El pueblo ha cambiado mucho, hace ocho años cuando Rodolfo se fue de ahí era una ranchería con apenas unas cuantas casas, unidas por una vereda de lodo. Ahora hay al menos un caminito de cemento que asciende por el cerro.
Algunos de los vecinos han mejorado sus casas y ahora ya hay construcciones modernas. Su abuela también ha mejorado la casa, ahora ya es una construcción de dos pisos en donde puede hospedar más cómoda a toda la familia que visita por la Navidad y el Año Nuevo.
Rodolfo se fue a estudiar el bachillerato lejos hace ocho años y desde entonces solo llega el 31 y se va el 1 de enero en la tarde.
Espera con ansias esta fecha, le gusta visitar a su abuela pero el motivo por el que el corazón le palpita acelerado y nervioso es otro.
Rodolfo llega a la casa al medio día, como siempre se encuentra a los hombres de la familia ya tomando y a las mujeres afanadas en la cocina, para tener al menos seis platillos servidos en cazuelas grandes para la cena.
Se sienta con los hombres a tomar una cerveza y platica con los tíos de su trabajo en la Capital y de las cosas que pasan el Ciudad.
Todos los tíos y primos que están ahí reunidos vienen de lugares diferentes, desde hace mucho que el pueblo no les da para comer así que tuvieron que emigrar dejando a la abuela sola con unas tías, lo mismo pasa en cada casita del pueblo.
Rodolfo se toma ansioso un par de cervezas casi al hilo, sus padres no viajan desde Estados Unidos desde que se fueron, hace diez años, el no los ha visto desde entonces pero hay noticias de que pronto tendrán su residencia y podrán regresar. La noticia los tiene a todos contentos, incluyendo a Rodolfo.
Se acerca la media noche y Rodolfo no para de ver el reloj, a las once en punto de levanta y se va al fondo de la casa donde hay un baño con regadera, llena una cubeta de agua y le mete una resistencia para calentarla, el monte es muy frío y por la noche caen niebla y rocío y se pone peor.
Hace siete años, cuando volvió la primera vez para pasar un Año Nuevo con la abuela, eran cerca de las nueve y afuera ya estaba muy oscuro, extrañaba a sus padres y se aburría en la conversación de borrachos de los tíos, se acercó a la cocina para ayudarle a la abuela y la abuela se indignó - el hombre en la cocina huele a caca de gallina- le dijo y lo corrió para que fuera a tomar con los hombres.
Deambuló por el terreno sinuoso y lleno de matorrales que había detrás de la casa, se sentó a ver las estrellas que ahí en el monte se miran por millares, de todos los tamaños y unas más brillantes que otras, se recostó en el terreno para mirarlas mejor, era un lugar completamente oscuro y solitario no muy lejos de la casa pero de difícil acceso.
Sintió un puntapié en el costado y se incorporó algo nervioso. Ahí estaba Nicolás, el hijo de la vecina de junto, vestido con un pantalón de mezclilla, una chamarra de gamuza de buena marca y un sombrero blanco, ahí desde abajo se veía bien imponente.
Rodolfo se sintió acomplejado porque vestía su ropa sencilla: un pantaloncito café de tela delgada y una camisa de tela casi transparente, a pesar del frío no llevaba chamarra, le gusta desde niño sentir el frío de la noche en el cuerpo.
Rodolfo tenía 18 y Nicolás 20. Era guapo, moreno pero de un moreno más claro que el de Rodolfo, de facciones finas y muy varonil. Con un poblado bigote de ranchero que lo hacía ver más viejo.
Rodolfo lo conocía desde niños vivía en la casa de al lado, muchas veces habían coincidido jugando en el terreno de atrás de sus casas, justo ahí en donde Rodolfo se encontraba ahora.
-¿Qué hace aquí?- le preguntó Nicolás muy amigable con su voz autoritaria. Rodolfo tenía como diez años de no verlo porque Nicolás y sus papás se habían mudado fuera del pueblo, como todos, y solo regresaban para las Fiestas de Diciembre.
