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LLEGO EL DÍA

Escrito por: Zumi62

Todo planeado, las seis de la tarde y prometiéndomelas muy felices.

Llego primero David, amo joven, rubio de ojos azules, con aspecto de niñato malo. Se presento vestido un poco macarra, pero bien, camiseta ajustada que dejaba admirar un torso musculoso, marcado y currado en el gimnasio. Un pantalón vaquero ajustado (es un misterio como consigue ponérselo) con algunos rotos e igual que la camiseta dejaba admirar unos muslos bien torneados y un paquete que dejaba poco margen a la imaginación. Si le añadimos unas zapas muy curradas y bastante mugrientas, el resultado es un Tom de Finlandia rubio, en fin, por ponerle algún “pero”, le falta un poco de peso.

Charlamos de tonterías, se intereso por cuantos amos me habían usado últimamente, y le serví una cerveza. Sabía que Abel, mi veterano maestro no tardaría en llegar, y así fue, escuchamos que se abría la cancela de entrada a mi casa y en unos segundos estaba ante nosotros Abel.

Vestido bastante clásico, pero informal, pantalón chino, camisa holgada por fuera del pantalón y las botas de senderismo. Su imagen, completada con el casco de la moto que llevaba en la mano, rubio rapado y la perilla ya canosa, que se había dejado crecer, todo ello junto, me hizo sentir un hormigueo muy excitante en mis partes.

David se levanto para saludar a Abel. Note que se medían e inmediatamente se pudo notar en el ambiente una corriente de complicidad amistosa. Respire profundo, esto prometía.

Les serví otras cervezas a los dos y cuando me iba a poner la mía, Abel me corto en seco.

- ¿Qué haces? Ahora somos dos para quitarte la sed! No te impacientes puta!

Se sonrieron entre ellos y era evidente que se iban a coordinar muy bien, para satisfacerse y a la vez ser generosos con su servil y guarro esclavo.

Abel: Desnúdate y acostúmbrate a recibirnos en bolas, vengamos juntos, por separado o con quien nos salga de los cojones traer para que te usen.

David sonreía y asentía. Intuí que había asumido el rol de amo aprendiz y que se proponía sacar buenas notas.

Obedecí, como no podía ser de otra forma y ya en bolas me puse de rodillas delante de ellos dos, dispuesto a dejar que empezaran a usarme como quisieran.

David a Abel: La puta tiene la boca muy seca. Debíamos de humedecérsela un poco para que pueda empezar a currar.

Abel: Abre la boca guarra que veremos quién de los dos tiene mejor puntería.

Abrí la boca e inmediatamente empezaron a caer dentro y fuera de mi boca escupitajos. Como no todos acertaban en la boca, tenía la cara llena y hasta me chorreaba por el pecho. Se chocaban las palmas, se reían, me sentía gratamente humillado.

David: Traga! que se está llenando esa boca de mierda. Y para ayudarme, me soltó un par de bofetadas, que hizo que empezara a tragar como la puta que soy.

Abel asentía riéndose y dirigiéndose a David… - joder, para ser tan joven, no te cortas. Mejor así!

Después de encenderle un cigarro, con una bofetada y un gesto con el dedo índice, Abel me dejo claro que mi siguiente paso era arrodillarme a limpiarle las botas con la lengua. Entre David y Abel era evidente el buen rollo, se burlaban de mí, me escupían y me insultaban. Yo mientras arrodillado delante de Abel, lamia y limpiaba esas magnificas botas.

David: oye puton! Que mis zapas también necesitan un repaso… acelera un poco, que te queda mucha tarea.

En este punto, las zapas y las botas estaban relucientes, mi boca seca como un estropajo, mi culo rojo por los azotes que me habían ido propinando y mi autoestima a la altura de un felpudo tras tantos insultos… ¿se puede estar mejor? Pues no!

