Don Valentín llega a su despacho sonriente, su fuerte olor a sudor impregna todo el lugar en segundos. Viene despeinado con el cabello todavía húmedo, en su jersey se marcan manchas de sudor en su pecho y sus axilas, se quita los zapatos y las calcetas y un olor penetrante a queso se combina en el aire con el aroma fuerte que ya había dejado su sudor.
Güicho y yo seguimos pintando en silencio, Don Valentín camina descalzo hasta un pequeño refrigerador detrás de su escritorio y saca una lata de cerveza, la abre y bebe un sorbo largo como de
media lata, toma una lata como de repuesto y camina con las dos hasta un sillón que está cubierto con plástico. Se sienta en él para vernos trabajar.
El abogado es de baja estatura y tiene fisonomía de fisicoculturista, sus pectorales son muy pronunciados y sus brazos gruesos. Se sienta con los muslos abiertos y se ven grandes, pegados a sus shorts deportivos. Sus gruesas piernas son casi lampiñas, apenas tiene algunos pelos en las pantorrillas.
Aunque tiene 35 años aparenta tener 25. Mientras trabajamos delante de él comienza a sobarse el abultado paquete que sobresale de su pequeño short amarillo.
El Güicho como era de esperarse está bien distraído con el bulto de Don Valentín, lo miro parar las nalgas a propósito mientras pasa el rodillo por la pared, estamos a punto de terminar así que no me molesta que se haga pendejo y no me ayude
-La quieres ¿no cabrón?- le dice muy serio Don Valentin a Güicho agarrándose lo que debajo del short parece una verga bastante gruesa
-Si Papi- dice Güicho girándose y haciendo sus acostumbradas muecas de chichifo provocador
-No soy tu Papi, soy el Licenciado- le corrige
-Perdón licenciado- dice Güicho a media voz con un tono servil y sumiso que usa siempre para calentar a sus hombres.
-Ven aquí- le ordena Don Valentín y el Güicho obediente deja el rodillo en una cubeta y camina hacia Don Valentín, se arrodilla entre sus piernas gruesas y morenas acercando su cara a su abultado paquete, Don Valentín le pone la mano en la frente- todavía no, perra- le dice- te lo tienes que ganar-
Don Valentín se incorpora un poco y se quita el jersey, sus pectorales brillan por el sudor, su abdomen bien marcado también está empapado.
El Patrón vuelve a sentarse y levanta su fornido brazo derecho dejando expuesto su sobaco medianamente peludo- lame- le ordena al Güicho.
Mi avanza de rodillas hacia la axila de Don Valentín y se acerca a lamer- pero quítate la ropa puta, me vas a manchar de pintura - Güicho ya no tiene puesta su playera, se levanta y se gira dando la espalda a Don Valentín, se abre el pantalón y se baja pantalón y calzones al mismo tiempo muy lentamente exponiendo su culo carnoso y peludo a Don Valentín.
Luego se vuelve a arrodilar, completamente desnudo y lo miró hundir su cara en la axila del patrón - ¿te gusta como apesta?- le pregunta haciendo gestos de asco.
-Mucho, licenciado- responde mi primo a media voz sin dejar de lamer.
-Ven Simón- me dice y se me ponen los pelos de punta, no sé cómo explicarle a todos que el puto es Güicho- Si patrón- respondo
-Ya sé que tú no le entras a esto, quiero nada más que huelas lo que se está comiendo tu primo- me dice y entonces levanta el otro brazo y me mira como ordenándome que me acerque a olerlo.
Acerco un poco mi nariz, el olor es efectivamente muy intenso - ¿cómo ves? Es bien zorra este Güicho- me dice sonriendo y me giro a mirar desnudo a mi primo que sin reparo se encima en el cuerpo de Don Valentín poniendo su mano sobre uno de los enormes pectorales del Patrón.
-¿Te huelen a ti las axilas?- me pregunta Don Valentín, me las huelo por encima de mi playera, si huelen a sudor pero el olor no se compara con el suyo- algo patrón- respondo
Don Valentín agarra de la barbilla al Güicho- quiero que le lamas las axilas a tu primo- le ordena.
Don Valentín me ofrece un lugar junto a él en el sillón, me siento y me quito la playera, no me siento forzado a hacerlo, tengo verdaderas ganas de que el Güicho me lama el sudor de los sobacos.
