Capítulo 12. Puta para un fin de semana (Parte 2)

Tras haberme regado todos en el césped mi Amo me condujo dentro de la casa tirando de la correa. Al entrar en la casa había un comedor muy grande. En una parte había un sofá grande en forma de L y la tele y una mesa baja grande y otras mesitas al lado del sofá. En otra parte había una mesa larga de madera, para unas 6 o 8 personas. Había un arco que daba a la cocina, que también parecía grande. Atravesamos el comedor para ir hacia unas escaleras que iban a la primera planta. Yo desnuda a 4 patas, como siempre, y mi Amo tirando de mí. Pollón Cañero quería bajar y al ver que subíamos esperó en la primera planta, lo que fue perfecto para que me dedicara algún piropo:

- Mírala qué encantada está de ser la puta de cuatro rabos.

- Esta nació para esto. Y más le vale demostrar lo satisfecha que está teniendo cuatro pollas que la someten - dijo mi Amo.

Seguimos subiendo hasta llegar a la segunda planta. Ahí había solo un par de habitaciones y un pequeño aseo ducha. Lo tenían todo muy bien pensado. En esa planta estaría yo, las habitaciones de los rabos en la planta de abajo y en la de más abajo el salón comedor y la cocina. Mi Amo dejó mi mochila en el suelo, me quitó la correa y dijo antes de bajar:

- Aquí quietecita hasta que seas reclamada, golfa.

Entonces pude descansar un rato, tumbándome en la cama. Miré el móvil un poco y luego intenté leer. Me había llevado un libro. Pero estaba demasiado en celo para concentrarme mucho. Al cabo de una hora o algo más mi Amo me escribió:

- Vas a bajar al comedor ahora mismo y vas a pasearte por aquí a 4 patas como una buena perra. Ya tardas, zorra!!

Buf, me puse húmeda al instante y me faltó tiempo para bajar. Llegué al comedor y Black Dick dijo:

- Anda!! Mira quien está aquí!!

Al oir eso me quedé quieta y mi Amo dijo:

- Alguien te ha dicho que te pares, pedazo de zorra?

Rápidamente me puse a andar otra vez como una buena perra y Pollón Cañero dijo:

- Eso es, que se lo curre, que se lo gane. Recorre bien todo el salón y también la cocina, puta. Demuestra de lo que eres capaz para que una polla te roce.

Habían decidido ponérmelo difícil y eso me ponía aún más. Tener que someterme y humillarme más para recibir algo a cambio acentuaba aún más mi condición. Era maravilloso. Seguí andando por el comedor y la cocina. De vez en cuando me ordenaban algo:

- Bien arqueada, golfa.

- Olisquea ese rincón bajando la cabeza al suelo, perra.

Pasé ante ellos, que estaban sentados en el sofá, bien arqueada y orgullosa. Pollón Cañero se levantó, se puso a mi altura, me agarró del pelo y me dijo:

- Te gusta provocar a los machos, verdad, guarra? Disfrutas exhibiéndote ante ellos como una puta convencida. Pues venga, te quiero ver aquí delante bien humillada, zorra. Y a esperar que nos dignemos prestarte atención.

Me puse ante ellos, a 4 patas y bajando la cabeza por completo al suelo, para dejar mi culo bien erguido. Habían decidido ponérmelo muy difícil. Me tuvieron así un rato. Al menos 10 minutos. Me relajé y bajé el culo, mi Amo me dijo:

- Culo bien erguido, putón!!!! 2 minutos más en espera. Pongo cronómetro, zorra.

Volví a erguir bien el culo y empecé a moverlo levemente balanceándome a izquierda y derecha. Al ver eso Black Dick dijo:

- Así, muy bien, perra viciosa. Exhibiéndote.

En ese momento Pollón Cañero dijo:

- Nos hacemos unas fotos con la puta trofeo, no?

- Sí, claro, mola!! - dijo mi Amo.

Mi Amo se puso a mi lado poniendo su suela sobre mi nalga y Pollón Cañero puso su suela sobre mi otra nalga. Estaba ahí como si fuese un trofeo de caza, de culo hacia quien iba a tomar la foto. Mi Amo le dijo a Black Dick:

- Toma, Black, haznos una foto con mi móvil.

Black Dick cogió el móvil para hacer la foto.

- A ver, unas risas. Mola que te cagas.

Noté como mi Amo y Pollón Cañero hacían poses mientras estaba debajo de sus suelas y Black Dick iba haciendo fotos. Yo escuchaba como se hablaban:

- Así salgo bien?

- Sales de puta madre con la guarra ahí.

Mi Amo les dijo a Black Dick y a Sweet Cream que se pusieran ellos en su lugar para hacerles fotos. Así que repitieron la sesión con ellos dos. Después de eso a Pollón Cañero se le ocurrió otra cosa para humillarme más. Tiró de la correa para que me levantara y me quedara de rodillas. Se sacó su rabo y sus huevos y los dejó encima de mi cabeza y dijo:

- Hagamos una foto de frente a esta puta pero que no se le vea la cara por estar cubierta de pollas y huevos.

