¿ POESÏA en el BDSM ?

¿Puede ser posible? ¿Puede haber poesía en el BDSM?

¿Puede ser que una sesión guarde en sus entregas sádicas, un poco de alma, un poco de humanidad, algo con lo que purificar el significado de lo que la hace existir?

¿Podríamos encontrar poesía entre nuestras inquietudes, nuestras miserias o nuestros enaltecimientos de aquello qué a ojos ajenos e ignorantes, es una simple aberración?

Criticas simples sobre los placeres de otros, sombras entre sombras que esconden lo mas oscuro de nuestro interior.

Dejarlo salir en cada ocasión que se presenta, liberar el instinto cayado a cada golpe de fusta, placeres internos que a través de otro hombre nos hacen sentirnos vivos.

¿Poesía? ¿Puede haberla?

A base de entendernos nos dejamos descubrir, a base de ocultarnos nos dejamos seducir. Buscamos lo que ya tenemos y perdemos lo que aún no encontramos.

Seguimos buscando.

Nos hundimos en nuestros fetiches, saboreamos nuestros morbos como los últimos. Saltamos al vacío sin calcular riesgos. Ya habrá tiempo de pesares o quizás no. Hecho está.

Seguir cayendo, perdidos en ese pliegue de un chap o de un suspensorio de cuero, en una axila o una ingle sudada, buscando ese olor que nos lleve al clímax de excitación cerebral, eso que hace surgir un punto de locura deseada y ayudada por nuestro instinto, sin dejar ni un solo instante de olvidar al universo.

Más vacío y otro salto.

Algo explota en la privacidad de una sesión, cada cuerpo se abandona a los antojos de otro cuerpo, necesidad, pasión, olvido, infinito.

Este soy yo me entrego. Ese eres tú, tómame. Ese eres tú, serás mi Dios, ya eres mi Dios, ya lo eras hace siglos.

Juguemos a desnudar nuestro interior sin importarnos la desnudez corporal. Entre tus manos mi secreto, a tus pies mi verdad.

No podemos huir de nuestra sombra, a cada paso nos persigue como perro fiel. Hay tanto que entregar y tan poco tiempo para darlo.

Que se pare ese reloj, sus agujas dañan, van demasiado rápido, quiero seguir postrado a tus pies. Su latido araña mi placer. Tic-tac ¡Mátalo!

Nuestras mentes se niegan a ceder, de nuevo el mundo vuelve a girar, no queremos aceptarlo. Que no gire, que nos de un poco más de vida secreta, que todo aquello que nos impide ser no sea.

El tiempo se va, yo quiero quedarme. A cada golpe de ese latido algo se acaba. Intentamos sobrevivir y nos vence, luchamos contra lo imposible. Tic-tac.

No cejaremos en el intento. Se acaba el día sí. Pero mañana habrá más tiempo, más poesía, más vacío al que saltar.

Estoy seguro que dictaremos la mejor prosa escrita en los anales de nuestro personal BDSM.

Ese mundo nuestro donde poder ser nosotros, aunque en el intento dejemos de serlo.

Saltemos.