Güicho avanza arrodillado hacia mi y mete su cara en mi axila… mentiría si dijera que no siento rico… mientras Güicho me lame la axila Don Valentín se pone de pie y camina hacia Güicho, se mete dos dedos en la boca mirándome y luego se arrodilla y escupe en su mano copiosamente embarrándole después la saliva en el culo a mi primo.
La respiración de Güicho se agita, y su aliento caliente en mi sobaco húmedo me hace sentir un placer aún mayor.
-Quítale los zapatos y lame sus pies- le ordena Don Valentín a Güicho que obedece en el acto, Don Valentín continúa jugando con su culo metiéndole y sacándole dos dedos, girándolos y abriéndolos un poco dilatando el ojete del Güicho.
La lengua rasposa y muy húmeda de Güicho se pasea por mi empeine de una forma exquisita. Me excito mirando a mi primo desnudo y arrodillado delante de mi mientras Don Valentin sin camisa le mete los dedos…
La espalda fornida de Güicho conserva marcas de los azotes que recibió conmigo hace unos días. Güicho me levanta la pierna sujetando mi tobillo y me lame la planta del pie, me da pequeñas mordidas que me hacen sentir cosquillas y placer.
Don Valentin se sienta junto a mi y me pasa un brazo por detrás recargándolo en el respaldo del sillón
-Bueno, ahí tienes cuatro pies perra, a lamer- le dice el patrón a mi primo y Güicho se agacha a lamer el empeine de uno de los pies de Don Valentin y luego pasea su lengua por uno mío.
Los pies de los dos son muy parecidos, delgados, Morenos, largos, los míos tienen pelos en el empeine, los de él están lampiños.
Don Valentín levanta los pies para ponerlos en la cara de mi primo, yo imito su movimiento, el rostro de Jorge Negrete de mi primo desaparece debajo de nuestros cuatro pies, morenos, delgados, los míos peludos y los de Don Valentín lampiños
Mi primo se administra bien y nos mantiene bien atendidos a los dos, turnándose para lamernos… verlo de rodillas delante de mí, metiendo su lengua entre mis dedos me hace sentir poderoso… me gusta verlo así, sometido, pagando por todas las que me debe.
La cara del Güicho se llena de su propia saliva mientras nuestros pies bien húmedos reposan en su cara, le aprieto las mejillas con fuerza, como deseando pisarlas, mi primo reacciona lamiendo y metiéndose todos mis dedos en la boca
Luego se mete uno de mis dedos gordos
y uno de Don Valentin, los succiona y los lame mirándonos a la cara, su rostro es de completa sumisión, es como un perrito que obedece y se entrega para nuestro placer.
Don Valentín se levanta y se baja el short, exponiendo una verga bastante gruesa, morena como toda su piel. Güicho no espera instrucciones, va a metérsela a la boca y Don Valentín vuelve a detenerlo, le da una cachetada- esos modales puta- le dice - primero las visitas.
Güicho se gira a mirarme a la cara, me desabrocho el pantalón y me saco la verga, que está también algo dura y con ganas, Güicho se abalanza hacia ella y la come completa, provocando que lance un gemido de placer sonoro. Don Valentín se masturba viendo cómo me la come…
La cabeza del Güicho se mueve rápido entre los piernas, me estimula con sus labios y con toda la boca… la sensación es intensa, como si adivinara que estoy a punto de venirme se la saca rápido y se mete la verga de Don Valentín en la boca.
Me quedo sentado junto a Don Valentín con mi verga bien parada mirando a mi primo ser su puta. Don Valentín lo toma de los cabellos y dirige su cabeza hacia mi verga, luego se levanta y se coloca arrodillado detrás de él.
Lo miró abrirle las nalgas desde mi asiento y veo su verga desaparecer despacio en medio de ellas, mi primo lanza un gemido sin sacarse mi verga de la boca, sigue mamando mientras Don Valentín muy despacio lo va penetrando con su gruesa herramienta.
-¿Tú sabías que tu primo era una puta?- me pregunta manteniendo la verga dentro del Güicho
-No tenía idea- le respondo con honestidad
-Dile puta, dile a los ojos que eres una puta- le ordena Don Valentín agarrándole los cabellos para levantarle la cara
-Soy una puta- me dice bajando la mirada, Don Valentín le da tres embestidas bien fuertes y dos nalgadas bien dadas- ¡dilo bien!- le ordena
El Güicho me mira y por primera vez lo veo verdaderamente humillado delante de mi- primo, soy una puta- me dice bajando de inmediato la mirada como si el peso de la vergüenza le cayera sobre la cabeza.