- Buenísimo!!! - dijo mi Amo.

Y así hicieron. Uno hacía fotos. Otro se ponía detrás de mi y ponía su polla y huevos sobre mi frente. Otro ponía sus huevos y rabo en el lado derecho de mi cara. Y otro en el izquierdo. Ahí pensé que después empezarían a darme polla pero resultó que no. Se las guardaron otra vez y se sentaron en el sofá. Entonces mi Amo dijo:

- Ahora demostrarás sumisión a cada polla, perra. A cada macho que te nombre te acercas y te quedas bien agachada y postrada ante sus pies. Entendido, zorra?

Y así fue nombrando a cada uno de los machos y yo fui poniéndome a sus pies mientras iban confirmando mi condición con los comentarios adecuados.

- Eso es, arrástrate por una polla, golfa.

- Esta, para que un rabo la roce se humilla a gusto, la muy puta.

- Ya ves, no he visto una guarra igual.

Tras eso fueron a la mesa para cenar y me pusieron al lado en el suelo un bol con agua y otro con cereales para que comiera algo estando a cuatro patas al lado de la mesa. Era genial poder estar comiendo a su lado como una perra. Cuando ya había comido una parte de los cereales, Sweet Cream dijo:

- No estarán un poco secos esos cereales para el exquisito paladar de la puta?

- Tienes toda la razón - dijo Pollón Cañero mientras ya se levantaba.

Se la sacó. Cogió el bol del suelo, roció los cereales con un buen chorro de su meo, lo dejó otra vez en el suelo y dijo;

- Cereales con licor de nabo. Ahora mucho mejor, verdad cerda? Si te gusta, mueve el culito.

Y por supuesto, moví mi culo erguido mientras tenía mi cara metida en el bol, disfrutando de esa delicia. Al ver como movía el culo los machos se rieron y Black Dick dijo:

- De verdad que no puede ser más guarra.

Una vez me acabé el bol y los machos su cena, me llevaron otra vez a la zona del sofá tirando de la correa y una vez ahí mi Amo se puso de pie:

- Este fin de semana la puta va a tenir un gran privilegio. Va a hacer una cata de licores de nabo. Hoy catará dos y mañana otros dos. El objetivo es que puntúe cada licor del 1 al 5 en función de su caudal, fuerza, dosificación y sabor residual.

Los machos ya sabían que solo saboreaba meo limpio y transparente con lo que antes del fin de semana le propuse a mi Amo este juego. Tenía que valorar cuánto meo salía en el chorro (el caudal). A mayor chorro mayor puntuación. Con cuánta fuerza salía el chorro. A mayor fuerza mayor puntuación. Un chorro con más fuerza permite dar de beber desde más lejos. También tenía que valorar la dosificación, que significa dar el meo con chorros cortos, dando y parando, sin prisas. A mejor dosificación mayor puntuación. Y por último, tenía que valorar el sabor residual. Con cada sorbo, una buena cerda repasa el rabo del macho limpiando las últimas gotas. Aquí tenía que valorar el sabor del nabo combinado con esas gotas. Era algo subjetivo. Si me sabía mejor a mi, mayor puntuación. Mi Amo explicó también qué conseguía el macho cuyo licor sacara mejor puntuación.

- El macho que dé el licor que consiga mayor puntuación tendrá un privilegio. Podrá reclamar a la puta para darle de beber en cualquier momento. Da igual si está mamando, sirviendo a otro macho, a punto de recibir lefa o lo que sea. Simplemente diciendo “licor premium” la cerda interrumpirá lo que esté haciendo e irá inmediatamente ante el rabo de ese macho abriendo la boca. Este privilegio se mantendrá hasta que haya otra cata con puntuación algún día.

Lo divertido de este privilegio era precisamente poder usarlo cuando yo estuviera atendiendo otro rabo para putear a ese macho y que me metiera más caña cuando tuviera que volver después de acabar de saborear el licor premium.

Sweet Cream se levantó y dijo:

- Creo que soy el primero!

Los demás machos aplaudieron e hicieron sonidos de aprobación y celebración. Ya vi que eso se iba a convertir en una nueva y maravillosa humillación. Sweet Cream estaba delante de mi y se abrió la bragueta. Sacó su rabo morcillón. Abrí la boca y saqué la lengua.

- Mira, mira, qué sed tiene la cerda!!! - gritó Pollón Cañero.

Sweet Cream soltó un primer chorro, con poco caudal y poca fuerza, así que tuve que acercarme para que no cayera nada y tragué.

- Bien visto, golfa!! - dijo mi Amo.

