El Primo de la Novia 6

Edgar es un hombre calvo con barba pelirroja, tiene mucho porte, viste una playera polo que delinea muy bien sus trabajados pectorales y unos pantalones de campismo que le marcan muy bien sus bien proporcionados y redondos glúteos.

Edgar tiene 42 años, su voz es ronca, de esas voces que suenan a caverna, tiene unos brazos muy anchos cubiertos de pelo colorado.

Cuando Isabella abre la puerta la sujeta por la cintura para saludarla con un beso rico, profundo, corto pero muy efectivo

-¿Ya tienes todo listo?- le pregunta sonriendo a Isabella que asiente y lo invita a pasar.

-Traje la jaula que me pediste, es la más grande que tenían- dice metiendo en la casa una jaula para perro de 106 centímetros.

-Amor pero yo te advertí que no quiero perros en el departamento- le dice Edgar con la seguridad de un padre que le habla a su pequeña hija.

-Es para mi ex novio- le dice Isabella riendo

-Cabrona- le dice volviendo a sabrosearla mientras la besa - no te entiendo

-Te dije que tenías que venir con la mente abierta - le dice Isabella- vas a ver cosas que te parecerán increíbles pero solo participa en lo que te sientas cómodo - añade Isabella.

-¿En dónde la pongo?- dice Edgar levantando la jaula con su brazo bien fuerte marcado de venas

-En la sala- responde Isabella, Edgar lleva la jaula a la sala.

Oswaldo y Luciano permanecen aún encerrados en el cuarto de Luciano, el chico termina de ponerle la cola en el culo a Oswaldo - listo, te tienes que ver cómo un buen perro- le dice poniéndole el collar de perro en el cuello, luego sujeta al collar una correa de metal y se levanta de la cama, jalando detrás de si a Oswaldo que lo sigue en cuatro patas

Luciano riendo, el mismo se siente raro de hacer la escena del Amo y el perro delante de Edgar. Oswaldo sabe que conocerá al nuevo novio de Isabella y se resigna a mostrarse como un perro, aunque la idea le produce una vergüenza tremenda

- ah amor mira, el es Lu, mi primo- le dice Isabella a Edgar cuando los ve salir del cuarto- y este es su perro ¿cómo se llama?- le pregunta a Luciano

-Oswaldo- responde Luciano

-Ya ponle un nombre de perro, primo- dice Isabella-

Édgar saluda de un fuerte apretón de manos a Luciano y siguiendo la corriente a los primos le acaricia la cabeza a Oswaldo

-Oswaldo era mi novio pero ahora es la mascota de mi primo- dice Isabella y Oswaldo se pregunta si era necesaria aquella humillante aclaración.

Edgar mira con desdén y asombro a Oswaldo, estaba preparado para ver “cosas raras” como le había dicho Isabella pero aquello le parece que rebasa toda lógica. Incluso siente hasta pena por el pobre cornudo que se le presenta como un perro.

-Mira Lu- le dice Isabella a su primo- Edgar te regala esta jaula para el perro

-Hombre, gracias Edgar- dice Luciano sonriendo y jalando de la correa a Oswaldo para que se meta en la jaula.

Oswaldo se mete de nalgas en la jaula para quedar de frente dentro de ella. Es una jaula grande pero le queda pequeña.

Luciano cierra la jaula por fuera, es imposible abrir la jaula por dentro, seas un can o una mascota humana, así que Oswaldo se queda enjaulado en cuatro patas mientras Isabella vacía su cuarto y Edgar y Luciano le ayudan a llevar las cosas a la camioneta.

“Al menos no tengo que cargar las cosas” piensa Oswaldo que se aburre dentro de la jaula viéndolos ir y venir con cajas que contienen la ropa y los objetos de Isabella.

Pasado algunos minutos Oswaldo llama a su Amo discretamente- ¿qué pasó perrito?- le pregunta Luciano agachándose para verlo de frente en la jaula.

-Amo, necesito orinar- dice Oswaldo muy quedo

-La jaula tiene una parrilla abajo perro- dice Luciano- puedes mear con confianza- no le dice más, se levanta y sigue cargando las cosas de Isabella.