Ahora que conozco su historia sé que el Güicho es un esclavo de sus instintos, de sus deseos, adivino que se siente atrapado entre el deseo y la necesidad
Don Valentín comienza a embestirlo furiosamente, con fuerza, sin Piedad- ahhhh ahhhhhh ahhhh- gime Güicho meciéndose al ritmo que le marca la pelvis de Don Valentín
-Sigue mamando zorra- le dice pegándole en la nuca con la palma de la mano- no quiero escucharte.
El Güicho se mete mi verga hasta el fondo y la saca y la mete aguantando las ganas de gemir -míralo mientras le mamas la verga- le ordena Don Valentín jalándole nuevamente de los cabellos, Güicho con mi verga en su boca me mira…
-Simón si es un hombre, tú eres una puta- le dice Don Valentín que excitado por sus propias palabras comienza a darle más duro…
Siento la humillación de Güicho recorrer todo su cuerpo… es como si se cayera una máscara que había tratado de mantener a la fuerza… aquel cabrón que se las daba de muy hombre allá en el pueblo, se había convertido en una puta que no podía controlar por ningún medio su necesidad de verga.
-Ahhhh creo que me voy a venir- Anuncio, Don Valentín se sale de Güicho a toda prisa- párate- me ordena, me levanto sacando mi vergq de la boca de mi primo- vente en su cara, llénalo de leche- me indica sosteniendo hacia arriba la cara del Güicho por los cabellos.
Me masturbo unos instantes y luego un chorro sale disparado y le cae en las cejas a mi primo, otros más caen después en sus mejillas, su barbilla, su bigote, su frente…
-Siéntate, quiero que se miren mientras me vengo en su culo- nos ordena Don Valentín- si baja la mirada me dices y le doy sus madrazos- añade.
Me siento y Güicho pone sus manos junto a mis pies, me mira con la cara bañada en mi leche mientras Don Valentín se lo coge sin piedad.
Clack, clack, clack, clack… suenan a toda prisa sus cuerpos chocando, el semen de la cara de Güicho se escurre hasta el piso, me mira y sus ojos reflejan humillación, dolor y un placer que lo tiene adicto, puedo ver cuánto necesita sentir eso que está sintiendo y casi leo cómo en su cabeza aquella necesidad le causa una confusión tremenda…
Don Valentín comienza a gemir -ahhhh puta me vengo… me vengo- grita y por los gestos que hace Güicho puedo adivinar que le está llenando de leche el interior del culo.
Después de sacudirse la verga dentro de él se pone de pie- Perra, termina de pintar, Simón ¿quieres una cerveza?- asiento. Don Valentín me da una cerveza y toma otra él y los dos nos sentamos con nuestros pitos flácidos a ver a mi primo pintar, mientras lo hace las gotas de semen le caen de la cara y le brotan del culo… puedo sentir que Güicho se siente humillado y eso me encanta.
Cuando el Güicho termina Don Valentín nos da dinero para que nos regresemos en camión al edificio- perdonen que no los lleve pero todavía tengo que quedarme a redactar unos documentos- nos dice.
Son las dos de la tarde, bajo el calor del medio día, el Güicho y yo emprendemos el camino de regreso a casa.
Güicho no dice nada y yo respeto su silencio,es la primera vez que lo humillan delante de mi sin que yo sea humillado también y comprendo que para él ha sido un trago difícil, pues todos estos días había continuado siendo el Güicho prepotente, mandón y hasta “machito” que habíamos conocido en el pueblo.
El silencio es tan tenso que ninguno de los dos nos damos cuenta de dónde sale una furgoneta que de pronto se nos empareja, se abre y de ella salen tres encapuchados que nos suben a la fuerza.
Ni tiempo tenemos de reaccionar, de pronto me veo acostado en la parte trasera del vehículo con mis mano atadas por detrás con unas esposas y un cabrón hundiéndome la rodilla en la espalda.
Cuando me giro a ver a mi primo el Güicho forcejea con dos cabrones que batallan para ponerle las esposas y someterlo. Traen uniformes de policías, chaleco antibalas y pistolas… el miedo me paraliza.
