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SERGIO SUMISO II - José le ayuda en otras cosas

Escrito por: CUBASTURIAS

Se subieron al coche de José y llegaron pronto a su casa. En cuanto traspasaron la puerta Sergio recibió la orden de desnudarse de inmediato. Para él era una orden más, tal como las que estaba acostumbrado a recibir de su monitor, cuando le decía que hiciera algo o cuando le daba caña y le decía con autoridad que tenía que seguir y hacer más repeticiones. Pero le gustó volver a estar otra vez en pelotas delante de nada más y nada menos de quien tenía idealizado y de que a pesar de lo que le decía, le sentía superior.

No es que lo pensara o razonara claramente, pero se sentía a gusto sin ropas, sin barreras, sin nada que le protegiera delante de él, quería complacerle, obedecerle, hacer lo que él le dijera, que le mandara a ponerse de rodillas otra vez, o que le tocara, le manoseara. Sabía además que no había ido sólo para eso, que le iban a desvirgar, que le rompería el culo con semejante pollón, pero no le importaba, estaba dispuesto a soportarlo, para él era un orgullo que ese hombre quisiera clavársela.

• José: “Me encanta verte desnudo, disfruto de mi obra… eres mi obra de arte”

Con eso a Sergio le aumentaba el deseo de entregarse más. Tenía razón, lo que era ahora se lo debía a él y por tanto de alguna forma José era dueño de él, de su cuerpo, de lo que era ahora.

• José (sacándose la polla por la bragueta): “Dale, vuelve a mamar un rato”

• Sergio (acariciándole los cojones y sacándose un momento la polla de la boca): “¿Lo hago bien?”

• José: “Sí nene, aprendes por minutos, lo estás haciendo muy bien”

• Sergio (estimulado por los halagos trata de tragarse más polla): “Argh”

• José: “Muy bien… estoy convencido que algún día te la tragarás entera, ahora vamos para mi habitación”

Llegaron a la habitación y José desvistió la cama quitando el cubrecama de un tirón, entonces se le ocurrió someterle un poco y seguir un poco su rol de monitor.

• José: “Ponte en cuclillas sobre la cama y me vas a hacer 10 sentadillas… vamos, que las voy a contar… una, dos, tres…”

A Sergio se le dificultaba hacerlas, no tenía los pies sobre suelo firme, le costaba mantener el equilibrio, pero hacía todo lo posible y desde las primeras dos se dio cuenta que lo mejor era extender los brazos hacia adelante.

• José: “Muy bien nene, pero separa un poco más los pies el uno del otro… estoy detrás y quiero verte bien los glúteos… lo estás haciendo tan bien que vas a hacer 20 en lugar de 10 y trata de empinar el culo hacia atrás… así perfecto”

A Sergio no le pareció para nada una excentricidad lo que mandaba su monitor. En realidad nunca evaluaba ni razonaba lo que se le decía, sencillamente cumplía inconscientemente, automáticamente. Siempre había sido así por naturaleza pero en este momento lo era más, estaba entrenado y le reconocía autoridad a José.

• José: “Ahora ponte a 4 patas… pero separa bien las rodillas y tus pies uno del otro… y mirando siempre al frente, no mires hacia atrás”

José se subió a la cama, se puso entre sus piernas y empezó a lamerle la raja del culo. Sergio ni se lo esperaba ni se lo imaginaba, pero le encantó lo que sentía por el culo.

• Sergio: “¡Ayy… qué rico!”

• José: “¿Te gusta nene?... espera que ahora voy a más”

Y comenzó a alternar la lamida con una comida literal del ojete del chico. Al poco empezó a meterte un dedo, luego dos, volvía a lamer a succionar, otra vez dedos.

• Sergio: “Mmm, no podía imaginar esto”

• José: “¿No tienes ganas de más?... ¿quieres que te la meta ya?”

• Sergio: “En cuanto quieras… lo que siento es tremendas ganas de que hagas conmigo lo que te dé la gana… con mi cuerpo, con mi culo, lo que quieras”

• José (echando varios escupitajos en el culo y en su polla): “Pues ya voy… voy a ir poco a poco… y me vas diciendo, ¿vale?”

• Sergio: “Sí”

• José (ya con la punta de la polla empujando el ojete del chico): “Relájate, cuando sientas que entra, en lugar de contraer el culo, trata de pujar como si fueras a cagar nene… mira ya entró la cabeza… ¿te duele?”

• Sergio: “Sí, pero menos de lo que esperaba y es que tengo muchas ganas de darte el placer de que me la metas toda dentro”

• José: “Pues toma, voy con toda, hasta los cojones… ahora te dolerá más, ¿no?”

• Sergio: “¡Uff, sí me duele… pero además siento el culo muy lleno, es que tu polla es muy grande!”

