Rubén se mira detenidamente en el espejo, su barba ha desaparecido por completo, su cara ya no aparenta sus 52 años, ahora se ve como un hombre de treinta. Sus ojos azules son más profundos y su barbilla afilada lo hace ver mucho más apuesto que antes
Recién ha salido de bañarse, su cabello rojo húmedo está enmarañado lo que aumenta la sensación de juventud en aquel cuerpo que unas horas atrás cuando aún tenía vello corporal y pelos en la cara parecía el de un hombre mucho más grande.
Su pecho, ahora desprovisto de todo vello, se bien bien tonificado y marcado, los músculos en su abdomen se muestran completos, duros, firmes y sus brazos alargados y definidos también están lampiños y son los brazos de un muchacho.
Rubén ha perdido veinte años después de que Lázaro le ha rasurado todo el cuerpo, mientras se mira en el espejo Lázaro permanece detrás de él vestido apenas con una trusa empapada y con pelos colorados por todo el cuerpo; en silencio estudia las expresiones de Rubén y baja la mirada copiosamente para admirar los pálidos glúteos carnosos ahora lampiños de Rubén.
-¿Y esto era necesario?- pregunta Rubén algo molesto aunque cansado después de las tres horas que ha tardado Lázaro en rasurarlo.
-Por supuesto- le dice Lázaro- mírate, ahora eres un niño, le dice dirigiendo la mirada a su verga, que enjaulada en la castidad que le puso la noche anterior está ahora completamente “pelona”, sin un solo pelo púbico alrededor.
Rubén mira el montón de pelos rojos tirados en el piso del cuarto, siente que Lázaro le ha quitado algo, tal vez su virilidad, tal vez solo unos años.
-Ven aquí, tengo algo más para ti- le dice Lázaro señalándole la cama, Rubén camina hacia la cama obediente, sereno, Lázaro mete su mano en el cajón del buró y saca un pañal
-¿Porqué?- pregunta Rubén acostándose, sin luchar y sin defenderse, hace mucho que dejó de luchar
-Porque eres mi pequeño hijo- le dice Lázaro tiernamente caminando hacia él con el pañal
-Lázaro, tengo cincuenta y un dos y tú tienes treinta y uno- le dice acostado con las piernas recogidas, abiertas, exhibiendo su jaula que se aprieta firme contra sus veinte centímetros gruesos y flácidos
-Si pero me casé con tu mamá- le dice Lázaro sonriendo, levantando sus piernas largas y depiladas para ponerlas sobre sus hombros y pasarle el pañal por debajo de las nalgas
Lázaro baja los pies de Rubén y camina al tocador, toma un talco, regresa a la cama y levanta las piernas de Rubén con una mano mientras con la otra le esparce el talco en los glúteos.. Rubén ha aprendido a gozar las manos de Lázaro en sus nalgas, Lázaro lo sabe y lo acaricia como premio por su entrega y su obediencia.
Luego le abre las piernas y vuelve a colocarlas sobre sus hombros para cerrarle el pañal - listo- le dice una vez que le ha dejado el pañal puesto, admirando su “obra”.
Rubén se levanta y se mira al espejo, no se reconoce, Lázaro se acerca abrazándolo desde atrás, un abrazo entre erótico y tierno- híncate- le ordena y Rubén obedece, Lázaro se para entre Rubén arrodillado y el espejo, queda de lado de manera que el pelirrojo puede verse hincado delante de las piernas robustas, morenas y peludas de Lázaro
-Eso mi pequeño, estoy muy contento de tenerte aquí y de que seas mi pequeño- le dice acariciándole la cabeza como un chiquillo, Rubén levanta la mirada y por primera vez sonríe - dos reglas a partir de ahora, no puedes caminar porque te puedes caer, vas a gatear por toda la casa y tienes prohibido el baño, para eso es tu pañal- le dice poniéndose en cuclillas delante de él de manera que su cara queda a la altura de la de Rubén, le sujeta el pañal para señalar que espera que lo use y luego le da un beso en la frente.