El hombre encima de mi me pone una bolsa de manta en la cabeza, no puedo ver nada, escucho a mi primo mugir y pelear y escucho a los hombres darle golpes para someterlo, yo prefiero quedarme quieto.
Hacemos un viaje corto hasta un sitio que se siente encerrado y amplio, nos bajan de la camioneta
-Ahora si cabrones, ya valieron verga- dice un hombre detrás de nosotros mientras los otros dos nos bajan, es una voz gruesa, autoritaria.
Me tiran al piso y me sacan el pantalón a la fuerza rompiéndome el botón y el cinturón… me sacan los zapatos y calcetines a una velocidad impresionante, me quedo en calzones.
Escucho que el Güicho pelea delante de mi y asumo que me están quitando también la ropa…
Dos hombres me jalan de los brazos para ponerme de pie y me sientan en una silla con fuerza
-A ver hijos de la chingada- dice un hombre con voz firme- a ustedes dos los están acusados de robo, si no nos dicen dónde están las cosas que se robaron van a valer vergq-
-Ya devolvimos lo que nos robamos-dijo el Güicho con voz nerviosa casi chillona -¡cállate cabrón!- escucho que le sueltan un golpe en el abdomen que le saca el aire- tu vas a hablar cuando yo te lo ordene y vas a decir solo lo que te pregunte ¿entendido?- escucho que le sueltan dos golpes más al Güicho, estoy aterrado, no quiero que me peguen
-Bájale los calzones a ese cabrón, le vamos a tostar los huevos- dice la voz y escucho al Güicho llorar y suplicar- no por favor no… por favor no… les voy a decir en dónde están… les voy a decir ahhhh- escucho que grita el Güicho, tengo ganas de llorar, de gritar… de pronto sin poderme contener me orino del miedo en mi calzón
Güicho lanza un segundo grito y suelta una dirección - ahí llevé las cosas, todo lo que falta está ahí… pensaba devolverlo… ahhhhh ahhhhh ahhhhh- llora de nuevo el Güicho.
No escucho nada más pero por lo que dijeron, supongo que le están dando choques eléctricos en los huevos… aprieto mis piernas mojadas de meados con miedo… no quiero que me lo hagan a mi.
Una mano me descubre la capucha y miro a Don Valentín frente a mi hacerme una señal para que guarde silencio.
Mis ojos se acostumbran rápido a la penumbra en la que estamos rodeados, es una bodega muy grande, estoy sentado delante del Güicho que tiene su calzón en las rodillas y un hombre sujetando unos cables le aplica descargas en los huevos, mi primo salta y grita horrible, tiene un cinturón alrededor del pecho que lo mantiene sujeto a la silla.
- Ahhhh ahhhhh - grita de nuevo mi primo- ¿teníamos que llegar a este extremo para que nos dijeras dónde pusiste las cosas?- pregunta el policía dándole una cachetada en la bolsa de manta que aún cubre su rostro.
-No Señor, no Señor… perdón- gime Güicho sollozando.
Don Valentín me abre las esposas y me hace señas para seguirlo al interior de la furgoneta en silencio, el se sienta en el lugar del conductor y yo en el del copiloto.
-Aquï atras está tu ropa para que te vistas, ahorita que terminemos de darle un susto a ese cabrón- me dice con la confianza de que al estar dentro del carro Güicho no escucha lo que decimos.
-Tranquilo cabrón, esos weyes son profesionales y le están dando choques leves, si lo hicieran como lo saben hacer tu primo ya estaría sangrando y desmayado, lo están tratando bien - me dice riendo- tu primo va a estar bien- se asegura de que lo entienda.
Trato de reír pero me siento entre enojado y confundido, escucho al Güicho gritar, lo han girado contra la silla y le están “electrocutando” el culo - ¡si te mueves te lo pongo en el pito cabrón!- le dice el policía forzando a Güicho a que levante el ano y lo ofrezca para la tortura.
-Tu primo se robó un anillo de mi esposa- me explica Don Valentín- era de su bisabuela, necesito recuperarlo- miro a Güicho hincado en la silla.
-A ver cabrón, voy a poner los cables aquí atrás de ti y tú mismo te vas a acercar a ellos, tres veces- le dice el policía, un hombre de unos cincuenta años, con barba canosa y piel morena.
