Se fueron a los vestuarios y se vistieron rápidamente. Muy pronto llegaron a casa de Marcos. Éste empezó por lo alto. No más entrar le mandó a bajarse los pantalones y los calzoncillos y a apoyar sus manos contra la pared, lo primero que quería era azotarle las nalgas. Empezó con las manos, pero muy pronto se dio cuenta de que necesitaba algo, algo para usar como instrumento, sacó las chanclas plásticas que llevaba en la mochila y empezó a pegarle con ellas. Sergio se sorprendió del nivel tan alto con que empezó su jefe pero a la vez pensaba “qué cabrón, éste sí que es un macho” y eso le gustó y lo que hizo, casi automáticamente, fue empinar el culo hacia atrás todo lo que pudo.
• Marcos: “¡Cojones maricón, parece que te gusta!... te voy a tener que pegar más fuerte”
• Sergio: “Lo que quiera, usted manda, ya se lo dije usted es el jefe, mi jefe”
• Marcos: “Desnúdate por completo, déjalo todo aquí y vamos para mi cama que tengo muchos planes para ti”
Llegaron a la habitación, Marcos lo primero que hizo fue ponerle frente a un espejo.
• Marcos: “¿Ves tu culo? ¿ves tus nalgas? ¿no te das cuenta que es un culazo de tía?... pues te vas a poner ropa de tía… para empezar te vas a poner una tanga… que con la poca polla que tienes la tanga te la cubrirá bien… las nalgas es otra cosa, eso no lo puedes ocultar ni con ropa… además tengo otra cosa para ti”
Marcos fue, rebuscó en un cajón entre muchas tangas y cogió una, luego cogió de dentro del armario un par de zapatos de mujer, de muchísimo tacón.
• Sergio: “Nunca me he puesto ropa de mujer… y mucho menos tacones”
• Marcos: “Siempre hay una primera vez para todo, ¿no crees?”
• Sergio: “Sí jefe, usted manda… lo que sí no es primera vez para mí es obedecer…me gusta obedecer”
Sergio se miró en el espejo y se asombró de su propia imagen, de lo bien que se veía con esos tacones, se dio cuenta como su cuerpo se re posicionaba con esos taconazos. Tenía un culazo y muy buenas piernas pero se le veían aún mejor. Se acordó de lo que le decía José, tenía que aprovechar sus virtudes, y ofrecerse a quien sí que era seguro de sí mismo, y a quién mejor entregarse que a su jefe, que le gobernara todo el tiempo, en el trabajo y fuera del trabajo. Y no había pasado mucho tiempo y ese hombre ya le había pegado y le estaba feminizando, tenía muchas ganas de complacer a ese cabrón, ya se sentía entregado a él, para que él hiciera lo que quisiera, lo que le saliera de sus cojonazos. Entonces empezó a mover las nalgas como si fuera la más puta de las putas. Si a él le gustaba usarlo como una hembra así sería.
• Marcos: “¡Estás muy puta maricona! mira como te mueves, toda una zorra”
Pas, pas y le dio un buen par de bofetadas. Sergio se quedó en una pieza, ya había recibido azotes, estaba con tangas sobre tacones y ahora recibía un buen par de bofetadas. Pero su mayor asombro era consigo mismo, porque lejos de molestarle le había gustado.
• Sergio: “Ay Marcos, usted sí que es un macho, el macho que yo necesito, que me domine, que haga conmigo lo que quiera… nunca me habían pegado antes y en pocos minutos ya me ha azotado y me ha abofeteado… pero me ha gustado, me ha puesto más en modo entrega, más cachondo… o la verdad que vestida así mejor decir cachonda… que con tanga y tacones…”
• Marcos: “Pues sí, serás mi hembra, mi puta”
• Sergio: “Lo que le salga de ese pollón… que espero que pronto me clave”
• Marcos: “¿Ya lo quieres maricón?”
• Sergio: “Sí”
• Marcos: “Vale, te la voy a clavar ahora mismo pero no pienses que todo se va a quedar aquí, nos queda mucho por delante, te la meto, te la saco y luego a la cama que a un cuerpazo como el tuyo le quiero hacer de todo, quiero gozarte puta”
• Sergio: “Ay, ¡qué clavada! casi me caigo pa’lante con estos tacones”
• Marcos: “Pues tendrás que aprender a usarlos… y rápido porque te quedan que da gusto, un cuerpazo como el tuyo sobre estos tacones es la hostia… ahora me voy a sentar en el borde la cama y tú al suelo, en cuclillas sin quitarte los zapatos, a mamar”
Mientras Sergio le mamaba la polla, por la posición en que estaban, Marcos podía verle toda la espalda y el culo. Realmente era todo un culazo, le entraron ganas de azotarlo más, pero antes lo que hizo fue cogerle duro la cabeza y empujarle hacia sí para obligarle a que se la tragara completa, que le llegara hasta el fondo de su garganta. Sergio no se resistió pero se ahogaba, tenía nauseas, empezó a soltar un torrente de babas que caían al suelo por la comisura de sus labios.