-Ven pequeño- le dice Lázaro caminando delante de él, Rubén gatea detrás de Lázaro, desde donde está se miran tan grandes y redondas las nalgas del viudo de su madre… lo conduce a su cuarto, saca de una gaveta unas hojas de colores y unos crayones
-Papá tiene que hacer algunas cosas en su computadora, tú mientras tanto vas a dibujar, quiero diez dibujos bien hechos cuando termine de trabajar, si no los terminas voy a tener que castigarte.
Lázaro sale de su cuarto y cierra la puerta, Rubén se siente encerrado y cautivo, hoy es domingo, los peones no están ni vendrá nadie a la casa, Rubén esta solo con Lázaro, para bien o para mal…
Esta no es la primera vez que Rubén se siente un prisionero, pero definitivamente es menos violenta que la anterior:
Cuando apenas había pasado Rubén una semana en el rancho, justo un domingo que los dos estaban solos, Rubén desesperado se abalanzó contra Lázaro que estaba de cuclillas revisando la bomba de agua de la casa
-¡La descompusiste a propósito maldito animal!- le dijo mientras lo empujaba, Lázaro cayó de bruces.
-No digas pendejadas ¿cómo la voy a descomponer a propósito?- le recriminó Rubén que estaba fuera de sí, llevaba dos horas queriendo bañarse, no aguantaba el calor, los mosquitos lo tenían cundido de piquetes y su piel ardía por la quemazón.
-Quieres que me largue para hacer tu voluntad con el rancho pero ¡no te lo voy a permitir!- le gritó intentando patearlo, Lázaro se arrastró hábilmente y esquivó todas las patadas, como apenas llevaba puesto un short de futbolista el short se hizo hacia abajo dejando expuestas la mitad de sus nalgas.
-A ver pendejo ¿cómo la descompuse según tu?- le dijo Lázaro poniéndose de pie y agarrandose el short para que no se le cayera.
Rubén estaba completamente desquiciado, le soltó un puñetazo bien plantado en la nariz, Lázaro se aguantó las ganas de devolvérselo pero Rubén estaba a punto de darle otro, agachándose un poco se fue contra la cintura de Rubén y lo tumbó al piso cuidando de que no se golpeara la cabeza.
Rubén comenzó a forcejear, Lázaro luchaba con el y aunque Rubén tenía toda la intención de lastimarlo, Lázaro se cuidó de no hacerle daño.
Finalmente Lázaro lo tuvo sometido de los brazos contra la tierra caliente, Rubén boca abajo estaba ahora lleno de tierra hasta los dientes, Lázaro también pero al menos había ganado la pelea.
-Eres un pinche niño consentido- le dijo sosteniéndolo de los brazos
-¡Soy mayor que tú, no soy un niño cabrón!-le gritó Rubén tratando de zafarse
-Te tengo que enseñar modales cabrón- le dijo levantándolo con su enorme fuerza sin dejar de someterlo, Rubén bufaba de coraje y gritaba improperios - pinche muerto de hambre, está herencia es mía y de mis hermanos - le gritó - te cogiste a mi mamá por estas tierras ¿no cabrón?- Lázaro lo llevó a empeñones hasta el pórtico de la casa y lo amarró con una cuerda de espaldas a una de las columnas.
Rubén forcejeó, peleó, le escupió, lo trató de morder, intentó patearlo, todo fue inútil, la juventud y fuerza de Lázaro lo sobrepasó y Lázaro lo mantuvo sometido.
Amarrado de pies y manos a una columna del pórtico, Rubén le seguía escupiendo - si no te calmas te voy a poner una mordaza- le dijo
-Pónmela pinche hijo de la chingada, te voy a denunciar- le gritó, Lazaro anudó su paliacate y se lo amarró en la boca bien fuerte para que dejara de hablar
-Ahí te vas a quedar hasta que te estés tranquilo- le dijo Lázaro de mala gana. Rubén estaba colorado de coraje, Lázaro caminó hacia un grifo, tomó una cubeta, la llenó de agua y se la tiró encima - querías bañarte ¿no cabrón?- le dijo, luego agarró un cuchillo a Rubén se le heló la sangre, Lázaro se acercó cuchillo en mano y le rasgó la playera, Rubén comenzó a gritar a través de la mordaza con coraje.
Lázaro sonriendo deshizo por completo la playera tirándola al piso, luego con el cuchillo le hizo varias rajadas a su pantalón y a su bóxer hasta que los dos cayeron al piso vueltos girones.
