Contenido 18+

18+ significa contenido Adulto. La vista del contenido en esta comunidad podría no ser adecuada en algunas situaciones.

Las publicaciones de esta página pueden contener imágenes, referencias o historias explícitas.

Como conocí a mi sumiso 11: True Detective

Escrito por: Si

La gente cree que en el BDSM el poder lo tiene el dominante. Eso no es una gilipollez. Eso es razonable de pensar. Pero quizás no es verdad. Quizás los sumisos dejan que creas que controlas el sistema mientras sutilmente te van llevando exactamente donde quieren que vayas. Te hacen creer que tomas las decisiones cuando en realidad solo estás eligiendo entre las opciones que ellos han preseleccionado cuidadosamente. Y lo peor es que cuando te das cuenta, ya es demasiado tarde - ya has invertido demasiado emocionalmente como para echarte atrás.

Y es que, pensándolo bien, ¿por qué coño no iban a poder hacerlo? Al final, en una relación D/s, el que más tiene que perder es el sumiso. Es él quien cede el control, quien se expone, quien se hace vulnerable. El dominante solo tiene que... dominar. Mantener el control que le han cedido.

Así que sí, tiene todo el sentido del mundo que un sumiso "salga a cazar". Que busque activamente a alguien que pueda darle lo que necesita. Que cultive las características que desea en un dominante. No es manipulación - es gestión de requisitos. User stories emocionales, si quieres. "Como sumiso, quiero un dominante que sea protector pero firme, para sentirme seguro mientras me someto."

El problema es cuando el dominante es un gilipollas orgulloso como yo, que se pasa meses creyendo que está "entrenando" a un novato cuando en realidad está siendo sutilmente moldeado para ser exactamente lo que el "novato" necesitaba. Es como cuando un junior te señala un problema crítico en tu trabajo - tu ego quiere negarlo, pero en el fondo sabes que tiene razón.

En el fondo, los dominantes solo somos el instrumento que los sumisos usan para conseguir lo que realmente quieren. Nos dejan la ilusión del control mientras ellos manejan los hilos desde las sombras. Y si eres lo suficientemente idiota como para desarrollar instintos protectores, lo tienes crudo. Y, si se te ocurre incumplir la primera norma, y pillarte de un sumiso... bueno, entonces estás jodido.

Y hablando de estar jodido...

Alex seguía temblando frente a mí, su perfecta compostura completamente destrozada. Sus manos, siempre tan controladas, se retorcían en su regazo. Sus ojos, normalmente tan expresivos, estaban fijos en el suelo, brillantes por las lágrimas contenidas.

"Lo siento", susurra Alex, y su voz tiembla con tanto miedo y esperanza que siento algo romperse dentro de mí. "Por favor, no me apartes..."

Y ahí está. El momento en que mi lado protector, ese que tanto me jode reconocer que tengo, gana la batalla sin disparar un solo tiro. Porque puedo soportar muchas cosas, pero ver a Alex asustado de perderme no es una de ellas.

"Mírame", ordené, y cuando levantó la vista, el pánico en sus ojos hizo que algo se retorciera en mi pecho. "¿Por qué lo sientes exactamente? ¿Por mentir? ¿O por ser descubierto?"

"Por decepcionarle", respondió, y la sinceridad en su voz me golpeó con más fuerza que cualquier manipulación. Su voz se quebró. "Y ahora pensará que todo ha sido una actuación, que yo..."

"Shh", interrumpí, y antes de darme cuenta, mi mano estaba en su mejilla, limpiando una lágrima que había escapado. "Respira."

Tomó una respiración temblorosa, apoyándose inconscientemente en mi toque como siempre hacía. Y ese pequeño gesto, tan natural, tan genuino, hizo que algo dentro de mí se rindiera.

"Ven aquí", murmuré, tirando de él hasta que estuvo en mi regazo. Se acurrucó contra mi pecho como si quisiera desaparecer dentro de mí.

"Lo he estropeado todo. Debes estar muy decepcionado", susurró contra mi camisa.

"Estoy... impresionado", admito, porque si vamos a ser honestos, mejor serlo del todo. "Has ejecutado un plan complejo a largo plazo con una precisión que ya quisieran muchos project managers." La pregunta es... ¿qué hacemos ahora?"

"Lo que usted quiera, señor", respondió automáticamente, y casi sonreí al ver cómo incluso destrozado emocionalmente, su sumisión era instintiva.

"¿Y si lo que quiero es que dejes de fingir?", pregunté suavemente. "¿Si quiero ver quién eres realmente?"

"Esto es quien soy realmente", respondió sin dudar. "Mi sumisión es real. Mi necesidad de usted es real. Solo... quizás soy menos inexperto de lo que aparentaba."

"¿Quizás?", repetí con una ceja alzada, y el pequeño sonrojo que cubrió sus mejillas fue tan familiar, tan genuino, que sentí algo aflojarse en mi pecho.

Le besé. No fue un beso dominante, no fue una demostración de poder. Fue un beso que decía "te tengo" y "estás a salvo" y "no voy a dejarte ir".

Cuando nos separamos, sus ojos ya no están vidriosos, e incluso suelta una risita húmeda contra mi cuello. "Solo quería que fueras tú", confiesa en un susurro. "Desde el primer día, supe que tenías que ser tú."