El segundo chorro llevó mucho más caudal y más fuerza. Tanta que me llegó hasta la garganta y no pude ni saborearlo. Los demás machos aplaudieron entre risas.

- Olé!!! Así se hace!!! Atragantando a la guarra!!! - gritó Black Dick.

Se notaba que lo estaban pasando en grande. Qué gran honor para mí era eso. Qué gran honor poder ser observada mientras saboreaba ese delicioso licor. Escuchar sus risas y sus aplausos y como vitoreaban a Sweet Cream con cada sorbo que me daba. Y como me hacían sentir una gran puta diciéndome cosas como:

- Qué bueno, eh, puta?

- Mmmmm como te gusta el licor de nabo, eh guarra?

- Qué rica la cosecha de este año, eh golfa?

- Qué sed tenías, verdad cerda?

- Que no se te olvide valorar después el licor con tu paladar de zorra.

Así estuve sorbo tras sorbo, tragando, limpiando y repasando el capullo después de cada chorro para no perder ni una gota y poder valorar el sabor residual. Al terminar Sweet Cream se guardó su rabo y se cerró la bragueta con un aplauso de los demás machos. Esa es otra cosa que siempre me ha encantado. Que se abran la bragueta, usen mi boca para descargar y cierren la bragueta otra vez con total normalidad. Porque es lo normal.

Al acabar la cata al día siguiente pude tener como referencia todos los licores y finalmente Sweet Cream tuvo un 3 en caudal, un 3 en fuerza, un 5 en dosificación y un 4 en sabor residual. Un 3,75 en total. Y se me ocurrió añadir un comentario sobre cada licor. Este fue: Un licor para degustar sin prisas, leve punto de sal, sabor que perdura en boca.

La segunda cata del día era la de Black Dick. Fue completamente distinta. Nada más sacársela ya soltó un chorro enorme con mucha fuerza, lo que despertó aún más risas, aplausos y vítores. Tenía que tragar rápido si no quería desperdiciar nada, lo que daba pie a más comentarios para mis agradecidos oídos:

- Mira, mira, como se desespera la puta para tragar rápido sin que caiga nada jajajajajajajaja

- Métele, métele chorro, Black jajajajajaja

- Con qué ganas tragas licor, eh putón?

No me daba casi tiempo a respirar entre sorbo y sorbo. Tenía que ser una gran cerda tragando deprisa para volver a abrir rápido la boca y volver a tragar. Costaba dar abasto. No me daba ni tiempo a repasar su capullo y probar su sabor residual. Black Dick tardó mucho menos en darme licor. Al acabar también se guardó el rabo y se cerró la bragueta recibiendo un aplauso de los demás.

A Black Dick le puse un 5 de caudal, un 5 de fuerza, un 3 de dosificación y un 2 de sabor residual porque casi no pude ni saborear. También un 3,75 en total. El comentario que pensé para este licor fue: Un licor explosivo y arrollador, para momentos de fiesta y diversión.

Tras la cata de los dos licores, mi Amo de planteó un juego:

- Ahora le vendaré los ojos a la puta. Y se quedará aquí de rodillas esperando como una buena perra. Va a mamar cada polla una a una, una tras otra. Cuando lleve un rato mamando polla, le diremos nuestros cuatro apodos. Tendrá que mover su culo cuando digamos el nombre de la polla que cree que está mamando. Si acierta, de premio tendrá crema de nabo en boca. Si no acierta, esa crema irá a su pelo, y nos limpiaremos el rabo en él, y no la podrá saborear.

Y así lo hicieron. Acerté con mi Amo y con Black Dick. Confundí los otros dos. Cuando acerté, los machos lo celebraron:

- Buena putaaaa!!!! A la ricaaaaa cremaaaa.

- Qué bien, eh guarra? Ñam ñam leche de la buena.

Y cuando fallé los machos disfrutaron humillándome:

- Oooohhh qué penaaa!!! La zorra se quedará con hambre. Pero tendrás una buena gomina jajajajajajaja

- Estarás muy guapa con la lefa en el pelo, cerda.

Y al acabar todos fui llevada con mi collar y correa a 4 patas a mi habitación, recibiendo algún último piropo:

- A descansar, putón, que te quedan dos días más de trabajo.

- No hay duda de que has nacido para ser una zorra y estar contenta de serlo.

Al llegar a mi habitación me pajeé sola para correrme y estar desahogada para el día siguiente. Una buena puta se corre antes o después de servir, para poner todo el foco en las pollas de los machos. Aún recuerdo la primera vez en que años atrás vacié polla sin correrme yo. Recuerdo que sentí una enorme satisfacción por conseguirlo. Y entendí que eso es lo que hace una puta de verdad, estar para servir a los machos, no a ella, y hacerlo convencida.

Así acabó el viernes. Aún quedaban dos días más sirviendo a esos maravillosos cuatro rabos.