Fran y nuevo padrastro III

Vamos a ver cómo andas de temperatura, hijo. ¿Dónde te la suelen medir?

A Fran la verdad es que su pediatra todavía le tomaba la temperatura rectal, igual que hacía siempre su anterior padrastro, pero no estaba dispuesto a admitirlo porque lo encontraba muy humillante y no le parecia que eso debiera ser así a su edad, así que mintió y dijo que casi siempre en la axila, y a veces en la boca.

El padrastro le dio el termómetro (que acababa de estar bajando moviéndolo energicámente) y le dijo que se lo pusiera, sin indicar dónde. Fran, muy contento, lo cogió y se lo puso en la axila. Pasado un rato, el padrastro lo cogió, miró la temperatura y puso cara de extrañeza: No puede ser, esto dice que tienes la temperatura mas baja incluso que alguien que esté perfectamente bien. Te lo has puesto mal o te has movido. Póntelo otra vez, ahora en la boca, y no hables, claro. Lo volvió a bajar y se lo dio. Fran, obediente, se lo puso en la boca y permaneció callado los cinco minutos que su padrastro le dijo que hacían falta para medir bien.

Al comprobar la temperatura por segunda vez, el padrastro puso cara mas contrariada todavía: Hijo, esto no está bien. No se qué has hecho con el termómetro, pero es imposible que tengas solo 36 grados con la garganta así y con lo caliente que yo te noto al tocarte la frente.

Voy a tener q tomarte otra vez la temperatura, pero esta vez lo haré yo y de la manera más fiable. Ponte boca abajo con el culete levantado y bajate el slip.

Fran enseguida entendió lo que iba a pasar y empezó a protestar diciendo que de eso nada, que ya no era un niño y que si no tenia fiebre, pues no la tenía y mejor. El padrastro se puso muy serio y en tono claramente imperativo le dijo: Callate y haz lo que te digo. No quiero escuchar mas tonterias, aqui se hace lo que yo mando.

Fran se asustó al verle así, tan diferente del cariñoso padrastro de hacía un rato. Siguió protestando más tímidamente pero se dio la vuelta, aunque no se bajó el calzoncillo.

El padrasto lo agarró, le bajó el slip de un tirón, le puso el culo en pompa y le repitió que se callara y se estuviera quieto al tiempo que le daba unos buenos azotes, que a Fran casi le hacen llorar porq fueron en la nalga que todavía le dolía de la inyeccion. Dijo: no me pegues mas, por favor, que me duele, me portaré bien, y entonces el padrastro le acarició el culo y le dio un par de besos con un “así me gusta” tras lo que le vio poner algo como un gel en la punta del termómetro y se lo metió en el culo diciéndole que se estuviera quieto. Fran estaba muerto de vergüenza y ademas le habia molestado un poco el termometro al metérselo, pero obedeció. Mientras esperaba, el padrastro le estuvo acariciando el culo para calmarle.

Esta vez, cuando sacó por fin el termómetro y lo miró se notó que estaba mas conforme: ¿ves? 40 de fiebre, ya decía yo…esto hay q bajarlo inmediatamente. Quedate asi quieto, no te muevas. Fran temió que le volviera a poner el termómetro, pero se estuvo quieto. Notaba que su padrastro estaba haciendo algo, pero no sabía el qué.

Muy poco después, notó que le agarraba el culo con una mano y se lo abria, pensó que iba de nuevo con el termómetro, pero lo que sintió fue como un dedo que entraba en el culo y que empujaba algo que se metía para dentro. Se dio cuenta de que le acaban de poner un supositorio, la mayor de las humillaciones posibles. Miró con cara de enfado a su padrastro y le dijo que eso no le gustaba, que era un mal padrastro y un mal médico, que no le quería y que le devolviera con su madre.

El padrastro, más dolido que enfadado, le contestó que no se portara como un crío, que lo que hacía era para curarle, que no iba a volver con su madre hasta que estuviera bien del todo y que no quería oir más tonterías, asi que iba a pincharle un antiinflamatorio para la garganta y luego le dejaria descansar hasta que tocara el antibiótico, que tenia que ponerse a horas fijas y que, para hacer luego los horarios mas comodos, no se lo pondria hasta un rato despues. Y se puso a preparar una inyección, sin hacer ningún caso a Fran que seguía protestando y ahora diciendo también que no queria inyecciones de esas, que dolian mucho.

El padrastro, sin contesrarle, terminó de preparar la inyección, cogio el algodon, le ordenó muy serio que preparara el culo, que se la iba a poner en la otra nalga y que hiciera el favor de comportarse como un hombre si no quería mas azotes ademas de la inyeccion. Fran ya estaba haciendo pucheros y decia casi llorando que no, por favor, que dolia mucho, que no…pero obedecia porque no se atrevía a arriesgarse viendo a su padrastro tan serio esta vez.

La inyeccion esta vez dolió más que la anterior, Fran lloró todo el tiempo como el niño que en el fondo todavía era, y solo después de ponérsela el padrastro volvió ser el padre comprensivo y cariñoso de un rato antes: le abrazó, le besó y le dijo que no llorara, que enseguida pasaba, que podia dormir un rato abrazado a él y que ya vería como se iría acosumbrando a las inyecciones, que no eran para tanto. Fran aceptó los mimos de buen grado y se puso también muy mimoso, aunque seguía quejandose de q le dolia el culito, y poco a poco fue dejando de llorar y se quedó dormido en brazos de su nuevo padrastro.