Se apiadaron de mi estado y condescendientemente y mientras se mofaban de mí, me escupieron cerveza de su boca directamente a mi garganta y así me pude tragar toda la mugre acumulada en mi boca.

Me estaba incorporando (me dolían las rodillas) cuando sonó en mi cara una bofetada y escuche a Abel indignado: - Donde vas, puta! No ves como tenemos los pies sudaos? Anda y sigue con tus tareas!

Obedientemente volví a inclinar mi cabeza sobre esos pies, con mi lengua iba separando los dedos y limpiando bien cada hueco. Como olían fuerte y sabían agrios, yo me sentía muy motivado y además de reojo veía como entre ellos se hacían señas de asentimiento.

Después de un buen rato limpiando y tras dejar el calzado reluciente y los pies de los amos fresquitos y limpios, me dejaron levantarme a servirles mas cerveza y encenderles unos cigarrillos. Un par de azotes fuertes recibidos de mis amos sentados en el sofá, me indicaron que debía darme prisa.

Cuando volví con sus bebidas, me los encontré aun vestidos, pero con la polla fuera y entre flácida y pendulona. Les di sus cervezas y les encendí los cigarrillos mientras ellos se sobaban sus pelotas. ¿Debía arrodillarme a mamar, tocársela solo o qué? No tardaron en decírmelo.

David: Tráete un jarra, no creo que te puedas tragar todo lo que te vamos a dar!

Como me indicaron traje una jarra de dos litros y siguiendo sus gestos, me arrodille delante de sus pollas y puse la jarra junto a mí.

Abel: Ponte la jarra debajo de la boca, metete mi polla en la boca y espera.. llegara tu regalo cuando te corresponda recibirlo.

Mientras David miraba sin perder su sonrisa burlona, me arrodillé delante de Abel y metiéndome su polla en la boca me dispuse a esperar lo que estaba claro que iba a recibir. Ellos empezaron a charlar sobre zorras como yo y Abel a contar practicas que a hacíamos antiguamente en algunos bares. David de vez en cuando decía: ¿de verdad?, joder! Que fuerte! Efectivamente, al cabo de un par de minutos empecé a notar unas gotas que tímidamente se abrían paso en mi gaznate, gotas que se convirtieron en un chorro en un momento. Como no me daba tiempo a tragar y Abel no tenía intención de parar, su preciado líquido empezó a caer a la jarra deslizándose por mi perilla. Cuando acabo, y antes de sacarla me ordenó - Límpiala bien guarra, que ya sabes cómo me gusta tenerla.

Ahora fue el turno de David - Venga puta! Quiero descargar una buena meada en tu puta boca y procura tragar más, que se note lo que te gusta! Me dio una bofetada y me metió la polla en la boca hasta que note sus huevos en mi barbilla. No hubo que esperar! Empezó con un fuerte chorro que casi me ahoga, casi no tenia que tragar, iba de su polla directamente a lo más profundo de mi garganta. Me dieron arcadas y la saco de mi boca, pero siguió en la jarra.

Abel aplaudía - Joder tío! Pocas veces he visto mear en una boca con esas ganas y esa cantidad, casi ahogas a la guarra y mira que es difícil y le he visto tragar de todo muchas veces!

La cosa se había calentado. Estaban fuera las pollas, esos rotundos huevos y era evidente que iban a usarlas.

Sin desnudarse me pusieron a cuatro patas y sin contemplaciones me ensartaron el culo y la boca. Bombeaban y bombeaban, mientras que Abel me follaba la boca y me daba bofetadas, David me follaba el culo y con sus azotes me lo ponía cada vez más rojo, todo este menú aliñado con insultos, pellizcos, vejaciones. Tuvimos que parar o no corrimos ya!

Paramos. Abel se dirigió a mi cuarto (él sabía donde guardaba mis juguetes, guantes, cremas, etc.) Cuando volvió, me entro la risa al ver la cara que ponía David ante todo aquel arsenal que estaba contemplando.