En menos de cinco minutos Rubén estaba desnudo y amarrado, tenía tanto coraje que no sintió ninguna vergüenza por su desnudez.
Lazaro llenó nuevamente la cubeta y volvió a tirarle agua, una y otra vez, Rubén se fue calmando.
Lázaro tomó un jabón y se lo pasó por todo el cuerpo, como pudo le enjabonó las axilas que estaban apretadas porque tenía sus brazos sujetos con las cuerdas. Le lavó los pies, las piernas, luego acercó el jabón a su verga y Rubén comenzó a moverse y a gritar a través del paliacate. Le enjabonó la cara y Rubén cerró los ojos - para que no me veas lavarte el pito- le dijo, luego se jaló una silla y agarrando su verga gruesa y flácida la enjabonó
La forma como le lavaba la verga era una completa dicotomía para Rubén, Lázaro lo tenía humillado y amarrado, estaba furioso con él, pero sus manos eran tan fuertes y al mismo tiempo tan dedicadas, que no podía evitar sentir placer.
El tronco grueso de Rubén comenzó a reaccionar, se puso duro, Rubén se movía tratando de soltarse por pura pose, la mano de Lázaro lo estaba consintiendo tan bien que solo sentía placer… de pronto era evidente que lo estaba masturbando… suave, despacio… sin prisa… como un buen ranchero que ordeña con suavidad y cariño a su vaca.
Los quejidos de Rubén se tornaron en lamentos y súplicas- por favor… por favor- comenzó a decir casi entre sollozos, mantenía los ojos cerrados por el jabón.
-Bueno si no quieres no- le dijo poniéndose de pie, Rubén se quedó tieso… haciendo evidente que quería que siguiera… Lázaro lo miró unos instantes, Rubén no se movió, se quedó quieto… sin respirar, por primera vez en todo el día no decía nada.
Lázaro regresó a su silla, tomó en sus manos la verga de Rubén y continuó masturbandola, suave, descubriendo con una mano su prepucio, le escupió y jugó con el, rozándolo con la palma de su mano, levantó la mirada disfrutando el poder que tenía sobre aquel cincuentón peludo y barbado, Rubén se estremecía, era evidente que nunca nadie, ni él, lo había acariciado así.
Se paró junto a Rubén recargando su brazo contra la columna, Rubén pudo aspirar el penetrante olor a sudor de su sobaco, con la mano derecha lo masturbó, escupiendo copiosamente en su verga para lubricarla… masturbó y masturbó hasta que de pronto, Rubén comenzó a gemir y a moverse todo, retorciéndose en la columna… Lázaro se detuvo, Rubén lanzó un gemido - ¿crees que te voy a premiar después de lo mal que te has portado?-caminó hacia el grifo y llenó otra cubeta, la tiró en su cuerpo desde la cabeza, le enjuagó la cara con su mano para que pudiera abrir los ojos.
-Si no te portas bien le voy a decir a todos lo que pasó aquí- le dijo en tono serio- y te vas a quedar aquí amarrado hasta la hora de la comida
Rubén aulló una súplica- ¡No quiero un solo ruido!- le dijo- o te dejo hasta la noche para que te devoren los moscos.
Y después de decir esto se metió en la casa, dejando a Rubén amarrado con la verga bien parada.
*Recién me doy cuenta que ya no puedo recibir mensajes. Estoy en X (atuspies12)
El Padrastro 3
Xtudr, el chat esencial para los fetichistas gays, te conecta con miles de chicos en tu área que comparten tus gustos. Disfruta de la comunicación instantánea enviando y recibiendo mensajes.
Explora una forma rápida, sencilla y divertida de conocer gente nueva en la red de encuentros para chicos líder como Switchpoblano.
Con Xtudr, puedes:
- Crear un perfil con fotos y preferencias.
- Ver perfiles y fotos de otros usuarios.
- Enviar y recibir mensajes sin restricciones.
- Utilizar filtros de búsqueda para encontrar tu pareja perfecta.
- Enviar y recibir Taps a tus favoritos.
Regístrate en la aplicación fetichista y BDSM más popular y comienza tu aventura hoy mismo.
https://www.xtudr.com/es/relatos/ver_relatos_basic/41241-el-padrastro-3