojones. Carlos, El Roca, se mantenía totalmente rehabilitado.