-Psss nada, nomás perdiendo el tiempo- respondió Rodolfo con voz tímida y aguda
-Póngase a ayudar a la familia, es Navidad- le ordenó Nicolás prendiendo un cigarro
Rodolfo no se movió
-Ah ¿no quiere obedecer?- le dijo Nicolás en tono amistoso y juguetón
-Mejor dame un cigarro- le pidió Rodolfo
-Esto es para hombres, uste’ es un niño- le dijo Nicolás
-Ya tengo 18- dijo Rodolfo muy orgulloso
-Pos es un niño- respondió Nicolás dando un toque a su cigarro -váyase a ayudar a su familia con la cena
-Pues no tengo en qué ayudar- respondió Rodolfo
-Pues lo voy a castigar por andar de ocioso- le dijo Nicolás sacándose el cinturón- bájese el pantalón
Rodolfo sintió su verga ponerse bien dura debajo de la angosta trusa que traía puesta, se quedó quieto unos instantes pero vió a Nicolás muy decidido, se puso de pie se abrió el cinturón y se bajó el pantalón
-Bájese también el calzón no se haga pendejo- dijo Nicolás y Rodolfo obedeció, estaba muy oscuro así que Nicolás no pudo ver las nalgas carnosas, bien morenas y lampiñas de Rodolfo. Alargó su mano y las palpó.
-Agárrese los tobillos- le ordenó Nicolás y Rodolfo obedeció, con una mano le sujetó la nuca para que no levantara el cuerpo y con el otro le soltó un azote con su cinturón grueso.
El ruido de la música a todo volumen en cada una de las casas del pueblo hacía que el chasquido del cinturón contra la piel de Rodolfo fuera imperceptible. Le soltó un azote más y luego otro más y otro, y otro…
Nicolás era un muchacho de rancho, sus golpes eran duros, firmes, de hombre a hombre…
-¿No le duele?- preguntó Nicolás
-Si me duele pero me aguanto- respondió Rodolfo, y recibió como respuesta una nalgada y otra y otra y otra más y otra y otra… el cuerpo del chico se hacía hacia adelante cada vez que Nicolás le pegaba pero la mano de Nicolás apretando su nuca lo hacía para atrás…
-¿Ya va a ayudar?- le preguntó Nicolás
-Pégueme más, estoy aburrido- dijo Rodolfo
-Bueno entonces hínquese y mámeme la verga para que no se aburra- le ordenó Nicolás y Rodolfo se tiró en el piso con los pantalones y los calzones en los tobillos y se metió la verga de Nicolás en la boca.
Rodolfo nunca había tenido una verga en su boca, la sola idea de sentirla ahí lo ponía muy muy caliente, la mamó como pudo, consiguiendo que Nicolás soltara algunos suspiros.
Poco a poco la Verga de Nicolás comenzó a adquirir unas tremendas proporciones, gruesa, venosa, con prepucio, Rodolfo luchaba para abrir la boca lo suficientemente grande para que le cupiera aquel ancho tronco de carne
Rodolfo disfrutó de su textura y el aroma de los pelos de Nicolás… sudor, orina y un olor particular que tiene el pelo púbico y que Rodolfo recuerda siempre que piensa en Nicolás.
-Mire nada más lo que hizo- le dijo Nicolás sosteniendo los cabellos y dándole golpes en las mejillas con su enorme verga- ya me la puso dura ahora me lo voy a tener que coger- sosteniéndolo de los cabellos lo llevó a empujones hacia un árbol y lo hizo poner sus manos en el.
Con los pies le quitó los pantalones y calzones y le abrió la camisa para quitársela, así desnudo lo hizo empinarse agarrado del árbol, le mojó el ano con saliva que untó con su mano y luego se la dejó venir… despacio… muy despacio.