Y eso... eso hace cosas en mi pecho que prefiero no analizar demasiado. Porque una cosa es que alguien te elija como su dominante, y otra muy distinta es que alguien te elija como... algo más.

"¿Por qué yo?", pregunto, aunque una parte de mí teme la respuesta.

Se remueve en mi regazo, alzando la cabeza para mirarme con esos ojos que siempre me desarman. "Porque eres el único que me ha hecho sentir seguro siendo vulnerable", responde simplemente. "El único que me protege incluso cuando está siendo duro conmigo."

"Joder, Alex", gruño, porque ¿qué se supone que debo decir a eso? "¿Tienes idea de lo que me estás haciendo?"

"¿Funcionando como esperaba?", pregunta con una sonrisa tímida, y no puedo evitar reírme.

"Eres un puto genio malvado", murmuro contra su pelo.

Se estremece cuando mis labios rozan su oreja, y de repente la atmósfera cambia. Ya no es un momento de vulnerabilidad y confesiones - es algo más primal, más intenso.

"Muéstrame", ordeno, y mi voz sale más ronca de lo que pretendía. "Muéstrame todo lo que has estado conteniendo."

Se desliza de mi regazo con una gracia que ya no intenta ocultar, arrodillándose entre mis piernas. Sus manos van a mi cinturón y, por primera vez, no finge torpeza o duda.

"Por favor, señor", susurra, y hay algo en su voz que me hace estremecer. "Por favor, déjeme demostrarle que puedo ser bueno para usted."

Le agarro del pelo, tirando su cabeza hacia atrás para mirarle a los ojos. "Ya eres bueno para mí", gruño, esto, al menos, es completamente genuino.

Lo que sigue es una sinfonía de gemidos y súplicas. Su boca hace cosas que me hacen ver estrellas, Me lleva al borde una y otra vez, manteniéndome allí hasta que estoy temblando, gruñendo, suplicando.

"Alex", advierto cuando siento que no puedo más. "Alex, voy a..."

Pero no se aparta. Al contrario - me toma más profundo, gimiendo alrededor de mi polla. Tengo que agarrarlo del pelo y separarlo de alli como si estuviera separando un gato de un saco de pienso, porque después de esto, no pienso correrme simplemente con una mamada.

Le agarro por la nuca y le atraigo hacia mí, besándole con toda la intensidad que siento. Cuando nos separamos, sus ojos están desenfocados de deseo.

"Date la vuelta", ordeno. "Sobre tus manos y rodillas."

Obedece instantáneamente, presentándose ante mí de una manera que me hace gruñir. Me posiciono detrás de él, admirando cómo tiembla de anticipación.

"¿Color?", pregunto, más por costumbre que por necesidad.

"Verde, señor", responde sin dudar. "Por favor..."

Entro limpiamente, sin ningún recuerdo de lo imposible que fue la primera vez, y su cuerpo me recibe como si hubiera sido creado para esto. Para mí. Se mueve conmigo en perfecta sincronía, cada gemido en sinestesia con la fricción de sus interiores

Le follo duro, marcando cada empuje con una palmada en su culo ya enrojecido. Sus gemidos son música para mis oídos, especialmente porque ahora sé que son completamente genuinos. No hay más capas, no hay más máscaras - solo Alex, rindiéndose completamente.

Cuando finalmente le permito correrse, es con mi nombre en sus labios y mis marcas por todo su cuerpo. Se desploma debajo de mí, temblando y jadeando.

Me tumbo a su lado, atrayéndolo contra mi pecho. Se acurruca inmediatamente, como siempre hace, y por primera vez me permito disfrutar plenamente de este momento de vulnerabilidad compartida.

"Mierda", pienso mientras recupero el aliento. "Esto es un polvo de reconciliación."

Su risa suave contra mi pecho es toda la respuesta que necesito. Por ahora.

Mañana ya lidiaremos con todo lo demás - con el trabajo, con los límites, con esta nueva dinámica que estamos construyendo. Por ahora, solo quiero disfrutar de tener a mi sumiso (mi Alex, susurra una voz en mi cabeza que decido ignorar) seguro en mis brazos.

Y si mi lado protector está prácticamente ronroneando de satisfacción... bueno, supongo que algunas batallas están destinadas a perderse.

Como conocí a mi sumiso 11: True Detective

Xtudr, el chat esencial para los fetichistas gays, te conecta con miles de chicos en tu área que comparten tus gustos. Disfruta de la comunicación instantánea enviando y recibiendo mensajes.

Explora una forma rápida, sencilla y divertida de conocer gente nueva en la red de encuentros para chicos líder como Si.

Con Xtudr, puedes:

- Crear un perfil con fotos y preferencias.

- Ver perfiles y fotos de otros usuarios.

- Enviar y recibir mensajes sin restricciones.

- Utilizar filtros de búsqueda para encontrar tu pareja perfecta.

- Enviar y recibir Taps a tus favoritos.

Regístrate en la aplicación fetichista y BDSM más popular y comienza tu aventura hoy mismo.

https://www.xtudr.com/es/relatos/ver_relatos_basic/41858-como-conoci-a-mi-sumiso-11-true-detective