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El interrogatorio – La Academia De Amos y Esclavos – CAPÍTULO 7

Escrito por: lisbeth

El interrogatorio – La Academia De Amos y Esclavos – CAPÍTULO 7

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- Está claro que todo funciona correctamente – anuncio Jorge - ¿Tienes intención de mentir hoy? – pregunto acariciándole la mejilla.

- No – respondió Marc automáticamente, todavía tan descolocado por la electrocución que no fue consciente que acababa de exponerse a la posibilidad de otra descarga. Afortunadamente, había contestado con sinceridad. Con esa mano en su mejilla olvido donde estaba, por unos instantes en su mente solo existieron él, y Jorge.

- Bien, pues, parece que podemos empezar… - dijo mientras se alejaba, y empezaba a pasearse en semicírculo por delante de él. Lo miraba fijamente a los ojos hasta que recogió una pantalla de encima de la mesa y focalizo en ella su mirada. Siguió paseando, como un abogado que examina sus notas frente el estrado. Marc no pudo evitar fijarse en el público, la situación era intimidante.

- Has vivido toda tu vida con Álex, ¿le quieres? – Pregunto finalmente Jorge

- Sí – respondió

- ¿lo amas?

Marc no estaba seguro de eso ¿Qué era amar? Solo sabía que no sentía lo que sentía por Álex hacia nadie más – Sí – respondió con miedo a una descarga que no se produjo. Esa ausencia fue como reconocerse a sí mismo sus sentimientos. En ese momento supo que lo amaba de verdad.

- Álex desea ser tu amo ¿Deseas tu ser su esclavo?

- Sí – Esa respuesta, ante tantos testigos, podría parecer humillante, pero Marc contesto llenándose de orgullo. Verdaderamente lo deseaba.

- ¿Sabes lo que eso supone? – Le pregunto Jorge mirándolo a los ojos fijamente

¿Qué contestar a eso? ¿Lo sabía? – Me hago una idea, pero soy consciente de que hay cosas que todavía no sé – Se sintió tremendamente inteligente al sentir que no había ninguna descarga eléctrica en sus testículos.

- Bien, en ese caso, hablemos un poco de ti… – procedió Jorge – debes saber que he estado hablando con Álex, así que ya sé, un poco de lo que te gusta y lo que no. Conozco también lo que habéis experimentado por el momento, pero ahora quiero que todos los aquí presentes te oigan a ti contarlo. Dime, ¿Has follado ya con tu amo?

- Sí señor, bueno, hacemos el amor… - Responde Marc y se calla en cuanto el público estalla en risas. También el profesor está riéndose en su cara. Eso le entristece.

- Vamos a ignorar ese comentario por ahora… ¿Habéis practicado sexo anal y oral verdad?

- Sí señor – responde escuetamente, no quiere provocar más risas.

- ¿Te gusta que te folle?

- Sí, mucho. Me encanta.

- ¿Y alguna vez has querido que sea otro quien lo haga? – Le pregunta mirándole a los ojos

Marc se pone tremendamente nervioso, evidentemente sí. Muchas veces, con casi todos los chicos que se ha encontrado en su vida, pero nunca ha cruzado ese límite. Él ama a Álex. ¿Pero qué puede hacer? Si dice la verdad puede que Álex se enfade, si miente, la electricidad recorrerá sus bolas y Álex conocerá igualmente la respuesta.

- Sí – dice tímidamente, casi en un murmullo.

- Responde en voz alta, para que todos puedan oírte - ordena Jorge inquisitivo.

- Si señor, he deseado que otros me follasen – Responde Marc. Si, por miedo, no estuviera evitando mirar a Álex, habría visto la felicidad en su cara al oír esas palabras.

- ¿Podrías ponernos algún ejemplo? Por ejemplo, hoy has conocido a mucha gente, ¿Algún nombre en concreto?

- Todos los amos de nuestra clase, Eric, sobre todo – responde, buscando esta vez sí, a Eric entre el público. Pero sus ojos no lo encuentran a tiempo antes de la siguiente pregunta.