Aunque lo hacía lento el culo virgen de Rodolfo sentía que se partía en dos con tremenda verga y tan poca saliva para lubricar, comenzó a gritar y el ruido de la música acalló sus lamentos.
Nicolás no le tuvo piedad, se la metió hasta el fondo y luego comenzó a embestirlo como un toro salvaje… Rodolfo gemia y apretaba los dientes… Nicolás no le soltaba los cabellos y se la empujaba hasta el fondo con furia -ahhhh ahhhhh ahhh- comenzó a gemir el Activo y un chorro de leche inundó las entrañas de Rodolfo.
-Mañana me voy- le dijo Nicolás al oído a Rodolfo apretándole los huevos sin sacarle la verga- pero el año que viene te quiero aquí a la misma hora- le ordenó, te quiero sin calzones para que sea más fácil cogerte.
Al año siguiente Rodolfo salió a deambular a la misma hora, vestido sin calzones como le había ordenado Nicolás. Aunque Rodolfo estaba acostumbrado al frío esa noche temblaba, la niebla era espesa y sentía frío debajo de la cintura.
Nicolás apareció con un collar y una cadena para perro- híncate con las manos detrás- le ordenó y Rodolfo obedeció, Nicolás le bajó el pantalón dejando expuestas sus nalgas y pisando la cadena para que no pudiera levantar la cabeza le azotó las nalgas con un cinturón. Aquella vez fueron cincuenta azotes… no le dio tiempo de descansar, de inmediato le enchufó la verga en la boca y la violó con furia, solo se detuvo para darle una buena bofetada cuando Rodolfo le sujetó las piernas - te dije que quiero que tus manos estén atrás- Rodolfo no volvió a desobedecer.
Me lo voy a coger- le dijo Nicolás después de un rato de violarle la boca - póngase en el árbol de siempre
Rodolfo obedeció y se quitó el pantalón y también la camisa como apella primera vez.
En aquella ocasión Nicolás se quitó la camisa, el brillo de la niebla le permitió ver a Rodolfo el cuerpo fornido y bien definido de Nicolás, Rodolfo seguía siendo un muchacho delgado a sus 19.
Rodolfo paró las nalgas y Nicolás se escupió en la mano y le mojó el orificio.
-Te va a doler- le advirtió
-No importa hazlo- le dijo Rodolfo
-No te estaba pidiendo permiso pendejo- dijo Nicolás riendo- te estoy amenazando para que sientas miedo y me respetes.. no somos amantes, yo tengo novia… eres mi esclavo sexual.
Rodolfo se calentó tanto con esas palabras que paró mas el culo y casi podría jurar que sintió que se le mojaba.
Nicolás le abrió las nalgas y palpó entre ellas buscando su coño, cuando lo encontró de inmediato puso la punta de su verga en él
-Argggg- se quejó Rodolfo, Nicolás le soltó una nalgada- te dije, quiero que te calles, es una orden.
Rodolfo cerró los ojos… se imaginó aquel tremendo tronco romperlo por segunda vez, abriéndose paso dentro de él… abrió más las piernas y se empinó para facilitar la entrada, Rodolfo lo prensó de los cabellos y se la fue metiendo despacio… escupía en ella para que resbalara mejor…
Rodolfo se puso tan relajado que parecía un muñeco de trapo sujeto de los cabellos parecía que era lo único que lo sostenía de pie…
Una vez adentro Nicolás comenzó la embestida, tomó su cinturón y comenzó a azotarle la espalda- el placer es para mí, no quiero que sientas placer quiero que te duela- le dijo embistiéndolo y azotandolo, Rodolfo callado aguantó y se entregó sumiso
-Dime que eres mi esclavo- le ordenó Nicolás
-Soy tu esclavo- respondió Rodolfo
-Dime que eres mío- le ordenó Nicolás
-Soy tu esclavo soy tuyo Amo- respondió Rodolfo entre aullidos y gemidos…
Nicolás tiró el cinturón y alargó sus brazos gruesos para agarrarle los pezones pequeños y delicados, los apretó con furia y los estrujó sin dejar de cogerlo… Rodolfo mantuvo las manos en la pared entregado y sometido… Nicolás aceleró la cogida, Rodolfo apretó los labios para no aullar de dolor y placer. La leche caliente volvió a inundarlo como aquella primera vez y luego, como también pasó en la primera noche Nicolás desapareció entre la niebla sin decirle nada.