Al poco rato Luciano vuelve a supervisar a Oswaldo y mira la bandeja debajo de Oswaldo seca - ¿qué pasó perro?, mea, es una ordena le dice- ¡mea ahora mismo!-

Edgar que pasa por ahí con una caja se detiene divertido a mirar la escena.

Oswaldo mira a Luciano suplicante pero Luciano no dice nada más, sabe que no tiene opción. Delante de él y de Edgar suelta los chorros de orines a cuatro patas y los meados se acumulan en la charola debajo de él -buen perro- dice Luciano.

Edgar se queda quieto mirando fijo a Oswaldo, Oswaldo baja la mirada… en un instante, una idea se le cruza por la cabeza al nuevo novio de Isabella;

se baja La bragueta y saca su verga bien gruesa, aunque aún flácida, con capucha y llena de venas

Se acerca a la jaula y dirige su verga hacia la cabeza de Oswaldo, se retrae el prepucio y se mea. Oswaldo lanza su suspiro nervioso, no puede creer lo que le está ocurriendo, el hombre con el que su novia le ha puesto el cuerno, el hombre por el que lo dejó, lo está bañando en sus orines.

Luciano entra pero a Edgar no le importa, Luciano suelta una carcajada - ya vas entendiendo compa- le dice dándole unas palmadas en la espalda. Edgar sigue meando, es mucha orina como si se hubiera estado aguantando todo ese tiempo guardando sus orines para el ex de su nueva novia.

Oswaldo en la jaula no tiene más remedio que aguantar y ocasionalmente limpiarse los ojos que le arden por lo salado de los orines.

Edgar se sacude la verga y la regresa dentro del pants. Luego sigue carcando cajas como si nada.

Isabella lo ha visto todo desde su cuarto y sonríe, cuando Edgar regresa de dejar una caja en la camioneta le planta un beso, el beso se prolonga y ella lleva a su novio de la mano frente de la jaula.

Se pone de rodillas y le saca la verga, se la mama delante de Oswaldo, Oswaldo se queda quieto mirando… no pierde detalle… ¿cuándo fue la última vez que le mamó la verga su novia? Tiene más de dos meses, se pierde en cálculos del tiempo para no pensar en la humillación que está viviendo, le da vueltas a la pregunta una y otra vez “¿le habrá mamado la verga cuando también me la mamaba a mi?”

Edgar levanta de los codos a Isabella, tiene la verga bien parada, y hace una pequeña curva casi imperceptible a la derecha.

Isabella se recarga contra la jaula, queda se frente a Oswaldo, Edgar le baja el pantalón y las bragas exhibiendo para Edgar su sexo rasurado y bonito, ese sexo que hasta hace unos días fue de él.

Isabella se recarga boca abajo en la jaula abriendo sus piernas, con los codos arriba de la cabeza de Oswaldo; Edgar se menea la verga colocándose detrás de ella y luego me mete la verga por detrás en el coño, la posición de Oswaldo le permite ver todo y su inmovilidad dentro de la jaula lo obliga a hacerlo.

- Ahhhh baby, nadie jamás me ha hecho sentir lo que me haces sentir tu- dice Isabella, claramente el mensaje no es para Edgar pero le sube el ego y despierta en él un instinto animal.

Edgar se la coge delicioso, rudo, con fuerza, los dos gimen a gritos delante de Oswaldo, que está tan excitado que se agarraría la verga y se la jalaría delante de ellos si no sintiera que eso lo haría verse más patético… el perro se queda quieto, escurriendo orines mientras ve la Verga de Edgar entrar y salir con furia de la vagina que una vez fue suya…

Edgar se viene dentro de Isabella, ella se monta en la jaula y permite que varios chorros de semen de Edgar caigan sobre la cabeza de Oswaldo… luego semi desnuda como está termina camina hacia el cuarto para terminar de empacar.

El cuarto y parte de la casa se quedan vacíos, nadie se despide de Oswaldo que escucha a Isabella despedirse afectuosamente de Luciano, Edgar también se despide entre risas, luego la casa se queda en silencio. Luciano está cansado, avanza al cuarto que antes fue de Oswaldo e Isabella y se tira en la cama, Oswaldo lo escucha roncar y se queda quieto, aburrido, cansado, desnudo y con la cola metida en el culo, oliendo a los meos del hombre que le quitó a su mujer.