Abel: -Venga David, todos en bolas, que ahora vamos con otras cosas que me gusta hacerle a este guarro. Después se lo haces tú y yo miro, que también me pone ver como usan a una puta delante mío.

Me hizo ponerme sobre el mármol de la isla de la cocina, con las patas levantadas, plegando mis piernas haciendo que las rodillas me dieran en la boca y dejando mi ojete totalmente expuesto y yo sintiendo que iba a ser el cerdo que iban a rellenar los cocineros.

Abel me puso la cadena correa de mi perro y vi con que complicidad se miraban mis amos. Sin tardar, Abel me lubrico el culo y empezó a meter uno de mis juguetes (una gruesa polla). Me dolió un poco y cuando vio mi gesto, me dio una buena bofetada. - No te hagas la estrecha, que sé cómo te gusta, puta! Saco la polla de plástico y después de escupirme y meter sus dedos, dio un par de empujones más y sin mucho miramiento pero con habilidad, note que entraba toda su mano y empezaba a moverse dentro de mí. David alucinaba desviando su vista de mi ojete con un mano en su interior a mi cara, como explorando que sentía yo. Seguro que se dio cuenta de lo que yo estaba disfrutando.

También de reojo pude ver que David le sonreía a Abel y mientras veía el espectáculo le tocaba la polla. Eso me puso aun más caliente, pues los tres estábamos cachondos al máximo y se percibía el tranquilo y buen rollo que había.

Cuando Abel saco la mano de mi culo, vi que David se disponía a imitarlo y así fue. Guiado por Abel me metió el puño con total maestría. Se fumaron unos cigarros, se bebieron unas cervezas, se masajearon sus pollas mientras me fisteaban alternativamente, me escupían y me azotaban.

Estando todos tan calientes, veíamos que había que acabar o no corríamos de cualquier forma y eso no podía ser. Por norma tengo que acabar con las corridas sobre mi cara.

Abel me relleno el culo con la polla de plástico. Se subieron a los taburetes, y empezaron a menearse las pollas sobre mi jeta. De repente note como escupía la de David, entrando parte en mi boca. Seguido Abel sujetándome la mandíbula me hizo abrir la boca y escupió dentro toda su leche. Me fueron metiendo las pollas en la boca para que se las limpiara.

Abel. - Vamos puta! Al plato de ducha que has servido bien y te vamos a dejar correrte a darte tu gran final.

Me arrodille en el plato de ducha. Como tenían que mear después de correrse, solo era cuestión de esperar. Efectivamente, vinieron con sus, otra vez con sus flácidas pollas en la mano y además la jarra de sus meados.

David: - Me comenta Abel que te gusta correrte bien mojado. Pues te vamos a mojar bien!

Cuando les entro ganas y después de tanta cerveza empezaron a mear encima mío, sobre la cabeza, dentro de la boca. Yo, con una mano me la meneaba y con la otra me esparcía bien esas meadas tan calientes, abría bien la boca para que me dieran de beber de esa jarra y de sus pollas, mientras lo acompañaban de salivazos e insultos. Un par de ostias bien dadas en la jeta por parte de mis amos y… No había nada más que hacer. Me corrí como una perra.

Yo: - Joder, qué bueno todo! ¿Me esperáis en la terraza mientras me ducho y nos vamos a picar algo?

Cuando salí a la terraza era evidente que habían estado confabulando.

Abel a mí: - Oye Antonio, no te ofendas, pero quizás estas un poco mayor para tanto trote y tanto amo. ¿Te parece si busco un sumiso joven que te ayude y al que le enseñemos los tres?

Mi amor propio se resintió un poco, pero tras una breve reflexión, llegue a la conclusión de que eso cuarteto podría dar mucho juego .

Yo: Como mandéis, yo solo obedezco.

(No me equivocaba, ya os contare)

LLEGO EL DÍA

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