ADIÓS NOVIO - BIENVENIDA PERRA CAPÍTULO VI LA PRIMERA NOCHE – PARTE CINCO (LA REALIDAD 2)

En el taxi iban tres personas. Adelante, el taxista que tenía la verga a reventar; atrás, mi pareja junto a Aarón, entendiendo que su aventura nocturna no sería como lo pensaba, algo que comprendió plenamente, cuando el taxi abandonó la ciudad rumbo a la finca en donde la habitación esperaba por una presa que entendería que el sexo podría ser tan cruel como placentero.

Justo en carretera, Aarón dejó ver su verdadera personalidad cuando le ordenó a mi novio desnudarse. – Bueno, putica, ahora sí va a ver lo que son los machos usando perras busconas como tú- fueron sus palabras. – Te desnudas y me pasas toda tu ropa y tus pertenencias ya mismo.

Mi novio estaba en shock, sorprendido por las palabras de Aarón y del cambio de la persona que lo seducía en la discoteca a un degenerado que le trataba de puta frente a un taxista. Siendo así y sabiendo que no tenía opción, lo único que trató de hacer fue controlar la situación, sonriendo, y diciéndole a Aarón que esperaran a estar solos.

– ¿Jajaja, solos? ¿Pero es que sos puta y bruta, no maricón? Tu boca pagará el taxi, perra. Ahora obedece, sino quieres que me ponga agresivo desde ya.

En la parte delantera el taxista ya se había sacado su verga del pantalón, notando que mi novio no solo era un culo que usaría Aarón, sino viendo la forma como lo trataba. Hasta que decidió hablar: - Uff, pero qué manera de tratar a ese maricón Aarón. ¿Es tu puta o qué?

A lo que Aarón con una gran sonrisa en su boca, decidió sentenciar. – Por esta noche y por todo el fin de semana, esta perra es mi esclava sexual, y la de mis amigos, y eso te incluye.

Cuando dijo esas palabras, mi novio temblaba mientras se quitaba su camiseta, y quiso decir algo, pero al verlo lento Aarón le dio una cachetada durísima, mientras le dijo - ¿Entiende su lugar, basura? O hace todo lo que se me venga en gana esta noche y estos días, o su vida cambiará para siempre y será siempre mi esclava, ¿eso es lo que quiere?

Mi novio lleno de pánico solo pidió que no le hiciera nada, que cooperaría, pero que, por favor, debía regresar al hotel pronto, porque yo llegaría y él debía estar allá.

– No te preocupes miserable basura. Que sorpresas es lo que tendrás.

El viaje continuó en silencio, interrumpido solo por el sonido de los sollozos ahogados de mi novio y las risas de Aarón y el taxista. El miedo y la excitación se mezclaban en su mente, creando una tormenta de emociones que lo dejaban paralizado. Sabía que había cruzado una línea y que no había vuelta atrás.

Al llegar a la finca, Aarón le ordenó al taxista que esperara mientras bajaban. Mi novio, completamente desnudo, fue empujado fuera del taxi y conducido hacia la habitación que ya estaba preparada para su "bienvenida". Las luces de la finca eran tenues, creando un ambiente de sombras que solo añadía más misterio y temor a lo que estaba por suceder.

Dentro de la habitación, Byron y Sergio esperaban con una mirada de deseo y anticipación. Al ver entrar a mi novio, sus rostros se iluminaron con una mezcla de lujuria y crueldad. Lo que antes era solo una fantasía en sus mentes ahora se materializaba ante ellos.

– Aquí tienes tu primera lección, perra – dijo Aarón mientras lo empujaba al centro de la habitación. – De ahora en adelante, tu cuerpo ya no te pertenece. Eres nuestra propiedad, y vamos a disfrutar de ti como se nos antoje.

Byron y Sergio no perdieron tiempo. Se acercaron a mi novio, lo rodearon y comenzaron a tocarlo con manos firmes y decididas. Mi novio intentó resistirse al principio, pero una mirada amenazante de Aarón lo hizo darse cuenta de que cualquier resistencia solo empeoraría su situación.

El primer golpe vino de Byron, un bofetón que hizo eco en la habitación. Mi novio cayó al suelo, llorando, pero Byron lo levantó de inmediato, obligándolo a arrodillarse frente a Sergio. Este último, con una sonrisa sádica, desabrochó su pantalón y dejó ver su erección.

– Ahora, muestra lo buena puta que eres – ordenó Sergio. – Empieza a chupar.

Sin opciones, mi novio comenzó a complacer a Sergio mientras las lágrimas seguían corriendo por su rostro. Cada movimiento, cada gesto de sumisión, era observado con atención y disfrutado por los tres hombres que lo rodeaban. La noche apenas comenzaba, y mi novio estaba a punto de descubrir los límites de su resistencia y la profundidad de su humillación.

En ese momento, desde mi escondite, no podía evitar sentir una mezcla de celos y excitación. Sabía que había iniciado un juego peligroso, pero estaba decidido a ver hasta dónde llegaría. Al fin y al cabo, este fin de semana sería el punto de no retorno para nuestra relación.