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EL REGRESO DE UN ANTIGUO AMO

Escrito por: Zumi62

Hacia muchos años que no le veía, que no me follaba, que no me zurraba, que no me humillaba, que no me usaba como su sirviente fiel (lo de fiel es un decir!). Qué cantidad de románticos recuerdos vinieron y se agolparon en mi cabeza cuando le vi en la misma acera y era evidente que nos íbamos a cruzar. Seguro que me salió una sonrisa de oreja a oreja.

El hijoputa seguía igual de bueno, el mismo pelazo rubio (posiblemente, ahora con ayuda de algún estilista), cada musculo seguía en su sitio e igual de terso y esa carita de ángel cabron sin una sola arruga. Iba en manga corta y vi que se había tatuado un código de barras desde el codo a la muñeca. Ya le preguntaría su significado en otro momento.

A mi edad ya no tengo erecciones instantáneas pero note como el culo se me hacia pepsicola y empezaba a chorrear (perdón, soy un poco basto a veces).

El hijoputa tiene nombre, Abel, quien lo diría!

Se me lanza encima, me da un fuerte abrazo y me dice al oído:

- Que te cuentas zorra? Como te echaba de menos! Perdí el móvil y no tenia forma de contactar contigo para verte cuando venía a Málaga. Me pase varias veces por tu casa, pero no estabas.

Yo: También yo te he echado de menos (apenas me salían las palabras).

Nos fuimos a tomar un café en el bar más cercano que encontramos y así poder ponernos al día de nuestras vidas, cambiar números de teléfono, etc. Y lo mejor, me confirma que le destinan a Málaga con plaza fija… por fin una administración pública me hace un favor!

Me echa en cara y con toda la razón del mundo, que también era mi culpa el no vernos, por no llamarle. Reconocí mi falta, le pedí perdón. Me dijo que estaba disculpado pero que tendría que penar por ello muy pronto. Puse mi falsa cara de compungido y contesté “a tu disposición”, mientras por dentro, sentía un cálido hormigueo en mis tripas. Ojo! no nos confundamos, que no era amor, es que la última vez me hizo un fisting que me llego hasta las mismas.

Tras informarle que yo vivía en el mismo sitio, quedamos en que me visitaría al día siguiente por la mañana para desayunar en mi casa y me ordeno que hiciera los preparativos a los que le tenía acostumbrado desde hacía tantos años. Que paja me iba a hacer esa noche pensando en el encuentro del día siguiente!.

Y llego la mañana. Me levanto espabilado como hacía años que no lo hacía (soy vago para levantarme). Deje la cafetera lista para encenderla según entrara Abel por la puerta. Pongo las tostadas en la plancha y preparo una mesa llena de dulces y salados para que elija lo que quiera. De sobra sabía, que yo desayunaría lo que él tuviera a bien darme y anticipándome a eso, me sirvo un cafelito.

Me empiezo a empalmar y todavía no ha llegado! (sorpresas que da la vida), no me toco por si acaso me corro antes de tiempo.

Como mi casa es independiente, le dejo la cancela abierta y la puerta de casa también abierta y yo también abierto. En fin esto parecía el día de puertas abiertas del Corte Ingles y yo me las prometía igual de felices que gastando dinero en rebajas con un cashmaster que luego me lo compensara (esto ya lo contaré en otro relato).

Que educado, llama a la puerta antes de entrar! (lo que hacen los años!).

Yo en bolas con mi delantal, la mesa servida. Me acerco a la vitro, la enciendo y enchufo la plancha eléctrica.

- Buenos días puta. Todo bien?.

Yo: Supongo que todo a su gusto, amo!

- Eso ya lo diré yo, me contesta.

Me acerca la cara y me da dos besos, me aprieta con una mano la mandíbula y me suelta dos sonoras bofetadas.

Yo: Es la nueva forma de saludar?

Abel: La próxima vez sin los dos besos, ya sabes que mi cariño te lo demuestro de otra forma (es que, es muy dulce mi amo!).

