Se volvieron a duchar. Héctor le preguntó al chico si ya debía regresar a su casa y éste le dijo que cuando salieron del polideportivo había whatsappeado con su madre y le había dicho que llegaría tarde, que se había encontrado con un compañero de la universidad y que le había pedido que fuera a su casa para explicarle unos temas de una asignatura. La madre sabía que a él le iba bien en los exámenes, lo entendió y hasta felicitó a su hijo por ser buena persona. Y en realidad lo era, le había vaciado bien los cojones a un macho que acababa de conocer.
• Héctor: “Entonces quédate a cenar conmigo y luego te vas… cocino bien y tengo la cena medio hecha”
• Bernardo: “Acepto, pero con la condición que yo me ocupe de servir, recoger y fregar los platos, para mí será un gusto, pero no tanto por la comida, sino por servir y estar más tiempo con un machote como tú, porque para mí un hombre cuanto más grande la tiene lo veo más macho… además estar más tiempo con el que me acaba de reventar el culo y me lo ha dejado ardiendo como lo tengo ahora mismo es un placer”
• Héctor (sonriendo mientras iban los dos a la cocina): “No lo pareces en absoluto, pero eres tremendo maricón, y no lo digo en el sentido en que muchas veces se usa esa palabra, porque plumas no tienes ni una, sino en el sentido de que te gustan los machos, las pollas y que te den por el culo”
• Bernardo: “Pues en ese sentido tienes razón, soy un gran maricón”
Salieron con la comida de la cocina. Héctor la puso en el centro y Bernardo puso los platos, los vasos y los cubiertos, Héctor se sentó en la cabecera de la mesa y Bernardo le sirvió el plato, luego el suyo, y se sentó a un lado. Mientras comían, no era una cena copiosa, conversaban.
• Héctor: “Oye, ¿y qué estudias en la Universidad?
• Bernardo: “Primer año de Economía”
• Héctor: “Pues yo soy profesor, pero no de esa facultad”
• Bernardo: “¿De qué das clases?
• Héctor: “Álgebra, en Matemáticas”
• Bernardo: “Lástima que no seas mi profe”
• Héctor: ¿Sabes el significado que tiene Bernardo, tu nombre?”
• Bernardo: “No, sólo sé que me lo pusieron porque mi abuelo se llamaba así”
• Héctor: “Pues quiere decir fuerte como un oso… tengo un librillo en la biblioteca con el significado de cientos de nombres”
• Bernardo: “¿Y el tuyo qué significa?”
• Héctor: “Poseedor, el que tiene”
• Bernardo (sonriendo): “Pues por lo que veo tienes… y si quieres a partir de hoy puedes tener algo más entre tus propiedades, puedes poseer, entre tus cosas, a un oso maricón” (luego cambiando la cara y poniéndose serio)… “aunque no sé si te guste, con el aspecto que tengo… en realidad, ni yo mismo me gusto, ni que me vean así… además nunca un hombre se ha fijado en mí, he visto como miran a otros pero a mí nada y eso me jode cada vez más”
• Héctor: “Tienes tremendo culazo”
• Bernardo: “¿Y qué? si ni me miran”
• Héctor: “A ver, no te ves nada mal, lo que debe estar sucediéndote es que los hombres que buscan, que les gustan otros como yo, te descartan porque te ven claramente hetero, no dejas lugar a dudas… yo mismo te reconozco que te vi y ni se me pasó por la cabeza acercarme a ti, seducirte, no veía la más mínima posibilidad y me dediqué a lo que iba, a relajarme en la sauna, acostarme, sudar… fue después, cuando me di cuenta de que me mirabas y además que mirabas fijamente a mi polla, cuando empecé a dudar, y así y todo fui con algo de cautela, me abría de piernas, me toqué la polla… ahí fue cuando ya buscaba algo contigo, evaluaba tu reacción, que no fue otra que mirar aún más fijamente y quizás ni te diste cuenta pero abriste la boca, salivaste, tragaste y la dejaste medio abierta”
• Bernardo: “Es que con una polla así de grande me quedo como tonto, mirando… ¿pero ves como tú mismo lo reconoces?, ni siquiera me miraste al entrar en la sauna… no me gusta como soy… no es que quiera parecer una chica pero tampoco me gusta este aspecto tosco, rudo, hasta de cateto”
• Héctor: “Pero eso se puede modificar… por lo menos un poco, yo tampoco te recomiendo travestirte ni vestirte todo maricón y si lo hicieras no tendrías éxito, con tu constitución parecerías ridículo, grotesco… pero algo se puede hacer”
• Bernardo: “¿Sí?”
