Cumpleaños de mi perro (Parte 5: La putita en la residencia)

El primer día había sido increíble, desde el juego con los micropenes, el partido de básquet de pollones, la visita del cruising o estrenar una pareja bisex, con la que acabamos durmiendo.

Por la mañana dormimos hasta tarde y desayunamos tranquilamente en el jardín. Mi perro me dio las gracias por todo el vicio que le había preparado y que tenia que pensar bien como me lo compensaría. Por mi parte le explique que todo lo que había disfrutado preparando y la gente que había conocido valía la pena.

- La putada va a ser poder concentrarme en el gym cuando vea a Verónica y recuerde sus increíbles squirts que nos regaló anoche.

- Nunca había estrenado un culo y ver la cara de placer cuando lo follaba me tenia a tope, y cuando sentí sus flujos sobre mi cuerpo acabe dentro de su culo casi sin querer, pero en un orgasmo increíble – Dijo me perro.

- Ya ví como estabas disfrutando.

- Y cuando Mamadú me llenó el culo de meos y siguió follándome con el pollón hasta que me hizo tirarle los meos para que se los hicieran tragar. Buff me sentí como un trapo de juguete de esos machos.

- Una cosa muy rica que te perdiste fue el trio que monté con Ricardo y Carlos Alberto, la pareja de la primera prueba, mientras estabas en el cruising – le dije sonriendo y me aseguré que miraba antes de proceder – incluso fui follado por los dos.

- Que rico amo – suspiro mi perro – me hubiese gustado ver como te follan, que rico.

- Si te portas bien igual te dejo mirar en algún momento perro.

Teníamos los dos la polla dura, pero quería que nos esperásemos un poco, por lo que me tiré desnudo a la piscina y el se quedó en una tumbona tomando el sol.

- Amo, ¿puedo preguntarte una cosa?

- Dime perro

- ¿Qué va a pasar hoy?

- Poco a poco lo irás descubriendo, tenias 10 pruebas y ya has completado 4. Dentro de un rato te voy a llevar a comer a un sitio que te gustará y luego veremos que tengo preparado.

- Gracias amo.

Sobre las 12.30h le pedí que se arreglara con unos vaqueros apretados y una camisa negra ajustada que le había preparado. Subimos al coche y empecé a conducir. Mi perro observaba curioso para ver dónde le llevaba.

Al rato llegamos al centro de Colmenar Viejo, al norte de Madrid. Nos bajamos del coche y llamé por teléfono a mi contacto enviándole que ya estábamos. Al cabo de unos minutos ya había llegado.

- Perro, este es Victor y vas a tener que hacer lo que te pida, me ha contratado sus servicios.

- Si amo, como tú me pidas.

- Perfecto ve con él y yo te esperaré a que termines – le dije a mi perro.

- Ten lo tuyo -dijo Victor mientras me daba un sobre con dinero

- ¿500€ como acordamos?

- Sí, se los va a ganar bien que esta semana no ha venido el enfermero y están todos nervioso – dijo Victor mientras se reía.

Me fui a un bar cerca y me pedí una birra y algo para picar. Mi perro tardaría en salir de la residencia de ancianos y no tenía nada mejor que hacer.

A las 2 horas, casi las cuatro de la tarde sonó mi móvil. Era Victor para avisarme que ya salían. Fue hasta el coche y vi como llegaban mi perro acompañado por Victor.

- ¿Qué tal se ha portado?

- Muy bien, el director está encantado y los internos seguro que se van a enfadar cuando vuelvan a ver al enfermero. Toma, se ha ganado un poco de dinero extra – dijo Victor mientras me daba 400€ más.

- Perfecto, por este dinero no descarto volverlo a traer otro día – dije sonriendo.

Cuando salimos otra vez a la autopista camino de la casa le ordené a mi perro que me explicase todo lo que había pasado. Y mi perro comenzó su relato:

“Amo, gracias por esto. Me he sentido una perra sumisa para dar placer sin esperar nada a cambio y sabes como me gusta.