El café listo, la leche (la pasteurizada) calentita y la tostadas en la mesa… a desayunar!

Dos tazas, la suya para el tradicional café con leche, la mía, a saber para que será.

Se sienta presidiendo la mesa y yo me arrodillo a su lado, tipo geisha, pero con perilla y músculos, jeje. Mi calenturienta mente expectante por saber cuál iba a ser mi desayuno y él seguro que ya lo sabía, puesto que sabe lo cerdo que soy. Seguro, seguro que de su casa a la mía venia planeando mi menú. Ahora que me doy cuenta, esto en el fondo es muy tradicional en las parejas enamoradas (muy cursi, no?), aunque tampoco creo que en una pareja de tortolitos, el uno mee en la taza del otro y le obligue a desayunar eso con galletas. Espero que Abel si me obligue!

Lo que es la experiencia! Apenas le serví su café con leche, se levanta y sacando su polla de sus pantalones de deportes me dice:

- Hecha un poco de café en tu taza y acércamela para que la rellene. Puedes untar lo que te vaya dando en las tostadas.

Y añade: - desayuna despacio, no te levantes del suelo y no te faltara de comer. Tú ya has hecho el desayuno, ahora me toca a mí recordarte todos los sabores que tu amo te ha ofrecido desde siempre.

Se quita el pantalón y los calzoncillos. Se sienta a desayunar desnudo de cintura para abajo. Solo se queda con su camiseta. Por supuesto, sigue teniendo esa gran polla y esas bolas tan macizas. No sé a dónde mirar y no es por timidez. Es que de repente, te ponen una polla delante de la cara, unos huevos a la altura de la boca y ves como se restriegan tu tostada por el agujero de un culo y la verdad… me embargan las emociones! Una vez llena mi taza, me mete la polla en la boca para que la limpie mamándosela un poco y me da la tostada para que la meta en ese coctel que hay en mi taza y me ponga a masticar. Todo está claro, pero por si acaso me explica:

- Venga maricón, moja la tostada en tu taza y que te vea masticarla y tragar, luego bebe un poco, y no te preocupes si se te acaba… Hay más de todo!

Me dio una bofetada para animarme y se dispuso a desayunar relajadamente.

Como Abel vio que me lo trague rápido, me ordena:

- Veo que te sobra tiempo… pues venga, a lamer mis zapas (aun las tenia puestas) que están un poco sucias.

Por supuesto, me puse a la tarea y de repente empezaron a llover sonoras azotes. ¡A él también le sobraba tiempo! y me lo regalaba a mi, con todos los accesorios incluidos.

Se dirigió al sofá mientras se encendía un cigarrillo. Extiende el soporte para los pies y me señala con el índice que me arrodille. Sus pies quedaban justo a la altura de mi cara. No dijo nada más, solo sonreía con sorna. Después de tantos encuentros y aunque hubieran pasado años, sabía que me tocaba darle un buen masaje. Empecé a chupar los dedos, empezando por el meñique y pasando bien la lengua entre ellos. Se inclina un poco hacia adelante y me propina unos cuantos cachetes en ambas mejillas. Me agrada sentir que se me ponen rojas y oírle como recuerda que mi papel es ese… a su pies y recibiendo ostias.

Me ordena que traiga el collar y la cadena de mi perro. En su día, hace muchos años lo guarde de recuerdo, no imaginaba la utilidad que le sacaría más adelante, durante tanto tiempo y cuantos amos me iban a pasear con el puesto en mi cuello, aunque se puede decir, que algunos de mis amos se les podría denunciar por maltrato animal conmigo (su perra sumisa).

Me pone el collar mientras me llama guarra y me echa el humo en la cara. Sigo de rodillas a sus pies y el con el otro extremo de la correo se dispone a guiarme y humillarme más si puede ser. De un tirón de la correo, acerca mi boca a sus huevos y me ordena limpiarlos de sudor. Sé por experiencia, que cuando le deje los huevos relucientes, tendré que pasar a mamársela y después repasar bien el ojete del culo.

