Martes, 23 de septiembre. 16,09 horas.
Kamar había aparecido a la hora prevista. Ante él Jorge tuvo una sensación de incomodidad porque sintió que la ropa del dignatario era mucho más apropiada que la suya, la cual había comprado en una tienda de Zara en Madrid y que le daba aspecto de turista; en cambio Kamar parecía un auténtico príncipe de Las Mil y Una Noches con su túnica azul bordada en el cuello y los puños con hilo dorado. Se saludaron con afabilidad y juntos empezaron a saborear un riquísimo té que el anfitrión ordenó que estuviese ardiendo, recordando los gustos del invitado.
—Señor Rojo, el té de su casa es excelente. Muchas gracias por recibirme estando usted tan recién llegado, imagino que apenas se estará haciendo cargo de todo.
—Así es, así es. Le confieso que todavía me siento como soñando, supongo que me iré acostumbrando a cuanto me rodea, pero ahora mismo no sé siquiera si sería capaz de llegar a mi dormitorio sin ayuda.
Kamar mostró una amable sonrisa de complicidad.
—Seguro que pronto se hará con las riendas, estoy seguro. Como sabe la producción de su hacienda es fundamental para Ketiris: es totalmente estratégica. Sin su ketirita el país se vendría abajo. Necesitamos que usted mantenga el correcto nivel de producción, y si se presentara cualquier imprevisto informe de inmediato a las autoridades.
—Creía que eso funcionaba solo, ¿no es así?
—Técnicamente usted no tiene que hacer nada, por supuesto; pero cada trimestre un responsable le presentará un sencillo informe dándole cuenta de si se han alcanzado o no los objetivos previstos, y si en cualquier momento hubiera un problema grave también vendría antes para comunicárselo. De ser así debe ponerse en contacto con el Consejo para que podamos ayudarle a afrontar cualquier dificultad.
—¿Le llamaría por teléfono entonces?
—Eso es.
—¿Y cuando me quede sin batería? No he visto muchos enchufes por aquí, ni tengo cargador.
—Tranquilo, no se descargará; y si lo pierde Yusuf le va a proporcionar otro. Usted siempre tendrá comunicación con el Consejo si lo necesita.
—De acuerdo.
—La ketirita es nuestra principal preocupación, pero en realidad son muchas las producciones de su hacienda; y su único cliente es el Estado, de modo que vamos incrementando su dinero a medida que se realizan entregas de ketirita, oro, cobre, pescado… todo eso funciona autónomamente.
—Como espero que le hayan ya informado esta visita no es oficial, espero que me considere su amigo en adelante; mi propósito es ayudarle a que se sienta bien.
—Y créame que se lo agradezco, señor Abumón.
—Cuando estemos a solas puede llamarme Kamar, señor Rojo.
—Si usted es Kamar yo tengo que ser Jorge, ¿no le parece?
—Claro, sí, Jorge —dijo el ketirí con una gran sonrisa.
—Pues ahora que estamos en confianza debo decirle que al haber adquirido nuestra nacionalidad su apellido, Rojo, nos resulta extraño y sobre todo difícil de pronunciar.
—¡Pero si usted lo dice admirablemente! —protestó Jorge.
—Gracias, es cierto; no me refiero a mí, sino a la mayor parte de la gente, que solo conoce el idioma ketirí. Por eso quería proponerle que lo cambie por otro más usual; y también le pido que elija un dibujo o emblema oficial para su hacienda.
—O sea, ¿me pide que cambie “Jorge Rojo” por algo más pronunciable?
—Solo “Rojo”. El nombre Jorge puede conservarlo, ya que aunque tampoco resulta sencillo de decir para la mayoría será su apellido el que se aplique a su hacienda; digamos que representa su nombre oficial, mientras que “Jorge” queda reservado para los íntimos.
Era cierto que cada vez que escuchaba su apellido en labios extranjeros se encontraba con intentos que solo se aproximaban, por culpa de esa erre fuerte y esa jota, fonemas ausentes de la mayoría de los idiomas. Entonces tuvo una idea; Jorge siempre había presumido de su nombre y lo relacionaba con la leyenda medieval del santo vencedor del dragón, aunque secretamente simpatizaba más con la bestia que con el héroe.
—¿Y puedo tomar el apellido inventado que quiera?
—No veo por qué no.
—¿Cómo se dice “dragón” en ketirí?
—¿Dragón? Se dice “tharakos”; es una palabra de origen incierto, posiblemente viene de un término fenicio y otro griego mezclados.
—Deseo entonces que ese sea el nombre de mi hacienda, y su emblema sea un dragón.
