Hoy es una mañana como cualquier otra en la vida de Oswaldo; su novia Isabella despierta muy temprano, se arregla para ir a su trabajo en una asociación civil en la que permanece ocupada hasta la noche.
Como buen novio Oswaldo despierta al mismo tiempo que ella y se va a la cocina a prepararle el desayuno mientras ella se baña. No hay tiempo para charlas largas ni un rapidín mañanero.
Isabella se va y Oswaldo regresa a su cama a completar sus horas de sueño.
Mientras aún duerme, Luciano, el primo de 22 años de Isabella que lleva dos meses viviendo en su casa, se levanta de la cama en el cuarto de visitas, pone ropa portiva y sale a correr por una hora.
A su paso siempre, despierta la mirada de chicas y chicos que lo ven correr con las piernas peludas y desnudas, su torso delgado entallado en una playera… si bien su cuerpo provoca muchas miradas es su rostro apuesto el que se lleva la mayoría de ellas: alargado, casi pálido, con pocas mejillas, ojos negros, pequeños y una nariz chata, delgada y puntiaguda.
Luciano tiene rostro de modelo, él lo sabe y le gusta mostrarlo sonriente cuando corre. Siempre se pone unas gafas oscuras para verse más interesante y apuesto, consiguiendo mayor interés en las mujeres y en muchos hombres.
Esta mañana Luciano vuelve al departamento después de su ejercicio matutino y escucha a Oswaldo hablar delante de su laptop. Oswaldo trabaja en línea como traductor, es un trabajo relajado y desde casa, tiene sus horarios separados durante el día pero ese horario le permite tener mucho tiempo libre.
Luciano pasa frente a Oswaldo rumbo al baño, le hace gracia ver al novio de su vecina con saco y corbata en la parte superior y boxers en la parte inferior.
Oswaldo tiene 31 años, es muy peludo y sus barbas desaliñadas, más o menos largas y entre canas le dan una imagen descuidada, a pesar de que se esfuerce por peinarse y lavarse la cara antes de empezar a trabajar.
Oswaldo y Luciano no se hablan mucho, Oswaldo odia el “acento” de niño rico que tiene Luciano, sabe que no es un hombre de dinero y que no viene de una familia de ricos, así que le molesta que su cara de modelo le facilite hacer creer a todo el mundo que es un “junior”.
Luciano por su parte parece que disfruta incomodando a Oswaldo, lo saluda con mucha euforia enseñando sus dientes bien alineados y perfectos aunque después apenas le dirige la mirada.
Luciano se mete al baño y se desnuda, tiene el cuerpo muy delgado, no hay un gramo de grasa en él pero tampoco tiene los músculos muy desarrollados, es todo un twink de nalguitas peludas, redondas, carnosas, el abundante bello que las recubre es muy delgado. Tiene pectorales de adolescente poco desarrollados pero firmes y su abdomen no tiene marcas, pero está plano.
Por enfrente tiene una verga considerablemente grande y gruesa envuelta en una mata de pelos lacios y muy negros.
Cuando Luciano termina de bañarse se da cuenta que ha cometido un error, su toalla se ha quedado en su cuarto.
Molesto por su olvido abre la puerta para pedirle ayuda a Oswaldo pero lo escucha hablando en la computadora, no puede molestarlo… decide simplemente salir en pelotas hasta su cuarto, aunque para llegar a él tiene que pasar por enfrente del novio de su prima.
Con la seguridad de un hombre que tiene el cuerpo joven y bien equilibrado, camina por el departamento con su verga circuncidada flácida balanceándose de un lado al otro.
Al pasar delante de Oswaldo… sucede algo extraño:
Oswaldo pierde el hilo de lo que estaba traduciendo justo cuando Luciano camina desnudo delante de él… es apenas un gesto mínimo pero Luciano lo nota… es un experto cachando miradas y leyendo actitudes después de tantos años de levantar suspiros cuando sale a correr… su descubrimiento lo confunde… parece que el novio de su prima no es tan heterosexual como cree.
Se encierra en su cuarto y se va a vestir pero le viene a la mente una idea malvada: abre la puerta del cuarto muy despacio y la deja entre abierta, luego se tumba en la cama boca arriba desnudo, con su verga flácida recargada en su pierna derecha. Luciano se queda así hasta que Oswaldo termina su llamada.