Cuando nos hemos separado, Victor me ha explicado que era el bedel de una residencia de ancianos, y me ha explicado que tenían un grupo de internos muy vigorosos a los que había que aplicarles un tratamiento especial para que no se pusiesen muy nerviosos.

Primero tendrás que conocer al directo y que te dé su aprobación, más vale que te esfuerces.

Sí amo – Respondí – haré lo que me pida.

Eso me gusta, pero el director tiene un pollón que muchos no aguantan. Y es muy bruto

No sé si Victor sabía mucho de mí, pero lo que me contaba me estaba poniendo muy cachondo. Entramos en la residencia y directamente me hizo subir a un ascensor que llevaba a la última planta.

Entramos a un despacho grande, con un sofá de piel bastante grande, una mesa de reuniones con unas 6 sillas y en el fondo una mesa grande de despacho.

‘Desnúdate y ponte de rodillas con la cabeza agachada’ me dijo Victor antes de salir de la habitación. Estaba totalmente sometido, en un sitio donde no sabía que me esperaba, el corazón me iba a mil y el miedo que sentía me daba mucho morbo, me hacia sentir como una auténtica puta. Seguía con la cabeza agachada de rodillas, pero si me esforzaba podía ver que en las paredes habían estanterías con mucho libros y un olor a viejo, a usado. De pronto escuché cómo la puerta se abría y alguien se acercaba hacía mí. Mi nervio no podía ir a más, pero tampoco el morbo de sentir que alguien me estaba observando, como un trozo de carne y estaba pensando qué hacer conmigo. Yo permanecía inmóvil, con la mirada en el suelo.

Frente a mí vi unos zapatos negros, serían del director. Escuché como se bajaba la bragueta y se metía la mano en el pantalón. ‘Chúpamela’ escuche que decía mi nuevo amo de forma indiferente. Subí la cabeza y vi una auténtica anaconda frente a mi. La polla estaba morcillona y el diámetro era considerable, y sin llegar a estar dura intuía que medía más de 20cm. Abrí la boca como pude y empecé a tragar esa polla. Sabía a restos de pis y a precum seco. Con la lengua rastreé todo lo que podía entra la piel y su prepucio. La polla se iba poniendo más dura. ‘Traga’ repitió mi amo. Abrí la boca y garganta y empecé a meter esa polla dentro de mi. Poco a poco me iba sintiendo totalmente empalado, lleno de una polla sudad y gruesa que me iba a romperá la garganta. Su prepucio se hinchaba y me costaba respirar. Estaba totalmente empalado cuando sentí que mi nariz estaba tocando ya su barriga. Escuchaba como mi amo resoplaba y empecé a moverme hacia adelante y hacía atrás. No podía verle la cara, pero tenía un poco de barriga cubierta de bello blanco y unos pezones bastante duros y marcados.

Tras unos momentos de follada en los que creía que me iba a descolgar la mandíbula la sacó de mi boca. Joder que gusto de pollón me estaba comiendo. Me volvió a colocar la polla en la entrada de la boca y de golpe me la metió hasta el fondo. Me vinieron arcadas, pero con sus manos aguantó mi cabeza, no podía moverme. Empezó a follarse duro mi boca y me tapó la nariz con los dedos. Al principio no notaba nada, peor cuando empezó a faltarme el aire, me movía y el no respondía, me empezaba a marear hasta que me soltó de golpe y caí al suelo todo lleno de babas. No me atrevía a mirarlo directamente a la cara, pero de reojo vi cómo se quitaba la americana y se desabrochaba los botones de la camisa.

‘Ponte sobre la mesa y dame tu culo en pompa, vamos a ver si tu culo aguanta como tu garganta’. Me acerqué a la mesa y me tumbé boca abajo sobre ella, con el culo totalmente expuesto y las piernas bien abiertas. Por el reflejo de una vidriera que había detrás de la mesa pude ver a mi amo sin que se diese cuanta que lo estaba mirando. Era bastante algo y tenía un poco de barriga, pero él se veía bien cuidado. Tenía el pelo corto totalmente blanco como su barba, que estaba bien cortada. Ví como se quitaba los pantalones del traje y de ellos sacaba el cinturón. Agaché la cabeza y me preparé para lo que sabía que venía. Al momento el amo se acercó a mí y me metí en la boca su corbata. ‘No quiero escucharte gritar’ me dijo.