• Héctor: “Sí, creo que podría ayudarte… si te dejas… lo primero que se me ocurre ahora es quitarte todos esos pelos, eres muy velludo y eso te aporta un aspecto muy recio, masculino… pero no sé, si quieres pensártelo o ver que opinan tus padres”
• Bernardo: “Bueno ya tengo 18… pero sí, no está mal ver antes la reacción”
• Héctor: “Y luego… creo que tendríamos que cambiar un poco tu forma de vestir, si quieres nos vamos a una tienda y te compro ropa”
• Bernardo: “Yo a ti te dejaría hacer conmigo lo que quieras… siempre que me des polla… pero además si logras algo en ese sentido te lo agradecería”
• Héctor: “En relación con eso, tu nombre, aparte de su significado que el 99% de la gente no lo sabe, suena en sí muy masculino… creo que será mejor llamarte Berna”
• Bernardo (sonriendo): “Nunca me llamaron así, cuando niño Bernardito o Berni… pero nunca Berna… termina en “a” como muchos nombres femeninos… al final conmigo tú eres el único macho, por mucho que yo parezca lo que parezco”
• Héctor (riéndose): “Veo que no tienes remedio, has nacido para ser maricón, o puta, o como queramos llamarte… pero además tiene sentido porque con ese culazo que tienes y una polla más bien pequeña…”
• Bernardo: “Sí macho para que me la metan, para que me metan esas pollas grandes que desde niño me han interesado… no para meter nada en ninguna parte”
• Héctor: “Yo nunca ni te la tocaré, nunca lo hago, pero además a uno como tú hay que hacerle sentir de otra forma, el maricón no puede sentir como un macho”
• Bernardo: “Exacto, eso quiero”
• Héctor: “Berna, me siento muy bien contigo y mi casa estará siempre abierta para ti, si quieres te puedes quedar pero ya es tarde, ¿qué piensas hacer? a tu madre le dijiste que no ibas a cenar pero…”
• Bernardo (mirando la hora en el móvil): “¡Cojones es tarde! Bueno le mando un mensaje que me compliqué porque… llegaré en hora y media, con el primer bus nocturno porque ya…”
• Héctor: “Nada de eso, te acerco yo en el coche, que en coche no es nada… me habías dicho que vivías cerca del polideportivo, ¿no?”
• Bernardo: “Sí a unos 500 metros o así”
• Héctor: “Pues andando nene”
• Bernardo (ya dentro del coche y sonriendo pícaramente): “Te voy a contar un secreto… cuando estamos como ahora no me molesta nada que me llames nene… pero en la cama prefiero que me llames maricón, puta, zorra… lo que ya sabes que soy en definitiva”
• Héctor: “Berna, no tienes remedio… oye una cosa, ya te ofrecí mi casa… y mañana es sábado, ¿crees que podrías arreglar las cosas para quedarte a dormir mañana? te llegas por la mañana y te regresas el domingo por la tarde, ¿qué te parece?”
• Bernardo: “Me parece genial… y ya veo que me quieres destrozar el culo todo el finde, cabrón, con esa enormidad que tienes entre las piernas”
• Héctor: “Te duele, ¿no?... bueno, si quieres esperar a que se recupere tu culo lo entiendo perfectamente, hasta me parece lógico”
• Bernardo: “Me duele sí, pero ya viste como aguanto el dolor y no sólo eso, ¿viste como yo mismo empujé para metérmela completa?, me gusta esa punzada inicial… te conté que desde que me di cuenta que me gustaban los pollones supe que tendría que aguantar”
• Héctor: “¿Entonces qué? ¿te espero mañana?”
• Bernardo: “En cuanto desayune voy directo para tu casa”
• Héctor: “Mira ver si sondeas a tus padres para depilarte mañana mismo, yo en cuanto desayune voy al súper que lo tengo muy cerca y compro las cremas, ya las he visto para hombres, una de piel normal y otra para ciertas partes, para zonas sensibles”
• Bernardo: “Cómpralas, estoy seguro que no se opondrán, les voy a montar el cuento de que en la Uni no encajo con mi aspecto”
• Héctor: “Bien, porque por esa vía también podré cambiar tu forma de vestir, cambiarte de Bernardo a Berna, mi hembra, mi puta”
• Bernardo (mirándole): “Me encanta que hayas dicho “mi” porque eso quiero, ser tu hembra, tu maricón, quiero sentirme propiedad de un macho súper pollón”
• Héctor: “Vas a hacer que se me ponga dura de nuevo y ya estamos llegando, tranquilízate… pero que sepas que me has gustado mucho, y si todo sigue así, sí que quiero tenerte para mí… mira creo que ya hemos llegado ¿no?”
• Bernardo: “Sí, aquel es mi edificio… ¿no me vas a dar un beso de despedida machote?”
• Héctor: “Berna, no aquí… estamos en la calle y tú muy cerca de tu casa, esas cosas déjalas para cuando estemos solos… pero además un señor no le da un beso a una puta en plena calle”
• Bernardo: “Además de pollón, todo un cabrón… me gustas”
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