La puerta de su cuarto no es visible desde donde está la computadora… pero Luciano es un cazador nato, joven pero con instintos… escucha a Oswaldo servirse un vaso de agua en la cocina y luego escucha algunos ruidos de trastes… finalmente consigue su objetivo: Oswaldo se acerca a su puerta, lo siente quedarse quieto y escucha que le toca la puerta despacio, Luciano finge que se despierta
-¿Necesitas algo?- le pregunta Oswaldo con haciendo su voz más ronca para disimular
-No bro, gracias- dice Luciano levantando la cabeza sin cubrirse el cuerpo desnudo
-Es que cómo saliste encuerado…- comienza a decir Oswaldo sin saber cómo terminar la frase, Luciano se compadece de él y aclara - se me olvidó la toalla y luego se me antojó acostarme un rato
-Bien- responde escueto Oswaldo. Como buen cazador Luciano sabe que tiene que esperar un tiempo a que la víctima muerda el anzuelo.
Luciano deja pasar algunos días y parece que aquel incidente va a quedar en el olvido.
Dos días después, Luciano olvida a propósito la toalla nuevamente en su cuarto, esta vez se asegura de que Oswaldo termine la llamada antes de pasar desnudo delante de él.
-Me la hubieras pedido- dice Oswaldo cuando Luciano le pasa enfrente
-¿Qué?- pregunta Luciano deteniéndose y girando a propósito delante de Oswaldo
-Me hubieras pedido tu toalla- responde el novio de su prima dirigiendo una mirada discreta a la verga de Luciano, mirada que dura apenas unos segundos.
-La verdad quería comprobar si te gusta verme desnudo- le dice Luciano con voz firme y Oswaldo le sostiene la mirada con el rostro enrojecido
-No- le dice Oswaldo muy serio, molesto
-Es broma- dice Luciano riendo- si se me olvidó la toalla- Oswaldo no se ríe pero se tranquiliza un poco, Luciano no se mueve y le sostiene la mirada con una sonrisa amistosa
-Puedes reconocerlo sin pena- le dice- no le voy a decir a prima.
Oswaldo se levanta y se gira- no digas pendejadas vístete- le dice tragando saliva con trabajo
-Mírame- le ordena Luciano con una voz dominante que provoca sentimientos raros en Oswaldo
Oswaldo se gira despacio y lo mira a los ojos- ahí no… abajo- le dice. Oswaldo sabe que todavía puede fingir… pero decide no hacerlo y baja la mirada a su abdomen
-Más abajo pendejo- le dice riendo Luciano tocándose los huevos
Oswaldo baja la mirada hacia la verga de Luciano y los dos permanecen en silencio un instante.
La ha visto bien cuando se asomó a su cuarto hace dos días, pero le gusta cómo se ve y decide aprovechar la oportunidad
-¿Porqué no te arrodillas y la ves más cerca?- le dice Luciano con voz autoritaria; Oswaldo se queda quieto y luego se pone de rodillas - más cerca cabrón ¿ahí que vas a ver?- Oswaldo avanza arrodillado hasta milímetros de la verga de Luciano, Luciano se la agarra y le muestra sus huevos
enegrecidos por lo oscuro de sus pelos largos y gruesos; sus huevos son grandes, colgantes, varoniles… Luciano se agarra la verga con una mano y se la jala delante de Oswaldo… Oswaldo se queda quieto mirando la mano llena de venas de Luciano subir y bajar despacio estimulándole la verga.
-Te gusta- afirma Luciano sonriendo, Oswaldo lo toma como una prehunta
-¿Que si me gusta tu Verga?- le pregunta Oswaldo sin dejar de mirarla
-No, que si te gusta estar de rodillas delante de ella- responde Luciano con voz firme
-No sé- responde Oswaldo- no soy gay- afirma.
-No te pregunté eso- responde Luciano sin dejar de masturbarse. Su verga ya está bien dura y gruesa, es una verga rosada sin prepucio, con un glande ancho y bonito, no es un grande o un ancho descomunal pero es una verga grande… está tiesa como un tronco.
Luciano acelera la velocidad de su masturbación y comienza a respirar con fuerza- ahhhh ahhhhh ahhhh- empieza a gemir arqueando la espalda hacia el frente ligeramente, como encorvando su cuerpo hacia su verga que se transforma en el centro de sus sensaciones- ahhhhh ¡ahhhhhh ahhhhh!- Oswaldo no se mueve, los chorros de leche de Luciano le caen en la cara, cierra sus ojos y se deja bañar por ellos… Luciano se viene abundantemente, chorros y chorros de leche se precipitan con fuerza a la cara de Oswaldo llenando su nariz, si barba larga, sus bigotes desaliñados y su pecho…
“Ya es mío, lo acabo de marcar, me pertenece” se dice Luciano en su mente.
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