- ¿Eso es todo? ¿Nadie más? ¿Quizá… uno de tus maestros? -Pregunta Jorge divertido ante tal posibilidad.

- No señor – Responde Marc y de inmediato se retuerce de dolor. Como mil patadas juntas, la electricidad golpea sus pelotas ¿Por qué? Piensa Marc. No se había fijado en Jorge de ese modo.

- Te he preguntado si te has fijado en alguien más y parece que no has sido sincero… - le dice mientras jadea recuperándose del shock

Será por eso, piensa Marc mientras hace fuerza con los brazos intentando alcanzar una postura más cómoda. Recuerda que ya antes de la electricidad y de convulsionar como un idiota no estaba cómodo. Así pues, se vuelve a rendir bajo su propio peso, mientras, asume el motivo de la descarga. Es cierto que se ha fijado en alguien, desde que ha oído hablar de su condición que le fascinan.

- ¿Quién quieres que te folle Marc? – Pregunta con una sonrisa.

- Los gemelos, los esclavos de Víctor – responde, esta vez tranquilamente, sabiendo que es sincero. Evitar más descargas es lo único que le importa ya. Su dignidad está quedando en un segundo plano en su escala de prioridades.

- Los esclavos de Víctor – repite Jorge, por si alguien no se había enterado – ¿Así que quieres que un esclavo, un ser inferior, te folle? ¿En tan baja estima te tienes? ¿Dónde está tu dignidad, Marc? ¿Ya no queda nada de orgullo en ti?

- No es eso señor. No me importa que sean amos o esclavos, son gemelos. Eso para mí es una fantasía desde hace muchos años. – Se defiende Marc

- Veo que dices la verdad… - acepta Jorge – así que una fantasía… ¿Tienes muchas fantasías? – le pregunta.

- Sí – responde – muchas. Muchísimas – Las risas que se oyen del público son esta vez más discretas, casi susurros, como si comentaran entre ellos cuáles podrían ser.

- Como ya sabrás, perteneces a una clase, ese grupo ya está hecho y no se puede cambiar. Supongo que sabes que en esta academia hacemos los grupos de forma que todos compartáis los mismos deseos y fantasías. Así es más fácil organizar las clases y a vosotros os ayuda a progresar más rápidamente. ¿Lo sabías? Esto que te cuento…

- Sí señor – responde Marc, que llevaba años averiguando todo lo que podía sobre cómo iba a ser su estancia en la academia. Casi todo era un secreto, pero esa información la conocía desde hacía tiempo.

- Bien, a ti te ha tocado un papel difícil, eres el primero de tu clase en subir aquí, así que permíteme ayudarte, te voy a contar yo algunas de las cosas que ya sabemos, así tú solo tienes que confirmárnoslo. ¿Te parece bien?

- Sí señor – responde aliviado

- Bien, pues… sabemos que te gusta estar atado, inmovilizado incluso diría. ¿Es eso cierto?

- No podría ser más cierto, cuanto menos puedo moverme más cachondo estoy. Me gusta sobre todo saber que no hay escapatoria. Me gusta poder forcejear tanto como quiera y no poder liberarme, como ahora, aquí atado. Sé que por mucho que me retuerza mi única forma de escapar es que usted me libere.

- ¿Así que estás cachondo? Ahora, quiero decir… - Pregunta Jorge

- Sí – responde Marc agachando la cabeza

- Eso está bien… En nuestro conocimiento, consta, que también te gusta que Álex te humille y te mee ¿Qué nos puedes contar sobre eso?

- Es cierto señor. Me encanta cuando mi amo me demuestra su poder. A veces me pasea por casa con una correa a cuatro patas y a veces me ducha con su meada. Otras veces me clava la polla en el culo y me llena con su pis. No sé por qué, pero yo lo disfruto siempre… Álex es muy poderoso – expone Marc

-Nos cuentas que te mea por encima o te llena el culo… ¿Nunca te has bebido su pis? – pregunta

- No – responde Marc, breve, con miedo, ya supone cuál será la próxima pregunta

- ¿Te gustaría?