• Marcos: “Eso te pasa por no saber lo que dices, ¿no me dijiste que mejor que fuera durillo? pues ahora te jodes”
• Sergio (cuando Marcos le saca la polla un momento para que respire): “Argh”
• Marcos: “Ni creas que esto se acabó aquí, vuelvo a la carga, ¿vale?”
• Sergio (con los ojos llorosos y abriendo la boca): “Sí jefe, usted manda”
• Marcos: “Toma más polla zorra… te aseguro que te voy a convertir tu garganta en una vagina de puta”
Cuando Marcos se cansó de follarte la boca, se acostó boca arriba en la cama y le dijo a Sergio que se pusiera a 4 patas con el culo en su boca y empezó a comerle el culo. Le daba lengua, lo lamía, a ratos le chupaba el ojete, volvía a lamer. Cuando lo vio bien húmedo le metió un dedo, luego otro y buscó queriendo encontrarle el punto. Prestaba mucha atención a las reacciones de Sergio hasta que por fin encontró lo que buscaba. Eso era nuevo para Sergio, no era que nunca le hubieran metido uno o dos dedos en el culo pero lo que estaba sintiendo con Marcos era distinto. Era un placer que comenzaba en el culo, por dentro, pero que luego se extendía en oleadas mucho más allá.
• Sergio: “Ay, ay, siga, siga, no pare por favor, ahora sí que me está volviendo loca”
• Marcos: “Me gusta que asumas que no eres un hombre, que hayas dicho loca, es lo que quiero que hagas siempre, quiero convertirte en mi hembra, en mi puta, tu hombría se tiene que ir al carajo, entre otras cosas porque nunca la has tenido, porque con esa pollita no se puede ser un hombre”
• Sergio: “Está claro que tiene toda la razón y me gusta que me lo diga directamente a la cara, sin tapujos, sin cortase”
• Marcos (con risa sarcástica): “¿Cortarme yo? ¿contigo maricón? ¿qué te piensas? date la vuelta”
Zaz, zaz y le estampó dos buenas dos buenas bofetadas, dos hostias bien dadas en la cara.
• Marcos: “Eso es para que aprendas a respetarme y para que sepas que no existe razón para que un macho como yo se tenga que cortar contigo, eres un puto maricón”
• Sergio: “Perdón, perdón… y gracias por enseñarme jefe”
• Marcos: “Ahora cabálgame la polla… sin quitarte ni la tanga ni los tacones, con una mano apartas la tela de la tanga y con la otra coges mi polla y te la metes en el culo”
• Sergio: “¡Ayy qué gusto!”
• Marcos: “Pero si te la has metido de a una”
• Sergio: “Me encanta hacerlo así… y más ya sabiendo cómo es usted”
• Marcos: “¿A qué te refieres?”
• Sergio: “A ser un macho duro, un cabrón, a que disfruta abusando y tratándome más duro que nunca”
• Marcos: “Y te gusta puta, ¿no?”
• Sergio: “Mucho, quiero que dé riendas sueltas a todo eso que tiene por dentro, desahóguese, castígueme”
• Marcos (dándole otras dos fuertes bofetadas): “Ya que lo quieres, toma dos más… pero ahora te cambias de posición, quiero que me sigas cabalgando la polla pero al revés, de espaldas a mí, quiero verte ese culazo mientras subes y bajas”
• Sergio (girando la cabeza para mirarle mientras se vuelve a clavar su pollón): “¿Así le gusta jefe?”
• Marcos: “Mmm, ¡es que tienes un culo!… es que si no fueras maricón tendrían que obligarte, porque ese culo tiene que disfrutarse, no puede ser desaprovechado, y además en un cuerpo como el que tienes, nalgas, piernas, espalda, tetas… estás como esculpido… y yo gozándolo, haciéndote mío”
• Sergio: “Ya lo soy jefe, ya me siento suyo”
• Marcos: “No puedo más, me voy a correr”
• Sergio (mientras empezaba a manosearse un poco su pollita): “Cuando quiera… ¡démela toda, toda, lléneme el culo!”
• Marcos: “Toma puta, toma leche, ¡me corroooo!”
Segundos después Sergio se corre, todo lo recogió en la palma de su mano.
SERGIO SUMISO IV - Su jefe, su amo
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