Al tercer año no cambió la rutina… al cuarto Nicolás le dijo que ya tenía una hija y que su hija no se despegaba de él. Le propuso cambiar el horario, se verían esa misma noche a las dos de la mañana… Rodolfo se escabulló en medio del bullicio de la casa, en ese pueblo las familias hacen fiesta hasta que amanece, pero nadie se percató de su ausencia….
Y así se vieron Nicolás y Rodolfo a las dos de la mañana el quinto año… el sexto año… el séptimo.
Rodolfo se baña a conciencia en el baño de la parte de atrás de la casa, tiene un ventanal enorme que da hacia el patio trasero, siente que alguien lo mira y abre la ventana. La oscuridad es completa, pero se enjabona y se enjuaga tocándose el ano y la verga sospechando que es Nicolás quien lo observa entre las sombras, se baña sumiso y entregado como un esclavo que se muestra a su Amo con ganas de complacerlo.
Sale del baño cuando están dando las doce de la noche, justo a tiempo para el conteo regresivo, comerse las uvas y darse abrazos con los tíos y los primos… luego viene la cena, Rodolfo siempre cena poco para estar lo menos lleno a las dos de la mañana, es un sacrificio grande porque la comida huele delicioso pero lo hace con decisión y entrega para complacer a su Amo, no se permitiría mancharlo y se imagina la vergüenza que pasarían los dos si regresa a su casa sucio.
El tiempo pasa lento y Rodolfo revisa cada diez minutos el reloj esperando que den las dos.
El tío Manuel es un viejo que vive del otro lado del pueblo, hermano de su abuela. Le gusta contar historias y anécdotas del pueblo. Esa noche habla de fantasmas, les cuenta de la mujer de blanco que se pasea en el río y la maestra que se aparece en la vieja escuela a la entrada del pueblo.
-Pero la historia que más miedo les va a dar es la de Nicolás el vecino- dice Manuel enseñando su dentadura sin dientes
-Ay no empieces con eso Manuel- le recrimina la abuela
-No, se los juro- dice Manuel- aquí en el árbol grande del terreno de atrás se ahorcó Nicolás, el hijo de la vecina hace tres años cuando se le murió su hija.
La sangre se le hiela a Roberto, su mente da vueltas y su corazón se acelera…
-Dicen que algunas noches se aparece aquí en el terreno de atrás- dice el Tío Manuel fingiendo una voz de ultra tumba.
-Eso no es verdad, les está mintiendo, yo he visto a Nicolás de día y está bien vivo- les dice la abuela
-Pregúntenle a la vecina- les dice Manuel
-Ni se les ocurra, no quiero que nadie le vaya a preguntar algo tan horrible a los vecinos- les advierte la abuela- Son gente buena y no tienen porqué andar dando explicaciones de las bromas que cuenta la gente tonta del pueblo.
Rodolfo pasa las horas sumido en la angustia, tenía ganas de que dieran las dos pero ahora está aterrado y lleno de miedo.
Decide sin embargo salir y cumplir con su cita de cada año. La noche está oscura y llena de neblina. Rodolfo se queda parado junto al árbol y a los pocos minutos mira el cuerpo imponente de Nicolás, se ve más grande que nunca se ha estado ejercitando, Rodolfo también con el paso de los años se ha puesto más robusto. Ahora tiene 26 y Nicolás 28.