¿Sí? ¿No? No lo sabe… ¿Qué responder? ¿Cuál es la verdad? Lo único de lo que está seguro es de que no quiere otra descarga, todavía le duelen los huevos, pero va a tener que jugársela. Será la descarga o la falta de ella lo que indique cuál es su verdadero deseo.

- Sí – responde en un tono que casi resulta interrogativo. Inmediatamente, siente la descarga de electricidad en sus pelotas. Esta vez tensa todos sus músculos, soporta el dolor pegando con fuerza, su espalda al mástil de madera de la cruz. No quiere volver a golpearse la cabeza como la última vez. Todavía le duele.

- Te lo volveré a preguntar… ¿Te gustaría beberte el pis de tu amo?

Esta vez la respuesta es evidente…

- ¡No! – responde gritando entre jadeos – Esta vez le pilla por sorpresa, la descarga en sus huevos le invade. Su cuerpo estaba relajado, el dolor es inaguantable, no ha tenido tiempo para recuperarse. Se vuelve a golpear la cabeza contra la madera, no puede pensar, siente como una lágrima cae de sus ojos. Los cierra con tanta fuerza como la mandíbula, evitando gritar. ¿Qué ha pasado? Ni sí, ni no ¿Se ha equivocado IRIS? Eso es imposible…

- Te lo volveré a preguntar… ¿Te gustaría beberte el pis de tu amo? – repite Jorge alzando la voz y acercándose a él.

¡La verdad! Eso es. Decir la verdad es lo único que debe hacer.

- No lo sé – responde lloriqueando

- ¡Explícate! - le impera

- Pues que no lo sé. Sé que a Álex le gustaría que lo hiciera, y yo quiero complacerle… - envalentonado por la ausencia de descargas en su cuerpo continúa - ¿Me excita la idea? – Se pregunta a sí mismo – Sí. Y si me lo ordenase lo haría. Pero me da miedo, asco incluso, supongo, que por eso IRIS ha detectado que mentía, cuando he dicho que sí, que quería hacerlo.

- ¿Lo ves? No era ten difícil decir la verdad – le dijo mientras se acercaba hacia él y le acariciaba la mejilla en señal de apoyo - Y no te preocupes, para eso está la academia, para ayudaros en aquello que os cueste. ¿No te parece?

-Sí señor, eso creo… - Responde Marc que empieza a quedarse sin fuerzas.

- Dime Marc -dice Jorge mientras se aleja de nuevo – ¿Te gusta tener público mientras tu amo te usa?

- No lo hemos probado nunca, pero creo que sí que me gustaría.

- ¿Te gustaría ser usado por otros aparte de tu amo? ¿Qué Álex te prestase a sus amigos cuando le apeteciera?

- Creo que sí – responde dubitativo, sin embargo, sincero

- Cuéntanos Marc… ¿Cuál es tu opinión respeto al dolor? – Es una pregunta seria, importante, pues Jorge ha dejado de pasearse por el escenario y nuevamente se ha acercado hacia él.

- Me gusta, lo disfruto. Bueno… ciertamente no hemos experimentado mucho en ese ámbito. Pero lo poco que hemos probado me ha gustado.

- Cuéntanos que habéis probado – le exige Jorge

- Ya sabes… algunos azotes, pinzas en mis pezones, me gusta cuando me abofetea cuando se la chupo… - explica – supongo que no es mucho, que el dolor puede ser mucho peor, y… aunque me asusta un poco, muchas veces fantaseo con ello cuando me masturbo

- Ya veo ya… ¿Te masturbas mucho?

- Sí, cuando no llevo una jaula de castidad, claro – dice casi riéndose de sí mismo – Ahora llevo una semana sin correrme – explica - Álex lo ha considerado necesario, para que empiece con ganas en la academia. Dice que me hará las cosas más fáciles

- Tu amo es un chico inteligente, pero tú, no pareces muy contento con esa decisión ¿Por qué?