Mi primo sollozando se hace para atrás, se encuentra con los cables y brinca alejándose de inmediato, los tres policias que están con él se ríen
-Otra vez cabrón, te faltan dos- temblando mi primo empuja el culo hacia atrás y vuelve a encontrarse con los cables que lo hacen brincar y apretar las nalgas mientras se hace para adelante huyendo literamente del dolor
-Te falta una- dice el cabrón y Güicho se entrega a la tercera descarga, no puedo ver su cara pero por sus gritos apuesto que está llorando.
-Oiga Don Valentín- dijo tratando de hacer acopio - si ya dijo dónde están ¿porqué lo siguen torturando?-
-Tiene que aprender a respetar- me responde escuetamente el patrón.
-Estos policías son mis compas con los que juego fútbol- añade- relájate, tú primo está en buenas manos- me dice poniéndome la mano en el muslo desnudo. Miro que se llevan a mi primo a un cuarto pequeño al fondo de la bodega
-¿A dónde lo llevan?- pregunto
-Ponte ese uniforme y acompáñame- en chinga me pongo el uniforme de policía que me ofrece Don Valentín y los dos cubiertos con un pasamontañas nos acercamos al cuarto a donde llevaron al Güicho.
Es un baño, le han quitado la bolsa de la cabeza y le meten la cara en el retrete sucio lleno de agua hasta arriba -¿vas a seguir robando cabrón?- pregunta el policía robusto que ha llevado toda la tortura.
-No Señor- llora mi primo empapado- No me voy a robar nada más- dice antes de que vuelva a meterle la cabeza en el retrete un cabrón joven muy grande y fornido.
-Dale su premio para que no se le olvide lo que prometió- le ordena el bigotón al joven que poniendo su bota sobre la espalda de Güicho se baja el cierre y se saca la verga, un chorro bien grueso de orines brota de ella y cae en la cabeza de Güicho que respira agitado
-¿En dónde está mi primo? ¿Qué le hicieron a mi primo?- pregunta cuándo el policía termina de mear sobre el
-Tu primo va a ser nuestro rehen, si no nos dijiste la verdad y no están ahí todas las cosas que robaste, va a valer verga
-No por favor- suplica con la cara llena de meados- por favor, por favor-
Lo levantan y lo ponen contra la pared, completamente desnudo cómo está, dos policias lo sostienen del pecho para que no se mueva - a ver maricón, esta es tu ultima oportunidad ¿están ahí en esa casa de empeño todas las cosas que te robaste?- le pregunta el policía de frente
-Si… si Señor- responde Güicho empapado, nervioso, algo roto, el policía le da una patada en los huevos que lo hace caer de rodillas, trata de sobarse pero tiene las manos sujetas a las esposas
-Pinche ladrón de mierda- le dice pateándole las nalgas, un policía le avienta una playera y unas bermudas, luego se agacha a abrirle las esposas
-Ponte esto y lárgate- le ordena el policía- voy a contar a 10
-Mi primo, por favor, déjenme llevarme q mi primo- suplica el Güicho
-Diez… nueve… - comienza a contar el policía, veo a Güicho angustiadísimo- ocho…si termino y sigues aquí te vuelvo a electrocutar los huevos… siete… seis…
Güicho se pone las bermudas, forcejea para subírselo porque no le entran las nalgas, se rasga la tela cuando lo sube a la fuerza- cinco… cuatro…
-¡Simón!… ¡Simón!… ¡te voy a rescatar primo!- me grita al aire
-Ya te dije que tu primo está bien y que lo vas a tener de vuelta sin un solo rasguño si lo que nos dijiste es verdad ¿Dijiste la verdad?- insiste el policía
-S..si… si- responde Güicho alterado
-¡Dos!…- cuenta el policia, Güicho arranca a correr y lo veo salir de la bodega a toda prisa.
Don Valentín me toma del brazo y me sube a toda prisa a la furgoneta. Recorremos las calles aledañas, el policía de bigotes viene como copiloto y revisa que el Güicho no esté deambulando por ahí.
-Ya se fue- dice y adentro de la camioneta se hace una gran fiesta. Sonrío por cortesía aunque me ha parecido que Don Valentín se ha excedido un poco.
La furgoneta se detiene afuera de un hotel de cuatro estrellas- te reservé un cuarto, entra y pídelo a mi nombre. Adentro hay ropa limpia y un traje de baño por si quieres usar la alberca. No llames a nadie, ni a tu hermano, te prometo que después de esto no vas a tener que preocuparte más por el Güicho.
Domesticando al Güicho 7
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