El primer fuetazo que me dio lo aguante sin ni siquiera necesitar que la corbata amortiguas mi grito. Una corriente recorrió mi cuerpo, dándome la sensación de ser el saco en el que el macho descargaba su frustración y ira, posiblemente por no poder follarse a su mujer y tener que recurrir a un sumiso como yo. El segundo golpe me pilló por sorpresa y sí que di un pequeño grito, él lo escuchó y me dio otro, y otro… ‘quiero que sepas que eres nuestra putita y no te vas a quejar’… ‘shih aaamo’ intenté decirle. Al escuchar lo que intentaba decirle paró de golpearme. Me quitó la corbata de la boca y me dijo ‘vamos a ver si es verdad’. Acto segundo me cogió los huevos con una mano estrangulándolos y tirando de ellos, y con el puño, creo, los golpeó. Cerré la boca y no grite. Me dio otro golpe. Sabía que si no quería enfadarlo tenía que guardar silencio. Paró.

‘Muy bien putita, ahora te vas a poner un modelito que tenemos en la casa para las perras como tú’. Estaba otra vez de pie, con la mirada en el suelo, esperando aquello que el amo me iba a dar. Mi polla estaba totalmente anulada, con los golpes en los huevos había conseguido anular mi masculinidad. Primero me dio unas medias blancas que llegaba poco más arriba de la rodilla. Después me dio un tanga trasparente en la parte delante y un liguero blanco del que salían dos tiras para sujetar cada una de las calzas. De forma muy sutil, por si miraba, me fui subiendo las medias poco a poco, y las até de una en una. Eran unas medias muy suaves, al sentirlas en las piernas notaba como me convertía en una puta un poco más elegante. Cuando levanté la vista, vi al amo con la polla en la mano, totalmente dura. Me dio una minifalda blanca, una blusa que incorporaba relleno de pechos y un gorrito de enfermera. Finalmente, unos zapatos con un poco de tacón, pero no muy alto, por suerte. Cuando acabé de vestirme me hizo sentar en una silla y con mucho cuidado me maquilló, tenía bastante experiencia, quizás en su tiempo fue él quien se ponía ese vestido para los viejos de la residencia.

Al acabar me hizo salir, fuera Victor me indicó que le acompañase. Entramos en una primera sala donde había 3 viejos sentados en sillones típicos de residencia de viejos. Tendrían unos 75-80 años, pero se les veía con bastante buena salud. Uno de ellos me pidió ‘baila para nosotros’. Victor puso una canción de jazz sensual y empecé a moverme, moviendo mi cintura, agachándome sensualmente a tocar mis medias y mirándolos, mordiendo mis labios llenos de carmín. Uno a uno fuero sacando sus pollones y se pajeaban mirándome y haciendo comentarios lascivos sobre mí. La situación me tenía muy cerdo, y cuando el primero me indicó con los dedos que me acercase, me agaché y me metí su rabo en la boca. Tenia un sabor fuerte, pero me encantaba como penetraba mi boca hasta llegar casi a mi garganta. Estaba muy duro y el grosor que tenía hacía que mi respiración fuese dificultosa, pero no me importaba, estaba totalmente a disposición de dar placer a esos viejos.

Concentrado en la felación, sentí como alguien me cogía de las nalgas, subía mi faldilla. Sus manos eran grandes y me agarraban ambas nalgas duro. Sin avisar apartó el hilo del tanga y me metió un dedo por el culo. Saqué la polla del primer viejo para girarme a ver al viejo que tenía tras mío y le pedí que me follara. Al volver a meterme la polla en la boca, ví que el tercer viejo estaba dándole polla al primero por la boca. Me semi incorporé sin dejar de ofrecer mi culo viejo que tenía detrás, saqué la polla de a boca del viejo y me la metí entera en la boca. Cuando la tenia toda metida, el viejo que tenía atrás me metió toda la polla de golpe por el culo. Tuve que hacer un esfuerzo para o gritar ya que me pillo por sorpresa. El viejo que me estaba follando la boca, me tapo la mano con la nariz y el de detrás empezó a follarme a golpes sin dejar que mi culo se acostumbrase, me quemaba. Pero no protesté. El viejo que primero me había dado polla se puso de pié y agarro mi cabeza, aguantándola para que el otro me follase la boca a golpes como lo hacía el que tenia en el culo. Vaya viejos más cerdos.