- La jaula me gusta, pero me gusta mucho más como algo ocasional, para mí la mejor parte de llevarla es cuando me la quita, y me gusta que eso suceda a menudo. Pero también pienso que ha sido inteligente de no dejarme correrme en una semana – añade buscando con la mirada los ojos de Álex. Los encuentra y eso le llena de fuerzas. Sus ojos le devuelven la mirada, orgulloso, por cómo se está comportando. Marc lo ama tanto que no podría explicarlo.

- Te alegrará saber que ya estamos terminando. Solo falta una pregunta, ¿Tienes alguna fantasía que todavía no nos hayas contado? ¿Algo que todavía no has probado?

- Sí señor, muchas

- Dime - exige Jorge

- No sé, que me castiguen en público y que todo el mundo sepa el porqué. Que el catéter que llevo ahora en vez de terminar en una bolsa me metiera de nuevo el pis dentro del culo. Llenándome de mi propio meado, eso sería divertido. Una cama de látex de vacío, nuestros tutores tenían una, siempre quise probarla, pero nunca me he atrevido a pedirlo.

- Eso son tonterías, yo te estoy pidiendo por una en concreto, tú sabes cuál es, la más oscura de todas.

No puede ser, nadie sabe eso. Nunca lo ha contado a nadie. Es imposible.

- ¿Sabes de cuál te hablo, cierto?

- No señor – responde, preparado para la inevitable descarga que le sacude por dentro. Ha mentido, y lo ha hecho a propósito, se niega a confesar lo que le piden, no lo hará, de ninguna manera. El dolor es intenso, pero las consecuencias serían peores.

- Claro que lo sabes – le dice Jorge sonriendo- pero te voy a dar una pista, hoy me siento generoso… – Se acerca a la mesa donde su esclavo ha permanecido todo ese rato impasible y en silencio y rebusca entre los papeles. Finalmente, regresa con una hoja en la mano – Este es un fragmento de la entrevista que le hicimos a Álex, quizá estas palabras te refresquen la memoria…

- Son solo unas frases, pero dice así: En estos años con Marc me he fijado en un detalle. En algunas ocasiones viendo películas antiguas con él, aparecieron escenas de ejecuciones. Que yo recuerde un ahorcado con una soga, un preso inmovilizado en una camilla ejecutado con una inyección y una vez incluso un joven al que le cortaban la cabeza con una guillotina. Marc nunca me comento nada al respeto, pero yo observaba como con estas escenas siempre se le marcaba el paquete en su pantalón. – Fin de la cita – Anuncia Jorge dejando la hoja de nuevo en la mesa con un sonoro golpe.

¿Cómo ha podido? Confiaba en Álex, no podía sentirse más traicionado. Evidentemente era cierto. ¿Pero por qué lo contó en su entrevista? Era solo una fantasía, una que Marc no deseaba cumplir, él no quería morir. La academia estaba para enseñar a sus alumnos a cumplir todos sus deseos. Todos. Sin excepciones. No podía confesar, tenía que negarlo a cualquier precio.

- ¿Te refresca esto la memoria? – pregunta Jorge, gritando. Parece que es la segunda vez que pregunta, pero Marc, en una avalancha de pensamientos no se ha enterado. Las lágrimas le caen a mares por los ojos.

- No – contesta llorando y se rinde ante la inevitable descarga que una vez más atormenta sus testículos

- Cuéntanos la verdad o será peor – le advierte en un tono paternalista que no hace más que hundir a Marc en su miseria.

- No señor – Niega con la cabeza, convulsiona. Es un peso inerte que no lucha por ofrecer ninguna resistencia, las pelotas le arden, parece que estén a punto de estallar, pero debe resistir.

- ¿Alguna vez has fantaseado con que Álex te ejecute después de follarte? – Pregunta Jorge de nuevo cuando la descarga finaliza.

Marc intenta con todas sus fuerzas zafarse de las ataduras, lucha con todo su cuerpo, flexiona brazos y piernas, se empuja con la espalda contra la cruz, forcejea con todo lo que le queda. Es inútil

- ¡Contesta!

