El mulato (y 2)

Ayer volví a encontrarme con el mulato. Estaba parado en el cuarto oscuro. Como no había gente alrededor, se había encendido un cigarrillo. En cuanto me vio me preguntó si me molestaba el humo y le dije que no. Como no me dijo nada más intuí que no me había reconocido. Lo que me fumaría ahora mismo es un puro, le dije. Si quieres, por mi te puedes fumar un puro, aunque aquí se notará mucho el olor, me dijo. Lo que quiero fumarme y comerme es tu puro, le dije señalando a su paquete. Me miró, se sonrió y echó una carcajada. Adelante, si quieres, me dijo. Allí mismo me arrodillé y empecé a bajarle los shorts. Espera, me dijo. Y me levantó y me llevó a una cabina. Entramos y cerré la puerta. Inmediatamente me cogió la cabeza y antes de poder arrodillarme me llevó la cara a sus pezones. Cómeme puta, me dijo. Recorrí esos maravillosos pezones con mi lengua, primero uno luego el otro sin dejar de manosear el enorme rabo que le rebosaba por encima del calzoncillo. Alargué mi lengua desde el pezón hasta la axila. Aspiré su olor y lamí su sabor. Era un macho y me volvía loco su cuerpo. Así, puta, cómeme bien, zorra, no paraba de susurrar. Empecé a bajar mi cabeza repasando todo su cuerpo con mi lengua hasta que me encontré frente a su enorme rabo. Aspiré su olor a través del calzoncillo. Lentamente agarré el calzoncillo con mi boca y se los bajé. Dejé su sexo al descubierto y me lancé a comerme ese enorme rabo. Lo repasé con mi lengua por toda su longitud, pero el mulato lo cogió y lo introdujo de golpe en mi boca. Al principio entró poco y tuve que sacarlo para volver a metérmela. Tras un par de bombeos la polla inmensa entró hasta el fondo y se alojó en mi garganta. Me agarró la cabeza impidiendo que me moviera y empujó más hasta que me salió una arcada que me liberó de ese rabo. Era una arcada de ahogo, no de asco. Seguimos bombeando esa polla varias veces. De pronto me la saca y me presenta los huevos enfrente de la boca. Me los como enteros, primero uno luego el otro y finalmente intento tragarme ambos, pero son grandes y no caben. Bien hecho, puta, me dice. Le lamo las pelotas. La verga. Abro la boca y me la mete a saco. Bombea y me la hinca hasta la garganta. Que rico lo haces, puta, me dice. Acerca su boca a mi oreja y me dice quiero follarte. Dame ese culo rico que tienes. Eso me excita y me como sus pezones y sus axilas con más fervor. No, le digo. Quiero tu culo caliente, bien húmedo, mi putita, te voy a follar rico como nadie te lo ha hecho, me dice con furia. Venga, ábreme ese culo para que entre y hacerte feliz, serás mío cabrón. No. Trata de voltearme para encajarse en mi culo, pero me resisto. Pues cómeme el culo, so puta. Se gira y me encaja la cara en su culo. Lo abro y meto la lengua a fondo. Noto que jadea, que me entrega su culo bien abierto, noto que le gusta. Muerdo sus nalgas y oigo un soplido, está gozando. Le repaso el culo desde el ojete hasta los huevos y desde atrás me meto la polla en la boca. La saco con una babeada colgando. Está a punto, lo tengo rendido, me abre aún más el culo y se entrega a mi lengua. Está delicioso, húmedo, caliente, suave y carnoso. Le meto un dedo, dos dedos y enseguida me los rechaza. No voy a insistir. A cambio se dobla más y me ofrece el ojete bien abierto mientras me aprieta la cabeza contra su culo. Una delicia. Hundo con frenesí mi lengua en su agujero caliente, sabroso y caliente. Me agarro de sus caderas para no dejarle apartar ese ojete de mi boca e hincar mi lengua en él. Me aplasta la cabeza contra la pared mientras se abre las nalgas para que entre mi lengua más a fondo. Noto algo en la barbilla. Su larga polla asoma por debajo del culo y me la meto en la boca, a tiempo para atrapar el líquido espeso que sale de su polla. Lanza un grito ahogado de placer y su cuerpo se estremece para sacar tres grandes chorros de semen. Abre la puerta de la cabina y sin darme tiempo a reaccionar me tiende un papel y me dice llámame. Cierra la puerta detrás de mí. De vuelta a casa voy saboreando el semen del mulato.