El que tenía detrás se separó de mí, y el viejo que me estaba follando la boca se sentó en un sillón, entre los otros dos me hicieron colocarme en el sillón con las piernas por fuera del reposabrazos, poco a poco me senté en la polla del viejo, esta era mas grande que la anterior y empecé a cabalgar como subiendo y bajando y al mismo tiempo, moviéndome adelante y atrás. Otro viejo se puso delante mío y dio polla para mamar. La tragué entera. El viejo que me había follado se pajeaba frente a mi, y de repente dijo, ‘abre la boca puta y toma mi leche’. A penas tuve tiempo de sacar la polla del otro de mi boca cuando recibí el primer disparo de leche. El segundo entró directamente en mi boca, la aguanté en mi boca para recibir 3 disparos más. La leche era espesa, con un olor fuete y un sabor dulzón. De pronto sentí como mi culo se llenaba de leche caliente. Una corrida larga y cuantiosa. El tercer viejo me hizo acercarme para darme otra copiosa corrida en la cara y la boca.

Me levanté y al sacar la polla de mi culo sentí como la leche bajaba por mis piernas quedándose enganchada en las medias. Con la manó llevé la leche que tenia por mi cara a mi boca y la tragué entera. Al volver a ponerme de pie en la faldilla se marcaba mi polla que tenia una erección considerable. Uno de los viejos al verme le dijo a Victor, ‘esta putita marca más paquete que tú, con lo macho que eres’. Me extrañó ese comentario, pero no dije nada. Victor me hizo pasearme por diferentes salas, con la leche ensuciando mis medias y polla marcándose en la minifalda.

Volvimos al despacho del director y allí lo encontré totalmente desnudo metiéndose un consolador de buenas dimensiones por el culo. Me sorprendió, pero intente no mostrar ninguna reacción en mi rostro. El director me pidió que le diese las medias y el tanga. Me lo quité sutilmente y se lo acerqué. El director se lo metió en la boca, saboreando los rastros de leche que encontraba. Miraba el dildo que se estaba metiendo por el culo, y deseaba probarlo. Era un dildo negro bastante grueso, pero no era liso, mas bien tenia la forma de varias bolas juntas. Cuando lo penetraban los diferentes anillos el culo del director se dilataba que daba miedo. Le dije que tenia más leche en el culo, que quizás con su dildo la podía sacar. Me puso a 4 patas sobre la mesa y empezó a follarme con el dildo. Yo estaba en la gloria y sin darme cuenta empecé a correrme en un orgasmo brutal, sentía que todo mi cuerpo temblaba. Al verlo el director se puso debajo mío se metió mi polla en la boca para recibir mi leche. Me corrí en la boca y el muy cabrón siguió metiendo el dildo entero a golpes en mi culo, cosa que hizo que sin darme cuenta empezase a mear. El director también lo recibió todo.

El director me hizo desnudarme por completo y ponerme de rodillas y empezó a mearse en mi con su pollón duro, cuando acabo de mearme se corrió en mi pecho.

Me giré a buscar a Victor atraído por unos gemidos y vi como se estaba metiendo el dildo, pero por el coño. No me había dado que era un chico trans y se estaba corriendo con nuestra escena.

Parece que te ha gustado visitar esta residencia, verdad? - pregunté

Sabes cómo me gusta sentirme usado, cabrón – me dijo mi perro sonriendo

Pues sieso es lo que quieres, espera a conocer a los chavales del próximo juego.

Puse el intermitente, y salí de la autopista. Mi polla estaba durísima con este relato. Tuve tentaciones de buscar un sitio discreto par follarme a mi perro, pero decidí seguir con el plan.