Era un edificio de obra nueva. Habían aprovechado el terreno liberado después de un derrumbe de lo que quedaba de un anterior, y en desuso, local de venta de ropa de segunda mano. Tenía 4 plantas, con garaje y trasteros en el sótano y parte de la planta baja. Hasta la tercera había viviendas de 2 y 3 dormitorios. Pero la CUARTA PLANTA, debido a la demanda de posibles compradores solos o sin familia, que no requerían de varias habitaciones, el arquitecto la construyó diferente, por fuera tenía una estética también distinta lo cual le daba más belleza al edificio, e interiormente había un solo piso de dos habitaciones y tres apartamentos de una habitación.

CUARTO A.
Alan de 32 años y María de 31 estaban contentísimos, llevaban seis años de casados y habían tenido que vivir de alquiler. Tenían buenos salarios y dos años después del matrimonio empezaron a pagar la propiedad aún en planos. Habían pasado una temporada con limitaciones al tener que simultanear el alquiler con las cuotas de pago adelantado del piso al que acababan de mudarse. Alan tenía plaza de funcionario y María había sido ascendida a jefa de departamento en unos grandes almacenes superconocidos.
María era una mujer guapa, pero Alan lo era más, tenía una media melena muy cuidada de color castaño claro, iba dos veces por semana al gimnasio y tenía muy buen cuerpo. Muy buenos pectorales y glúteos, en parte por naturaleza y en parte por el gimnasio donde hacía énfasis precisamente en esos músculos. De adolescente había tenido algunas prácticas homosexuales puntuales con uno de sus amigos del instituto, a quien se la mamaba y que se la clavó varias veces, aunque luego estas experiencias no continuaron en el tiempo. Pero le seguía gustando ponerse pantalones apretados, sobre todo en el culo. Cuando compraba uno se miraba en el espejo del probador y se aseguraba que le marcara bien las nalgas. Aun así, no le iba mal con su mujer, no follaban demasiado, ella no le demandaba mucho, y con los años un poco menos, pero la pasaba bastante bien con ella dentro y fuera del sexo.
CUARTO B
Ferrán tenía 44 años, había terminado con su mujer desde hacía dos años, pero se había mantenido compartiendo casa con ella. Se enteró enseguida de la nueva construcción y prefirió pagar el contrato de arras y las cuotas de la propiedad en plano y aguantar su vida con su ex antes que irse de alquiler. De hecho, era fontanero de la constructora de la obra, aunque no había trabajado concretamente en ella. Era un hombre guapo, masculino, rapado, con barba, moreno, locuaz y muy decidido en cualquier cosa de su interés. En su adolescencia y temprana juventud se había follado a más de un chico, siempre de varios años menores que él, siempre siendo él el activo, ya en aquel entonces con claros rasgos de dominación, y ahora seguía follándose a alguno de vez en cuando.
CUARTO C
Antonio de 45 años también estaba recién...