• José: “Voy a empezar a moverme, ¡toma polla nene, toma polla de verdad!”

• Sergio: “Ayy… ¡qué es esto, qué barbaridad!, es que lo que siento por el culo no se queda ahí, me erizo todo… y ya casi no me duele”

• José: “Es que ya estás roto nene… y qué gusto ver tus nalgas con mi polla dentro… tienes tremendo culazo”

• Sergio: “Me gusta que te guste”

• José (después de estar un buen rato dándole polla): “Nene, tengo los cojones llenos de leche pujando por salir, en otra ocasión te voy a dar polla en otras posiciones, pero hoy estoy a tope y además es tu primera vez, te la voy a dar toda ya casi, ¿la quieres?”

• Sergio: “Sí José dámela, dámela cuando quieras, tú mandas”

• José: “Pajéate un poco nene, para que te corras tú también, tócate la piruleta esa que tienes mientras sientes mi polla en tu culo”

• Sergio: “Si me toco me corro de inmediato José”

• José: “Pues dale nene que me corro… ¡me corroooo!”

Sergio se corrió, soltó un par de chorritos, pero no dejaba de asombrarse de los trallazos de leche que sentía que José le estaba dando por el culo. Eran muchos y largos, mucha cantidad.

• Sergio (respirando hondo y dejándose caer boca abajo sobre la cama): “José, qué cantidad sueltas, tienes razón en lo que me has dicho, somos distintos”

• José: “Sí, lo somos nene, pero como has visto los dos podemos disfrutar mucho a nuestra forma, de distintas maneras”

• Sergio: “Sí, y tengo que darte las gracias”

• José: “¿Qué tal ese culito? ¿muy dolorido?”

• Sergio: “Más bien con ardor… pero contento, no me quejo”

• José: “Entonces, ¿querrás repetir otro día?”

• Sergio: “Otro día no, otros días… cada vez que tengas ganas… lo que hablaste de otras posiciones me ha dejado con curiosidad, con ganas de conocer más… y por supuesto de que hagas conmigo lo que te salga de los cojones”

• José (sonriéndole): “Nunca mejor dicho nene”

Hubo muchas más veces, durante mucho tiempo, casi 10 años. La casa de José se convirtió en la segunda casa de Sergio, que en los primeros años no se quedaba a dormir porque no tenía justificaciones que darles a sus padres para eso. Aunque sí que hubo unos días en que sus padres se fueron a Madrid, tenían que hacer unas gestiones en un ministerio y visitar familiares. Sergio aprovechó y les dijo que tenía que estudiar y era mejor no ir. Esos días se los pasó con José, quien le dio polla en todas las posiciones posibles, y en la cama, en el salón, en el baño y a cualquier hora. Sergio comprobó en esos días que su monitor era una maquina de follar y le gustó que durante esos días José determinara hasta la ropa que debería ponerse.

Al cumplir los 18 años, Sergio ya tenía el ojete totalmente receptivo, dilatado. Ya conocía los gustos de José y sabía excitarlo, mover las nalgas, empinar el culo. Un día cogió unos vaqueros viejos y lo recortó para convertirlos en un short. Pero no lo recortó de forma transversal a las patas, lo hizo en forma diagonal y bastantes más cortos por detrás, dejando la mitad de las nalgas expuestas. Fue una sorpresa para José, porque esa vez, avisado de que estaba por llegar de la Universidad, se sentó en el sofá a esperarle con la polla afuera, tocándosela para recibirlo con la polla dura. Estando así, llegó Sergio con su mochila, pero en lugar de ir hacia él, se fue directo al baño, se lo quitó todo y salió descalzo, sólo con esos pantaloncitos cortos recortados, entonces sí fue directo a donde él estaba sentado ya excitadísimo y se le puso de espaldas a mover las nalgas mientras tiraba del short por los costados hacia arriba. Eso le encantó a José quien captó el mensaje, la necesidad perentoria de polla que tenía Sergio y se la clavó casi sin preámbulos. Sólo le manoseó un poco las nalgas y sin quitarle el pantaloncito se la metió hasta los cojones echando a un lado la tira de tela del centro. Eso a Sergio le dolió, pero esa violencia, esa inmediatez, le gustó. Con la polla clavada en su culo José le dijo que se lo iba a follar todo el tiempo sin quitarse el short y que no quería verle tocarse. Eso lejos de molestarle le gustó, le excitaba el uso imperativo, la orden, la obligación sin más, sin razones, sin explicaciones.

Y ese día, por supuesto Sergio no se manoseó por delante en ningún momento pero se corrió, poco antes que José, sólo con el mete y saca que sentía por el culo. Luego se fue al baño feliz, pensando que cada vez sentía más por el culo y menos por su pollita. Le había encantado correrse sin tocarse.

SERGIO SUMISO II - José le ayuda en otras cosas

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