—Muy bien. Permita entonces que lo salude como es debido, elí —dijo Kamar al tiempo que se ponía en pie. Juntó las palmas de las manos y pegó las muñecas al pecho mientras mantenía la punta de los dedos apuntando al pecho de Jorge, que también se había puesto en pie. Sonrió y dijo: —Sharos, Tharakos.
Jorge estaba un poco azorado porque no sabía qué decir ni hacer.
—¿Cómo? —exclamó un poco perplejo.
—“Sharos” vendría a ser algo así como “salve”, o “te saludo”; y la respuesta debería ser “sharos” y el nombre del interlocutor.
—Es decir, en este caso, “sharos Kamar”.
—No, no, me refería al nombre de la hacienda, por tanto referido a mí sería Abumón, y el saludo “sharos Abumón”. El nombre completo, en mi caso Kamar Abumón, se utiliza normalmente en fórmulas oficiales; en el caso de usted ahora sería Jorge Tharakos. Por lo general el nombre lo consideramos algo íntimo, y su uso queda reservado para gente de confianza, especialmente si se usa solo, pero incluso seguido del nombre de la hacienda no se suele emplear con los subalternos. Tenga en cuenta que cada hacienda tiene un nombre exclusivo, por tanto se puede usar sin equívocos. Yo soy el único Abumón, y usted el único Tharakos, en cambio Kamar o Jorge puede haber otros. Tomo nota del cambio, que será publicado para otorgarle validez legal; de inmediato le será enviado un pasaporte con su nuevo nombre oficial, así como otros documentos de identidad y propiedad corregidos. Me acaba de indicar el emblema, un dragón, que al ser tan diferente del resto de emblemas de las haciendas puede exhibir en la forma que quiera; ya solo falta que elija librea.
—¿Qué es la librea? Disculpe mi ignorancia, Kamar.
—No se preocupe. Cada hacienda tiene un color específico que la caracteriza; el mío por ejemplo es el azul. Bueno, en realidad he hablado de un color cuando ciertamente son dos, aunque el primero es el más importante; como sería imposible tener colores exclusivos con tantas haciendas como existen elegimos dos, que ya sí forman una combinación única, por ejemplo los míos son el azul y el morado. Quedan excluidos el blanco, el negro y el dorado, que cualquiera puede emplear libremente; Benassur usaba marrón y amarillo, por ejemplo.
—Sí, ya lo he visto por ahí —dijo Jorge, al que esta combinación particular le resultaba muy sosa, a pesar de que se mezclaba admirablemente con el blanco el negro y el dorado.
—¿Quiere pensarlo detenidamente? No hay por qué elegir ahora —repuso Kamar, quien en realidad sí esperaba salir de la reunión con este asunto ya cerrado.
—Oh, no es necesario esperar. Lo que pasa es que no sé si mi elección sería factible, es decir, tal vez dé la casualidad de que ya corresponda a alguna de las haciendas.
—Por eso no se preocupe, yo se lo diría inmediatamente, pues recuerdo cada librea de Ketiris.
—Bien, en ese caso me gustaría elegir naranja y turquesa.
—¡Excelente elección! De hecho el turquesa no se había usado hasta ahora, y tampoco usa naranja como color principal. La única hacienda con una librea ligeramente parecida sería Asier, de Betia, que lleva verde y amarillo; pero el turquesa en realidad es azul, y el naranja se distingue bien del amarillo, además los colores principales no se parecen sería imposible confundirse. En definitiva: no hay problema. Encargue entonces al mayordomo que aplique la nueva librea para las vestiduras, documentos y todo lo demás. Como le he dicho le enviaré nuevos documentos oficiales, entre ellos la concesión del título de nobleza; es decir, oficialmente usted es el Alto Jorge Tharakos.
Las palabras de Kamar sonaron a música celestial en los oídos de Jorge; en adelante podía comprar esclavos selectos, algo que le provocó deliciosas cosquillas en los testículos.
13. Sharos, Tharakos
Xtudr, el chat esencial para los fetichistas gays, te conecta con miles de chicos en tu área que comparten tus gustos. Disfruta de la comunicación instantánea enviando y recibiendo mensajes.
Explora una forma rápida, sencilla y divertida de conocer gente nueva en la red de encuentros para chicos líder como amomadrid8.
Con Xtudr, puedes:
- Crear un perfil con fotos y preferencias.
- Ver perfiles y fotos de otros usuarios.
- Enviar y recibir mensajes sin restricciones.
- Utilizar filtros de búsqueda para encontrar tu pareja perfecta.
- Enviar y recibir Taps a tus favoritos.
Regístrate en la aplicación fetichista y BDSM más popular y comienza tu aventura hoy mismo.
https://www.xtudr.com/es/relatos/ver_relatos_basic/41901-13-sharos-tharakos