Nicolás le coloca un paliacate en la boca y le amarra las manos a una rama del árbol, tira de la cuerda dejando sus brazos extendidos hacia arriba, le baja el pantalón con toda suavidad y le abre la camisa.
El primer azote con el cinturón le cae en ambas nalgas, luego otro… y otro… y otro… uno más… Rodolfo aúlla y su grito se ahoga en el trapo que trae amarrado en la boca… cien azotes en las nalgas y Rodolfo las siente calientes y mayugadas.
Nicolás afloja la cuerda para que Rodolfo pueda arrodillarse, pero le mantiene las manos atadas al árbol, le mete la verga y le taladra la boca con ella… se la mete hasta la garganta y luego la saca completa y repite la acción cambiando de ritmo, Rodolfo lucha por mantener la boca lo suficientemente abierta para que le quepa el tremendo trozo de carne de Nicolás.
-Esta no es la carne de un muerto- se convence- la siento palpitar, y tiene vitalidad y fuerza- se relaja y se abandona a la violación de su garganta hasta que Nicolás queda satisfecho.
La cuerda cae de la rama cuando Nicolás la suelta y con las muñecas aún unidas con ella lo folla en el piso de una manera salvaje… Nicolás jamás lo había embestido así, es brutal, tan rudo que es hasta humillante, Rodolfo mantiene la boca cerrada por el paliacate en la boca así que solo gime y se llena de tierra el cuerpo mientras Nicolás lo embiste por detrás con furia… por unos instantes Rodolfo siente que Nicolás lo hace tan rudo a manera de despedida pero abandona ese pensamiento cuando considera que ahora tienen más de 25 años los dos y ambos son ya hombres más fuertes y robustos.
Nicolás se viene dentro de Rodolfo, como siempre son chorros y chorros de leche que lo invaden y lo preñan… lo llenan… luego la noche se queda quieta alrededor de él y como es su costumbre, Nicolás desaparece entre la niebla sin decirle nada.
Rodolfo termina algo aturdido y cansado. Se desata despacio las muñecas y permanece desnudo unos segundos en el piso. Escucha voces a lo lejos que lo ponen alerta, busca desesperado su pantalón, lo encuentra y se pone la camisa solo unos segundos antes de que entre la niebla aparezca el Tío Manuel con tres de sus primos
-¿Qué haces aquí solo Rodolfo? Pinche loco- le dice el tío Manuel -veniste a ver el árbol cabrón… pinche loco eres igual de temerario que tu padre-
-El tío nos va a enseñar la Cruz del vecino- dice unos de los primos
-Shhh cállense cabrones que los vecinos nos pueden oír- dice Manuel que apunta con una linterna a las raíces del árbol en donde tantas veces Nicolás se ha cogido a Rodolfo.
Los primos y Rodolfo miran sorprendidos, ahí al pie del árbol hay una pequeña cruz blanca, oxidada y algo vieja. El tío limpia el centro de la cruz que es una placa de aluminio blanco con letras negras que dice: “En Memoria de nuestro amado Nicolás 1997-2019”
Esclavo de Año Nuevo (relato único)
Xtudr, el chat esencial para los fetichistas gays, te conecta con miles de chicos en tu área que comparten tus gustos. Disfruta de la comunicación instantánea enviando y recibiendo mensajes.
Explora una forma rápida, sencilla y divertida de conocer gente nueva en la red de encuentros para chicos líder como Switchpoblano.
Con Xtudr, puedes:
- Crear un perfil con fotos y preferencias.
- Ver perfiles y fotos de otros usuarios.
- Enviar y recibir mensajes sin restricciones.
- Utilizar filtros de búsqueda para encontrar tu pareja perfecta.
- Enviar y recibir Taps a tus favoritos.
Regístrate en la aplicación fetichista y BDSM más popular y comienza tu aventura hoy mismo.
https://www.xtudr.com/es/relatos/ver_relatos_basic/41790-esclavo-de-ano-nuevo-relato-unico