Seguí lamiendo y chupando, mientras recibía correazos en mi culo y Abel me recordaba sin parar la clase de maricona cerda que era, cuál era mi sitio cuando él me visitara y me prometía visitas muy frecuentes. Yo no respondía nada, claro está, debido a tener la boca llena constantemente y sin querer dejar de saborear esas bolas y esa verga que tan generosamente mi amo me deja lamer y chupar.

Se levanta y de una patada me hace girarme y dejándome a cuatro patas. Ahora él queda a mis espaldas y el culo (ya muy rojo) a su entera disposición. No sé en qué momento se hizo con el aceite lubricante, pero el caso es que viendo su reflejo en un espejo, veo que se está untando las manos. Otra vez me emociono pensando en lo que se avecina.

Abel: ahora guarra, te voy a preparar para follarte bien, pero eso después, primero te voy a meter de todo en ese agujero!

Inmediatamente empecé a notar como sus dedos se abrían paso en mi ojete, los giraba y buscaban la forma de avanzar. Primero dos, luego tres, cuatro y cinco en forma de cuña. Me dolía un poco, pero sabía que pasado lo peor, vendría la sensación esperada. Su mano giraba y empujaba sin piedad. De repente note como entraba y mi ojete se ajustaba a esa muñeca.

Abel: ¿hace tiempo que no te meten el puño? Estas un poco cerrada puta! Apenas entra la mitad de brazo! No te preocupes, hoy recuperas el tiempo perdido.

Su mano y antebrazo siguió avanzando y yo haciendo esfuerzos para no correrme. ¡Ahora sabia para que el código de barras tatuado en su antebrazo! yo en éxtasis, creo que levitaba y todo. Bueno, el caso es que le pedí por favor, que parara un poco o me iba a correr como una perra!

Se apiado de mí y dejo el fisting… y paso al siguiente punto:

- Estas muy seco… por dentro (escusas), creo que voy a usar ese culo, mojarlo rápidamente y que lo disfrutes como la guarra que eres.

Sin perder tiempo note como metía su enorme capullo en mi ojete y poco después notar sus colgantes huevos pegando en mi culo. Pero apenas se movía!. Sorpresa, noto que me lleno de algo, le oigo reírse mientras me recuerda:

- Que, guarra? Creías que no te quedaba nada por probar? Pues ahora puedo mear empalmado y dentro un asqueroso culo! A que te gusta! Pues vas a tener mucho de esto cada vez que nos veamos. Vas a beber mis meos por esa boca de mamon que tienes y te inundare el culo cada vez que me salga de los cojones! ¿te queda claro todo? Sigues siendo de mi propiedad para lo que yo quiera!

Ahora si empieza a bombear. Noto como se sale liquido de mi culo y se inclina sobre mi espalda para meterme los dedos en la boca, mientras me insulta y me abofetea… Ufff, solo deseo ya que se corra rápido o me corro yo. Efectivamente se corre, y con tanto empujón, meada y leche en mi culo, me deja a punto de correrme como un perra!

Me hace tumbarme en suelo boca arriba, encima de tantos fluidos. Se sienta en mi pecho y se incorpora un poco para meterme la polla en la boca y hacerme limpiársela.

- Venga, maricón, mientras me la limpias, te dejo correrte.

Dos meneos a mi polla y aun con su verga en mi boca, suelto un enorme chorro de leche y le salpica la espalda. Se cabrea un poco y me da un par de fuertes bofetadas mientras riéndose me dice:

- Oye puta… que sea la última vez que me manchas sin mi permiso.

Nos levantamos, nos tomamos unas cervezas y fumamos un poco. Somos dos tíos amistosos cuando nos hemos corrido y jugado un buen rato.

Le hablo de mi otro amo (David) recién incorporado a mis tratos.

Abel: Pues preséntamelo, quizás podamos pasarlo bien. Tendrías dos amos para usarte, el joven y yo.

Mi imaginación empezó a volar… Ya os contaré

EL REGRESO DE UN ANTIGUO AMO

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