- ¡No! – Grita, grita, vacía los pulmones hasta que se queda sin aire y empieza a toser. Su cuerpo se descompone en una mezcla de tos, jadeos, llantos y espasmos.

- Dinos la verdad y todo habrá terminado – le insiste, Jorge tampoco se rendirá, y tiene las de ganar…

- No, no… no puedo – Marc pronuncia esas palabras roto, física y mentalmente impotente. Esta vez se evita la descarga, pues, en su interior ha sido sincero.

- Todos los aquí presentes ya conocemos tu fantasía, solo debes admitirlo y todo habrá terminado. ¿Es cierto, que una de tus fantasías, es ser ejecutado por tu amo después de que te use?

Marc llora - ¡No! – grita entre sollozos consciente de la inutilidad de tal acto. La descarga eléctrica le invade nuevamente, sus músculos se tensan un poco, pero está tan rendido que simplemente cuelga de la cruz, llorando, agotado, soportando el tormento.

Cuando abre los ojos Álex está a su lado, le mira con pena, incluso con tristeza, pero hay algo en sus ojos. Un brillo, un destello, Marc no sabe que es exactamente, pero en su rostro puede ver que ha disfrutado de la escena, esto le hace feliz.

- Permiso para intervenir – le solicita a Jorge

- Adelante - le responde

La mano de Álex se posa en su rostro y le limpia las lágrimas con cariño – Hay algo que debes saber… - Marc, clava la mirada en sus ojos esperanzado – Me han contado que hay una forma de cumplir tu fantasía. Nuestra. – corrige sonriendo – Ya te lo contaré con más detalle, pero básicamente, crearemos un duplicado exacto de tu cuerpo, tú morirás en este e inmediatamente después despertarás en el nuevo. No sentirás ningún cambio, tu nuevo cuerpo será tan tuyo como este, conservaras todos tus recuerdos, incluida tu muerte. Lo mejor de todo es que podremos hacerlo tantas veces como queramos – mientras lo cuenta, Álex observa como la cara de su querido sumiso cambia por completo. En unos segundos el terror abandona su rostro y a pesar de lo precario de su situación y lo mucho que ha soportado, lo posee una expresión de ilusión. Una ilusión compartida.

- Ahora, por favor, contesta con sinceridad – le dice mientras sujeta su cabeza con ambas manos - ¿Alguna vez te has excitado pensando en ser ejecutado?

Esta vez las lágrimas que le caen por la mejilla son de alivio, por fin sabe qué contestar. Se siente libre de hacerlo. – Sí – exclama – Que me ejecutes después de usarme, o como castigo, o para tu diversión, es una de mis fantasías – añade mirándole a los ojos.

Inmediatamente después de pronunciar la última palabra, y para sorpresa de Marc, las correas que retenían sus manos y sus tobillos se sueltan. Flota en el aire, cae. El viaje dura menos de un segundo, pero parece eterno, termina en los brazos de Álex que lo recoge en el aire. Con sus brazos entumecidos rodea el cuello de su amo. Marc nunca se había sentido tan libre como ahora, acaba de confesar ante Álex y todo un teatro lleno de público, el más oscuro de sus deseos. Ahora ya no es un secreto, es una realidad. Una realidad que el público aplaude.

Marc besa el cuello de Álex mientras el público manifiesta su aprobación. Le ama le desea, le quiere. Álex es su mundo. Poco a poco apoya los pies en el suelo e intenta sostenerse en sus piernas, ni siquiera siente esa parte de su cuerpo. Parece levitar bajo la amenaza de besar el suelo en cualquier momento.

Jorge aparece por su espalda y le devuelve a Álex la chaqueta de fuerza. Allí mismo en medio del escenario vuelve a aprisionar los brazos de Marc entre esas capas de látex. Esta vez, aprieta un poco menos las correas, firmes, pero sin pasarse, pues el chico parece exhausto. Esta vez, el gancho en su culo queda por debajo de la chaqueta, oculto, pero dentro.

El interrogatorio – La Academia De Amos y Esclavos – CAPÍTULO 7

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